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ОглавлениеDE LOS PANFLETOS DE MAYO DEL 1968 A LOS FOROS DIGITALES DEL SIGLO XXI: OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS DE LA COMUNICACIÓN INTERNACIONAL EN LA ARTICULACIÓN GLOBAL DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Juan Luis López-Aranguren
INTRODUCCIÓN
La percepción generalizada es que la revolución cultural y el impacto político posterior que produjo el movimiento de Mayo del 68 se limitó a Occidente. Sin embargo, esta corriente nacida en las calles de París se extendió a diferentes sociedades de todo el mundo, sobrepasando las fronteras de lo que Huntington consideraría como la civilización occidental, hasta llegar incluso a afectar a sociedades muy alejadas tanto geográfica como culturalmente del estándar occidental como es la sociedad japonesa. La hipótesis de partida para este artículo es que la dimensión a través de la cual se produjo esta expansión global fue la comunicativa y no la política. De esta forma, este artículo explorará, en primer lugar, cuál ha sido el impacto de la dimensión comunicativa en la expansión global de la revolución cultural de Mayo del 1968 tomando, entre todos, el estudio de caso de la sociedad japonesa y las protestas de la nipona All-Japan League od Students Self-Government (全日本学生自治会総連合, Zen Nihon Gakusei Jichikai Sō Rengō) abreviada popularmente como Zengakuren (全学連).
En segundo lugar, se estudiarán las propuestas tanto políticas como relativas a la familia de dichas propuestas en atención a su adaptación a estas diferentes realidades culturales, tan diferentes como pueden ser la occidental y la japonesa. En tercer y último lugar, se estudiará de qué forma, cincuenta años después de los sucesos de Mayo del 68, se ha articulado a través de medios online distribuidos un movimiento cultural transnacional que busca contestar intelectualmente y corregir socio-políticamente la llamada ideología de género en diferentes sociedades del planeta.
1. DE PARÍS A OCCIDENTE Y LUEGO AL MUNDO: EL PAPEL DE LA DIMENSIÓN COMUNICATIVA EN LA EXPANSIÓN GLOBAL DE MAYO DEL 68
Un debate existente entre los ámbitos académicos y políticos es el de si Mayo del 1968 puede considerarse como un movimiento contestatario francés que luego se extendió al resto de Occidente adquiriendo nuevas características supranacionales o si fue un movimiento puramente occidental surgido como tal desde su origen. Este debate es más ambicioso incluso al introducir una nueva sociedad no occidental como es la japonesa en la cronología y el espectro de sucesos que formaron estos sucesos. La primera hipótesis entronca con una concepción tradicional westfaliana del mundo en el que las realidades sociales se acomodan a las realidades políticas que las contienen. En este sentido no se podría hablar propiamente de un movimiento de Mayo del 68 global, sino de una sucesión de fenómenos puramente nacionales que se concatenaron sucesivamente en un espectro global. Sin embargo, la segunda hipótesis de un movimiento surgido ya en sus orígenes con características puramente occidentales y que se fue extendiendo de forma natural por los países que conformaban esta colectividad cultural entroncaría con una concepción huntingtoniana del mundo en el que las unidades básicas de articulación colectiva social no son los Estados, sino las civilizaciones.
Este debate revelaría no solamente las mecánicas básicas que determinaron el nacimiento y evolución del movimiento de Mayo del 68, sino también la propia naturaleza de la sociedad: si movimientos supranacionales nacen como tales ya desde su mismo origen, sin una necesidad ulterior de adopción de nuevas características estructurales, resultaría consistente con los datos empíricos el hablar de una sociedad supranacional, al menos en lo que respecta a ciertas dimensiones. Ya Klimke y Scharloth (2008) apuntaron que «no existe ninguna duda de que las sociedades europeas fueron fundamentalmente transformadas como resultado de los eventos de Mayo de 1968». En este mismo sentido, si este movimiento se extendió a sociedades no occidentales como la japonesa, se podría argumentar la existencia de patrones comunes a diferentes sociedades no solamente ya transnacionales, sino también «transcivizacionales».
Tal y como ha indicado Schulz-Forberg (2009), algunos de los autores que han explorado esta posibilidad de una sociedad transnacional han sido, entre otros, Tony Judt en su obra Postwar (2005) al integrar las historias políticas de Europa Occidental y Europa del Este desde una perspectiva integradora en una narrativa civizacional única. Cierto es que, tal y como señala Schulz-Forberg, el tratamiento de Judt de Mayo del 68 es, en palabras de Geroge Elley, «one of the weakest of the book [offering] an oddly diffuse and decontextualized treatment of the surroundings cultural radicalism» (2008, 199). Sin embargo, el hecho de que la interpretación de Mayo del 68 como un movimiento supranacional desde sus mismos orígenes se extienda no solamente al campo de la antropología social sino también a la historiografía y la ciencia política refuerza su consideración como una manifestación civizacional.
Y aquí surge la primera pregunta sobre la que articular la primera hipótesis: si Mayo del 68 es un fenómeno supranacional y no se ha canalizado originariamente desde la política, ¿ha podido ser canalizado, saltando de país en país, desde la dimensión comunicativacultural? Para responder a esta incógnita será necesario ampliar el espectro de estudio hasta incluir entornos culturales no occidentales, como es el caso de Japón.
2. MAYO DEL 1968 EN JAPÓN: LA EXPANSIÓN TRANSCIVIZACIONAL GLOBAL DE UN MOVIMIENTO
En el país nipón, tres movimientos simultáneos se manifestaron a la vez integrando de lleno al país asiático en el eje de sociedades afectadas por el terremoto de Mayo del 68. En primer lugar, se dieron protestas estudiantiles en la Universidad de Tokio, reclamando reformas del sistema universitario nipón. En segundo lugar, movimientos anticontaminación se extendieron por Japón ante una industrialización cada vez más agresiva, base del milagro económico japonés. En tercer y último lugar, movimientos de protesta contra la ratificación del Tratado de Seguridad Mutua entre los EE. UU. y Japón (Treaty of Mutual Cooperation and Security Between the US and Japan, 日本国とアメリカ合衆国との間の相互協力及び安全保障条約, Nihon-koku to Amerika-gasshūkoku to no Aida no Sōgo Kyōryoku oyobi Anzen Hoshō Jōyaku) abreviado popularmente como Anpo jōyaku (安保条約) o simplemente Anpo (安保).
Tal y como Oguma Eiji (2015) ha estudiado, la oposición al Anpo jōyaku vino principalmente articulada por la organización estudiantil Zengakuren, que fue tomada por activistas disidentes del Partido Comunista Japonés (Japanese Communist Party, JCP, 日本共産党, Nihon Kyōsan-tō) que rompieron con la organización matriz tras la represión comunista contra la Revolución de Hungría en 1956. Estos estudiantes se agruparon en la Japan Revolutionary Communist League, JRCL, (日本革命的共産主義者同盟, Nihon Kakumeiteki Kyōsansugisha Dōmei) y se hicieron con el control de la Zengakuren. Sin embargo, la imposibilidad de impedir la ratificación del Tratado de Seguridad entre EE. UU. y Japón en 1960 llevó a esta organización a una crisis y a su posterior disolución y fragmentación en diferentes organizaciones pequeñas enfrentadas entre ellas o «sectas». Resulta significativo que se empleaba la expresión anglosajona en katakana de sekuto, セクト, en lugar del equivalente en japonés de Gakuha, 学派, «corriente, escuela o secta de pensamiento», que podría ser más tradicional. Esto muestra un fuerte proceso de inculturación en la sociedad japonesa por el cual no solamente se adoptan manifestaciones políticas y sociológicas foráneas, sino también las expresiones asociadas a las mismas. Esto refuerza la idea de un canal comunicativo transnacional a través del cual se han articulado los movimientos de Mayo del 68 en todo el planeta, por encima de las manifestaciones políticas específicas de cada país.
Los elementos más activistas de estos grupos se reunificaron posteriormente bajo la All-Campus Joint Struggle League, Zenkyōtō, 全共闘, siguiendo el impulso global de Mayo del 68. Esta nueva organización llevó a cabo campañas de un gran impacto comunicativo que sorprendió a una sociedad japonesa no habituada a percibir dichas manifestaciones de oposición política y cultural. Un ejemplo de esto fue la protesta en octubre de 1967 cerca el aeropuerto de Haneda y el enfrentamiento con la policía en un intento de impedir la visita del primer ministro Sato Eisaku a Vietnam para apoyar públicamente la colaboración militar entre Vietnam del Sur y EE. UU. Tal y como Oguma narra, la dimensión comunicativa tuvo un impacto máximo:
Students wearing plastic construction helmets and wielding two-by-fours overpowered lightly armed police. Images of the violent confrontation, in which one student activist was killed, were broadcast on national television news programs in vivid color, at a time when color televisions had only recently become widespread. Younger students and workers who had missed out on the 1960 protests were enthralled by the heroic struggle they witnessed on their televisions and the recently moribund Zengakuren sects saw a surge in membership and participation (Oguma, 2015).
La dimensión de defensa adquirió un nuevo protagonismo conforme se acercaba la fecha de 1970, ya que el Tratado de Seguridad entre EE. UU. y Japón tenía una duración inicial de diez años y debía decidirse su renovación. En este contexto, el movimiento Zenkyōtō logró una nueva oportunidad para visibilizar su capacidad de movilización allí donde Zengakuren había fallado. La opinión pública, sin embargo, no era tan partidaria de los postulados anti-estadounidenses de estas organizaciones: según indica Oguma basándose en encuestas de opinión de la época, menos del 20 % de los estudiantes universitarios (el colectivo demográfico más próximo a estas tesis) apoyaban activa o pasivamente este movimiento, mientras que el 80 % restante se mostraban indiferentes o se oponían directamente a estas propuestas. Esto indicaría que apenas el 4 % de la población japonesa entre los 18 y los 25 años aproximadamente, unos 300 000 estudiantes, participaron en las manifestaciones o las apoyaban (Oguma, 2015).
El impacto de la dimensión comunicativa en el nacimiento y en la articulación de este movimiento no fue algo único de 1968. Tal y como Oguma explica:
1848 in Europe was a tim when print media were spreading. However, in contrast to print, visual images broadcast in TV or color photo printing could transcend language divisions. It made possible wide geographical influence and had the capacity to stimulate the imagination, while being less demanding in terms of understanding. This resulted in a qualitative change in the mutual resonance of the movements (Oguma, 2018).
En este sentido, cuanto menor es el esfuerzo requerido para descifrar el mensaje, mayor es la capacidad de extenderlo. De esta forma, la irrupción de la televisión en la dimensión comunicativa global supuso un hito fundamental en la articulación global de fenómenos sociales como ocurrió con Mayo del 68. Sin la televisión, difícilmente este movimiento podría haberse articulado de forma global en sociedades tan diferentes como la occidental y la japonesa. Esto llegó incluso al punto de que los propios atuendos y diseño de las manifestaciones de los activistas se prepararon con la cobertura televisiva en mente, por encima de otras consideraciones: por ejemplo, los activistas de Zenkyōtō comenzaron a llevar cascos rojos, ya que eran más reconocibles en las coberturas televisivas:
Japan’s new left groups wore colorfully painted helmets. According to the recollection of a veteran activist, when he asked young activists in his group why they painted their helmets red during 1967 demonstrations, their reply was ‘red is a good color for television (Oguma, 2018).
Finalmente, el movimiento Zenkyōtō fue neutralizado por la policía y falló en su objetivo de impedir la renovación del Tratado de Seguridad entre EE. UU. y Japón. Parte de esta desintegración viene explicada por la propia dimensión comunicativa que ayudó a crearla: los activistas más radicalizados de Zenkyōtō formaron o se integraron en grupos terroristas de extrema izquierda y viajaron al extranjero a participar en conflictos foráneos o bien fueron arrestados por la policía en operaciones con una intensa cobertura mediática. Entre los primeros se encuentran los activistas que secuestraron un avión de pasajeros y lo desviaron a Corea del Norte o los que se unieron a guerrillas palestinas. Entre los segundos se encuentran los que formaron parte del United Red Army (Rengo Sekigun) y en febrero de 1972 fueron desarticulados tras el asalto policial a su guarida montañosa en Asama Sanso, en el que murieron 12 terroristas. Tal y como Oguma lo cuenta:
After a dramatic armed standoff with police, broadcast live on national television, the surviving members surrendered. The grisly incident was a tremendous shock to the few remaining student activists, and thereafter the student movement fell into total stagnation (Oguma, 2015).
De esta forma, la dimensión comunicativa ha jugado un papel fundamental no solamente en el nacimiento de estos movimientos contraculturales, sino también en su desaparición.
3. LA COMUNICACIÓN DIGITAL COMO DE ELEMENTO DE REACCIÓN A LAS PROPUESTAS ANTROPOLÓGICAS DE MAYO DEL 68 CINCUENTA AÑOS DESPUÉS
En 2018 se cumple medio siglo de Mayo de 1968. Tras este periodo, se puede realizar un diagnóstico a numerosas sociedades del planeta que experimentaron este fenómeno: si bien las propuestas políticas del 68 no se han articulado de forma efectiva (oposición al Tratado de Defensa EE. UU.-Japón, abandono del modelo productivo de libre mercado, etc.), sí lo han hecho muchas de sus propuestas antropológicas (feminismo, cuestionamiento de la familia como estructura social fundamental, negación de los roles naturales hombre-mujer, promoción del aborto como práctica aceptable e incluso liberadora para la mujer, aceptación del consumo de drogas, etc.). Esta dimensión antropológica ha tenido en las sociedades un efecto mucho mayor que el que cualquier propuesta política o ratificación de tratados internacionales podría haber tenido al modificar la misma estructura de la propia sociedad.
Ante esta crisis antropológica, diversas voces han surgido para contestar cultural y comunicativamente al mensaje hegemónico imperante en los medios y en la sociedad post 1968. Y puesto que el papel de los medios de comunicación tradicionales en la generación de la opinión pública, como paradigma comunicativo a nivel global, ha quedado profundamente debilitado al fallar al recoger la pluralidad de ideas políticas, la aparición de internet y sus herramientas de comunicación digital distribuidas han sustituido esta falta de pluralidad. De esta forma, los debates que anteriormente se encontraban limitados al espectro de los medios de comunicación tradicionales (y, por lo tanto, enclaustrados en la mayoría de las ocasiones a los debates nacionales) son ahora articulados en plataformas de comunicación digital en las que los propios receptores son, a su vez, los emisores. Redes sociales como Twitter y Facebook o plataformas para compartir como YouTube o Reddit han sustituido en gran medida el protagonismo de los medios de comunicación tradicionales a la hora de generar, influir y modificar una opinión pública que ha superado las fronteras nacionales hasta tornarse en transnacional.
De esta forma, los movimientos sociales transnacionales han encontrado en las nuevas herramientas digitales una plataforma inigualable para expandirse por todo el mundo. Mediante la sociedad de la información digital, líderes sociales y creadores de opinión han surgido y desplazado a los medios de comunicación tradicionales como los actores comunicativos con mayor potencial futuro de influir en una opinión pública que se ha tornado global. Ante este paradigma, los movimientos que abogan por contestar culturalmente a Mayo del 68 en su dimensión antropológica han encontrado un canal con un enorme potencial para proyectar su mensaje a nivel internacional, convirtiéndose ellos mismos en un movimiento global que supera las fronteras.
El estudio de esta disciplina y la comunicación internacional ha aportado interesantes contribuciones en el pasado. Por ejemplo, ha permitido profundizar en la proyección digital de la identidad sexual en los juegos online (López-Aranguren, 2017, a) o en la adaptación de los servicios de igualdad a la realidad multicultural de las sociedades occidentales modernas (López-Aranguren, 2017, b). Las nuevas herramientas de comunicación digital tienen un alcance tan global como las que impulsaron Mayo del 1968 e igual capacidad modificadora de las sociedades en las cuales interactuamos. Y, de igual manera que en la articulación de ese movimiento en las sociedades occidentales y japonesa, la respuesta comunicativa a estos planteamientos antropológicos también se puede articular de forma supranacional. Foros, redes sociales y plataformas de distribución digital de contenido se han convertido en las nuevas vías de articulación de esta contestación a Mayo del 68. Por ejemplo, el escritor, historiador y youtuber Stefan Molyneux, que presume de dirigir el «mayor espectáculo filosófico del planeta» con 740 000 suscriptores en su canal de YouTube (2018, a) ha alcanzado una popularidad internacional y una fuerte controversia y crítica por parte de los medios tradicionales al criticar los presupuestos antropológicos de Mayo del 68. Otro ejemplo sería el psicólogo clínico Jordan Peterson, quien a lo largo de su carrera clínica elaboró un profundo estudio durante más de 13 años acerca de la forma en la que los seres humanos construyen su propia identidad basándonos en una narrativa. Fruto de su trabajo, en 1999 publicó en la editorial Routledge Maps of Meaning: The Architecture of Belief, en el que exploraba las interpretaciones espirituales y religiosas que tradicionalmente se han dado a los diferentes modelos de héroe.
Este estudio encaja, tal y como se puede deducir, en las razones que se aducen para la actual crisis de valores que existe en la masculinidad fruto, según los participantes en este debate, de la neutralización de los varones, especialmente de los jóvenes, al impedirles desarrollar su propia identidad e, incluso, criminalizarla. Peterson publicó en 2018 en Penguin Random House un segundo volumen en el que exploraba esta misma cuestión pero de forma más accesible para el gran público con una obra titulada 12 Rules for Life: An Antidote to Chaos. Como parte de su promoción de este último libro, Peterson participó en enero de 2018 en una entrevista muy polémica en Channel 4 en la que, a juicio de la comunidad, la entrevistadora asumió una postura claramente hostil, interrumpiendo constantemente al profesor y tratando de encontrar razones para censurar la difusión del libro (Channel 4, 2018). La campaña de hostilidad tuvo exactamente el efecto contrario y el vídeo de la entrevista se viralizó en YouTube hasta alcanzar los 7,6 millones de visitas, provocando que su libro alcanzase el número 1 de ventas en EE. UU., Canadá y el 4.º en Reino Unido.
CONCLUSIÓN
Mayo del 68 se articuló a través de la dimensión comunicativa como un movimiento cultural más que político, logrando traspasar fronteras nacionales y convertirse no solamente en un fenómeno supranacional sino también transcivizacional al llegar a Japón. En el país nipón se manifestó gracias a la cobertura de los medios de comunicación y a la dimensión cultural y educativa de la nación sin lograr, sin embargo, una articulación política efectiva y sin conseguir detener el Tratado de Seguridad entre EE. UU. y Japón. La desintegración de este movimiento como grupo organizado bajo la organización Zengakuren primero y Zenkyōtō después se produjo, asimismo, como resultado de la dimensión comunicativa al cubrir las cadenas de televisión en vivo las operaciones policiales contra sus miembros más violentos.
Aunque las propuestas políticas de Mayo del 68 no se han implementado, sí lo han hecho las antropológicas, logrando un efecto mucho mayor en la modificación de diversas sociedades del planeta, tanto occidentales como japonesa. Tras cincuenta años de práctica hegemonía cultural y mediática de los presupuestos antropológicos de Mayo del 68 (feminismo, cuestionamiento de la familia, etc.), diversas respuestas culturales y comunicativas se están articulando en la dimensión digital de forma transnacional para contestar intelectualmente a un movimiento ya cincuentenario.
BIBLIOGRAFÍA
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— (2018). «What Was ‘The 1968 Movement’? Japan’s Experience in a Global Perspective», Asia-Pacific Research. June 01, 2018.
SCHULZ-FORBERG, Hagen (2009). «Claiming Democracy: The Paris 1968 May Revolts in the Mass Media and Their European Dimensions». Cuadernos de Historia Contemporánea, vol. 31, pp. 27-53.