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El Lugar Santísimo

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El Lugar Santísimo también era conocido como el Santo de los Santos. El único objeto que había aquí era el Arca de la Alianza.

El Arca de la Alianza era cuadrada y estaba hecha de madera de acacia y recubierta de oro. El Propiciatorio era de oro puro y era la tapa que la cubría. El Propiciatorio estaba diseñado con dos querubines que miraban uno frente al otro con sus alas extendidas. La gloria de Dios se manifestaba en medio de ellos (Éxodo 25:17-22; Levítico 16:2; Hebreos 9:5). A las únicas dos personas que se les permitió retirar la tapa del Propiciatorio fue Moisés y a Aarón, el sumo sacerdote, y solamente con el propósito de colocar tres artículos en su interior.

El primer objeto que Dios mandó a Moisés que colocara dentro del Arca fue el Testimonio, conocido comúnmente como los Diez Mandamientos (Éxodo 25:16; Deuteronomio 10:5); por ende también se la llama el Arca del Testimonio. Así, en primer lugar, el Arca contenía las santas leyes y principios de Dios, mostrando la soberanía de Dios para sujetar todas las cosas al evangelio de Su verdad.

El segundo elemento dentro del Arca era la Vasija de Maná (Éxodo 16:31-34), el pan sobrenatural con que Dios alimentó a los israelitas en el desierto. Esto era simbólico de que Jesús es nuestro pan santo espiritual (Juan 6:48-51).

El tercer elemento era la Vara de Aarón que floreció almendras después de ser sólo un palo muerto (números 17:1-10). ¿Puede vivir un palo muerto? Sólo si Dios lo dice. ¿Puede vivir un hombre que está muerto en delitos y pecados? Sí. Esto es simbólico del Espíritu Santo que viene a traer vida espiritual a nuestros cuerpos mortales para tener una vida resucitada en Cristo Jesús. Lo que una vez estuvo muerto puede revivir (Colosenses 2:13).

En el Día de la Expiación, el sumo sacerdote se consagraba a sí mismo, se ponía sus vestiduras sagradas y era perfumado con el aceite de la santa unción. Luego hacía un sacrificio expiatorio de buey por sí mismo y por los pecados de su propia casa. Después mecía el incienso fragante detrás del velo y entraba en el Lugar Santísimo para reunirse con Dios (Éxodo 30: 1, 6-10; Levítico 16). Después de rociar la sangre sobre el propiciatorio siete veces, pronunciaba los pecados de la nación sobre el chivo expiatorio y lo soltaba al desierto. Entonces, el fuego de Dios descendía y consumía la ofrenda, y la gloria de Dios llenaba la casa hasta rebosar con Su presencia (Levítico 9:24).

La Adoración Que Toca El Corazón De Dios

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