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SOBRE EL NEOLIBERALISMO

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Las democracias modernas han existido el tiempo suficiente para que los capitalistas neoliberales aprendan cómo transformarlas. Ellos han dominado las técnicas de infiltrar los instrumentos de la democracia –el sistema judicial “independiente”, la prensa “libre”, el parlamento– y amoldarlos a sus propósitos.

Arundhati Roy, 2004 (Traducción personal del autor)

El epígrafe de Arundhati Roy es muy ilustrativo del proceso por el cual el neoliberalismo globalizado ha controlado nuestro mundo, a grado tal que nos ha cambiado la vida y los significados que le asignamos a la misma. Este cambio empezó a fraguarse abiertamente desde la década de 1980, cuando Ronald Reagan, ex-presidente de los Estados Unidos, y Margaret Tatcher, ex-primer ministra del Reino Unido, iniciaron una política económica que llevó al capitalismo a una dimensión inhumana y salvaje (Chomsky, 1999; Mészáros, 1995). El neoliberalismo es el paradigma económico dominante en nuestro tiempo, y ha desarrollado políticas y procesos muy específicos que le permite a cierto grupo de intereses privados controlar la vida social para maximizar sus ganancias personales. Es muy claro que cuando el neoliberalismo abrió sus puertas, el libre mercado empezó a controlar todos los procesos del mundo para que un grupo reducido de capitalistas pudiera seguir aumentando sus ganancias indiscriminadamente; motivo por el cual Chomsky (1999) afirma que en este sistema de libre mercado las ganancias son más importantes que las personas.

El neoliberalismo establece coaliciones entre grupos de interés que forman una alianza hegemónica (Apple, 1998), para lograr que sus objetivos prevalezcan y nada perturbe sus intenciones de obtener más ganancias. Estas alianzas y coaliciones se constituyen de grupos neoconservadores, dueños de los medios de comunicación, políticos que se adaptan a los deseos del capital y les crean los espacios y regulaciones para que sigan lucrando siempre que les retribuyan con millonarias ganancias por sus servicios, y una nueva clase media ávida de ascender y allegarse de recursos económicos. Todos trabajando conjuntamente hacia el mismo fin. No es un grupo homogéneo, pero sí con un mismo proyecto (Apple, 1998; 1999; Mészáros, 2001). Esta alianza hegemónica es guiada por la visión neoliberal que se caracteriza por impulsar políticas de libre mercado que valoran y promueven la mejora de las empresas e instalar, lenta pero constantemente, el consumismo en los ciudadanos. Al mismo tiempo rechazan la intervención del Estado/Gobierno para que no limite o controle las decisiones del libre mercado, ya que ellos catalogan al Estado como incompetente y burocrático (Chomsky, 1999). De tal forma que todo lo público es denostado, lo etiquetan de malo, mientras lo privado es elevado, considerado bueno por naturaleza.

No es un pleonasmo mencionar que el sistema capitalista bajo el que vivimos en estos momentos es neoliberal, porque queremos enfatizar que el capitalismo llegó a niveles inhumanos extremos en esta etapa en donde el neoliberalsmo tomó el control del sistema de producción actual. Es un capitalismo neoliberal. En ese sentido es muy ilustrativa la descripción que hace Samir Amin (2008, p.30) para entender las alianzas que establecen la política y los políticos con el neoliberalismo para cuidar y mantener sus intereses, tomando como ejemplo el papel que desempeñan los organismos económicos internacionales en el control de los países del mundo:

El nombre imperialismo ya no puede ser conjugado en plural como se hacía en períodos históricos previos. Ahora es un imperialismo colectivo de la triada de los Estados Unidos, Europa y Japón. En este sentido, el interés común que comparten los oligopolios que componen esta triada prevalecerá sobre sus conflictos (comerciales) de interés. Este carácter colectivo del imperialismo se expresa a través del manejo del sistema mundial de los instrumentos comunes que usa esta triada. En el plano económico se encuentra la Organización Mundial del Comercio (el ministerio de las colonias de la triada), el Fondo Monetario Internacional (la agencia colectiva de recolección económica), el Banco Mundial (ministerio de propaganda), y la OCED y la Unión Europea (establecidos para prevenir que Europa abandone el [neo]liberalismo). En el plano político, existe el G7/G8, las fuerzas armadas de los Estados Unidos y la OTAN. La domesticación y marginación de las Naciones Unidas completa este paisaje.

(Traducción personal del autor; el agregado [neo] es mío)

Puede decirse que las alianzas neoliberales han cumplido de manera excelente con la aplicación de las estrategias de dominio que han diseñado porque han seguido controlando las políticas que deciden nuestras vidas en el mundo durante las últimas tres décadas. Han logrado identificar y/o exterminar cualquier acción de grupos o individuos que puedan poner en riesgo sus propósitos; de tal manera que todos aquellos que piensan diferente a la idea del libre mercado como el rector de nuestras vidas, automáticamente se convierten en sospechosos para el sistema y son limitados, controlados, excluidos o exterminados. A pesar de esas acciones de poder y autoritarismo fascista, el modelo neoliberal se presenta a sí mismo como equivalente de democracia y libertad, espejismo bajo el cual justifica toda acción que proteja sus intereses. Como lo señala McChesney (1999), esta perspectiva se plasma en las ideas de Milton Friedman (1962), el más famoso gurú neoliberal, cuando menciona en su libro Capitalism and Freedom (capitalismo y libertad) que debido a que el hacer ganancias es la esencia de la democracia, cualquier gobierno que establezca políticas antimercado está siendo antidemocrático por definición.

Sin embargo, a pesar de presentar las políticas sociales y económicas del neoliberalismo como sinónimos de democracia y libertad en su afán de liberar las finanzas y el mercado, de hacer que la oferta y la demanda determinen nuestras vidas, de fomentar la privatización de los bienes sociales que son vistos como simples mercancías, y de conseguir quitar de su camino a cualquier gobierno que mantenga propósitos locales y nacionalistas considerados como “proteccionistas”, han creado condiciones que van en contra de cualquier ideal democrático: un incremento desorbitado de la inequidad social y económica que ha llevado de la pobreza a la pobreza extrema principalmente a los grupos oprimidos que ya de por sí han sido históricamente marginados; una afectación desastrosa al medio ambiente mundial; una economía global inestable que mantiene en la zozobra al mundo; y una bonanza sin precedente de los más ricos del mundo. Arundhati Roy (2002) muestra claramente las inhumanas contradicciones de este capitalismo globalizado:

En los diez años anteriores [Roy señalaba aquí de 1992 al 2002], el ingreso total del mundo se incrementó en un promedio de 2.5% por año. Y aún el número de pobres en el mundo se incrementó en 100 millones. De las 100 economías más grandes, 51 son empresas, no países. El 1% de la población ubicada en la parte superior de la escala de ingresos del mundo tiene el mismo ingreso combinado que obtiene el 57% en el fondo de la escala.

(Traducción personal del autor)


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