Читать книгу Una madre es un piano triste - María Malusardi - Страница 14

Оглавление

«Después de una madre así, sólo me quedaba una cosa: convertirme en poeta». Marina Tsvietáieva. Lo escribe en otro contexto. Otra clase de madre. Otra época, otra cultura. Otro mundo. Sin embargo. Aquí. En esta aseveración. Se cifran mi idiosincrasia y mi destino.

De ahora en más, mi maternidad es la música. Y la imposibilidad. Y ese terreno plausible y abandonado.

El tono de una extracción se afina bajo el ritmo de un vaciamiento. Metrónomo. Diapasón. Y el cuerpo. Se abre. Se despide. Se cierra. Para siempre.

Histerectomía. Es el término médico. Me lleva muchos años incorporar esta palabra.

Todo lo que te dan. Los hijos. Todo lo que se posterga (postergás). Por los hijos. La compensación es una búsqueda mágica que no tiene cabida en mi sistema de creencias.

La ausencia. Entonces duele. La ausencia de qué. Qué nos está faltando cuando algo nunca estuvo. Cuando esa experiencia que se supone «natural» (¿y fecunda?) en una mujer no sucede.

No hay maternidad sin dolor, sin contrapunto, sin bajo continuo.

Una madre es un piano triste

Подняться наверх