Читать книгу La curación de los chakras y el equilibrio energético - Michelle S. Fondin - Страница 14
LA CONSCIENCIA
ОглавлениеEn cualquier práctica espiritual, la consciencia es la primera clave para despertar. Al terminar las vacaciones, cuando te das cuenta de que no te entran los vaqueros y te pesas, te vuelves consciente de que tendrías que adelgazar. Sin esta consciencia, no harás nada para cambiar. Consciencia significa salir de la oscuridad y entrar en la luz. La gran mayoría de las veces cuando nos abrimos a la consciencia es por nuestro propio bien en ese momento. Sin embargo, en ocasiones nos da miedo de lo que podemos encontrar. Despertar puede significar encontrarnos en un lugar donde no queremos estar. Consciencia puede significar ver el lío que debemos arreglar. Algunas veces nuestra amiga consciencia es como una bofetada en la cara que no nos sienta muy bien. Entonces viene nuestra amiga negación y nos persuade para que volvamos a lo que nos hacía sentir bien aunque quizá no sea lo apropiado.
Eres humano. Tienes un cuerpo físico, un cuerpo emocional y un cuerpo energético. También eres un espíritu con una existencia espiritual que ahora mismo está limitada por un cuerpo. El despertar solo puede producirse al aceptar la totalidad. Sin embargo, nuestra otra amiga, la mente, aparece también y trata de convencernos de que una manera es mejor que otra. Por ejemplo, la mente intenta decirnos: «Si hubieras tenido mejores padres, ahora tu situación financiera sería mejor». Y entonces viene el ego y añade su aportación: «Sí, y si tu jefe te tratara mejor, podrías haber conseguido el aumento que te mereces». Así que todas estas partes crean lo que eres, y el equilibrio consiste en aceptar cada una de ellas.
Conforme trabajas con los chakras, surgirán cosas. Los agravios, el dolor, las aflicciones pasadas y los malestares del presente alzarán la voz y se mostrarán ante ti. Esto es bueno y es lo que necesitas para sanar. Por supuesto, no hace falta que los aceptes inmediatamente. Solo sé consciente de ellos. Nótalos. Salúdalos. Míralos como verías una película en una pantalla. A veces basta con la consciencia para curar lo que te aflige.