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El Lugar Santo (Atrio Interior)

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El Lugar Santo también era conocido como el Atrio Interior (o Patio interior) y contenía tres elementos: La Mesa de la Proposición, el Candelero y el Altar del Incienso.

La Mesa de la Proposición estaba hacia a la derecha entrando por el Lugar Santo. Cada día de reposo se colocaban sobre la mesa seis filas de panes salpicados con incienso. Estos doce panes representaban que las doce tribus de Israel eran perfumadas por la presencia de Dios en el Lugar Santo. Sólo el sumo sacerdote y su familia comían de este pan, y no debían estar sentados mientras lo hacían. El simbolismo era que Dios tiene un lugar especial en el Lugar Santo para Su pueblo del pacto. El incienso era una fragancia, pero también se utilizaba como un bálsamo curativo para muchas enfermedades. La Escritura dice que la sanidad es el pan de los hijos (Mateo 15:24-26); y esto es simbólico de Jesús como el Pan de Vida. Ahora podemos experimentar la fragancia de Su presencia en este Lugar Santo y participar del Pan de Vida, que es Jesús (Juan 6:33, 35, 48-51).

El Candelero, también conocido como Candelabro o Menorah, estaba hacia la izquierda entrando por el Lugar Santo. Tenía siete lámparas que simbolizaban los siete ojos y los Siete Espíritus de Dios (Apocalipsis 5:6). Este candelero iluminaba el Lugar Santo, y los sacerdotes estaban obligados a mantener el aceite y recortar las mechas dos veces al día para que la llama de Dios no se extinguiera nunca (Éxodo 27:20-21). El simbolismo es que debemos mantener el fuego de Dios ardiendo continuamente dentro de nosotros. Somos responsables de mantener el aceite de Su presencia por medio de la adoración, recortando las cosas viejas en nuestras vidas para que la luz de Dios pueda brillar a través de nosotros en el Lugar Santo (Mateo 25:7-8).

El Altar del Incienso también era conocido como El Altar de Oro porque estaba hecho de madera de acacia y recubierto de oro. Este altar estaba especialmente diseñado para deleitar a Dios con el aroma de Su perfume exclusivo, el cual era elaborado por el perfumista ungido por Él y quemado por el sacerdote en el Lugar Santo (Éxodo 30:25, 37). Los cuatro cuernos de este Altar eran salpicados con la sangre de las ofrendas por el pecado que se ofrecían dos veces diariamente, una en la mañana y otra al atardecer. Además de esto, el incienso era mecido sobre el Candelero dos veces al día después que el sacerdote recortaba las mechas y llenaba el aceite. Una vez al año, en el Día de la Expiación, el sumo sacerdote llenaba el incensario de incienso y lo mecía a través del velo antes de entrar en el Lugar Santísimo. El simbolismo es que debemos ofrecer una fragancia continua de adoración con el fruto de nuestros labios como incienso ante Dios (Hebreos 13:15), y que nuestras vidas deben ser un olor dulce en la presencia de Dios; lo cual significa que debemos caminar en el Espíritu y no en nuestros deseos humanos y carnales que son pestilentes para Dios. Este olor nos da acceso a través del velo hacia el Lugar Santísimo.

La Adoración Que Toca El Corazón De Dios

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