Читать книгу Ser paz en un mundo en conflicto - Marshall B. Rosenberg, Marshall B. Rosenberg - Страница 12
ОглавлениеEl propósito de la
Comunicación NoViolenta
“Enseña a todos esta triple verdad: un corazón generoso, un lenguaje amable y una vida de servicio y compasión son las cosas que renuevan la humanidad”.
BUDA
La espiritualidad encarnada en la CNV existe no tanto para ayudar a las personas a conectar con lo divino, sino más bien para actuar movidos por la energía divina de la que hemos sido creados, nuestra energía natural de servicio a la vida. Es un proceso vivo para mantenernos conectados a la vida que hay en nuestro interior y a la vida que se manifiesta en otras personas.
Milton Rokeach, un investigador y psicólogo de la Universidad Estatal de Michigan, estudió ocho de las religiones básicas del planeta para ver si, en alguna de ellas, las personas que practicaban seriamente esa religión eran más compasivas que otras. Descubrió que las ocho religiones que estudió eran más o menos equivalentes en cuanto a compasión1.
Pero luego las comparó con personas que no pertenecían a ninguna religión y descubrió que ¡las personas que no se afiliaban a ninguna religión eran mucho más compasivas! Lanzó también una advertencia al lector en cuanto a la interpretación de estos datos, porque en cada religión hay dos poblaciones claramente distintas. Si se separaba un grupo minoritario (creo que era alrededor del 12 por ciento) de la mayoría, esta pequeña minoría era mucho más compasiva que las personas que no iban a la iglesia.
Por ejemplo, yo estaba trabajando en un pueblo de Palestina y, al final de una sesión, un joven me dijo: “Marshall, me ha gustado mucho tu formación, pero, ¿sabes?, esto no es nada nuevo; no te lo tomes como una crítica, pero es sencillamente islam aplicado”.
Me vio sonreír y me preguntó por qué sonreía.
Le dije: “Ayer estuve en Jerusalén y un rabino ortodoxo me dijo que era judaísmo aplicado. Y el responsable de nuestro programa en Sri Lanka, un sacerdote jesuita, piensa que es cristianismo”.
De modo que la espiritualidad de esa minoría más compasiva de cada una de las religiones está muy cerca de aquello a lo que trata de servir la Comunicación NoViolenta.
La CNV combina pensamiento y lenguaje
La CNV es una combinación de pensamiento y lenguaje, junto con algunos recursos para usar nuestro poder, diseñados para servir a una intención específica. La intención es crear la calidad de conexión con otras personas y con nosotros mismos que permite que brote nuestro impulso natural de dar a los demás. En este sentido, es una práctica espiritual: todas las acciones se llevan a cabo con el único propósito de contribuir deliberadamente al bienestar de los demás y de nosotros mismos.
El propósito principal de la Comunicación NoViolenta es conectar con otras personas de maneras que permitan que tenga lugar ese dar de manera compasiva. Es compasivo porque sale del corazón por voluntad propia. Ofrecemos servir a los demás y a nosotros mismos no por sentido del deber u obligación, no por miedo al castigo o por el deseo de una recompensa, no por culpabilidad o vergüenza, sino por lo que yo considero parte de nuestra verdadera naturaleza. Está en nuestra naturaleza disfrutar dándonos unos a otros. La Comunicación NoViolenta nos ayuda a conectar los unos con los otros al permitir que nuestra naturaleza se manifieste en cómo damos a los demás y cómo los demás nos dan a nosotros.
Nada produce más alegría que emplear nuestros esfuerzos al servicio de la vida
Cuando algunas personas escuchan que yo pienso que nuestra naturaleza es disfrutar dándonos los unos a los otros, se preguntan, estoy seguro, si no soy un poco ingenuo o si no soy consciente de la cantidad de violencia que hay en el mundo. ¿Cómo puedo pensar que está en nuestra naturaleza disfrutar de dar a los demás compasivamente, con lo que está sucediendo en el mundo? Créame, veo la violencia. Trabajo en lugares como Ruanda, Israel, Palestina y Sri Lanka.
Aunque soy bien consciente de toda esa violencia, no creo que esa sea nuestra naturaleza. En todos los lugares en los que trabajo, pido a los participantes que piensen en algo que hayan hecho en las últimas veinticuatro horas que haya contribuido de alguna manera a enriquecer la vida de otra persona. Después de que piensen durante un minuto, les pregunto: “Ahora, ¿cómo se sienten al ser conscientes de cómo ese acto ha contribuido a enriquecer la vida a alguien?”. Y todos tienen una sonrisa en la cara. Es universal: la mayoría de personas disfrutan al dar a los demás.
Cuando nos hacemos conscientes del poder que tenemos para enriquecer la vida, de cómo podemos servir a la vida, nos sentimos bien. A menudo continúo con la siguiente pregunta: “¿Puede alguien pensar en algo que resulte más gratificante en la vida que emplear sus esfuerzos de esa manera?”. He hecho esta pregunta en lugares de todo el planeta y todo el mundo parece estar de acuerdo. No hay nada mejor, nada que nos haga sentir mejor, nada que disfrutemos más, que emplear nuestros esfuerzos en servicio de la vida, contribuyendo al bienestar los unos de los otros.
Bien, si eso es así, entonces ¿por qué la violencia? Bueno, yo creo que la violencia proviene de cómo hemos sido educados, no de nuestra naturaleza. Estoy de acuerdo con el teólogo Walter Wink, que cree que desde los albores de la civilización —al menos ocho mil años atrás— se nos ha educado de una forma que hace que disfrutemos de la violencia. Este tipo de educación nos desconecta de nuestra naturaleza compasiva.
¿Y por qué se nos educa de esa manera? Es una larga historia. No entraré en ella nada más que para decir que empezó hace mucho tiempo con ciertos mitos sobre la naturaleza humana que caracterizan a los humanos básicamente como seres malvados y egoístas, y que aseguran que la buena vida consiste en que las fuerzas heroicas aplasten a las fuerzas malvadas. Hemos estado viviendo sumidos en esta mitología destructiva durante mucho tiempo, y esta mitología viene acompañada de un lenguaje que deshumaniza a las personas y las convierte en objetos.
Hemos aprendido a pensar juzgándonos los unos a los otros de forma moralista. Tenemos en nuestra conciencia palabras como correcto, incorrecto, bueno, malo, egoísta, desinteresado, terroristas, defensores de la libertad. Y relacionado con estos juicios hay un concepto de justicia basado en lo que “merecemos”. Si haces cosas malas, mereces un castigo. Si haces cosas buenas, mereces un premio o recompensa. Desafortunadamente, hemos estado sometidos a esta conciencia, esta educación defectuosa, durante mucho, mucho tiempo. Creo que este es el corazón de la violencia que hay en nuestro planeta.
La CNV nos acerca a nuestra verdadera naturaleza
La Comunicación NoViolenta, por el contrario, es una integración de pensamiento, lenguaje y comunicación que creo que nos acerca más a nuestra verdadera naturaleza. Nos ayuda a conectar los unos con los otros para que podamos volver a la forma de vivir que disfrutamos de verdad: contribuir al bienestar los unos de los otros. A lo largo del libro, a medida que voy mostrando cómo aplicar este proceso en nosotros mismos, en nuestras relaciones y en el trabajo por el cambio social, he incluido ejercicios para ayudarle a interactuar con las ideas que vaya aprendiendo, e incluso aplicarlas sobre la marcha.
Por ejemplo, comenzaré por pedirle que piense en una situación actual de su vida en la que alguien se está comportando de manera en que no le está enriqueciendo la vida. Esto podría abarcar desde una pequeña irritación que alguien le haya causado hasta algo importante que le está molestando sobre cómo se comporta esta persona. Pero escoja una situación real y le mostraré cómo la Comunicación NoViolenta puede ayudarle a crear una conexión en esa situación que llevará a que todas las personas involucradas puedan satisfacer sus necesidades, a que las personas actúen con el único propósito de enriquecer la vida los unos de los otros, lo cual ciertamente incluye satisfacer nuestras propias necesidades. Ahora que tiene a esa persona en mente, veremos cómo nos sirve la Comunicación NoViolenta.
En todos los lugares del mundo donde hago talleres parece que siempre hay alguien que tiene una situación con un niño de dos o tres años con la que quiere trabajar. ¿Y cuál es ese comportamiento de los niños que hace volverse locas a tantas personas? Cuando se le pide que haga algo, el niño dice cosas horribles, como por ejemplo “No”.
“Por favor, guarda los juguetes en su caja”.
“No”.
Algunas personas me cuentan que viven con su pareja y esta les dice cosas horribles, como “Me duele que hagas eso”.
Y algunas de las personas con las que trabajo tienen problemas mucho más graves y quieren saber cómo aplicar la Comunicación NoViolenta. En lugares como Ruanda, las personas tal vez se pregunten: “¿Cómo me comporto con mi vecino cuando sé que su familia mató a un miembro de la mía?”.
EJERCICIO:
Si quiere comprender el proceso de la Comunicación NoViolenta de una forma práctica, le sugiero que participe en los ejercicios que encontrará a lo largo de este libro. Cada ejercicio va incorporando lo aprendido en el anterior. Para beneficiarse de esta experiencia, puede comenzar pensando en una interacción con otra persona que no haya ido como a usted le habría gustado y sobre la cual le gustaría aprender cómo ser paz. Sea cual sea la circunstancia que ahora le venga a la mente, sea grande o no tan grande, escríbala o haga una nota mental de lo siguiente: una acción específica de esa persona que no enriquece su vida. Puede ser algo que hace, algo que no hace, algo que dice, algo que no dice. Ahora que ha anotado lo que esta persona hace que a usted no le gusta, téngalo en mente mientras lee el resumen sobre cómo aplicar la Comunicación No-Violenta cuando se comunique con esta persona.
1. El autor no se refiere a compasión en el sentido de lástima o piedad, sino a la capacidad de comprender la situación del otro reconociendo su humanidad.