Читать книгу Te perdono - Marcelo Laffitte - Страница 6
LA META SUPREMA
ОглавлениеSi hoy recibieras una carta de Dios de manos del arcángel Gabriel, donde Cristo te revelara cuál es su meta suprema para tu vida, ¿Qué crees que te diría? ¿Cuál piensas que es el objetivo mayor del Señor para nosotros?: ¿ser salvos? ¿Ir al cielo? ¿Ser santos? ¿Serle fieles? ¿Ganar a los perdidos? ¿Tener una comunión íntima con Él? ¿Dar gloria a Dios?
Él nos diría en esa carta: “Quiero que seas como yo, que tengas mi imagen”. Todo lo que podamos hablar sobre perdonar o pedir perdón está dentro de esta sencilla meta.
Nuestra meta suprema es ser como Cristo. Por el amor y la gracia de Dios, todo lo que Él permite que suceda en nuestras vidas es usado por nuestro Dios para modelarnos a su imagen.
Esta es la meta más alta de un cristiano. Todas las otras metas están incluidas dentro de esta: “si soy como Cristo entonces soy salvo”, “si soy como Cristo iré al cielo”, “si soy como Cristo seré santo”, “si soy como Cristo seré fiel”, “si soy como Cristo amaré al prójimo”, “si soy como Cristo daré gloria a Dios con mi vida”.
Todas las metas están incluidas en esa meta: la salvación, la justificación, la santificación, el crecimiento en gracia, la glorificación, todo esto será una realidad en nosotros si crecemos conforme a la imagen de Jesucristo.
Si vivo en la carne las consecuencias de ese estilo de vida serán: “Inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones...” (Gálatas 5:19-20, NVI)
Si en cambio logro, pese a mis imperfecciones, llevar mi vida por carriles espirituales, los frutos serán otros: “Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio...” (Gálatas 5:22, NVI)
¿Podemos perdonar si estamos llenos de odios, de celos y de arrebatos de ira?
En cambio, qué distinta puede ser nuestra forma de reaccionar ante los errores de los demás, si nuestra vida está impregnada de amor, de paciencia y de dominio propio.