Читать книгу El Zodiaco - Margarita Norambuena Valdivia - Страница 10

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PISCIS

Terminábamos de tomar nuestros desayunos en un agradable silencio interrumpido solo por el programa matutino de turno en la televisión, cuando Sagitario entró abriendo la puerta principal de un empujón.

Nuestra sala, comedor y cocina no eran más que una gran habitación sin división que quedaba expuesta desde la puerta de entrada.

— ¿Qué pasó? ¿Se les olvidó algo? —Leo alzó una ceja y apagó el televisor. Todos nos giramos hacia Sagitario para saber qué sucedía, ella respondió con una negativa de cabeza.

— Es… tan… no… sé… apareció… de… araña. —trató de explicarse mientras intercalaba grandes bocanadas de aire.

— ¿Qué? —Aries arrugó nariz y frente intentando darle sentido a lo que había oído.

— ¿Araña? ¿Dónde? —levanté los pies mientras vigilaba con cuidado cada rincón que lograba apreciar a mi alrededor. No sé qué escucharon los demás, pero yo oí muy claro que dijo araña.

— Vamos a ver. Ven acá, Sagitario, toma aire y habla. —Libra le indicó uno de los puestos libres de la mesa. Sagitario asintió con la cabeza, cerró la puerta y se acercó a nosotros, pero se quedó de pie cerca de la mesa.

— Comencemos desde el inicio. —pidió Capricornio.

— Tenían una misión: limpiar la sala ésa. —recordó Aries. Sagitario respondió con un efusivo asentimiento de cabeza.

— ¿Llegaron a la bodega? —quiso saber Capricornio, Sagitario repitió su movimiento de cabeza.

— Bien, llegaron a la bodega. ¿Qué pasó después? —Leo hizo un movimiento con la mano para ceder la palabra a Sagitario. Ella se tomó un tiempo para inhalar una gran cantidad de aire antes de hablar.

— Llegaron de la nada, entonces Acuario dijo que era lógico porque era la tapadera perfecta para que así nadie pudiera relacionarlos con lo que pasó anoche. No sé, creo que ellos están detrás de todo esto. Debe ser, ¿no? Porque entonces, ¿qué hacían anoche abajo en los túneles?, además, ¿cómo supieron que estábamos abajo? Seguro alguno de esos tres dijo algo. Entonces Escorpio lo golpeó con la pala y bajamos, pero casi no se podía respirar. No sé qué estaban haciendo allí abajo. El sapo gigante dijo que no bajáramos, pero no teníamos a dónde más ir. Y fue cuando logré escapar y regresar. —soltó casi sin detenerse a tomar aire. Yo no supe si me salté una parte o qué, pero no logré entender una palabra de Sagitario y eso que estaba segura de estar hablando el mismo idioma.

Géminis sacudió la cabeza en un movimiento brusco; me pareció que con eso trataba de regresar el tiempo 20 segundos y volver a escuchar las palabras de Sagitario para intentar darles sentido.

En ese momento me di cuenta de que el resto del Zodiaco miraba a Sagitario como si de pronto le hubiera salido un tercer brazo de la frente.

— A ver, vamos por partes. —Libra fue el primero en hablar, luego de que las palabras de Sagitario dejaran un gran vacío entre nosotros. —Llegaron a la bodega, ¿qué hicieron? —Sagitario tomó aire.

— Llegamos a la bodega y nos repartimos las herramientas para poder trabajar. —comenzó en un tono bastante más moderado que el que había utilizado antes. Leo, Tauro, Cáncer y yo asentimos con nuestras cabezas para indicarle que entendíamos perfecto. —Yo quería la pala, pero Escorpio me dijo que si la usaba tendría que limpiar lo que dejó Cáncer y obvio no, ¡duh!, no iba a hacer eso, así que cambiamos y él se quedó con la pala y yo con el trapeador. Ahora que me acuerdo, Acuario dijo que quería ir a un concierto esta noche, ¿creen que alcancemos? Estoy segura de que no quedan entradas. —hizo una pequeña pausa y esbozó una pícara sonrisa— Pero ya saben, Acuario dijo que el Zodiaco no necesita invitación, entradas o permisos. Yo creo que deberíamos ir, es una buena idea. ¿No creen? —entonces se cruzó de brazos sonriendo mientras subía y bajaba sus cejas y no sé si realmente esperaba alguna respuesta de nuestra parte.

Yo hice mi mejor esfuerzo para entender qué tenía que ver eso con el sapo gigante, además, ¿no habían ido a limpiar la bodega y hablábamos de eso? ¿Cómo fue que terminamos discutiendo lo que haríamos esa noche?

— ¡Sagitario! —Aries golpeó la mesa con el puño— No me interesa saber quién uso qué o qué tienen pensado hacer en la noche. Deja de divagar y concéntrate en lo importante.

Sagitario frunció el ceño y pensé que se quedaría así: de brazos cruzados y enfurruñada, pero como nadie la apoyó, suspiró resignada y tomó asiento entre Libra y Leo, dispuesta a cumplir la orden de Aries, y justo cuando se disponía a hablar golpearon la puerta de entrada.

— Yo iré. —Aries se puso de pie antes de que alguien más pudiera reaccionar.

— De acuerdo, quedamos en que acababan de llegar a la bodega. — Géminis inició el tercer intento.

— Exacto y yo tenía la…

— La pala, sí, sí, pero se la cambiaste a Escorpio. Ya sabemos esa parte, es irrelevante, continúa. —Leo hizo un gesto desinteresado con la mano. Sagitario realizó un infantil puchero al verse interrumpida, pero terminó suspirando y aceptó la orden.

— Entonces ingresamos a la primera sala. No había nada especial, bueno, apestaba un poco, pero no le dimos gran importancia. Sí nos pareció sospechoso, pero como no estábamos seguros de recordar si apestaba igual anoche, no hicimos nada. —Leo y Tauro pusieron sus ojos en blanco y Géminis se golpeó la frente con la palma.

— De acuerdo, cambio de planes. Sagitario, limítate a responder nuestras preguntas. —propuso Géminis.

Antes de que Géminis pudiera poner orden o Sagitario pudiera protestar al respecto, se escuchó un portazo y cuando volteamos vimos a Aries caminar de regreso desde la puerta de entrada echando humo por las orejas. Pisaba tan fuerte el piso que me sorprendió que no dejara un agujero en la madera. Todos seguimos cuidadosamente cada uno de sus movimientos, incluso Sagitario estaba sumida en ello.

— ¿Qué? —Aries pareció aún más molesta al ver que era el centro de atención.

— ¿Quién era? —Géminis fue la única que logró evitar la vibra asesina que emitía Aries.

— Número equivocado. — refunfuñó Aries cruzándose de brazos.

— ¿Número equivocado? ¿Qué no es eso lo que sucede cuando llaman por teléfono? —preguntó Sagitario.

— Sí, ¿verdad? —pregunté emocionada, sabía que no podía ser la única que encontró aquello extraño.

— Piscis, Sagitario… —Cáncer intentó hacernos callar susurrando apenas nuestros nombres, previendo una posible catástrofe en caso de que Aries, quien ya estaba molesta, nos escuchara. Géminis nos observó de reojo, pero rápidamente volvió a fijar su mirada en nuestra brillante líder, por suerte, Aries pareció no habernos oído.

— Y… este número equivocado… —trató de retomar el punto Géminis— ¿Qué quería?

— Vetu, por mí que se muera. —Aries se encogió de hombros, cerrando por un instante los ojos en un gesto bastante despreocupado.

— ¿Vetu? —repetí curiosa al oído de Géminis—¿Quién es Vetu?

— Ve tú a saber. —Géminis suspiró derrotada.

— Pues no lo sé, por eso estoy preguntando. —me quejé. Entonces Géminis giró en un brusco movimiento su cabeza para verme cara a cara, ceja derecha arqueada.

— Piscis, Vetu es VE TÚ a saber. —intervino Leo—¿Saben qué? Iré a ver quién es. —Se puso de pie decidido, como si quisiera terminar pronto todo este asunto de Vetu o la araña de Sagitario.

Todos nos quedamos atentos a sus movimientos y prestamos especial atención cuando llegó a la puerta de entrada, lamentablemente, por más que me moví de un lado a otro tratando de encontrar un mejor ángulo, no fui capaz de apreciar con quién interactuaba.

— ¡Vete al infierno! —dejó ir Leo nada más abrir, entonces, antes de que alguien pudiera reaccionar a su alarido, azotó la puerta con tal fuerza que estaba segura de que la había dañado.

— Ok… creo que Vetu tiene la curiosa habilidad de desquiciar a nuestros queridos y siempre sensatos líderes. —Géminis no quitó en ningún momento su mirada de Leo.

Nuestro león había regresado a sentarse en su silla y se veía bastante alterado mientras masticaba murmullos de desprecio difícilmente comprensibles al oído humano.

— ¿Quién es sensato? —Capricornio alzó la cabeza frunciendo la frente, supongo que no creía posible encontrar a alguien dentro del Zodiaco que calzara con ese calificativo, nadie salvo él y Virgo, claro está, o tal vez solo él.

— Vetu. —le susurró Tauro de modo cómplice.

— ¿Qué hacemos? —Libra parecía ser el único que una vez más intentaba retomar el tema central.

Yo observé un instante la puerta, Vetu estaba detrás, esperando a que la abriéramos de nuevo. Volví mi mirada hacia Leo y luego hacia Aries, tratando de imaginarme al tal Vetu. Nada. No se me ocurría nada. No podía imaginarme qué clase de persona era Vetu como para producir tales reacciones en Leo y Aries.

Cáncer y Leo habían comenzado a discutir no estoy muy segura con respecto a qué, supongo que por culpa del tal Vetu, lo que terminó de convencerme.

— Oh… de acuerdo, yo iré a ver quién es Vetu. —anuncié convencida, necesitaba saberlo.

Antes de que alguien pudiera detenerme me puse de pie y me encaminé hacia la puerta principal. Al abrirla me topé de frente con Vetu, quien me observó arqueando las cejas, como si yo fuese la última persona que esperaría ver o como si esperara que le volvieran a cerrar la puerta en la cara.

Ladeé la cabeza hacia la izquierda mientras analizaba a Vetu intentando hacer memoria. Era un hombre alto, casi tanto como Tauro, cabello castaño oscuro corto, vestía un traje de color azul marino, camisa celeste, corbata azul marino y un abrigo largo también azul marino.

— Hola. —me saludó cuando nuestros ojos se cruzaron, tenía unos hermosos y amables ojos de color verde mar. Por algún motivo su mirada me hizo sentir pena, aunque no pude comprender por qué.

— Hola. —sonreí en respuesta, a pesar de todo Vetu se veía agradable.

— Ha pasado un tiempo. —me sonrió con una alegría nostálgica que me causó un extraño revoltijo de estómago, pero nada desagradable.

— Bueno… supongo. —le contesté, la verdad, no recordaba haberlo visto antes.

Vetu me observó con calma mientras se rascaba la ceja derecha con su índice, como si se estuviera cuestionando el que los dos estuviéramos en la misma conversación. Su mirada de duda me golpeó directo en el pecho, una opresión inexplicable que de pronto me dejó sin aire.

— No me recuerdas, ¿verdad, Maia? —preguntó finalmente, sonriendo con indulgencia.

Entonces el golpe en mi pecho perforó con fuerza. Nadie conocía mi nombre, mi verdadero nombre. Ya ni siquiera podía recordar el momento en que alguien me llamó Maia por última vez.

Observé a Vetu aterrada, ¿quién se suponía que era él? ¿Por qué conocía ese nombre? Ni siquiera todo el Zodiaco sabía mi nombre, solo aquellos que estuvieron desde el comienzo, lo que se reducía a Capricornio, Sagitario, Acuario, Escorpio, Libra y Leo, el resto llegó una vez que el Zodiaco se había formado y, para entonces, ya nadie usaba su verdadero nombre. De hecho, ni siquiera sabía el verdadero nombre de Géminis, Virgo y Cáncer.

— ¿Quién…? —intenté preguntar, pero las palabras se atoraron en mi garganta raspando dolorosamente. Arrugué la frente mientras carraspeaba, tratando de aclarar mis ideas— ¿Cómo es que conoces ese nombre? —traté de parecer imponente, pero mi voz sonó frágil y temblorosa.

— Maia, soy yo, Kaled. —sonrió de modo amigable, señalando con su índice un pequeño tatuaje ubicado a un costado de su ojo izquierdo.

— ¡¿Qué?! —grité sin poder creerlo.

Creí que mis ojos se saldrían de sus cuencas de tan grande que abrí mis párpados. ¡Era Alpha Leo! ¡No podía ser! ¡¿Cómo no me había dado cuenta?! No sabía qué decir o hacer. Volví a observarlo de pies a cabeza unas mil veces mientras comenzaba a balbucear palabras inconexas, sintiendo que me hiperventilaba. No podía creerlo, lo veía y no lo creía. Se suponía que estaba muerto, esto era… era… Pensé que jamás lo volvería a ver.

— ¡Alpha! —grité al fin, saltando a sus brazos para abrasarlo con fuerza.

Alpha Leo sonrió mientras me correspondía el abrazo, sujetándome con fuerza a unos veinte centímetros del piso, meciéndome con suavidad.

— Te diría que estás enorme, pero no… sigues siendo una enana. —susurró divertido a mi oído, yo golpeé su pecho con el puño.

— Cállate. —le ordené. No supe en qué momento había comenzado a llorar, pero tenía todo el rostro húmedo.

Alpha terminó por bajarme al suelo y yo rápidamente intenté secarme las lágrimas, no quería que me viera llorar, no era una niña pequeña, además, ni siquiera sabía por qué lloraba.

— Yo creí que también me cerrarías la puerta en la cara. Pólux hasta me gritó. —comentó mientras se sujetaba el mentón recordando los últimos cinco minutos.

— Oye… ya no usamos esos nombres. —le advertí, Alpha me observó alzando una ceja, como si no hubiera comprendido mis palabras, entonces esbozó una amplia sonrisa.

— Sí, lo siento, he pasado los últimos años recordándolos por sus verdaderos nombres en lugar de…

— No me importa, nuestros nombres ahora son otros. —le interrumpí, sonriendo con altanería.

— De acuerdo, Géminis, ¿verdad? —hizo chasquear sus dedos y me señaló sonriendo de nuevo, esta vez moviendo sus cejas de arriba abajo repetidamente.

— Alpha. —protesté apoyando las manos en la cadera.

— Espera, espera, lo tengo, sé que lo tengo. —me pidió apoyando el dedo índice entre sus cejas, cerrando por un momento sus ojos— Aggie es Sagitario, lo recuerdo porque su cumpleaños es el 12 de diciembre. Y solo son cuatro chicas. Así que… Aries fue la del número equivocado y si no eres Géminis eres… —comenzó a razonar.

— Piscis. —le dije, acelerando su conclusión. Alpha volvió a esbozar una sonrisa y asintió con la cabeza.

Alpha siempre fue de sonrisa fácil, pero por alguna razón, esta vez se sentía mucho más alegre de lo que yo recordaba.

— Ya casi lo tenía. —me confesó, yo le sonreí guiñándole un ojo.

— Seguro. —le concedí sabiendo que mentía, entonces me hice a un lado y lo invité a entrar cediéndole el paso.

No podía esperar a mostrarle a los otros que Alpha había regresado. Estaba segura de que todos correrían a su encuentro en cuanto lo vieran. Pero Alpha no aceptó mi invitación, en lugar de eso esbozó una media sonrisa y volvió a rascarse la ceja derecha con su índice mientras pensaba.

— ¿Ahora qué?

— Maia, no sé si lo notaste, pero Pólux y Ellien me cerraron la puerta en la cara. —yo entrecerré los ojos apoyando las manos en la cadera.

— ¿No quedamos en que esos no eran nuestros nombres? —él puso los ojos en blanco.

— De acuerdo, solo digo que no creo que sea buena idea. —Alpha se cruzó de brazos sonriendo mientras se enderezaba observándome con soberbia.

— ¿Y entonces qué? ¿No has venido para eso? Solo entra y ya. Leo y Aries no te reconocieron, pero cuando te vean recordarán lo genial que es que hayas regresado. —entonces comencé a empujarlo por la espalda, pero Alpha pesaba mil toneladas.

Aún seguía de brazos cruzados, apenas moviéndose a pesar de que lo empujaba con todas mis fuerzas, cuando me observó por sobre su hombro izquierdo y suspiró resignado.

Carraspeó un par de veces antes de comenzar a caminar con paso firme hacia el comedor, espalda derecha y mirada altiva. Por un momento me sentí siendo escoltada hacia mi juicio. Y no es que yo no notara las miradas serias y nada acogedoras del resto, pero creí que se debía solo a un malentendido, después de todo era Alpha: ¡el hijo pródigo había vuelto! Era imposible que los demás no estuvieran contentos.

— Miren nada más lo que arrastró el viento. —se burló Tauro recargándose en el respaldo de su silla, observando a Alpha de arriba abajo con petulancia, como si estuviera juzgando su atuendo y apariencia.

— Ya decía yo que estabas tardando en aparecerte por aquí. —dejó caer Libra sin mucho interés, era el único que no había posado su mirada en Alpha y parecía más interesado en lo que quedaba de su desayuno que en nuestro visitante.

— ¿En serio? ¿Y eso? —no comprendí qué había querido decir, ¿entonces él ya sabía que Alpha seguía vivo?

— Oh, cierto… —Libra abrió sus ojos como si se hubiera acordado de un importante encargo que debía realizar— Chicos, ¿a qué no adivinan a quién vi anoche? —Libra observó al resto del Zodiaco exagerando su asombrada actuación, brindándole siempre la espalda a Alpha.

— Ah… déjame pensar… ¿será Alpha? —Sagitario sonrió divertida mientras señalaba con su pulgar al recién llegado.

— Chicos… estoy aquí, ¿saben? —suspiró Alpha, de pronto se veía cansado. Y mayor. Y aburrido. Como si la alegría y entusiasmo que mostró en la puerta se hubieran esfumado.

— Pues no deberías. —Leo golpeó la mesa con su palma mientras se enderezaba.

— ¿Qué tiene de malo? Deberían estar felices de que está bien, yo creí que estaba muerto. —Géminis era la única que de verdad no parecía afectada por la presencia de Alpha.

Yo asentí varias veces con la cabeza, sabía que no podía ser la única que lo encontrase fantástico.

— Por si no lo sabían, ahora éste es capitán, mayor, comandante o como se le llame, de la policía. Fue quien ordenó el desalojo del teatro anoche. —Libra apuró el fondo frío de su café con crema, solo entonces se enderezó y se dio vuelta para observarnos.

No estaba molesto, creo. De hecho, el rostro de Libra no reflejaba expresión alguna, pero su mirada era tan intensa que sentí que me congelaba. Tuve miedo de él y lo que pudiera llegar a hacer. De todos los que estaban sentados a la mesa, Libra era el único que, sin mostrar enfado en su rostro, asustaba más que ninguno.

— Libra, lo siento… —lloriqueé al ver su mirada. Sentí que había metido la pata y Libra me mataría por eso, así que sin darle tiempo a decir algo me lancé a sus brazos en un intento por dejar de sentirme culpable.

Libra me observó arqueando una ceja, pero terminó sonriendo de medio lado y me palmeó la espalda dejando que me quedara abrazada a él.

— ¡Vaya! Así que eres el jefe de la poli, ¿no? —Géminis parecía divertida por la situación, de hecho, parecía estar maquinando alguna maniobra.

— ¡Oh! ¡oh! Yo tengo una petición. —Sagitario alzó su mano en un rápido movimiento para pedir la palabra.

— ¿Qué? —Tauro se cruzó de brazos sin mucha paciencia.

— Si Alpha es policía, entonces él puede rescatar a Escorpio y Acuario. —respondió Sagitario.

— ¡¿Rescatar?! —¿Qué quería decir Sagitario con rescatar?

— Espera un segundo. —Leo extendió sus manos al frente bastante alterado— Primero que todo, y que quede claro para todos, Alpha no hará nada. Segundo, ¿qué es eso de rescatar?

— Sí, ¿dónde están Acuario y Escorpio? —me separé de Libra, pero sin quitarme de encima suyo, solo lo justo y necesario para poder observar mejor a Sagitario.

— Es lo que les decía, fueron secuestrados.

— ¡¿Cómo que secuestrados?! —gritaron Tauro y Leo a la vez.

— ¿Y por qué recién ahora nos lo dices? —Aries arrugó el entrecejo mientras se cruzaba de brazos.

— Oye, fue lo primero que les conté. —se defendió Sagitario.

— ¡Por supuesto que no! —gritamos a coro.

— Diablos, Sagitario, ¿ahora qué hacemos? —Leo deslizó la mano por su rostro, no sé si se lamentaba más por el hecho de que Acuario y Escorpio estuvieran secuestrados o porque Sagitario recién ahora nos informaba de la situación.

— ¿Quién los secuestró y por qué? —quiso saber Aries.

— Pues… ¿quién? El gremio de la Araña Escarlata, ¿por qué? Ni idea. Dijeron algo de una cuenta pendiente, su jefe o algo así. No lo sé, la chica peli azul y el cara de sapo no hablaban claro ni tampoco nada importante. —Sagitario se tomó un momento para pensar al respecto.

— El líder de los 3R es primo del líder de la Araña Escarlata. —informó Alpha. Por un momento me había olvidado de que estaba presente.

— Ah, cierto, estás aquí. —comentó de forma despectiva Leo.

— Bueno… supongo que eso explicaría el motivo del secuestro. —razonó Aries mientras se balanceaba en las patas traseras de su silla, no creo que pensara muy seriamente en algún rescate o similar.

— ¿Y ahora qué? ¿Iremos a rescatarlos? —Tauro hizo la pregunta con desgana y al mirarlo me di cuenta de que en realidad había dejado de prestar verdadera atención a la discusión y observaba con anhelo las últimas tostadas, seguramente estaba vigilando para que nadie se las quitara.

— No lo creo, supongo que podrían regresar por su cuenta. —Aries se sujetó el mentón mientras continuaba balanceándose en la silla, me dio la impresión de que se había limitado a pensar en voz alta.

— Auch… eso no sonó bien. —Libra frunció los labios, a pesar de sus palabras no se veía interesado en rebatir la decisión de Aries, yo lo observé y me colgué de su cuello.

— Oh, no, ¿qué vamos a hacer, Libra? Seguro que Acuario y Escorpio están sufriendo justo ahora y nuestra líder no quiere ir a ayudarlos. —dramaticé, Libra me observó esbozando una breve sonrisa, entonces se llevó una mano a la frente.

— No lo sé, querida, ¿qué deberíamos hacer con una líder así? Seguro que si nos llegase a pasar algo nos dejaría morir. —me siguió el juego.

— Oh, mundo cruel, tenemos un oscuro destino por delante… —le contesté echando mi cabeza hacia atrás y cerrando un momento mis ojos, entonces observé a Aries, quien, inmutable ante nuestras palabras y gestos, se había limitado a observarnos alzando una ceja.

— Vale, si no vuelven para la noche, iremos a buscarlos. —concedió.

— ¡Sí! Justicia. —celebré.

— Pero que líder más benevolente tenemos. —Libra sonrió. Supongo que tampoco esperaba algo mejor por parte de Aries. De todos modos, incluso yo estaba segura de que Acuario y Escorpio volverían antes de darnos cuenta.

— No creo que los vayan a matar, ¿verdad? —Géminis captó la atención de todos.

— ¿Por qué harían algo así? —cuestionó Alpha.

— Oh, ya sabes, si estaban en la bodega entonces significa que encontraron los cuerpos y si el líder de la Araña era el primo del líder de los 3R entonces está en su derecho de tomar venganza. —Alpha abrió los ojos con sorpresa, creo que no comprendía del todo aquella conclusión. Nosotros, quienes sabíamos a la perfección a qué se refería Géminis, posamos nuestras miradas en Aries. Fue unánime, todos teníamos miradas sombrías y preocupadas a la espera de la respuesta de nuestra líder.

— ¿Aries? —el tono de Libra no daba lugar a bromas.

— Bueno, pensándolo bien, tal vez sea algo más serio. —aceptó Aries, entonces miró un instante en dirección a Alpha. —Tú, hazte útil, ¿conoces al gremio de la Araña? —Alpha la observó alzando las cejas, molesto por la forma en que Aries se había dirigido a él.

— ¿Disculpa? —Alpha sonó ofendido.

— ¿Lo conoces o no? Es una pregunta sencilla, Alpha. —Aries arrastró de mala gana el nombre a través de su garganta.

— Nunca he trabajado con ellos, pero sí, los conozco.

— ¿Y? —Géminis se inclinó hacia Alpha interesada.

— ¿Y qué? —preguntó Alpha.

— ¿Son capaces de matar a Acuario y Escorpio o no? —Aries levantó la mirada sin paciencia.

— No sé por qué querrían matar a Escorpio y Acuario. —Alpha sonaba sincero. Al oírlo, Leo resopló desviando la cabeza y mascullando algo que sonó como: «Idiota». Alpha lo fulminó con la mirada.

— Pues porque matamos a su primo, ¡duh! —se burló divertida Aries.

— Ah, bueno, en ese caso… ¡¿Mataron a su primo?! —saltó de pronto Alpha al percatarse de lo que Aries había dicho. —¡¿Por qué hicieron eso?!

— Porque dispararon a Virgo. Y nadie se mete con el Zodiaco. Punto. —un asentimiento grupal y unánime respaldó a Aries.

— Exacto, si te metes con uno te metes con todos. —aseguró Leo. Alpha nos observó incrédulo y terminó masajeándose las sienes.

— No puedo creerlo… había oído rumores del Zodiaco, pero nunca creí que fueran ciertos. —comentó en voz baja, como si estuviera hablando consigo mismo. Me pareció que de pronto Alpha había envejecido un par de años de golpe.

— Entonces… ¿pueden matarlos o no? —Aries volvió al tema de interés. Alpha miró a la castaña y exhaló el aire contenido antes de negar con la cabeza.

— No, Pietro Bertholy, el líder de la Araña, es demasiado sensato como para enfrascarse en un ajuste de cuentas sin recompensas claras. Habrán matado a su primo, pero sé que Pietro tiene otros objetivos más allá de una simple venganza.

— Perfecto, asunto resuelto. — Aries sonrió satisfecha— Les daremos hasta la noche para volver, en caso contrario vamos por ellos. —resuelto esto, centró su mirada en Sagitario—Sagi, ya que estás aquí, ¿quieres ir con nosotras de compras? —Sagitario sonrió iluminando todo su rostro.

— Oh, buena idea, por supuesto que me apunto. —aseguró, justo en ese momento Tauro aprovechó para ir por su presa extensamente vigilada y comerse casi de golpe las tres últimas tostadas.

— Pero eso no significa que Escorpio y Acuario estén libres de peligro. —advirtió Alpha, captando nuestra atención otra vez.

— ¿Ah no? —no entendía en qué clase de peligro podrían verse involucrados, ya habíamos dicho que no los iban a matar, ¿qué más quería Alpha?

— ¿Qué quieres decir? —Leo parecía molesto por verse forzado a hablar.

— Bueno, si Pietro logró tomar prisioneros a dos miembros identificados del Zodiaco es seguro que querrá ir por el resto. —Alpha sonaba bastante pedagógico al hablar.

— Pero si dijiste que no lo movía la venganza. —le recordó Aries molesta.

— Eso es cierto, pero deberían de saber que el Zodiaco tiene un alto precio por su cabeza. Cabeza, brazos y piernas. Quien logre detener al Zodiaco en su totalidad recibirá una suculenta recompensa. —informó Alpha, yo abrí mis ojos asombrada por la noticia y al mirar los ojos de Aries, Sagitario, Leo y Tauro vi que brillaban de emoción.

— Oh… ¿en serio? —Leo estaba particularmente alegre— Sabía que somos maravillosos, pero nunca creí que fuera suficiente como para ponerle precio a nuestras cabezas. —comentó en tono de orgullo.

— ¿Y de cuánto estamos hablando? ¿Podemos cobrar la recompensa nosotros? —me pareció que Tauro ya había comenzado a tramar algún buen plan para llevarse el premio a costa de doce desconocidos para luego de un tiempo volver a las calles. Alpha frunció el entrecejo, supongo que no podía creer lo que escuchaba y veía.

— Eso está de lujo. ¿Hace cuánto que nos pusieron precio? —Sagitario se veía muy emocionada— Esto sería mucho más divertido si lo hubiéramos sabido antes… ya sabes… alardear un poco más solo por fastidiar. —dijo casi gritando mientras se largaba a reír, yo reí con ella, me la podía imaginar perfectamente alardeando por ahí.

— ¿Qué? —Alpha sacudió la cabeza desconcertado.

— ¿Por qué es que nosotros no teníamos idea de esto? —se quejó Aries, sin quitar la gran sonrisa traviesa que se había instalado en su rostro.

— Oigan, ¿alguien está escuchándome? No es un juego. Sus cabezas tienen precio. —repitió Alpha. Estaba asombrado y preocupado por la falta de seriedad con la que evidentemente habíamos tomado la noticia.

— Ya, ya… relájate un poco gatito. Vive la vida. —le pidió Géminis haciendo un gesto despreocupado con la mano.

— ¿Gatito? —Alpha frunció su entrecejo contrariado, pero terminó sacudiendo la cabeza y centrando su mirada en Aries— Escucha, muy posiblemente Acuario y Escorpio sean torturados para obtener esta ubicación. No sé si lo entiendan, pero no es solo dinero lo que hay en juego, también prestigio y poder. El Zodiaco se ha hecho de muchos enemigos y de muy mala fama. A ustedes se les atribuye un sin número de problemas que tiene nuestra ciudad.

— Y seguramente tienen razón. —comentó Aries sonriendo divertida, desviando la mirada hacia su costado derecho.

— Es verdad. —aseguró Géminis cruzándose de brazos. —Podría hacer una lista de todo lo que hemos hecho que haya molestado a alguien y aunque escribiera día y noche, no terminaría en un año.

— Exacto, nena, el Zodiaco no tiene rey, no tiene reino y no tiene ley. Hacemos lo que queremos, dónde queremos, cuándo queremos y cómo queremos. —Leo chasqueó su mano derecha y apuntó con su índice a Géminis.

— Si quieres sobrevivir solo hay una regla que debes seguir: no te metas con nosotros y no nos meteremos contigo. —Aries se enderezó antes de hablar y utilizó su tono más solemne.

— Bueno, eso no es del todo correcto. —corrigió Libra. —Debemos reconocer que nos hemos metido con personas que no se habían metido con nosotros. —nos recordó.

— Cierto, pero eran parte del trabajo y/o estaban en nuestro camino. —le corrigió Aries.

— ¿Pero ustedes se escuchan? Escorpio y Acuario posiblemente estén siendo torturados en estos momentos y a ninguno parece afectarles. —Alpha terminó alzando la voz. Como consecuencia se ganó la mirada fría de todo el Zodiaco.

— Oh… ahora te interesa la seguridad de alguno de nosotros. Pero qué considerado. —el tono de Leo era ácido y burlón, y por si esto fuera poco, apoyó la cabeza en su mano mientras fijaba su mirada de odio en Alpha.

— No es asunto tuyo, los iremos a rescatar en la noche si es que no han sido capaces de volver por su cuenta. —Aries sonaba mosqueada por tener que repetir su instrucción, especialmente cuando el único que parecía no acatarla era el que a ella menos le importaba.

— Pero… —Toda posible protesta por parte de Alpha se vio interrumpida tras el regreso de Capricornio.

— Aries, antes de salir de compras necesito que agregues algunas cosas a tu lista. —Había un largo corredor que conectaba la sala, cocina y comedor con los dormitorios, desde ahí la voz calmada de Capricornio se oía aún lejana, pero todos fijamos nuestra atención en su dirección.

El primer lugar al que se tenía acceso saliendo del pasillo de los dormitorios era la cocina ubicada justo a mano derecha. El comedor solía rotar de lugar, creo que era culpa de Sagitario y Géminis a quienes les gustaba fastidiar a Tauro.

— Ryuuji. —susurró Alpha en cuanto Capricornio llegó a la cocina.

Sentí que Libra se tensaba y cuando quise preguntarle qué sucedía me di cuenta de que no era el único en guardia; de pronto una oscura aura había invadido el comedor apoderándose de todos los que nos encontrábamos sentados a la mesa. El ambiente se sentía como si estuviera a punto de desatarse una tormenta.

Mientras los demás tenían puestos sus cinco sentidos en Capricornio, yo miré a Alpha: se giró en dirección a Capricornio y fijó en él una mirada llena asombro. No creo que haya sido consciente ni de su movimiento ni de la forma en que miraba a Capri, me pareció que se comportaba como un antiguo algoritmo esperando a ser ejecutado hace mucho, programado para reaccionar sin razonar.

Asustada, me enderecé separándome de Libra con lentitud y volví a mirar a Capricornio mientras trataba de descifrar porqué con su llegada todo se había vuelto tan lúgubre, entonces recordé por qué no debíamos dejar entrar a Alpha.

Sentí mis brazos y piernas temblar de debilidad, como si de pronto la sangre hubiese dejado de circular por mis extremidades. Me mordí el labio inferior sintiéndome culpable: nunca debí dejarlo entrar.

Capricornio había dejado de hacer todo lo que había estado haciendo; sus pasos, sus intenciones y sus pensamientos se congelaron en el tiempo. Se veía pálido, totalmente descompuesto, parecía a punto de vomitar. Pronto fue evidente que para Capricornio solo existía Alpha, a quien no podía quitarle los ojos de encima.

No lograba hacerme una idea de lo que podría estar pensando Capricornio, pero sabía que no era algo bueno, sabía que volver a ver a Alpha había removido un montón de basura que se había esmerado mucho por ocultar. Alpha era una herida que parecía haber sanado, pero cuya costra comenzaba a picar y arder tan pronto como su existencia fue recordada.

Llegué a pensar por un momento que Capricornio se lanzaría sobre Alpha y lo molería a combos, pero luego recordé: es Capricornio, él no hace esas cosas, jamás se rebajaría a algo semejante. Pero si de algo podía estar segura, era de que si alguien no hacía algo, yo misma sería capaz de lanzarme sobre Alpha para molerlo a patadas. Posiblemente no lo lograría, pero me sentiría mejor, al menos me libraría de esta ira que comenzaba a crecer en lo profundo de mi estómago.

Debí recordar que Alpha era el hermano menor de Capricornio, y que el día en que murió nuestra primera Virgo también fue el día en que creímos muerto a Alpha Leo. Y aunque Capricornio nunca dijo nada y siempre se esmeró en no demostrar nada, todos sabíamos lo mucho que lo había afectado el hecho de que sus dos hermanos menores murieran al mismo tiempo.

Nosotros perdimos a nuestra pequeña hermanita adoptiva y a nuestro líder, pero Capricornio perdió toda su familia en un instante y se vio forzado a no permitir que su nueva familia se fuera al carajo.

Cuando pienso en lo rápido que Capricornio tuvo que madurar, se me aprieta la garganta. Él solo tenía quince años en ese entonces, uno menos que yo ahora, y sí algo sucediera en este instante de modo que la integridad y continuidad de nuestra extraña familia dependiera de mí, lo más seguro es que tardaríamos diez segundos en terminar en tragedia.

El Zodiaco

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