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Relación entre diplomacia pública y diplomacia
tradicional
ОглавлениеSegún expresa Eytan Gilboa de Bar-Ilan University: “La revolución en las relaciones internacionales han transformado los objetivos y los medios de la política exterior. Una imagen favorable y la reputación alrededor del mundo, lograda a través de atracción y persuasión, ha cobrado mayor importancia que el territorio, la accesibilidad y las materias primas, tradicionalmente adquiridos mediante fuerzas militares y económicas” (Gilboa, 2008, p. 56).
El término diplomacia pública se distingue como un macroconcepto porque nació ante la necesidad de la interacción de diversas disciplinas: relaciones internacionales, ciencias políticas, economía, cultura, sociología, religión, comunicación internacional, tecnología e innovación, entre otras. Con el transcurso de los años, académicos y profesionales debaten diversas definiciones. Al respecto, en este trabajo se expresan las definiciones de diplomacia pública más contemporáneas, entendiendo el avance internacional del campo en los últimos diez años. Asimismo, con el objetivo de dialogar entre diferentes corrientes académicas, se citan autores de diversos continentes.
Como se ha expresado, la diplomacia pública se originó en la interacción de distintas disciplinas. En referencia a este punto, cabe destacar que no puede concebirse en base al conocimiento de disciplinas aisladas, sino como una combinación en su conjunto. La diplomacia pública se constituye como un estudio interdisciplinario que debe ser estudiada desde un enfoque integral. Al respecto, el filósofo francés Edgar Morin señala que “toda visión especializada, parcial, es pobre” (Morin, 1988, p. 100). La siguiente declaración clarifica el por qué de la diplomacia pública: “Un proceso de responder preguntas, resolver problemas, o el manejo de un asunto que es demasiado amplio o complejo para ser tratado por una sola disciplina o profesión” (Klein y Newell, 1996, p. 393).
No se trata de unificar las contribuciones de cada disciplina, sino de integrarlas, y se debe integrarlas donde las diferencias aparecen. En este sentido, es como se construye cualquier estrategia efectiva de gobierno.
En cuanto a la diplomacia tradicional, resulta interesante comenzar a definirla con la declaración del politólogo alemán Hans Morgenthau, seguidor de la corriente del realismo político, quien expresa que “de todos los factores que componen el poder de una nación, el más importante, por inestable que sea, es la calidad de la diplomacia” (Morgenthau, 1960). Los analistas definen la diplomacia según “el objetivo que persigue”, las “funciones de gestión” o sus “agentes y actores”. Para el autor francés Charles de Martens, diplomacia es “la ciencia de las relaciones y de los intereses respectivos de los estados o el arte de conciliar los intereses de los pueblos entre sí, y en un sentido, la ciencia o el arte de las negociaciones” (De Martens, 1866, p. 2). Al definirla según sus “funciones de gestión”, el profesor francés Paul Pradier-Fodéré, fundador de la Facultad de Ciencias Económicas de Perú, dice que “la diplomacia despierta la idea de gestión de los asuntos internacionales, de conducción de las relaciones exteriores, de administración de los intereses nacionales de los pueblos y de sus gobiernos en sus contactos materiales sean pacíficos u hostiles. Podría incluso llegar a decirse que es el `derecho de gentes´ aplicado” (Pradier-Fodéré, 1899, p. 2). Por su parte, para Philippe Cahier, profesor de derecho internacional del Institute of International Studies en Ginebra, la diplomacia ”es la manera de conducir los asuntos exteriores de un sujeto de derecho internacional utilizando medios pacíficos y principalmente la negociación” (Cahier, 1965, p. 19). Nicholas Cull, director de la Maestría en Diplomacia Pública de University of Southern California, define a la diplomacia tradicional según sus `agentes y actores´, y expresa que ”es el intento de un actor internacional de gestionar el entorno internacional mediante el compromiso con otro actor internacional” (Cull, 2009, p. 56).
La práctica de la diplomacia ha ido adaptándose a los cambios del escenario internacional. Ha tenido un acentuado crecimiento desde mediados del siglo xx cuando comenzaron a surgir transformaciones globales vinculadas a la política y las relaciones internacionales. Al respecto, el investigador holandés Jan Melissen, Director del programa de Estudios Diplomáticos de Institute of International Relations Clingendael, enuncia: ”Ha habido un tremendo crecimiento en diplomacia como resultado directo del aumento de actores internacionales. Desde 1945 el número total de estados se ha más que triplicado: de los 51 miembros originales de las Naciones Unidas se pasó a 185 en 1997- calculando a 17.020 posibles relaciones bilaterales y el número de organizaciones internacionales convencionales ha alcanzado la suma de casi 6.000” (Melissen, 1999, p. 15).
A los cambios en la esfera global señalados, se suma el impacto provocado por la globalización de los medios de comunicación y la tecnología que produjo un aumento de la participación y el poder de la opinión pública en el ámbito de la política exterior. En tal sentido, el autor y diplomático argentino Gustavo Martínez Pandiani observa que ”los gobernantes de las máximas potencias toman conciencia de que, si la opinión pública debe apoyar determinadas decisiones de política internacional, aquella tiene que ser informada en forma fluida y permanente” (Martínez Pandiani, 2006, p. 54).
De tal modo, es evidente que el entorno diplomático ha tenido que adquirir nuevos conocimientos para ampliar sus tareas, aún cuando para los diplomáticos la adaptación a las nuevas situaciones globales es una tarea innata. Adaptarse al cambio imaginativamente es lo que la diplomacia ha sido desde los comienzos de las relaciones internacionales. El investigador británico Ali Fisher, quien fuera director de Counterpoint, el think tank del British Council, considera la diplomacia pública como ”una herramienta integral para alcanzar los objetivos nacionales a través de comportamientos cambiantes de la audiencia target” (Fisher, 2008, p. 1). Los países se van adaptando al nuevo entorno global según su ubicación, recursos y objetivos. Citando el caso de Finlandia como uno de los más adelantados en la disciplina, que ha comenzado tan solo tres décadas atrás, Alexander Stubb, su Ministro de Relaciones Exteriores, confirmó: ”La mitad del trabajo de una embajada consiste en la diplomacia tradicional, mientras la otra mitad consiste hoy en diplomacia pública”.5
Por lo tanto, si la diplomacia ha avanzado a lo largo de la historia renovándose y actualizándose, ¿por qué ocurre el surgimiento de la diplomacia pública? Jan Melissen, el autor no estadounidense que más títulos ha escrito sobre diplomacia pública, expone que esta disciplina ”tiene la cualidad especial de poder penetrar donde la diplomacia tradicional no puede” (Melissen, 2005, p. 11).
La opinión pública cobró relevancia en la perspectiva gubernamental internacional cuando, según John Thompson, profesor de Sociología de la Universidad de Cambridge, el desarrollo de los medios electrónicos y los digitales crearon una “simultaneidad desespacializada”, con un florecimiento de un nuevo tipo de intimidad en la esfera pública. Y reflexiona: ”Lo que se perdió en este proceso fue algo de aureola (…) que rodeó a las instituciones y a los líderes políticos del pasado. Lo que se ganó fue la capacidad de hablar directamente a los ciudadanos, de aparecer ante ellos como seres humanos de carne y hueso con quienes podían estar de acuerdo o incluso simpatizar” (Thompson, 2008, p.89). Pero como todo en la vida, los excesos son malos. Los ciudadanos piden a sus políticos que la humanidad y la cercanía estén primero, ante todo, pero que no pierdan la aureola institucional de poder.
Continuemos con la relación entre ambas diplomacias. El trabajo conjunto de la diplomacia y la diplomacia pública, en un modelo cooperativo, permite a las naciones un alcance más exacto de los objetivos en la arena internacional. Este trabajo analiza la diplomacia pública no como una mera técnica, sino como parte indispensable del diseño de la política exterior de un país. Al igual que el poder militar y económico de una nación, el papel de la diplomacia tradicional sigue siendo crucial. Y tampoco hay que olvidar que la diplomacia pública le debe su nacimiento a la diplomacia tradicional, por lo que ambas podrán interactuar y maximizar los esfuerzos internacionales de un país.
En concordancia con este planteamiento, el español Javier Noya, autor del libro “Diplomacia pública para el siglo xxi”, afirma que ”más que una oposición entre la diplomacia convencional y la diplomacia pública, habría que hablar de complementariedad” porque la diplomacia pública ”complementa la diplomacia tradicional, pues, puede preparar el terreno” (Noya, 2006, p. 93). En efecto, la diplomacia pública también puede actuar cuando las relaciones diplomáticas formales no consiguen sus resultados.
Por último, la diplomacia pública aprende de la tradicional la perseverancia. Los diplomáticos ejercen una laboriosa paciencia y perseverancia para cumplir objetivos de estado, actuando en temáticas complejas. “Perseverancia”, un valor que nos caracteriza como argentinos, para agregar a la lista de conceptos destacados.
1. El investigador de USC Center on Public Diplomacy Nicholas Cull cuenta en su artículo titulado “Public Diplomacy Before Gullion: The Evolution of a Phrase” que la frase diplomacia pública fue utilizada por primera vez en el diario London Times en 1856, pero fue utilizada solamente como sinónimo de civilidad.
2. Así como Estados Unidos lideró el avance de las nuevas tecnologías, la Unión Soviética y Holanda fueron los países conductores de la radiodifusión internacional (international broadcasting) a mediados de la década del ´20, seguidos por Gran Bretaña y otros países de Europa fundadores de las agencias de noticias.
3. Es posible encontrar variada bibliografía sobre la historia de la diplomacia pública de los Estados Unidos, pero es escaso el material sobre la historia de esta disciplina en países de Europa y otras regiones. En este sentido, cabe destacar que la propia administración estadounidense ha contribuido a la creciente popularidad del término diplomacia pública. Respecto a lo primero, se incluyen autores como Gullion, Hansen, Malone, Cull y Fisher.
4. Según palabras del Reinhard Appel, miembro del grupo fundador de Bundespressekonferenz en Bonn en 1949. Fuente: http://www.kas.de/wf/doc/kas_16976-1522-4-30.pdf?110208212832
5. Cita extraída del discurso del Ministro de Relaciones Exteriores de Finlandia en la reunión anual de embajadores de Finlandia, realizada en Helsinki en agosto de 2009.