Читать книгу Llegan 3 ¡y antes de tiempo! - Mónica Virchez Figueroa - Страница 18
ОглавлениеCAPÍTULO 2
Pasando la primera prueba
Maternidad
Es muy frecuente que la sociedad nos venda la idea de un embarazo normal y precioso y seguramente será así para la mayoría. Nos enseñan en revistas y en distintos medios de comunicación que es la culminación de la felicidad, cuando realmente para muchas mujeres no es así. Creo, por otro lado, que no se nos informa lo que se puede llegar a vivir en realidad, lo que se puede sentir o experimentar. No solo cuando tenemos un embarazo múltiple y de alto riesgo, pues hablando con otras mujeres, pacientes, amigas y futuras madres, supe que muchas de ellas también atravesaron abortos espontáneos, embarazos difíciles, a veces dolorosos emocional y físicamente.
He sido testigo en ocasiones, de que algunas las futuras madres han padecido preeclampsia, diabetes gestacional, anemia, pérdida de sus bebés en diferentes meses del embarazo, complicaciones diversas, sorpresas desagradables y otras desgracias durante el nacimiento. No se cuenta con suficiente información por parte de los ginecólogos y obstetras, y algunas futuras madres se lo toman a la ligera y no se informan lo bastante. Por eso, siempre les sugiero que tomen las clases de preparto, ya que es un buen camino y una oportunidad de acercarse mucho más a su embarazo y vivirlo conscientemente. También me parece importante el que puedan contar con una acompañante durante su embarazo, parto y postparto. Hay excelentes matronas y acompañantes o doulas en la actualidad en diferentes países europeos y en España. En el Reino Unido, Holanda, Suecia y Estados Unidos se cuenta con este apoyo. La madre de la embarazada puede hacer la función de acompañante, o bien la persona que escoja la futura madre. Resulta muy beneficioso para la mujer contar con alguien de su confianza junto de ella durante este hermoso proceso. La presencia de la matrona o comadrona durante el embarazo es básica para un mejor control del trabajo de parto.
A pesar de que me documenté durante mi embarazo, pasé dificultades y grandes retos que tuve que vivir cuando estuve ingresada en el hospital. Actualmente, me parece que no hay la suficiente información sobre la prevención y los cuidados durante la gestación en los hospitales. Me refiero a datos a los que la futura madre tenga acceso en los centros médicos, las clínicas y las consultas. Falta mas información: guías, folletos, trípticos, pósters.
Por otro lado, las futuras madres a veces no se lo toman en serio y creen que no hay nada malo que pueda pasarles a ellas o a sus bebés. Se advierte sobre los riesgos o posibles complicaciones, pero a veces no se toman con la debida seriedad y responsabilidad.
Ahora pienso que me informé sobre el embarazo porque me interesaba el tema y porque yo busqué documentarme, por mi curiosidad, y reconozco también que me ayudó mucho, tomando en cuenta que tenía un embarazo de alto riesgo y tres seres pequeños en mi vientre.
Me parece que en la actualidad estamos muy mecanizados en la cultura de occidente. En la vida citadina, a veces las madres no ejercen como tales porque depositan a sus hijos con los abuelos, las tías, en sillitas, hamacas, en cochecitos, o en cunas y corrales por horas. No los cargan, los arrullan, los acunan, ni interactúan con ellos. Más adelante, los dejan con las nannies, cuidadoras o canguros, por horas y días. Lo he visto mucho en la consulta y me ha llamado la atención, sobre todo en esta moderna maternidad. Me pregunto si eso es ser madre para tu hijo.
Debemos de preguntarnos qué es realmente la maternidad. Sería ideal poder ejercerla desde la crianza con apego, sabiendo que solo la madre le puede dar a ese bebé lo que necesita en cada momento. Ser conscientes de nuestro rol de madres con nuestros bebés, ver sus necesidades y satisfacerlas con placer. Sí, en realidad la maternidad implica mucho sacrificio, buena disposición, tiempo, olvidarnos de nosotras mismas como personas, de nuestras parejas, amigos, trabajo, estudios y un sinnúmero de actividades a las que estábamos acostumbradas. Sobre todo, el primer año es clave para el desarrollo emocional y de todo tipo para nuestro hijo.
Todas estas verdades, nadie te la dice así. Pienso que los primeros tres a cinco años, el bebé y el niño deberían estar atendidos por su madre, si es que tiene la oportunidad laboral y la posibilidad económica para hacerlo. Sabemos que en la actualidad es difícil conciliar trabajo y maternidad, pero se tiene que hacer un intento de lograrlo, y presionar a los gobiernos para que respeten y creen leyes que vayan en favor y protección de las familias. Solo así podremos tener una mejor sociedad e hijos mejor atendidos y queridos.
Segundo trimestre de embarazo
Ya teníamos más o menos hechas las listas de cosas que necesitaríamos para los bebés y mi madre nos había traído una maleta llena de regalos de los familiares para el gran evento. El nacimiento de los bebés era todo un acontecimiento para la familia.
Así pasaron varias semanas, yo debía de tener mucha paciencia y me hice a la idea de que probablemente estaría el tiempo que quedara de mi embarazo en reposo absoluto. La barriga seguía creciendo y creciendo, sentía muchos movimientos de los bebés que se notaban en la superficie en la piel de mi abdomen. Fueron momentos muy especiales para nosotros como futuros papás.
El doctor Frank era el encargado de la maternidad en el segundo hospital y contaba con un equipo profesional de especialistas que eran muy amables con nosotros. Me sorprendió, ya que había visto algunas críticas en las noticias en aquel entonces sobre la seguridad social inglesa (NHS), pero mi experiencia fue muy diferente y podría decir que era ¡excelente!
Como parte de la rutina del hospital, me monitoreaban dos veces al día y tenían que localizar a los tres bebés, escuchar sus corazones y cómo se encontraban en general cada día. Aunque fuese un poco molesto o incómodo, yo siempre quería saber cómo estaban. A veces, las enfermeras tardaban en localizar los tres corazones, pero eran muy comprensivas y me animaban a tener paciencia. Algunos días, me bajaban en silla de ruedas a otro piso para hacerme las ecografías y pruebas necesarias de laboratorio. Seguían controlando mi diabetes gestacional y la anemia a diario.
Un día tuve una visita inesperada y especial: la de Melanie, una madre de gemelos ya adolescentes que era miembro de la Asociación de partos múltiples (MBA), era encargada de visitar a futuras madres de partos múltiples. Pasó a verme un rato y charlo conmigo, dándome información importante sobre embarazos y partos múltiples, animándome a tener paciencia y a seguir aguantando el tiempo necesario la estancia en el hospital. Sus hijos ya tenían 12 años en aquellos días, y me comentó que varias madres de múltiples pasaban por lo mismo que yo. Recuerdo muy bien ese día y sus palabras, qué razón tenía en lo que me comentaba. Siempre quedé muy agradecida por sus consejos y su apoyo emocional en esas duras semanas.
En ese momento, yo no me imaginaba todo lo que me esperaba al tener a mis bebés prematuros. Varios años más tarde, yo estaría haciendo lo mismo que hizo Melanie conmigo en el hospital. Estaría apoyando a otras futuras madres de bebes prematuros y partos múltiples.
Aproximadamente a las tres semanas de hospitalización y reposo absoluto tuve otra gran hemorragia en la madrugada. Recuerdo que la enfermera, junto con otro personal médico, tiraron de la cama y me llevaron directa y rápidamente a la sala de partos. Tuve contracciones durante la madrugada aunque no las sentía, y por fortuna estuvieron reduciéndose paulatinamente hasta las ocho de la mañana. Los médicos decidieron hacerme una transfusión de sangre, así que recibí dos litros en las horas posteriores.
Me sentí más repuesta después de esa maniobra médica necesaria. Permanecí en observación en la zona de pacientes graves de maternidad de nuevo tres días y después tuve una recuperación notable. Tras unos pocos días mostré una gran mejoría. Me dieron permiso para irme a casa por un fin de semana y yo me sentía con ánimos de ver otras cosas y salir de la rutina del hospital. Había estado como en aislamiento durante mes y medio, ahora estaba recuperada, me sentía completamente descansada y fuerte al mismo tiempo. Lo único que hice fue disfrutar de mi familia, estar en mi casa y permanecer tranquila. Me dio tiempo de ir a la peluquería. Añoraba ver un poco las calles de Londres, el sol y más gente circulando por la ciudad, era otro panorama para mí después de semanas de hospitalización. Pasado ese fin de semana volví al hospital con suerte, sin ningún incidente.
La unidad neonatal
La semana siguiente, los doctores nos indicaron que era necesario que visitáramos la unidad neonatal, donde seguramente pasarían un tiempo los bebés cuando nacieran, ya que es común en los partos múltiples que nazcan prematuros. Marc me llevó en silla de ruedas. Nos llamó la atención cómo estaban los bebés tan pequeños, llenos de aparatos, tubos y luces, y con los papás, las mamás y las enfermeras circulando. Sin embargo, no me impresioné tanto como hubiera creído, ya que siempre me he sentido muy atraída por los recién nacidos y bebes pequeños, así que lo tomamos como una realidad que tal vez pronto llegaría y que tendríamos que afrontar y aceptar.
Había logrado llegar a la semana 28 de gestación ingresada en maternidad y las enfermeras, muy amables, me animaban a seguir adelante, descansando y tomándome las cosas con calma. Me orientaban diciéndome que lo mejor para los bebés era que se quedaran conmigo el mayor tiempo posible, ya que yo era su incubadora natural. Me felicitaron esa semana y me motivaron para que comiera bien y descansara lo suficiente.
Desde que ingresé en maternidad, los médicos me inyectaban esteroides para que pudieran madurar los pulmones de los bebés, esto es muy importante para su futura salud. Estaba muy acostumbrada a los piquetes en los brazos que no me molestaban, pues me inyectaban varios medicamentos.
Por ser la semana 28 los bebés no estaban colocados para nacer en un parto natural y ya se nos había informado que me harían una cesárea porque, en el Reino Unido, generalmente tratan los embarazos múltiples de este modo por seguridad para la madre, para bajar el riesgo de los tres bebés y evitar el sufrimiento fetal, entre otros factores.
Al siguiente fin de semana pregunté si me dejarían ir de nuevo a casa y me lo permitieron con los cuidados necesarios. Ya tenía un abdomen muy extendido, estaba en la semana 29 de gestación y parecía en la 40 o más. Durante esos días mis bebés se movieron mucho. Me dejaron volver a casa con las recomendaciones de siempre: reposo absoluto, levantarme solo para ir al baño, ducharme rápido, comer bien. Reconozco que fui buena paciente, ya que seguía al pie de la letra las indicaciones del médico. Siempre me transportaban los enfermeros o Marc en silla de ruedas y luego del ascensor al coche y del ascensor del edificio a casa directamente, por lo que no me permitían hacer ningún esfuerzo físico.
Recuerdo la infinita alegría con la que recibí la noticia de tu embarazo. En otras cartas, el anuncio había sido que eran dos. Pero lo que no tuvo límite fue que, se confirmó que venían TRES. Para mí, que tuve la experiencia de tener tres hijos con espacio de un año entre cada uno, resultó inconcebible que tú, a quien tengo en mi recuerdo como aquella niña pequeña que siempre has sido para mí, ahora fueses una madre de tres al mismo tiempo.
Me puse a pensar en las dificultades que tendrías en el país en que te encontrabas y estaba segura de que tenías un esposo dispuesto que te ayudaría.
Me enteré por tu mamá, mi entrañable amiga, que fue a tu encuentro y que me comentó que había sido un acierto que los bebés nacieran en el Reino Unido, pues tuviste una atención y un seguimiento médico de primera.
También supe que fue agotadora y exhaustiva la rutina de la atención de cada uno de los bebés. Estar agotada, exhausta y desequilibrada es una rara combinación que siempre sentí que padecías por la difícil crianza. Obviamente, la pareja sufre olvido involuntario y natural. Si la llegada de un hijo quita el sueño, la llegada de tres al mismo tiempo quita la vida personal.
Apuesto a que te olvidaste de ti por muchos años, viviste para otros y tu mundo, desde entonces, fue otro. Tengo la certeza de que sentiste que te cambiaron de planeta y te dedicaste a cuidar tus TRES flores.
YOLA, educadora infantil y directora de escuela