Читать книгу El misterio del tatuaje flotante - MJ Villamancebo - Страница 9

Capítulo VII El despacho de Zoe

Оглавление

-Buenos días -Dijo feliz el Comandante, al atravesar la puerta y ver al equipo.


-Buenos días -Le respondieron.


-Estás de buen humor hoy, Comandante -Afirmo Abigail.


-Si, Dra. Pacheco. Estos días estamos progresando mucho, y hoy tengo esperanza. Una esperanza que no tenia cuando los conocí. -Respondió el Comandante Amat, aunque en realidad lo que pasaba era que sabia que Zoe había pasado la noche en casa de Katia, y que Pelayo estaba sacando sus cosas de casa. -Si, tengo esperanza. -Se repitió para si mismo.


-Buenos días -Dijo Katia, cuando Zoe y ella entraron.


-Buenos días -les respondieron.


El Comandante miraba a Zoe, tratando de averiguar como estaba, como le había afectado su reciente ruptura.


-Buenos días Comandante -Le dijo Zoe cuando se dio cuenta. -¿Tienes algo para enseñarme, aparte del café que te estas tomando.?-


-¿Quieres uno? Te noto un poco cansada, ¿No has descansado bien? -Le pregunto el Comandante.


Zoe se puso frente a él con los brazos cruzados, aparentando enfado, aunque no era así, y le dijo

-Sabes que no me gusta el café...,solo su olor... y sabes lo que pasa, por que nos tienes vigilados a todos... No te hagas el listillo.-


-Y...¿Como estas?- pregunto el en voz baja, para que no lo oyera el resto del equipo que estaban trabajando.


-Bien... mejor de lo que pensaba. Gracias. -Susurro ella.


-Si necesitas descansar, dímelo, te presto mi cama cuando la necesites. -Dijo el acercándose peligrosamente al oído de Zoe. Cosa, que le acelero el corazón a ella.


-Gracias -Acertó a decir -Estoy bien.-


-Chicos, me voy. -Dijo el Comandante dirigiéndose hacia la puerta. -En el office tenéis donut, que ha traído Ansuez hace un rato.-


-Yo quiero -Dijo Raúl, dirigiéndose hacia la puerta.


-Raúl, tráeme uno, que no puedo ir ahora. -Dijo Irma mientras desmontaba la impresora.


-Otro para mi. -Dijo Katia

-Yo también quiero. -dijo Roque, que se dirigía a la mesa de Zoe con un montón de libros.


-Vaaale..., traigo uno para cada uno, y quien no quiera, que se lo coma igual. -Dijo Raúl.


-Así me gusta, amigo. Ordenando. Ja, ja, ja... -Se rió el Comandante Amat mientras esperaba a Raúl con la puerta abierta.


Paso la jornada laboral, y poco a poco se fueron los componentes del equipo, hasta que Zoe se quedo sola.


Hacia horas que se había echo de noche, y no tenia ganas de ir a su casa, ni tampoco tenia ganas de ir a la de Katia.


-Creo que esta noche me quedare en mi despacho. -Pensó. -Así le sacare algún provecho, por que lo tengo de biblioteca y de trastero.-


Echo un vistazo al despacho, y era grande, y cuando quito varias cajas de libros del sofá, comprobó que este era realmente cómodo.


-Si, definitivamente, esta noche me quedo aquí. -Se dijo cuando se tumbo en el sofá.


Busco con la mirada, su bolsa con las cosas que había cogido de su armario la noche anterior, y la encontró detrás de su escritorio.


Se levanto y fue hacia ella.


La abrió encima de la silla del escritorio y saco una sábana grande y una manta fina.


-Aquí no hace frío, creo que la manta me la dejare de cabecera. -Pensó mientras la doblaba para hacerse una cabecera.


Ya que estaba alli, pensó que no le vendría mal organizar un poco aquel lío de cajas.


Fue poniendo las cajas mas pesadas en un rincón, mientras que las mas livianas, la puso en una librería que había detrás de su escritorio.


-¡Anda, están aquí! -Exclamo cuando vio una caja con sus cosas de escritorio. Las que a ella le gustaba tener sobre la mesa y en los cajones.


Desde que llego, se había centrado en el trabajo, y había dejado para luego organizar su despacho. No esperaba recibir visitas, y las reuniones, o bien se hacían en el laboratorio, o en el despacho del Comandante.


Cogió la caja, y la coloco sobre la mesa, sin darse cuenta de que había un recambio de tinta de bolígrafo, que exploto bajo la presión de la caja.


-NO ME LO PUEDO CREER- Grito cuando se dio cuenta de lo que acababa de pasar.


Llevaba todo el pantalón manchado de tinta, ademas de la mesa, la silla, etc.


Al oír el grito, la señora encargada de la limpieza, que estaba limpiando el pasillo, y la había hablado con Zoe, antes de entrar a su despacho, llamo a la puerta.


Zoe, al verla, le contó lo ocurrido, y le pidió ayuda.


-Zoe, lo mejor será que te duches, o tendrás la pierna "pitufo" durante mucho tiempo. -Dijo la limpiadora.


Zoe sonrió, y le dio la razón. -¿Donde puedo ducharme? No he visto duchas en los baños.-


-En el gimnasio del ejercito, hay. Pero yo te aconsejo que le pidas permiso al Comandante y te duches en la de su despacho. - Le recomendó la señora de la limpieza.


-¿Amat tiene ducha? -pregunto sorprendida.


-Es el único despacho de esta sección que lo tiene. Supongo que por eso se lo quedaría. -Dijo la señora.


-Es posible. -Dijo Zoe, que no quería contarle mas cosas.


Cogió la ropa que se iba a poner después y saco todo lo que llevaba en la bolsa sobre el sofá, y la tapo con la sabana.


-Deja esto así, por favor. Y gracias, muchas gracias. -Le dijo a la Señora de la limpieza, mientras metía la ropa elegida dentro de la bolsa.


Esta le dijo que no se preocupara y siguió limpiando la tinta, antes de que se secara y fuese imposible hacerlo.


Zoe salio de su despacho, y fue directa al de Ramiro.


Respiro hondo antes de entrar. No quería entrar en detalles de por que no le apetecía ir a su casa, por lo que decidió centrarse en la tinta de su pantalón.


Llamo y no hubo respuesta. Abrió la puerta y entro, y no había nadie.


Salio y fue al laboratorio, y tampoco había nadie.


-Zoe, ¿que hace aquí? -Alguien le dijo a sus espaldas.


Del susto se volvió rápidamente, y vio que era el Teniente Ansuez.


-Que susto Teniente,... estoy buscando a Amat, al Comandante, quiero decir. -Respondió Zoe.


-No se preocupe, ya se que no hay muchos formalismos entre ustedes. Ramiro estará en el gimnasio que hemos montado. La verdad es que esta muy nervioso, y hacer deporte le va muy bien. ¿Ocurre algo? ¿Para que lo necesita?-


-Es que me he manchado con tinta, y necesito ducharme. La señora de la limpieza me ha recomendado la ducha del Comandante. Ya que es mas intima. -Respondió Zoe.


-Pase y dúchese con tranquilidad. Ramiro tardara un par de horas todavía. Tiene tiempo suficiente para ducharse. Yo le diré lo que le ha ocurrido. La señora de la limpieza tiene razón, en las duchas del gimnasio nos duchamos todos, y la mayoría somos hombres. -Dijo Ansuez.


-Entonces, voy a ducharme. Gracias - Dijo Zoe saliendo del laboratorio, justo delante del Teniente y entrando en el despacho del Comandante.


Se sentía como un ladrón en el despacho de Amat, sin que el estuviera allí.


Cuando iba al despacho, siempre había mas personas. Amat se encargaba de que no estuvieran solos, nunca.


Al entrar al baño, se sorprendió, al ver, lo organizado que estaba todo.

-No se por que me extraño, si es un maniático del orden. No se ni como no me ha ordenado que organice mi despacho, o peor, lo ha ordenado el mismo. Sera por que no ha ido. -Se dijo pensativa.


Se desnudo y entro en la ducha.


Mientras que todo esto pasaba, el Comandante estaba en el gimnasio, y se hizo daño en un hombro.


Como no quería que lo tocase nadie y no quería molestar a Ansuez a estas horas, por que ya estaría dormido, decidió dejar el deporte para el día siguiente, y se fue.


Cuando llego a su despacho, no noto nada extraño. Cerro la puerta por dentro, y se desnudo, como hacia siempre.


Su despacho se había convertido en su casa. Por el día era un despacho, por la noche un extraño dormitorio. El sofá cama era bastante cómodo.


El armario donde guardaba la ropa, parecía un archivador. Lo era, pero lo habían modificado para su comodidad.


Amat, entro en el cuarto de baño, cuando se dio cuenta de que había alguien en la ducha.


Se miro, viendo que estaba totalmente desnudo, y cogió una toalla que se lió rápidamente a la cintura.


La ducha dejo de funcionar, y de repente la mampara se abrió.


Y alli estaba ella. ..Totalmente desnuda... Ni en sus sueños habría imaginado tanta perfección.


Se quedo mirándola sin poder moverse, sin hablar, solo mirando.


A Zoe no le fue tan bien.


Un grito ahogado salio de su garganta, y cerro rápidamente la mampara de nuevo.


Durante unos segundos, ambos se quedaron quietos, sin saber exactamente que hacer, hasta que Zoe dijo: -Me pasas la toalla, por favor.-


-Ah, si. -dijo Amat, que en ese momento, se dio cuenta de que la toalla que llevaba, era la que tenia preparada ella.


Abrió un armario y saco una de un color parecido y se la dio.


Ella abrió la mampara lo justo para poder sacar la mano.


Se lió la toalla al cuerpo y salio lentamente.


Amat, estaba disfrutando cada segundo. Pensó, que debía estar haciendo algo bien, para tener aquel premio, aunque solo fuese para la vista.


Zoe, en cambio, estaba avergonzada y comenzó a hablar. -Ansuez me ha dicho que podía usarla, que tardarías un rato... Madremia..., llevabas razón, los tatuajes parecen que flotan sobre tu piel. -El tono de vergüenza con el que comenzó la frase, se había convertido en fascinación.


Amat, se movió incomodo, como un animal acorralado, temiendo que lo tocara, y al mismo tiempo deseando que lo hiciera.


-No te muevas, que voy con cuidado. Si te mueves, te puedo tocar. NO TE MUEVAS.- Le grito Zoe al Comandante.


Este, no sabia que hacer en esta situación tan surrealista, y decidió obedecer.


-Son fascinantes, así, al natural. -Seguía murmurando ella.


-Zoe... -Consiguió decir después de un rato.


-No... te... muevas... -Repitió Zoe, con contundencia.


-Zoe -Repitió.


-Que no te muevas, que no te toco. -Respondió ella con enfado.


-Dra. Alcalá ...,no me muevo..., pero ¿puedes escucharme? -Volvió a decir el.


-¿Que? -Dijo ella muy enfadada, mirándolo a la cara, frente a frente.


-Zoe..., los dos estamos desnudos..., por si no te habías dado cuenta. -dijo el señalando las toallas.


Ella se sonrojo al ver que era cierto.


-Si..., eso..., y ademas no soy de piedra.-Continuo el, señalando su toalla.


La vergüenza se apodero de Zoe, que instintivamente se movió para que Amat saliera del baño.


Momento que el aprovecho para salir de alli, y tratar de recuperar el control de su cuerpo excitado y nervioso.


Cuando Amat, cerro la puerta, Zoe, respiro hondo y se vistió rápidamente, y salio del baño, evitando cualquier contacto visual con el Comandante.


-Lo siento. Ya me voy. -Dijo a modo de despedida, y salio de alli, sin darse cuenta de que Amat, también se había vestido.


Cuando llego a su despacho, no sabia que hacer, ni que decir, nada.

-Madremia, que vergüenza, no voy a poder volver a mirarlo a la cara. ¿Que hago? ...Voy a llamar a Katia, a ver que me aconseja.-


Cogió su móvil y la llamo. Y le contó lo que acababa de pasar.


-No te rías, Katia. -Decía Zoe, muy enfadada.


-Es que no me lo puedo ni imaginar, jajaja... -Katia no podía dejar de reír, al otro lado del teléfono.


-Katia, por favor... Así, no me sirves de ayuda. -Dijo Zoe enfadada, mientras Katia no paraba de reír, y le colgó el teléfono.


-Creo que lo mejor será que me despida. Si..., eso es lo que tengo que hacer, despedirme, y así no tendré que volver a verlo. -Se decía para si misma, cuando alguien llamo a la puerta, sacándola de sus pensamientos.


No le dio tiempo a decir que estaba abierto, cuando Amat abrió la puerta y entro.


-Espero no molestar. Te has dejado esta toalla. -dijo enseñándole la toalla, que dejo sobre una silla que había cerca.


Ella no podía ni respirar, y Amat al darse cuenta intento calmarla. -Zoe, ha sido un momento muy incomodo, bonito, pero incomodo.-


Cuando dijo "bonito" ,para Zoe fue como si la zarandearan.


Y escucho como Amat seguía hablando. -Zoe, me he encontrado con Ansuez, que yo pensaba que estaba acostado ya, pero estaba recogiendo un pedido que acababa de llegar. Me ha dicho que el te ha dado permiso para entrar. -Respiro hondo y continuo, el también estaba muy nervioso y hablaba sin parar.


-Yo también te habría dejado usarlo. El caso es que no te esperaba, y no se que haces aquí a estas horas. No me lo digas. Da igual. Es cosa tuya. El caso es que... me he echo daño en un hombro, y he terminado mi sesión de ejercicios antes de lo que tengo acostumbrado. He pensado. que con agua caliente, quizá se me quitaría el dolor...-


-¿Que quieres Amat?- Consiguió decir Zoe.


-Pedirte perdón, de verdad, lo siento. Si lo hubiese sabido no habría ido al despacho hasta que hubieses salido de él . -Dijo este mirándola a los ojos.


-¿Habrías esperado en el pasillo todo el rato? -Dijo ella, con asombro. La caballerosidad de él era realmente arrebatadora.


-Si -dijo sin pensar.


-Es un detalle de tu parte. Gracias. -Dijo ella, sintiendo como él también estaba avergonzado de lo que había pasado.


-La pena es que no te habría visto desnuda. Creo que no lo voy a olvidar en la vida. A sido muy bonito- Dijo el, sincerándose.


-Ibas muy bien, Amat. Gracias por recordármelo. -Dijo un poco irritada. -Yo también veo tu cuerpo casi desnudo a diario. Es más, hoy llevabas mas ropa que en el mural que tengo tuyo en el laboratorio.

Cada vez que quiero mirarlo, ahí esta.-


-Vale... llevabas razón. Lo siento, de nuevo. No pienso hablar de esto con nadie, por respeto a ti, espero que tu hagas lo mismo, y ambos podemos hacer como que no ha sucedido.- Le dijo el


-Llegas demasiado tarde,... ya se lo he dicho a Katia. -Dijo ella con resignación, aceptando sus disculpas.


-¿De verdad? ¿Es que entre vosotras dos, no hay ningún secreto?- Dijo el enfadado. -Yo quería salvaguardar tu intimidad y tu ¿la pregonas a los cuatro vientos?-


-Katia no es un periódico, ella guardara el secreto. -Contesto en el mismo tono que el.


-Pero de verdad ¿se lo tienes que contar todo? Ayer cuando dejaste a tu ex- novio, te fuiste corriendo a su casa, a contarle todo. -Dijo el muy enfadado.


-Y a ti ¿QUE TE IMPORTA, LO QUE YO HAGA CON MI VIDA?. Ya se....¿Estas celoso de Katia?... Ah... No me lo puedo creer... ¿PERO QUIEN TE CREES QUE ERES PARA METERTE EN MI VIDA? YO LE CUENTO LO QUE QUIERO, A QUIEN ME DA LA GANA. -Esto ultimo fue gritando.


El teléfono de Zoe sonó sobre la mesa, y los dos se quedaron mirándolo como si no lo hubieran visto en la vida.


-ES TU CONFIDENTE -Grito Amat.


-DA IGUAL, NO VOY A COGÉRSELO -Grito Zoe.


-Es tu amiga, amiguísima, cogelo y cuéntale lo que hacemos ahora mismo. Con detalles. -Dijo muy enfadado Amat.


-Haré lo que me de la gana, TU NO ME MANDAS.-


-¿Como que no? YO SOY TU JEFE. -Dijo Amat, y al ver la cara de Zoe, continuo hablando, arrepintiéndose de haberlo dicho. -Y llevas razón, aunque sea tu jefe, no soy quien para meterme en tu vida.-


El silencio que se hizo entre ellos fue demasiado intenso.


De repente, volvió a sonar el teléfono.


-Es Katia, de nuevo. Estará preocupada. -dijo en un tono mas calmado Amat.


-No pienso cogerlo. Me ha dolido que se riera, cuando le he contado lo que ha ocurrido- Dijo ella, en un tono mas calmado también.


-Deberías llamarla, ha llamado dos veces, y teniendo en cuenta... que yo soy un peligro andante..., es muy posible que este preocupada. -Dijo el, en un tono conciliador, que hizo, que la furia que se estaba apagando en Zoe, volviera a crecer.


-Que dejes de meterte en mi vida. Que hablare con ella, CUANDO ME DE LA GANA -le respondió ella.


-Te he pedido perdón, VARIAS VECES, POR CIERTO. Y tu continuas gritándome- Dijo Amat bastante enfadado de nuevo.


Y comenzaron, de nuevo, a discutir.


Cuando estaban bien metidos en la discusión, sonó, de nuevo el teléfono de Zoe.


Estaba cerca, de donde estaba Amat.


-ES TU CONFIDENTE, OTRA VEZ. YA VAN TRES VECES - Dijo Amat muy enfadado.


-QUE NO PIENSO COGERLO. - Grito Zoe.


-Lo cojo yo -Dijo Amat cogiendo el teléfono.


-NOOOO...- Grito Zoe, pero ya era muy tarde. Amat estaba escuchando.


-Ya no me rió, pero no me negaras, de que es una situación con cierto potencial sexual. Si los tatuajes no fueran una muerte segura, ¿a que lo habríais hecho?- Dijo Katia, pensando que hablaba con Zoe.


-Es lo que a mi me habría gustado- dijo Amat, con un tono muy seductor, que puso a Zoe en alerta.


-AMAT -Grito Katia- ¿DONDE ESTA ZOE?-


-En su despacho, no te preocupes, esta en buenas manos -y colgó el teléfono.


-¿Que ha dicho Katia? -Pregunto Zoe con intriga.


-Nada que no supiera. Lo único que ha echo, ha sido confirmar lo que pensaba. -Dijo intentando poner cara enfadado, pero se le veía feliz.


Zoe estaba muy confusa. -Explícate Ramiro -Le exigió.


-No...me...da...la...gana. He cogido yo el teléfono. La próxima vez lo coges tu. Ah, si... Si tu no querías hablar con ella. -Amat estaba disfrutando con la discusión, y ahora se comportaba como un adolescente, y eso tenia totalmente descolocada a Zoe.


-ERES IDIOTA. - Soltó Zoe.


Amat soltó una carcajada que dejo a Zoe fuera de juego.


Y riéndose se fue hacia la puerta.


-RAMIRO -Grito Zoe.


-Lo siento, de nuevo. Te ruego que olvides todo lo ocurrido en esta noche. Yo haré lo mismo. Para mi, nunca ha ocurrido. Lo que acaba de ocurrir, tampoco ha ocurrido -Dijo Amat mientras salia del despacho de Zoe, con una sonrisa.


Y Zoe de repente comprendió lo que pasaba.


Amat había convertido la vergüenza en ira, hasta el punto, de que ella lo había tratado como a un igual, y no como a su superior. Y así, había perdido también la vergüenza.


Zoe, salio corriendo tras el. -RAMIRO, CONSEGUIREMOS LIBERARTE, LO PROMETO- Le grito en medio del pasillo.


Amat, se volvió, y la miro,... y vio que sonreía.


El deseo de ir hacia ella y besarla era casi indomable.


Consiguió controlarse, le sonrió y se fue a su despacho. Le costo mucho evitar la tentación, pero era mejor así.

El misterio del tatuaje flotante

Подняться наверх