Читать книгу Simple-Mente un caballo - Marta Prieto Asirón - Страница 22
[Competencia-Entrenamiento]
Оглавление“Sin piernas, no hay jinete”
Anónimo
Un buen jinete es el resultado de muchas horas de equitación para desarrollar no sólo unos buenos músculos, sino también una técnica depurada de control del caballo. Únicamente el trabajo de perfeccionamiento constante permite adquirir y desarrollar las habilidades necesarias para montar con destreza.
Todos los grandes deportistas son, por encima de todo, personas con una gran fuerza de voluntad, con una perseverancia fuera de lo común. Su destreza física es, fundamentalmente, resultado de una gran capacidad mental.
Hace poco asistí a un interesante desayuno en el que Toni Nadal, entrenador y tío del campeón de tenis, Rafa Nadal, hablaba de los valores que inspiran su enfoque de trabajo. Toni contaba cómo, en un partido de final, le decía a Rafa que él no era mejor que su contrincante, el suizo Roger Federer, ni en el drive, ni en el revés, ni restando ni mucho menos sacando. Pero que su coraje y su fuerza de voluntad eran, sin duda alguna, muy superiores a las de su rival. Esa dosis extra de confianza ayudó a Rafa en ese partido, que remontó y ganó al formidable adversario que es Federer. El conocimientos sobre la propia competencia hace que aumente la confianza en nosotros mismos. Esta es, sin duda, la clave de gran parte del éxito del tenista mallorquín (camino de convertirse en el más grande jugador de tenis de todos los tiempos) y lo que le hace sobresaliente sobre cientos de otros jugadores con condiciones físicas también excepcionales.
Neurólogos como Daniel Levitin afirman que dominar una disciplina se consigue después de unas diez mil horas de práctica. Malcom Gladwell, ha escrito un libro (titulado Fueras de Serie) sobre este tema en el que explica que “gente como Bill Gates, o los Beatles necesitaron no sólo una gran inteligencia, haber estado en el lugar y momento adecuados, un gran talento y visión para lograr el éxito, sino también y por encima de todo, innumerables horas de entrenamiento y práctica”.
Según Michael Bungay Stanier (autor del libro Do less Good Work and more Great Work), ser extremadamente competente requiere enfoque, coraje y resistencia. Hay que tener claro qué es importante para uno, dónde están las oportunidades, y la voluntad de empezar un trabajo genial, incluso si es más cómodo quedarse con un “buen trabajo”. Pero, por encima de todo, hace falta resistencia para continuar cuando las cosas se ponen difíciles.[6]
“Mis cuadros son una suma de destrucciones”
Picasso
Aumentar el grado de competencia requiere, sin duda alguna, enorme esfuerzo pero a cambio tiene una elevada recompensa. Además de proporcionar en cada momento la inigualable satisfacción del trabajo bien hecho, sólo el dominio de una disciplina permite la confianza necesaria para poder desmontar lo conocido y volver a construirlo de otra manera. Este es uno de los puntos de partida de un gran proceso creativo. Picasso creó el cubismo después de dominar todos los estilos conocidos de pintura. Desconstruyendo lo que conocía es cuando empezó de verdad a ser el enorme artista que ha sido. El director de cine Woody Allen, gran aficionado a tocar el saxo en un grupo de jazz, lo decía de esta manera: “Cuanto más entreno más improviso”.
Los que nos dedicamos al complejo mundo de la empresa sabemos que ser un buen profesional no se consigue de un día para otro sino después de muchos años de trabajo en muchos campos y disciplinas de conocimiento técnico y humano. Sólo después de acumular mucho conocimiento y experiencia y a partir de nuestra propia reflexión e interpretación de lo que sabemos, nuestra contribución personal puede empezar a ser verdaderamente significativa.