Читать книгу Zoncoipacha - Mariela Tulián - Страница 11
Introducción
ОглавлениеLa paz no es simplemente acabar con la guerra.
La paz llegará cuando se respeten los derechos indígenas a la tierra,
la cultura y la autodeterminación.
No puede haber paz por medio de la destrucción
o sumisión de la población indígena…
Sólo ven nuestra agua, nuestra tierra, nuestros árboles.
No les importamos.
Quieren la tierra, sin la gente que vive en ella.
Waldo Darío Gutiérrez Burgos[1]
A partir de la imposición del discurso de la historia oficial se asocia y aún hoy se relaciona el uso y la propiedad del territorio con el concepto de progreso. Cuando se plantea el concepto de progreso no se entiende al originario en ese contexto: eso sucede porque para los pueblos y los individuos naturales de este territorio, el progreso como tal no existe. Nosotros buscamos, aspiramos, seguimos el camino para el buen vivir, para lograr una vida plena tal como nosotros interpretamos qué es una vida plena. El hombre occidental entiende el progreso como incremento de su capital económico. Un originario aspira al crecimiento espiritual, a su realización plena como ser humano desde el punto de vista de la calidad de vida. Entre la calidad y la cantidad está la diferencia. Cuando hablamos de calidad de vida, decimos que necesitamos llegar a los más altos niveles de educación, porque necesitamos tener nuestros médicos, nuestros abogados, nuestros ingenieros… En definitiva, que se cumpla el derecho soberano a recibir un trato igualitario, conservando el derecho a ser diferente. Inclusive teniendo en cuenta que «buen vivir» no siempre es sinónimo de ser feliz.
Es importante también el respeto a nuestra autodeterminación, tanto como la libre determinación; y cuando menos, el derecho a participar en las gestiones de gobierno de nuestros territorios ancestrales, teniendo en consideración que estos territorios superan ampliamente los que hoy conservamos y habitamos.
El mundo occidental otorga al territorio un valor economicista, mientras que para nosotros éste simboliza la vida misma; nuestra soberanía alimentaria y, por ende, las herramientas para no padecer hambre; nuestra soberanía respecto de la medicina y el equilibrio psicoespiritual; la continuidad de nuestra cultura, de lo mejor de nuestras formas de vida. La posibilidad de vivir a pleno nuestros derechos.
Porque la reivindicación de nuestros territorios es solo el principio de la historia, a partir de la recuperación de éstos, de nuestro retorno a una vida con el derecho ancestral que nunca se debió haber perdido, y no el objetivo de nuestras acciones.
Pasar del diálogo a la construcción de un proyecto conjunto es el futuro en esta construcción social que debemos afrontar como país. Este proceso de transformación del discurso en proyecto, plasmado en una realidad posible y plausible, debería contemplar y abarcar todas las dimensiones que existen dentro de un proyecto de patria: educación, agricultura y soberanía alimentaria, comunicación, territorios, política, salud, cultura, etcétera.
Esta investigación intenta dar un marco de entendimiento al contexto histórico, social y espiritual del reclamo por el territorio ancestral de la comunidad indígena Tulián. Para ello, apelamos al resumen del expediente de un juicio, sumando por un lado algunas referencias a la espiritualidad y la historia oral de nuestro pueblo y, por otro, importantes aportes de historiadores y pensadores de la cuestión indígena.
No es fácil comenzar a hablar de nuestra historia, simplemente porque no poseemos un punto de partida claro. Tanto el sistema educativo como la historia oficial y los historiadores siempre mintieron, nos contaron una fábula. Hoy somos un país que se construyó sobre la base de un discurso tan bien planeado que la mayoría de la población actual piensa que el hecho de reconocer nuestra existencia significaría dar pasos hacia atrás, tanto en lo histórico como en lo cultural. Por eso es necesario que aclaremos algunas cuestiones que resultan ser fundamentales a la hora de contextualizarnos históricamente, fundamentar acciones y actitudes que con el paso del tiempo parecen haberse diluido en la deshumanización. Por eso es necesario que comencemos a contar desde el principio.