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Capítulo 2

Los años rusos

I do feel Russian and I think that my Russian works, the various novels and poems and short stories that I have written during these years, are a kind of tribute to Russia. And I might define them as the waves and ripples of the shock caused by the disappearance of the Russia of my childhood.

(SO: 13)

Las novelas rusas de Nabokov representan el punto de partida para cualquier estudio cultural, estilístico o intertextual de sus obras, pues en ellas Nabokov forja su estilo, se desarrolla como escritor y evoluciona como crítico literario. Para poder hablar de los precedentes lingüísticos y culturales de Nabokov, hay que tener en cuenta varias cuestiones. Por un lado, no podemos olvidar el hecho de que desde su infancia Nabokov conoce la cultura y la lengua rusas a través de su familia, los profesores y la literatura rusa. A pesar de ser bilingüe desde que era niño, su mundo artístico se basa en los aspectos fundamentales de la cultura rusa: su historia, su modo de vida, su literatura y su lengua. De este modo, la presencia del legado cultural ruso en sus obras resulta lógica y esperada. Por otro lado, durante el exilio una de las preocupaciones de Nabokov consiste en recrear “an artificial but beautifully exact Russian world” (Nabokov 1967: 170) y también en protegerlo de otras lenguas. Según Bratujina (2007: 11), “el discurso ruso organiza la estructura de las novelas rusas de Nabokov”. Este discurso se realiza a través de las referencias a la cultura rusa y su literatura y también a las peculiaridades de la lengua rusa.

A continuación, comenzamos nuestro estudio de los precedentes lingüísticos de Nabokov por el análisis del contexto socio-cultural de las novelas rusas a través de la imagen de Rusia, también estudiamos la lengua rusa en las novelas, centrando nuestra atención en el estilo de las obras, y por último, realizamos un estudio comparado, analizando las referencias a la literatura rusa.

EL CONTEXTO DE LAS NOVELAS RUSAS: LAS RUSIAS DE NABOKOV

Si se quiere entender a un poeta, hay que ir a su país natal, aconsejó una vez Goethe. ¿Dónde está la casa de Nabokov? Para muchos, en Rusia. De hecho Field (1986: 1) fue uno de los primeros en señalar que el lector de Nabokov debe empezar su estudio por el encuentro con su país materno:

One must begin (and end) with Russia. For, although Vladimir Nabokov spoke three and a half languages – Russian, English, French and a little more German than he ever found it convenient to admit – and lived for protracted periods in six countries – Russia, Germany, England, France, America, and Switzerland, the Russian culture was, both consciously and unconsciously, always his guiding star. He lived a quiet life in interesting times and yet was a wild Russian in spirit as well as a great writer.

Para comprender la obra novelística de este escritor hay que comprender la cultura rusa y la Rusia que en ella se representan. Éstas constituyen el núcleo central del contexto de las novelas, organizando y condicionando su interpretación textual. Rusia es el gran amor de Nabokov. A ella, a su naturaleza y a su cultura están dedicadas las páginas más líricas y bellas de las novelas. “Rusia ha significado para Nabokov varias cosas: la alegría de un paraíso, el tímido miedo, la amarga pérdida”10, recuerda Shajovskaya (1991: 57). Rusia brota persistente y tenazmente de las novelas del escritor. Al principio, aparece como algo vivo y esplendoroso, después va desapareciendo como un eco de voz que sonó hace mucho tiempo; y al final se convierte en una mitología abierta y secreta, en la Atlántida, en el Edén perdido. Se llena de sombras que pueden aclararse sólo por la memoria.

La imagen de Rusia que Nabokov reproduce en sus obras es pintoresca y variada, a veces inesperada y original. En cierto modo esta imagen es diferente de la Rusia de los clásicos escritores rusos y también de los lectores rusos contemporáneos: la Rusia de Nabokov lleva la huella de lo vivido y experimentado por el escritor a lo largo de su vida. La concepción de su patria se parece a la de otros emigrantes rusos refugiados en Europa tras la revolución. No olvidemos que la cultura rusa era el núcleo que unía a la emigración rusa y, al mismo tiempo, representaba su sello de identidad. Como señala Figes (2002: 539): “the émigrés united around the symbols of Russian culture as the focus of their national identity. Culture was the one stable element that had in a world of chaos and destruction – the only thing that remained for them of the old Russia – and the thing that gave the émigrés a sense of common purpose was the preservation of their cultural heritage”. De este modo, las obras de Nabokov reafirman esta identidad nacional de los emigrantes rusos y demuestran que su Rusia permanece con ellos: “Nabokov’s writings were received by the Russian émigrés as an affirmation of their own national identity. Nabokov’s writings were proof that Russia was still with them in the West” (Figes 2002: 546).

Varios críticos denominan esta imagen de Rusia con nombres diferentes. Por ejemplo, Tammi (1985: 257) habla de “cultural code”, Timofeyeva (1995) emplea el término “realias sociales”; nosotros la llamamos la Rusia de Nabokov. En consecuencia, dividimos la imagen de Rusia en tres componentes: la Rusia tradicional, la Rusia del Nabokov-emigrante y la Rusia soviética. Esta separación nos permite llevar a cabo un análisis más claro y visual.

La Rusia tradicional

Con la acentuación del espíritu ruso entre los emigrantes rusos, se revive el interés por los símbolos de la cultura tradicional. De este modo, se introducen las costumbres y se intenta recrear el ambiente típico ruso: en las casas de los emigrantes no faltan la decoración y los símbolos nacionales y folklóricos. El folklore recobra su importancia, debido a que es “one of the major sources of common knowledge: its language evolved from ancient oral tradition and embodies all that is distinctively Russian, both culturally and structurally” (Zaytseva 2002: 203).

Debido a sus orígenes rusos y a su condición de emigrante, Nabokov a menudo menciona símbolos, fiestas, platos gastronómicos, costumbres y tradiciones que forman parte de la cultura del país y de cada familia rusa. Estas tradiciones son mantenidas y respetadas por los personajes novelísticos, procedentes de la aristocracia rusa. El hecho de que sean ellos los que preservan las costumbres en las novelas no es una mera coincidencia. No olvidemos el período clave en la introducción del folklore entre los aristócratas rusos: en el siglo XIX se revive el interés por lo tradicional, “in its customs and daily habits the aristocracy was struggling to become more Russian” (Figes 2002: 104–5). Por un lado, siendo procedentes de esta generación, por otro, siendo exiliados de Rusia, los personajes intentan recuperar su identidad nacional a través de las costumbres y tradiciones rusas.

En Desesperación la mujer del protagonista, siendo una persona muy supersticiosa y un poco anticuada, guarda varias costumbres rusas, como vemos en estos ejemplos:

RO: Сухо дерево. Торопливо, с решительным видом, плотно сжав губы, искала какой-нибудь голой, неполированной деревянности, чтобы легонько тронуть ее своими короткими пальцами […] поскорее тронуть, пока еще не остыло в воздухе упоминание счастья (345).

ED: The ‘touch-wood fad’. Hurriedly, with an air of decision, her lips compressed, she would glance about for some bare, unpolished timber, find only the underside of a table, then touch it with her stumpy fingers […] touch it quickly whilst the mention of happiness still hung warm in the air (28). Also that came to pass which she feared most. Of all omens it was the weirdest. A shattered mirror (30).

ESD: La moda de “tocar madera”. Apresuradamente, con aires de determinación, apretados los labios, miraba a todas partes en busca de algún fragmento de madera desnuda y sin barnizar, no encontraba más que la cara inferior de la mesa, la tocaba con sus dedos gordezuelos […] la tocaba rápidamente, antes de que la mención de la felicidad dejara de flotar en el aire (32). E incluso llegó a ocurrir lo que más temía ella en el mundo. El más espeluznante de todos los signos agoreros. Un espejo roto (34)11.

En La dádiva aparecen varias tradiciones rusas en contextos bien distintos:

RD: …инженеру (как иной, напившись, перевернул бы на блюдце стакан) (48), по установившейся традиции сидели родители накануне очередного отбытия отца в путешествие (71), думал ли я, что улыбнется счастье, тьфу, тьфу, не сглазить (313).

ETG: …thus a Russian merchant who has drunk his fill of tea might turn his glass upside down on its saucer (54), past the bench on which according to established tradition his parents used to sit on the eve of his father’s regular departures on his travels (77), I never thought that fortune would smile on me – touch wood, touch wood (317).

ESLD: … así un comerciante ruso, tras saciarse de té, colocaría el vaso boca abajo sobre el platillo (64), por delante del banco donde, según la tradición establecida, sus padres solían sentarse la víspera de las partidas regulares de su padre (93)12, Jamás creí que la fortuna llegara a sonreírme, toquemos madera, toquemos madera (377).

Al recordar su infancia en Rusia, algunos personajes echan de menos los platos típicos. La comida como símbolo de la infancia es una de las características de la literatura rusa del siglo XIX, en donde los platos gastronómicos a menudo se empleaban para reproducir una imagen de la vida de antes. Como apunta Figes (2002: 166): “Food also featured as a symbol in nineteenth-century literature. Memories of food were often summoned up in nostalgic scenes of childhood life and gastronomic images were frequently used to paint a picture of the good old life”. Nabokov, siguiendo los pasos de los grandes escritores rusos, también introduce la comida como símbolo de la infancia de los personajes. Por ejemplo, en La defensa con los recuerdos de la infancia aparecen:

RZL: …последний остаток сливочной пасхи (приземистая пирамидка с сероватым налетом на круглой макушке) и еще непочатый кулич. (22).

EDL: ...the remains of the paschal cream cheese (now a squat little cone with a greyish shading on its round summit) and a still untouched Easter cake (34).

ESDL: …los restos del queso de crema pascual (convertido ya en un cono chato con un tono grisáceo en su redonda cima) y un pastel de Pascua todavía intacto (44).

Más tarde Luzhin olvida temporalmente el juego del ajedrez, que le persigue a todas partes, gracias al sabor de un pan ruso (RZL: 113; EDL: 151; ESDL: 192). Otros personajes echan de menos los sabores y los aromas, tan olvidados y queridos, como le pasa a Fiódor de La dádiva:

RD: …особенно хотелось простокваши с черным хлебом (135).

ETG: …I particularly yearned for curd-and-whey with black bread (140).

ESLD: …ansiaba particularmente requesón con crema y pan negro (167).

Encontramos otros elementos añorados por los personajes, como son los juegos típicos de su infancia. En Mashenka y La hazaña los personajes juegan a “лапту, казаки-разбойники” (RM: 63) (“bat-and-rag and cossacks-and-robbers” EM: 49; “cosacos y ladrones” ESM: 69), “Играли в мяч, в свинью, в карамору, в чехарду, в малину, в тычь” (RPK: 13) (“ball, pig, daddy-longlegs, leapfrog, rumpberry, poke” EIB: 76), etc.

También las novelas mencionan los hechos y los personajes de la historia de Rusia. Por ejemplo, La dádiva alude a la muerte del zar Alejandro II:

RD: …там Перовская и ее товарищи берут по порции (чего? История не успела…) перед выходом на канал (203).

ETG: …it was there that Sophie Perovski and her companions each took a portion (of what? History did not quite manage to…) before proceeding to the Canal Quay to assassinate Alexander II (207).

ESLD: …fue allí donde Sofía Perovski y sus compañeros tomaron una ración (¿de qué? La historia no lo logró del todo…) antes de dirigirse al Muelle del Canal para asesinar a Alejandro II (245).

Como vemos, la versión rusa sólo menciona el apellido “Perovski”. Esto resulta suficiente para asociarlo con el hecho histórico conocido por los lectores rusos. Sin embargo, en las traducciones se introduce una explicación más completa para los lectores que desconocen la historia rusa. Lo mismo ocurre con los nombres de los personajes históricos y literarios. Las traducciones ofrecen aclaraciones que el original ruso omite.

Vistas desde esta perspectiva, la cultura rusa y la imagen de Rusia tal y como nos las ofrece Nabokov, son, en cierto modo, “esperadas” y lógicas. Además de las tradiciones, encontramos elementos folclóricos como una parte viva de la cultura rusa de la Rusia tradicional. Aunque, como sabemos, Nabokov recibió una educación al estilo europeo, existe la posibilidad de que conociera el folclore ruso a través de la literatura rusa. Los escritores clásicos eran grandes conocedores del folclore: “Pushkin, Lermontov, Ostrovsky, Nekrasov, Tolstoy, Leskov and Saltykov-Shedrin – all to some degree could be thought of as folklorists, all certainly used folklore in many of their works” (Figes 2002: 113).

Nabokov muestra conocer muy bien las expresiones de la sabiduría nacional. De este modo, los dichos populares que aparecen en la memoria de algunos personajes son un componente de su infancia en el lejano país natal:

RM: Скрутили Ванечке руки и ноги, долго томили Ваню в остроге (76).

EM: Vanya’s arms and legs they tied / Long in jail was he mortified (72).

ESM: A Vania, piernas y brazos le ataron y al lúgubre calabozo lo arrojaron (96).

RP: Приятно зреть, когда большой медведь ведет под ручку маленькую сучку (202).

EG: What fun to stare when a great big bear walks home arm in arm with a tiny bitch to lay her there13 (72).

[LH: Da gusto ver cómo un gran oso lleva a su casa a una pequeña zorra….]

En las novelas de Nabokov también abundan proverbios. Algunos personajes los utilizan más que otros, lo que nos indica que aquí los refranes desempeñan varias funciones. El frecuente uso de los proverbios es una de las tácticas de los hablantes rusos para mostrarles a sus locutores sus buenas intenciones. Según Yokoyama (2002: 300), “it means that they [the Russian speakers] feel no alienation towards you as a person”. Nabokov introduce los proverbios en sus textos para diferentes propósitos. Uno de ellos consiste en conseguir más elocuencia: los personajes los utilizan para enriquecer su vocabulario. Es el caso de Félix en Desesperación, de M’sieur Pierre en Invitado a una ejecución o de Koncheyev en La dádiva:

RD: “русак тороват, пруссак вороват” (303); “Тюрьма без тюремщика и сад без садовника – вот по-моему, идеал” (304).

ETG: Freehanded Russian, light-fingered Prussian (308); A jail with no jailer and a garden with no gardener – that is I think the ideal arrangement (308).

ESLD: A ruso generoso, prusiano ligero de manos (366). Una cárcel sin carcelero y un jardín sin jardinero es, a mi juicio, la disposición ideal (367).

Hay que decir que no todos los refranes y proverbios se mantienen como tales tras su traducción al inglés y al español, en la mayoría de los casos son traducciones literales.

Otra función de los proverbios es la de caracterizar a los personajes. El uso demasiado frecuente de los refranes caracteriza a los personajes negativamente. Por ejemplo, la escritura del redactor Vasiliev (La dádiva) abunda en refranes. Aunque él los incluye para fines puramente periodísticos, a Fiódor este abuso de proverbios le parece absurdo. Otros personajes, como el ejecutor de Invitado a una ejecución o Scheglov de La dádiva sustituyen las palabras de un refrán para fines persuasivos:

RPK: “Язык – зеркало желудка” (62); “Аккуратность украшает жизнь одинокого человека” (94).

EIB: The tongue is a mirror of the stomach (110); neatness adorns the life of a lone bachelor (162).

IB: La lengua es el espejo del estomago14 (106); la pulcridad adorna la vida de un solterón solitario15 (159).

Algunos de estos elementos de la Rusia tradicional son reconocibles por el lector inexperto en la cultura rusa a través de las enciclopedias y de los diccionarios de lengua. Su identificación no requiere que el lector sea un experto en la obra de Nabokov, ni tampoco en las tradiciones rusas, pues éstas se encuentran del mismo modo en las obras de otros escritores rusos. Otros elementos, especialmente cuando se emplean los préstamos o calcos, o se mencionan las tradiciones poco conocidas, requieren un mayor conocimiento de la cultura y lengua rusas por parte de los lectores no eslavos. Hay que decir también, que en la mayoría de los casos, Nabokov “adapta” los elementos de localización para los lectores no eslavos, es decir, suele explicar las tradiciones y traducir algunos préstamos, así como ofrecer equivalentes de la cultura anglosajona.

En cierto modo, Nabokov continúa la tradición de la literatura rusa clásica al introducir en sus novelas una variedad de costumbres rusas, nombres de los platos gastronómicos y los elementos folclóricos, entre otros. En este sentido, él forma parte del canon de la literatura rusa con las obras que reflejan aspectos de la vida cultural del país.

La Rusia del Nabokov-emigrante

Además de la Rusia conocida y “esperada” hay otra: la Rusia de Nabokov, tal y como él la percibió y la recordó. Esta Rusia se compone principalmente de tres partes: su literatura, su lengua y sus recuerdos de infancia, que Nabokov lleva siempre consigo, pues confiesa que nunca volverá “for the simple reason that all the Russia I need is always with me: literature, language, and my own childhood” (SO: 10). Russel (1984: 14) define la Rusia de Nabokov de esta forma: “It is a country of memory, to which no man may physically return, but from which, if he is to survive, he must somehow draw sustenance”.

Aquí hay que tener en cuenta un hecho importante: la Rusia de Nabokov es la Rusia de un emigrante que al no poder nunca volver allí, la echa de menos. Esta Rusia vive en la memoria del escritor junto con la nostalgia y el pasado. Vista así, la Rusia del Nabokovemigrante, en realidad tiene dos vertientes: la separación del país natal con todo lo amado y lo cercano, y la unión con lo aborrecido y lo repugnante. La separación de Rusia está unida al mismo tiempo a los temas de la memoria, la nostalgia, el regreso a Rusia, los paisajes de la naturaleza rusa y San Petersburgo.

La memoria

La idea de Rusia como una ilusión óptica o como algo que había desaparecido igual que los recuerdos de la infancia, era un tema central en las obras de los emigrantes rusos en Europa. Del mismo modo, la memoria juega un papel esencial en las novelas de Nabokov, pues inducida por la nostalgia permite a los personajes recrear el paraíso perdido de su infancia, su juventud y su Rusia natal, encontrando así el camino hacia el futuro. La memoria les une a los personajes con su pasado y se convierte en la metáfora dominante de muchas novelas rusas (véase Garipova 2015: 99–101).

Así, la Rusia del pasado aparece en varias novelas de Nabokov. Por ejemplo, Ganin, el protagonista de Mashenka, al encontrar la foto de la que fue su gran amor en Rusia, es captivado por el poder de la memoria. De hecho, toda la novela se basa en la narración de los recuerdos de Ganin. En La defensa, el protagonista intenta recordar algo importante para poder resolver el enigma de su existencia. Al final encuentra la respuesta:

RZL: “Домой, домой”, – повторил голос…Лужин улыбался. “Домой”, – сказал он тихо. – “Вот значит где ключ к комбинации” (81).

EDL: “Home, home”, repeated the voice, and the glass radiance, taking hold of Luzhin ... Luzhin smiled. “Home”, he said softly. “So that’s the key to the combination” (111).

ESDL: ¡A su casa, a su casa! –repitió la voz, y el esplendor de cristal se apoderó de Luzhin y lo arrojó a la fría oscuridad de la calle. Luzhin sonrió. –A casa –dijo suavemente–. De modo que ésa era la clave de la combinación (141).

¿Dónde está su casa? No es el museo de Rusia en el piso de sus suegros, sino el pueblo de su infancia al lado de San Petersburgo:

RZL: Сейчас появится река и лесопильный завод, и через голые кусты глянет усадьба. (82).

EDL: Soon there would be the river, and the sawmill, and then the manor house would peep through the bare bushes and small glass jars (112).

ESDL: Pronto llegaría al río, vería el aserradero, y poco después aparecería la mansión entre los arbustos desnudos. (142).

En este pasaje los lectores reconocen la descripción de Vyra –el pueblo donde los Nabokovs veraneaban. Para el escritor, este lugar representa el centro de su nostalgia, citando a Figes (2002: 549), “the focus of Nabokov’s longing for Russia was the family estate at Vyra, near St Petersburg: it contained his childhood memories”.

Son muchos los personajes que están bajo el poder de la memoria. Por ejemplo, Martín (La hazaña) entiende su regreso a la Rusia Soviética como un modo de regresar hacia los recuerdos, de revivirlos y realizarlos hasta el final. Por otro lado, Fiódor utiliza su memoria y el don de recordar el pasado para escribir su novela La dádiva. “Este poder de la memoria es el destino, el sino de Sirin, es la fuerza unida a él desde fuera” (Cantor 1997: 3). Según Jasin (2001: 113), “la memoria de Nabokov constantemente se une a la pérdida y la muerte”. Lo podemos comprobar en las palabras del protagonista de La dádiva:

RD: …воспоминание либо тает, либо приобретает мертвый блеск(17).

ETG: …recollections either melt away, or else acquire a deathly gloss (23).

ESLD: …los recuerdos se desvanecen o adquieren un brillo cadavérico (28).

Barreras Gómez también comenta la relación de la memoria y el sentimiento de la pérdida de Nabokov. Lo explica justamente cuando habla del doble exilio del escritor, es decir, del “exile of the human spirit”, como lo denomina Rivers (2000: 104): “Esto es así porque Nabokov perteneció a la intelectualidad rusa afincaba en Berlín, que en un principio creyó que su estancia en Alemania era algo pasajero. Sin embargo, la URSS se consolidó y los intelectuales rusos del exilio comprendieron que ya no tenían ninguna esperanza de volver al país que les vio nacer” (Barreras Gómez 2008: 29). A su vez, Jasin (2001: 115) reconoce que “el pasado de Nabokov existe en todos los aspectos físicos, incluyendo la luz, la textura, el peso, el sabor y el aroma”. Nabokov revive el pasado como algo real, lleno de sensaciones, es más, a veces el pasado aparece más real que el mundo físico del presente. Insiste en que el pasado existe independientemente del acto de la memoria o de la persona que lo recuerda. En su intento de enfatizar la independencia del pasado Nabokov también afirma la superioridad del mundo recordado con respecto al mundo presente: “A sense of security, of well-being, of summer warmth pervades my memory. That robust reality makes a ghost of the present” (SO: 62) (Todo aquello hunde mi memoria y crea una realidad tan reluciente, que comparados con ella, la pluma en mi mano y la mano también parecen un engaño de mal gusto16 DB: 173).

Esto explica por qué los personajes recuerdan el pasado como algo mucho mejor que el presente: así aparece la Rusia perdida en comparación con el país extranjero, o también, cuando dentro del recuerdo los personajes recuerdan otro pasado más lejano. Aquí, nos referimos al método mise en abome, el método del reflejo interior, tan frecuentemente empleado por Nabokov en sus obras. Por ejemplo, en Mashenka, Ganin recuerda su amor en Rusia, y cómo durante el invierno él y Mashenka recordaban su verano:

RM: …и недаром в тех частых, пронзительно нежных письмах, которые они в пустые дни писали друг другу […] оба вспоминали о тропинках парка, о запахе листопада, как о чем-то немыслимо дорогом и уже невозвратимом (83-84).

EM: No wonder that in frequent piercing tender letters which they wrote to each other on blank day they both recalled the paths through the park, the smell of fallen leaves, as being something unimaginably dear and gone forever (84).

ESM: Lógicamente, en sus frecuentes y lacerantemente tiernas cartas, los dos recordaban los senderos del parque y el aroma de las hojas caídas como algo inimaginablemente amado, e ido para siempre (109).

Aquí el verano ya pasado aparece como algo “unimaginably dear and gone for ever”. Hay que decir que todo el asunto de la novela se resuelve a través de esta estructura. En un final inesperado, Ganin cierra varios periodos del tiempo, uno dentro de otro:

RM: Hо теперь он до конца исчерпал свое воспоминание, до конца им насытился и образ Машеньки остался вместе с умирающим старым поэтом там, в доме теней, который сам уже стал воспоминаньем (111–2).

EM: But now he had exhausted his memories, was saved by them, and the image of Mary, together with that of the old dying poet, now remaining in the house of ghosts, which itself was already a memory (135).

ESM: Pero ahora que sus recuerdos se habían acabado, se sentía saciado de ellos, y la imagen de Mashenka, juntamente con la del poeta agonizante, quedaba ya encerrada en aquella morada de fantasmas que, ahora, también se había convertido en recuerdo (166).

Vemos que la imagen central, Mashenka, está encerrada dentro del recuerdo de Ganin; a su vez, Ganin está dentro de la casa donde vive durante la narración de la novela; una casa con todos sus inquilinos que se convierte en un recuerdo de Ganin cuando él abandona Berlín. En este proceso, Ganin comprende que la Mashenka real no le hacía falta, lo único que él pretendía era volver una parte de sí mismo a través del recuerdo. Y la función de la memoria consiste en restablecer el control de la parte perdida. Una vez encerrada dentro de varios niveles de recuerdos, Ganin podrá dirigirse hacia el futuro.17

El hecho de relacionar el tiempo pasado con el tiempo futuro aparece con frecuencia en las obras de Nabokov. Esto explica la situación en la que se encuentran los personajes: al estar suspendidos entre el recuerdo de su pasado y la anticipación de su futuro, no pueden vivir en su presente.

El método de mise en abome aparece en muchas novelas de Nabokov, se utiliza con más intensidad en La dádiva, de hecho, se convierte en su estructura clave. Vemos un ejemplo en el primer capítulo cuando Fiódor relee la colección de sus poemas. Por un lado, estos poemas describen su infancia, el período de tiempo bastante anterior al presente; por otro, describe La dádiva escrita por Fiódor y el tiempo de su creación sobrepasa los límites del argumento. Aquí tenemos varios niveles del tiempo; Jasin (2001: 124) los organiza en el orden cronológico del modo siguiente: “Fiódor, el autor de La dádiva (el nivel 1) recuerda a sí mismo releyendo su primer libro de poesía (nivel 2) y pensando en el tiempo, cuando lo escribía (nivel 3), recordando, al componer los poemas, su infancia (nivel 4), en unos instantes de la cual recuerda acontecimientos más tempranos (nivel 5)”. De este modo, el lector tiene cinco niveles de recuerdos. Esto significa que además de las referencias retroactivas al pasado, también encuentra menciones “proactivas” de los acontecimientos futuros. “Fiódor-autor, sabe qué pasará con Fiódor-personaje y presenta los episodios de su vida como piezas del puzle del Destino” (Jasin 2001: 124).

En Nabokov, a menudo, el método de mise en abome representa un pasado un tanto idealizado en comparación con el presente. También el pasado de Nabokov se recrea no sólo a través de la memoria, sino con ayuda de la imaginación. Según Foster (1993: 115), “Imagination… has outdone memory in recovering the literal truth”. De este modo, Nabokov utiliza la imaginación para recuperar sus recuerdos. Para él, la imaginación es una forma de la memoria; las dos se emplean para negociar el tiempo, para superar el desgaste temporal de un recuerdo (SO: 78). Gracias a la imaginación, los personajes nabokovianos estimulan su memoria, pueden recordar lo más lejano y, al mismo tiempo, lo más querido del propio autor. Los recuerdos, inducidos en parte por la nostalgia y, a veces, mezclados con la imaginación, hacen que los personajes vuelvan a la Rusia de su infancia, que no es otra que el paraíso.

La nostalgia

“Nabokov brooded over the loss of his Russia with a greater intensity than any other writer of his generation, the first ‘homeless million’ of our century of exiles”, asevera Field (1986: 5). La nostalgia es un elemento permanente en la representación de la Rusia de Nabokov. Según Russel (1984: 7), “the fiction of the twenties and thirties is, in charged degree, the most literally nostalgic of Nabokov’s career”. El propio escritor confiesa en Drugie Berega (Otras orillas) que

La historia real de mi estancia en la universidad inglesa es la historia de mis intentos de retener a Rusia conmigo. […] yo pasaba horas delante de la chimenea, mis ojos humedecían por la presión de los sentimientos, por la trivialidad seductora de las ascuas ardientes sin llama, por la soledad, –y me torturaba pensar cuánto no noté en Rusia y cuánto pudiera haber metido en todos los bolsillos de mi alma y llevado conmigo, si hubiera previsto la separación (DB: 127).

Podemos decir que todos los protagonistas de Nabokov heredan este sentimiento de nostalgia inaguantable, presentada en variaciones de tonos y colores. Por ejemplo, en Mashenka aparecen los temas claves de las posteriores novelas: la patria y la nostalgia. Ganin añora Rusia, por eso intenta cambiar el sitio de residencia para escapar de su nostalgia (RM: 40–1; EM: 10; ESM: 26). Según Ganin, los mejores años de su vida, los vivió en Rusia y los mejores días cuando revivió en sus recuerdos la Rusia de su pasado. Su vida allí la recuerda como “much more real, more intense than the life lived by his shadow in Berlin” (EM: 66). Otros personajes de la novela también añoran su pasado en Rusia. Podtyagin al sentir que la muerte ya lo persigue y le queda poco por vivir, habla de Rusia con más tristeza que nunca:

RM: То-то же. Россию надо любить. Без нашей эмигрантской любви, России – крышка. Там ее никто не любит (72).

EM: We should love Russia. Without the love of us émigrés, Russia is finished. None of the people there love her (33).

ESM: Estamos obligados a amar a Rusia. Sin el amor de los emigrados, Rusia está acabada. Allí nadie la ama (87).

Al igual que Ganin, Luzhin también pasa su infancia y juventud en Rusia. En su memoria aparecen la naturaleza rusa, su casa en San Petersburgo y sus alrededores. La primera parte de la novela está situada en el pasado, en el país natal del protagonista. Cuando empieza la razón por la cual la novela fue escrita, es decir, el mundo trágico de las sombras y el ajedrez, Rusia todavía permanece en él. Los personajes de la novela echan de menos a su país natal. Los suegros de Luzhin recrean una Rusia artificial en su casa en Berlín. Sin embargo, ésta no puede sustituir nunca a la Rusia de sus recuerdos; la suegra no se siente feliz del todo, pues le falta algo importante (RZL: 59; EDL: 83; ESDL: 105). Al encontrarse allí por primera vez, Luzhin se siente como en la Rusia de su infancia, “se siente tan bien, tan a gusto” (RZL: 68; EDL: 94; ESDL: 120). Pero la novia de Luzhin no se siente a gusto en el “museo de Rusia”, le falta la Rusia verdadera, aquella que no puede ser sustituida ni tampoco remplazada por nada:

RZL: Дочь же была совершенно равнодушна к этой лубочной квартире, столь непохожей на их тихий петербургский дом, где у мебели, у вещей была своя душа, […] где была тысяча мелочей, запахов, оттенков, которые все вместе составляли что-то упоительное и раздирающее, и ничем не заменимое (59).

EDL: The daughter was completely indifferent to this gimcrack apartment, so unlike their quiet St. Petersburg house, where the furniture and other things had their own soul, […] where there were a thousand trifles, smells and shades that all together constituted something ravishing, and heartrending and completely irreplaceable (83).

ESDL: La hija sentía absoluta indiferencia por la cursilería de aquel piso, tan diferente de su tranquila casa en San Petersburgo, donde los muebles y los demás objetos tenían su propia alma, […] donde había un millar de bagatelas, olores y sombras que en conjunto constituían algo fascinante, conmovedor y absolutamente irremplazable (105).

En La hazaña encontramos la representación de la nostalgia hasta al extremo. Su protagonista arriesga su vida y se prepara para la muerte, sólo para estar en el país de su infancia. Los recuerdos de la patria le persiguen a todas partes y lo preparan para su hazaña. “La llamada de la patria” (Tselkova 2001: 59) suena con fuerza a lo largo de toda la novela. Al principio, es el “aroma de Crimea” que aparece de repente en Cambridge, después es el “bosque ruso” en Suiza. En Berlín encuentra “the free-mannered, loud-voiced Russia that chattered everywhere” (EG: 127). Al viajar por Europa, Martín reconoce que resulta imposible sustituir a Rusia por muy parecidas que sean la naturaleza o los aromas, ya que la lengua rusa y sus imágenes son únicas. Incluso hasta un palo recién cortado le recuerda a Rusia: “that stick seemed to smell of Russia” (EG: 166). Las luces y el camino en el bosque que centellean a lo largo de la novela son los símbolos de la nostalgia, entrelazados elegantemente y convertidos en la clave de la novela. Su constante reaparición crea un especial mundo espiritual en La hazaña y la llenan de nostalgia.

Otros personajes de la novela también añoran Rusia. Por ejemplo, los poetas rusos en Berlín le dedican la mayoría de sus poemas:

RP: …стихотворение о тоске по родине или о Петербурге (с непременным присутствием Медного всадника) (251).

EG: …a poem about nostalgia for the homeland or recollections of St Petersburg with the Bronze Horseman inevitable present (132).

[…un poema sobre la nostalgia por la patria o sobre San Petersburgo con la presencia ineludible del Jinete de bronce].

El protagonista de La dádiva también echa de menos a su patria; imagina que Rusia está en las calles y en los alrededores de la ciudad alemana. Por ejemplo, en un edificio de Berlín Fiódor ve “пряничный домик бабы-Яги” (RD: 49) (“reminiscent of Baba-Yaga’s gingerbread cottage” ETG: 55, “la casita de mazapán de Baba-Yaga” ESLD: 67)18. Lo que llama nuestra atención aquí, es la asociación de Nabokov de “la casita de mazapán” con “Baba-Yaga”. En el folclore ruso Baba-Yaga vive en una casita apoyada en las patas de una gallina: “her [Baba-Yaga’s] residence, – a hut standing on chicken legs, – is a staple of Russian folktales and can be used in non-folkloric contexts” (Rothstein y Weiss 2002: 275). Parece que Nabokov mezcla la imagen del personaje folclórico ruso con la imagen de otro cuento de origen alemán.

Fiódor disfruta paseando por un bosque al lado de Berlín, ya que éste le recuerda el bosque de Rusia: “свежо и по-детски попахивавшим Россией” (RD: 298) (“freshly and childishly is smelling of Russia” ETG: 303). A la madre de Fiódor le gusta recordar sus paseos por Leshino, estos recorridos por los laberintos de su memoria se convierten en un ritual cuando está con su hijo (RD: 80; ETG: 86; ESLD: 103). El joven poeta Yasha compone los poemas llenos de amor y añoranza por su país lejano (RD: 36; ETG: 42; ESLD: 51).

Todos los protagonistas rusos echan de menos a su patria. Como se ha señalado, la nostalgia forma parte de la Rusia de Nabokov, especialmente de una de sus vertientes más importantes: la separación del país natal y de todo lo amado y lo cercano. La nostalgia de los personajes se intensifica porque son conscientes de esta separación y comprenden que jamás volverán a la Rusia de su infancia. El regreso a casa aparece como una de las variantes de la imagen de Rusia. Este regreso puede realizarse sólo en la mente de los personajes, de aquí que su unión con Rusia sea siempre imaginaria.

El regreso a Rusia

Los personajes de Nabokov vuelven a Rusia en sus mentes, en gran parte para escapar de la realidad en la que viven y también para revivir sus mejores momentos. Ganin vive con sus recuerdos del pasado. Para él Mashenka es Rusia. Encontrarse con la mujer significaría regresar a su patria. Ganin comprende que este regreso resulta imposible, pues ya nada será como antes: no se puede volver a la Rusia de sus recuerdos. Es consciente de que ha perdido a su verdadero amor, Mashenka. Ha perdido, pues, a su Rusia para siempre. En La defensa, para su protagonista estar en una casa de estilo ruso, rodeado de los objetos de su infancia y de la gente rusa, es un sueño precioso. En cierto modo, significa su regreso a casa y la alineación temporal del poderoso mundo de las sombras, del mundo del ajedrez (RZL: 76; ESDL: 104; ESDL: 133).

El héroe de La hazaña también regresa a Rusia en sus recuerdos. Se imagina vivir allí en el tiempo presente y se prepara para volver a Rusia, en la realidad. Toda la novela desarrolla la idea del regreso a Rusia: el significado de la hazaña consiste en realizar la vuelta a casa, en realizar un proyecto inalcanzable. Martín comprende que no puede vivir fuera de Rusia, pero por otro lado, se da cuenta de que el precio de la unión con la patria significa la muerte, que está estrechamente relacionada con la hazaña. Se pregunta, “Как же я сам буду умирать? (217), (“How shall I be dying myself”, 90). Él, en cierto modo, adivina su futura muerte:

RP: Он увидел себя стоящим у стенки, вобравшим в грудь побольше воздуха, и ожидающим залпа, и вспоминающим с дикой безнадежностью вот эту, вот эту нынешнюю минуту, – светлую спальню […] А еще – темный лес и погоня (217).

EG: He saw himself placed against a wall, standing there with as much air in his lungs as he could inhale, waiting for the volley of rifle shots and recollecting with wild despair this present minute, this bright room […] or else, a dark wood and pursuit (90-1).

[Se vio a sí mismo contra la pared, inhalando tanto aire en sus pulmones como pudo, esperando la ráfaga de disparos y recordando con una desesperación salvaje este mismo minuto, esta habitación o también un bosque oscuro y la persecución].

Al final de la novela vemos que Martín no vuelve de Rusia, a pesar del paso de los años. Como Nabokov señala en el Foreword de la versión inglesa de la novela, “fulfillment itself is invariably permeated by poignant nostalgia. Here, the memory of childish reverie blends with the expectation of death” (EG: ix).

Otro protagonista de Nabokov también visita Rusia en su mente. Fiódor regresa a su país natal no sólo en sus recuerdos sino también en su futuro imaginario:

RD: Когда дойду до тех мест, где я вырос, и увижу то-то и то-то – или же, вследствие пожара, перестройки, вырубки, нерадивости природы, не увижу ни того, ни этого... после всех волнений, я испытаю какую-то удовлетворенность страдания... (24).

ETG: When I reach the sites where I grew up and see this and that – or else, because of fires, rebuilding, lumbering operations or the negligence of nature, see neither this nor that, that after all the excitement, I shall experience a certain satiation of suffering – perhaps on the mountain pass to a kind of happiness which it is too early for me to know… (30–1).

ESLD: Cuando llegue a los lugares donde crecí y vea esto o aquello –o bien, debido a fuegos, operaciones de reconstrucción, de explotación maderera, o negligencia de la naturaleza, no vea esto ni aquello […] después de toda la excitación, sentiré cierta saciedad de sufrimiento –tal vez en la montaña llegaré a una clase de felicidad que aún es prematuro que conozca (37).

Todos los personajes de Nabokov echan de menos a Rusia y quieren volver al país de su pasado. La vuelta al paraíso ya inexistente también es el tema principal de muchos escritores rusos exiliados en Europa. Figes (2002: 541) comenta que el deseo de volver al pasado legendario es una respuesta natural de un artista aislado de su patria.

Los protagonistas de Nabokov piensan que son exiliados temporalmente y que alguna vez volverán y todo será como antes. Por esta razón guardan la imagen de Rusia en sus corazones. Para muchos, Rusia representa un apoyo, un sostén en el que permanecen con una cuerda alrededor de sus cuellos. Les puede gustar algo o no de su Rusia, pero al quitarles este apoyo, no pueden respirar. Lo mismo pasa con el amor por la patria: la nostalgia se convierte en una cuerda en el cuello.

La unión física con lo ajeno

En las novelas de Nabokov la nostalgia por la patria y el imposible regreso a Rusia tienen como contrapartida la unión física con lo ajeno y lo aborrecido. En la vida real, el escritor experimenta lo mismo: la unión de la emigración rusa y la acentuación del espíritu ruso se refuerzan por la mutua enemistad entre los exiliados y los ciudadanos europeos. Por un lado, los ciudadanos franceses y alemanes consideran a los emigrantes rusos como parásitos para sus débiles economías. Por su parte, los exiliados rusos se distinguen de la petty bourgeoisie (“burguesía mezquina”) y piensan que están por encima de ella. Nabokov comenta que los rusos de Berlín se mezclaban sólo con los judíos. Por esta razón, las descripciones del entorno en el exilio están llenas de connotaciones negativas.

Ganin en Mashenka pasa días llenos de melancolía, pues según él, vive en una realidad imaginaria. Todo lo que le rodea: “a sky pale as almond milk”, “the view into the pale seductive distance”, “yellow murk of early morning”, marcan la vaguedad de una vida en Berlín privada de emociones y sentimientos. El contraste entre el pasado (Rusia) y el presente (Berlín) se intensifica a través de la paleta y las imágenes: “yellow murk”, “murky twilight”, “dying red sunsets”, “white city”, “bleak day”. Todo esto contrasta con los vivos paisajes del pasado: “deep July sky”, “bright clouds”, “bright autumn emptiness”, “purple patches of heather”, “green slope”, “the red sandy drive”. Éstos son algunos de los ejemplos del contraste de colores.

En El ojo, el protagonista se siente solo e incomprendido. No se considera un ser vivo, sino una sombra, un reflejo. En esto le ha convertido la ciudad de Berlín. En la vida real se dedica a observar a los demás, a pasar desapercibido; sin embargo, en sus sueños vive las emociones con una chica rusa. Este personaje ya ha perdido el apoyo que le da Rusia, por eso su elección es existir sin ninguna razón, sin ningún objetivo.

En La dádiva, Fiódor expresa cómo ve el país en el que tiene que vivir. Este país es grotesco, artificial y demasiado repetitivo. Y siente un rechazo con fuerza:

RD: Вообще, я бы завтра же бросил эту тяжкую, как головная боль, страну, – где все мне чуждо и противно, где роман о кровосмешении или бездарно-ударная, приторно-риторическая, фальшиво-вшивая повесть о войне считается венцом литературы; где литературы на самом деле нет, и давно нет (315).

ETD: Generally speaking, I’d abandon this country, oppressive as a headache – where everything is alien and repulsive to me, where a novel about incest or some trash, some cloyingly rhetorical, pseudo-brutal tale about war is considered the crown of literature, where in fact there is no literature, and hasn’t been for a long time ... (318–9).

ESLD: En términos generales, mañana mismo abandonaría este país, opresivo como un dolor de cabeza, donde todo me resulta extraño y repelente, donde consideran la cumbre de la literatura una novela sobre el incesto u otro tema escabroso, o un cuento pegajoso, retórico y pseudobrutal sobre la guerra; donde, de hecho, no hay literatura ni la ha habido durante mucho tiempo (379).

Lo que une todas estas novelas es un sentimiento común de inexistencia. Sin Rusia la vida de los personajes no es plena, lejos de Rusia no son capaces de ser felices. Los protagonistas difícilmente conectan con los demás personajes (por ejemplo, Ganin y los huéspedes de la residencia; Smurov y sus conocidos; Martín y sus compatriotas de Cambridge; Luzhin y los invitados rusos, entre otros). Cada uno de ellos tiene su pasado, cada uno tiene una Rusia en su alma y cada uno siente el exilio a su manera. Algunos de ellos no son personajes, sino sombras. La sombra, como sabemos, no puede ni sentir, ni amar, ni sufrir. Nabokov a menudo habla de sus personajes como de las sombras. Todos los personajes tienen memoria y en ella todos guardan a su Rusia. No se puede volver a la Rusia del pasado, ni olvidarla tampoco. Aquí, sin duda, Nabokov refleja la tragedia de muchos emigrantes rusos.

La naturaleza rusa

Nabokov está considerado por los críticos como un hombre de ciudad, que no tiene nada de terrateniente. Shajovskaya señala que la representación de Rusia por Nabokov tiene un escorzo limitado. Al hablar sobre Nabokov como un hombre de la ciudad, lo compara al mismo tiempo con los escritores rusos terratenientes que tenían sus raíces en el campo y conocían el lenguaje de los campesinos. Ella justifica su opinión con los ejemplos de la descripción de la naturaleza de Nabokov:

…sus paisajes de la naturaleza rusa son de una finca, residencia y no de un pueblo (como si el escritor no conociera el aroma del cáñamo, caldeado por el sol, el aliento de la tierra después de la crecida de las aguas; la nube del salvado que cae de la era; el sabor de la leche recién ordeñada o del pedazo de pan de centeno polvoreado con sal). Todo aquello que conocían Levin y Rostov, todo lo que reconocían, como una parte de ellos mismos, Tolstói, Turguénev, Pushkin, Lérmontov, Gógol, Bunin, todos los escritores rusos, nobles y campesinos (Shajovskaya 1998: 198)19.

Hay que añadir que la naturaleza de Rusia representada por Nabokov tiene un encanto especial, una melodía distinta. Sus descripciones son cuidadas al mínimo detalle y a veces incluyen indicaciones de los nombres científicos de insectos y plantas. Debido a la educación recibida en casa, su presentación de la naturaleza no se basa en simples impresiones sino que nos muestra descripciones científicas de una forma muy sutil. El lector a menudo debe tener un gran conocimiento de la naturaleza para comprender las novelas. Como confiesa el protagonista de La dádiva: “my language was created by the language of naturalists”. Así, en sus paisajes, entre los insectos destacan las mariposas y entre las plantas sobresalen los abedules. Sus paisajes no sólo cumplen funciones tradicionales, como la de establecer un contexto o intensificar un tema o ambiente de la narración (como podemos ver en las obras clásicas de la literatura rusa), sus paisajes van más allá y se convierten en importantes elementos narrativos que realizan una variedad de funciones.20 La mayoría de los paisajes se emplean para reflejar la nostalgia y añoranza de su lejana Rusia (por ejemplo RD: 121; ETG: 126; ESLD: 150).

La naturaleza rusa sirve también de puerta al otro mundo, al mundo del más allá. Muchos personajes nabokovianos viven dos vidas: una ordinaria y común y otra, la vida espiritual (que según Nabokov es la vida verdadera). La oposición entre la vida real y el sueño o la realidad y los recuerdos constituye la característica de muchas novelas. Así, por ejemplo, Fiódor se disuelve en el aire estando en el bosque que le recueda a Rusia, “freshly smelling of Russia” (RD: 299; ETG: 304–5; ESLD: 361–2). Y a diferencia de Fiódor, que al final no desaparece en el mundo del más allá, otros protagonistas de Nabokov sí lo hacen. Hablamos de Martín en La hazaña y Cincinnatus en Invitado a una decapitación. Se necesita comentarlos por separado.

Al principio de la novela, Martín añora “a watercolor depicting a dense forest with a winding path disappearing into its depths” (EG: 16). La posibilidad de entrar en el cuadro se presenta muy real en su mente: “When, as a youth, he recalled the past, he would wonder if one night he had not actually hopped from bed to picture, and if this had not been the beginning of the journey, full of joy and anguish, into which his whole life had turned” (EG: 16). Martín y más tarde Cincinnatus son conscientes de su capacidad de traspasar las dimensiones y limites del espacio. En el pasaje siguiente a la fantasía infantil de Martín de entrar en el cuadro, Nabokov sugiere que, de hecho, su protagonista había entrado en el espacio pintoresco: “she [his grandmother] could hardly foresee that in this nascent greenery her grandson would one day wander” (EG: 16). Más tarde, la misteriosa desaparición de Martín de la habitación de Darwin intensifica la impresión que él realmente traspasa otra dimensión: “It seemed impossible that Martin could have left so noiselessly”. Después, cuando Darwin intenta averiguar qué podría haber pasado a su amigo, siente como si “Martin seemed to have dissolved into the air”. La escena final de la novela, donde Darwin pasea por el bosque nos hace comprender que Martín se ha convertido en una parte de su fantasía. Esto implica que él ha entrado en el cuadro y ha desaparecido en su paisaje.

Otro personaje que abandona este mundo para entrar en otro es Cincinnatus. Al principio de la novela, él mentalmente se escapa de la prisión. Pasea por los Jardines de Tamara y disfruta de sus paisajes. Más tarde descubre que la ventana por la que se escapó no era real, sino “only the semblance of a window”. Sin embargo, esto no le impide entrar en el paisaje y pasear otra vez: “One could slit one’s eyes and imagine oneself gazing through an embrasure, from this very prison, at those very gardens” (76). Al final de la novela Cincinnatus no muere literalmente, sino que entra en otro mundo, el mundo con que soñaba durante toda su vida (RPK: 129; EIB: 223; ID: 217). El espacio de pintura con los paisajes al que los personajes entran sirve como una dimensión incrustada del arte puro que Nabokov representa: “this space as if it can have no reference to the external narrative space in which these paintings exist” (Tadevosyan 1999: 5).

La naturaleza influye en los personajes. Por ejemplo, las vistas que rodean a Ganin lo hacen más débil y melancólico (RM: 47; EM: 21; ESM: 39). Por el contario, la naturaleza rusa despierta los mejores sentimientos en Fiódor y lo inspira a crear sus “rhymescapes” y a componer poemas:

RD: «Летучий» сразу собирал тучи над кручами жгучей пустыни и неминучей судьбы. «Небосклон» направлял музу к балкон и указывал ей на клен. «Цветы» подзывали мечты, на ты, среди темноты. Свечи, плечи, встречи и речи создавали общую атмосферу старосветского бала, «Деревья» скучно стояли в паре с «кочевья» (136–7).

ETG: Letuchiy (flying) immediately grouped tuchi (clouds) over the kruchi (steeps) of the zhguchey (burning) desert and of neminuchei (inevitable) fate. Nebosclon (sky) let the muse onto the balkon (balcony) and showed her a klyon (maple) (142).

ESLD: Letuchiy (volador) se agrupó inmediatamente con tuchi (nubes) sobra las kruchi (pendientes) del zhguchey (ardiente) desierto y del neminuchey (inevitable) destino. Nebosclon (el cielo) abría el balkon (balcón) a la musa y le enseñaba un klyon (arce) (169–70).

En La hazaña Martín recita a Pushkin para expresar la alegría que le produce el paisaje ruso:

RP: Быстро шелестел открытый таксомотор, пестрел кругом великолепный Тиргартен, и прекрасны были теплые, рыжие оттенки листвы, – “унылая пора, очей очарованье” (282).

EG: The taxi sped with a susurrous sound; he admired the Tiergarten crowding around him, the lovely warm tints of its autumn foliage: ‘O dismal period, visual enchantment’ (170).

[El taxi pasó con un sonido susurrante, él admiró el Tiergarten alrededor de él, y los tonos cálidos y maravillosos del follaje otoñal: “o, tiempo triste, encantamiento visual”]

Al hablar de la naturaleza rusa de Nabokov no podemos olvidar un hecho muy notable: la presencia de seres vivos en ella. Sus paisajes están habitados sólo por insectos. No encontramos en sus descripciones ni mascotas, ni animales de granja. Otra de las características de la naturaleza rusa de Nabokov es que en ella no encontramos a personajes cotidianos: “No hay ni mujiks, ni campesinos. Incluso los criados son un accesorio al que no se presta mucha atención” (Shajovskaya 1991: 60). La clase social más inferior en sus novelas son los profesores, maestros y niñeras. Según Shajovskaya, la Rusia de Nabokov “es un mundo muy cerrado, con tres personajes: el padre, la madre y el hijo Vladimir; los demás miembros directos de la familia no están incluidos en este círculo. Sin embargo, el mundo se enriquece con unos originales parientes y antepasados más lejanos” (Ibídem: 64).

Como ya se ha mencionado, en la Rusia de Nabokov, tal y como la presenta, no encontramos plebeyos rusos; es más, los personajes están encerrados en el círculo de la burguesía y de la intelectualidad. Aunque aparece un mendigo en Desesperación y algunos personajes esporádicos, éstos están fuera de la Rusia de Nabokov. Esta característica (ausencia de los plebeyos y la gente común) lo distingue de los clásicos de la literatura rusa. Es imposible imaginar a Pushkin, Tolstói, Gógol o Leskov sin el hombre ruso, “plebeyo”.

Una vez comentadas las peculiaridades de la Rusia de Nabokov de una forma general, veamos ahora un lugar muy particular: San Petersburgo. Como señala Daniel (2000: 3), los temas principales de las novelas rusas –el regreso imposible al país natal, la memoria y la infancia– están unidos a esta ciudad.

San Petersburgo

Durante siglos esta ciudad llamada “Venecia del Norte” y “Ventana a Europa” (Boyle y Gerhart 2002: 30), se ha convertido en la fuente de inspiración para los escritores rusos. Pushkin, Gógol, Dostoyevski, Beli, Blok, Mandelstam, Ajmátova, Bitov y Brodski, entre muchos otros, le dedicaron sus obras. Nabokov no es una excepción. Según Tammi (1999: 70), “pre-revolution St Petersburg as the setting of his (both culturally and materially) opulent boyhood, the nostalgic and patriotic intonations cannot but strike an authentic tone”. Como observa este crítico, las descripciones de Petersburgo casi siempre pertenecen al invierno (véanse algunos ejemplos en RM: 106–8, 112–4, EM: 69–71, 73–5; RP, 88; EG: 74; RD: 19–23, ETG: 26–8). Esto se debe al hecho de que la familia de los Nabokovs (al igual que los personajes de este escritor) pasaba los veranos en su residencia en los pueblos cercanos. Así pues, sus novelas contienen las descripciones veraniegas de Rozhdestvenno, Vyra y Leshino.

También hay que señalar que San Petersburgo se presenta en las novelas rusas en dos formas: como parte del juego lingüístico y como un lugar permanentemente ausente de la realidad narrativa. Por un lado, Petersburgo aparece como un centro cultural con su propia escuela literaria. Recordemos el pasaje de La dádiva cuando Koncheyev reprocha a Fiódor su “estilo de Petersburgo” en la poesía (RD: 383; ETG: 323). Para Nabokov el habla y el acento de los originarios de esta ciudad resultan más refinados y correctos que los de Moscú. En ocasiones, el escritor se burla del habla moscovita:

RO: …был он москвич и любил слова этакие густые, с искрой, с пошлейской московской прищуринкой (351).

ED: … he used an even richer expression, for he hailed from Moscow, where people are fond of waggish slang, full of lush trivialities (37).

ESD: … a veces empleaba frases más pintorescas incluso, pues procedía de Moscú, ciudad cuyos vecinos aprecian cierto argot zumbón, saturado de jugosas trivialidades (42).

La cultura rusa en las obras de Nabokov

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