Читать книгу El misterio del tatuaje flotante - MJ Villamancebo - Страница 3
Capítulo 1 La despedida
Оглавление-Estas preciosa esta mañana- dijo él, cuando la vio asomada a la ventana.
Ella se volvió, y él pudo ver que estaba llorando, y un sentimiento de profundo dolor se apodero de él.
Ella, tan majestuosa, tan dulce, se secó las lágrimas, lo miro y le dedico una sonrisa que intentaba ocultar su profundo dolor.
Él se acercó, le cogió la cara con ambas manos, y con los dedos pulgares trato de limpiar, de su hermoso rostro, los restos de las lágrimas.
-Te amo,... te amare siempre- le dijo.
Ella reacciono como si fuera la primera vez que se lo oía decir, y lo abrazo con fuerza,... no quería separarse de él, aunque sabía que debía hacerlo.
-Gracias- Consiguió decir, en un susurro.
Él busco sus ojos con la mirada, pero ella seguía aferrada a él. Entonces le cogió la barbilla muy dulcemente y la miro a los ojos.
Esos ojos verdes, que lo habían enamorado desde siempre. Él no tenía un solo recuerdo en que no estuviera locamente enamorado de ella.
-Llevarás tu ropa ceremonial arrugada- Consiguió decirle, evitando así hablar del dolor que los estaba matando a ambos.
-No importa- Dijo ella, volviendo a apoyar su cabeza en el pecho de él- Necesito escuchar tu latido, sentir tu calor..., por última vez.- Respiro hondo y continúo diciendo.- Te voy a extrañar mucho.- y rompió a llorar de nuevo.
-Ya hemos discutido este tema demasiadas veces- le dijo sujetándola fuerte contra si, intentando no perder el control sobre sus sentimientos. -Espérame en la otra vida, prometo hacerte feliz- Consiguió susurrar.
Ella lo miro a los ojos, y lo beso con pasión, con miedo, con ansiedad.
Él,... se dejó llevar.
Se separaron, poco a poco, se miraron a los ojos, de nuevo, y ella se volvió y comenzó a arreglarse la ropa.
Él respiro hondo, recupero la compostura y se dirigió a la puerta.
Entonces, ella se volvió y le dijo con la voz casi recuperada.-Gracias amor.
Gracias por creer en mí, por comprenderlo todo, gracias por amarme, gracias...-
El la interrumpió, antes de que rompieran a llorar los dos. Estaba al límite de sus fuerzas.
-Cumpliré mi misión, te lo prome...- y la puerta se abrió de repente y una sirvienta entro.
Cuando se dio cuenta de que había interrumpido una conversación, se giró y se quedó quieta, mirando a la puerta y pidió perdón por no haber llamado antes.
-No te preocupes- Le dijo el -Yo no debería estar aquí.-
-Majestad- Continuo la sirvienta, mirando todavía a la puerta por la que acababa de entrar- ya está todo preparado, es la hora.-
La joven doncella, también estaba sufriendo. Su voz al decir estas últimas palabras fue débil, como si hubiese deseado no pronunciarlas.
-Ya vamos, Litsa- dijo él dirigiéndose a la puerta con paso decidido.
-Dyehuty, espera- dijo ella, majestuosa, con su traje ceremonial.
Él se paró en seco y dijo sin volverse a mirarla. -Nunca me llamas así en privado, por favor, no lo hagas ahora. No me lo hagas más difícil.- Dijo el.
--Thoth, por favor- dijo la Suma Sacerdotisa Emperatriz, acercándose a él, por detrás -un último beso- suplico.
Como resistirse... fue imposible.
Litsa salió de la habitación mientras los esposos se despedían en la intimidad de su alcoba, y espero fuera.
Unos minutos después, él salía del cuarto con paso firme, casi furioso, pensó Litsa, si no hubiese estado acostumbrada a los andares militares del "Guardián de los Secretos".
Ella, la Suma Sacerdotisa Emperatriz, iba detrás de él, con un paso más majestuoso, lento comparado con el del militar.
Cuando llegaron al Gran Salón, donde estaba reunida toda la alta esfera de aquel país, él, no pudo evitar volver a sentir la punzada de dolor al mirarla, mientras ella daba su discurso de despedida.
Él no la escuchaba, solo se limitó a observarla, tan bella.
La túnica roja que vestía, con un tocado de plumas de pavo real, le sentaban muy bien y realzaba su belleza natural.
Su piel color canela, sus ojos verdes, sus suaves labios, no podían ocultar el dolor que aquella situación le causaba.
Ella había traído una misión de las estrellas.
Su alma, había traído una sabiduría a este mundo, que había dividido su reino.
Dyehuty, tenía la obligación de llevar a cabo ese plan traído desde lejos... que su gran amor había traído desde las estrellas... y ella ahora moriría, para salvar a la raza humana,... y él,... tenía la obligación,... de que su muerte no fuera en vano.