Читать книгу Los éxtasis de Teresa - Marisa Bou - Страница 14
ОглавлениеAmigas y confidentes
Teresa lleva tres años intentando acostumbrarse a la jubilación. Dicen que la palabrita viene de júbilo pero ella dice no sentirse jubilosa, le gustaba levantarse pronto para ir a trabajar. Esta vez parece haberse rendido. A pesar de que su hijo Darío, que ya le había dado un nieto, ha tenido dos mellizos ─sigue la saga de los varones─ y de que intenta pintar, leer, escribir y tantas otras cosas, estaría hundida en la depresión si no tuviera los mejores amigos que una anciana ─según dice ella, que no yo─ puede tener: la quieren, la miman, la llaman, la buscan… está rodeada de amor, no puede rendirse, no se rendirá. Os lo puedo asegurar, yo que la conozco bien. Si tenéis la paciencia de leer todos mis relatos, en los que iré desgranando su vida, como si de una biografía se tratara, ya la conoceréis casi tanto como yo. Y ella os amará, porque está llena de amor: por sus hijos, por sus nietos, por sus amigos y por los buenos lectores.
Yo me llamo Alicia. La conocí cuando las dos trabajábamos en la Consellería. Desde el principio congeniamos. Ella me ayudó muchísimo con mis estudios, pues decía que así se consolaba de no haber podido estudiar ella misma. Es falso, desde luego: ella se había pasado la vida estudiando, de una u otra forma, porque era lo que más le gustaba hacer en la vida. Lo que pasó es que nunca pudo hacer una carrera universitaria y se tuvo que conformar con la de funcionaria. Y aun ésta, sin demasiado éxito.
Quiso el destino que las dos compráramos un piso en la misma finca. La tengo a dos pisos de distancia y sé que puedo contar con ella siempre que la necesite. Y viceversa. Muchas de mis tardes libres las paso con ella y hablamos, hablamos mucho. Ella más que yo, habla por los codos y me cuenta todo, lo vivido, lo imaginado, lo deseado, todo. Lo mío es sonsacar. Cuando le digo que su vida me parece apasionante, ella se ríe hasta las lágrimas: no encuentra esa pasión de la que yo hablo, por más que la busque. Sí, ha habido momentos de pasión en su vida, pero dice que no ha sido una vida de logros, sino de fracasos. Y como yo no estoy de acuerdo con eso, decidí contaros, a mi modo, a retazos, los pedazos de su vida que ella me ha ido contando. La tarea de unirlos y de sacar conclusiones de si ha sido en realidad ─o no─ una vida interesante, corresponderá a los que lleguen a leer, algún día, esta colección de relatos. Os dejo, pues, con lo que he dado en llamar Los éxtasis de Teresa.