Читать книгу Rumiar - Martín Guerrera - Страница 10
ОглавлениеCapítulo 5. Es... tu Amor
Es tu amor que me da valor,
Es por tu cruz que vivo hoy.
Es tu amor que me dice quién soy,
Es en tu abrazo que puedo saber
Que tú eres mi Dios (mi Padre).
Soy la prueba fiel de tu amor,
Sin ti yo no podría ser quien soy.
Fue tu amor quien me encontró
Y me amó tal como soy.
(Fragmento de la Canción “Es tu amor”)
Hay una canción que compuse hace mucho tiempo que se llama “Es tu amor”. Parte de ella es lo que leíste al empezar. Mi intención no es decirte verdades que jamás hayas escuchado, sino más bien recordarte aquellas que, seguramente, ya sabes, pero a veces se olvidan. Por eso, para mí es importante hablarte sobre el AMOR DE DIOS. Espero no ser sólo uno más filosofando sobre el amor, que intenta llenar de palabras poéticas y rimas al pasar, sino alguien que te recuerde que Su Amor, lejos de ser metafórico, ni poético, muchos menos mezquino, es REAL.
Buscamos desde que somos pequeños sentirnos amados y amar. Esto será para nosotros siempre una búsqueda natural, sentir la plenitud del amor llenando cada fibra de nuestras vidas. Es natural, fuimos diseñados así. El amor nos estructura, nos da seguridad, valor, nos dignifica, nos impulsa. Por amor podemos dar nuestra vida y dar vida, pero también muchas veces por amor se han hecho cosas incorrectas. Y es por eso que desde hace siglos filósofos, poetas y eruditos han filosofado sobre el amor, generando teorías, ideologías y falsas verdades, confundiendo a la sociedad desde siempre, generando idearios erróneos. Películas, novelas, escritores, poetas, canciones, distintas maneras de contar el amor y su ideal del mismo. El amor nos cruza, amamos a nuestros hijos, padres, esposa, esposo, amamos a nuestras mascotas, y muchas veces amamos ideas. Amamos, por instinto, siempre amaremos. Por eso se han escrito cientos de novelas y filmado cientos de películas y se han hecho miles de canciones donde el amor siempre salva al protagonista y el amor nos lleva a la felicidad total.
Pero: ¿qué es el amor? ¿Cuándo empezamos a amar y hasta cuánto amamos? ¿A quién y qué amamos? Y podría seguir formulando incógnitas infinitamente, sin darte nada nuevo. La verdad es que esas respuestas no estarán hoy en este relato.
(Romanos 8:37-39)
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Por eso hoy me pareció un buen día para que hablemos del amor de Dios: el puro, el verdadero, el que salva, perdona. Nos alcanza, nos espera, nos restaura, nos cuida, nos valora, el que se da sin esperar nada a cambio. Aquel amor que jamás cambiará, que nada ni nadie lo apartará de nosotros, excepto nosotros mismos.
Tenemos dos opciones: dejarnos amar por Dios y disfrutar su amor, o sólo negar su amor y buscarlo incesantemente por todos lados y jamás encontrar algo igual. El te ama, y te amará siempre. No sé cuál ha sido tu experiencia con el amor, pero algo sí sé, y es que Dios te ama, no por lo que haces, ni puedas hacer. Sino por una sencilla razón: Él es tu Padre y como todo padre, el amor no se basa en logros, sino en la condición de ser hijos.
Déjate amar por Dios ¿Te animas?