Читать книгу El amor y la sexualidad - Omraam Mikhaël Aïvanhov - Страница 5
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TOMAR EL TORO POR LOS CUERNOS EL CADUCEO DE HERMES
I
Está escrito en los tratados de alquimia que, para obtener la piedra filosofal, simbolizada por Mercurio, hay que comenzar el trabajo en el momento en que el Sol entra en la constelación de Aries y la Luna en la constelación de Tauro, porque el Sol está exaltado en Aries y la Luna está exaltada en Tauro.6 El signo siguiente, Géminis, es la casa de Mercurio. Entonces ya lo veis: Aries (el Sol), Tauro (la Luna) y Géminis (Mercurio)... Estos tres signos se suceden entre sí para mostrar que la unión del Sol y la Luna da el hijo: Mercurio. Volvemos a hallar el grupo Sol, Luna, Mercurio repetido en otra parte del zodíaco, pero hoy nos detendremos solamente en estos tres signos: Aries, Tauro y Géminis, que son extremadamente significativos.
El símbolo de Mercurio está formado por el disco solar, la Luna creciente y, para marcar su unión, el signo + que es el signo de la suma. El símbolo de Mercurio O no es más que la unión del Sol y la Luna.
El Sol y la Luna dan nacimiento al hijo, Mercurio, la piedra filosofal. Pero la piedra filosofal que buscan los alquimistas es en realidad un símbolo de la transformación del hombre.7 Los alquimistas trabajan con el Sol y la Luna, es decir con los dos principios de la voluntad y de la imaginación, y gracias a este trabajo de los dos principios, logran transmutar su propia materia y llegar a ser simbólicamente como el Sol y la Luna, es decir radiantes y puros. No es por azar que Aries sea la casa de Marte, y Tauro la casa de Venus... Ya que trabajando con el Sol y la Luna, es decir con los dos principios masculino y femenino, sublimando la fuerza sexual (Venus) y la fuerza dinámica y activa de la voluntad (Marte) el alquimista obtiene todos los poderes espirituales simbolizados por Mercurio, el agente mágico.
En los Templarios, este agente mágico estaba representado por Bafomet, esta figura monstruosa que ha hecho creer a algunos que los Templarios rendían culto al Diablo. Otros han llamado a este agente mágico AZOT, este nombre está formado de la siguiente manera: A, es la primera letra de tres alfabetos: latín (a), griego (alfa), y hebreo (alef), y de la última letra de estos tres alfabetos: Z (latín), O (griego), T (hebreo). Esta palabra significaba que el agente mágico era alfa y omega, el comienzo y el fin.
Para obtener este agente mágico los alquimistas se tomaron mucho trabajo, y a menudo sin éxito, porque no sabían que este trabajo con los dos principios masculino y femenino no debe hacerse solamente en el plano físico, sino también en el plano espiritual con los dos principios de la voluntad y de la imaginación, trabajo que puede ser también simbolizado con la expresión “Tomar el toro por los cuernos”. Tomar el toro por los cuernos, es para el discípulo comenzar un trabajo interior a fin de dominar todo lo que en él es grosero, anárquico, violento. Desgraciadamente, en nuestra época, los humanos no toman el toro por los cuernos sino que le dan libertad para pisotearlo todo. En particular en la juventud, ¡veréis todo lo que el toro saquea!
Tomar el toro por los cuernos representa el trabajo de la voluntad sobre la imaginación. La imaginación está siempre unida a la sensualidad. Todos los que tienen una imaginación desenfrenada tienen tendencia a ser perezosos y sensuales. La Luna y Venus van siempre juntos. Pero, si con su luz, el Sol interviene para dar una dirección correcta a esta fuerza, la Luna se vuelve extraordinariamente útil porque tiene el poder de concretizar las cosas. Ya os he hablado de los diferentes períodos por los que ha pasado la tierra: período de Saturno, período del Sol, período de la Luna, y os he explicado que el período del Sol fue un período de dilatación, de expansión, mientras que el período de la Luna, al contrario, estuvo marcado por un proceso de coagulación, de concretización. El Sol y la Luna son también el símbolo de dos procesos alquímicos solve y coagula: disolver y coagular.
En el símbolo de Mercurio, el Sol está representado por un círculo y la Luna por un fragmento de círculo como una costilla del Sol (lo que explica porqué está escrito en el Génesis que Dios sacó a Eva de una costilla de Adán). Y es pues para mostrar que esta combinación, esta fusión inteligente de los dos principios producían Mercurio, que los Iniciados representaron Mercurio con el Sol coronado de la Luna y reunido por el símbolo de la tierra que es también el de la suma en aritmética. Sólo el signo de Mercurio muestra la ciencia profunda de los Iniciados que han creado esos símbolos. Una de sus numerosas variantes es el caduceo de Hermes que ha quedado como el símbolo de médicos y farmacéuticos.
En la actualidad, este símbolo aparece en la ciencia oficial bajo la forma de un láser. Un cristal de rubí está envuelto por un tubo de flash que suministra la energía necesaria para producir “el efecto láser” Cuando se pone en funcionamiento un haz de luz roja, muy intensa, sale de la extremidad semi-plateada.
El haz de luz que sale es Mercurio que nace del trabajo de dos principios. Pero el problema ahora es encontrar el láser en uno mismo, ¡porque es ahí donde esto será verdaderamente prodigioso!8
En realidad, desde la más remota Antigüedad, los Iniciados realizaron en ellos mismos todos los descubrimientos que actualmente son realizados por la ciencia oficial: la radio, el teléfono, la televisión... Los sabios oficiales sólo son obreros que deben aplicar en el plano físico las leyes que existen en el mundo espiritual. Todo debe ser realizado en la materia; por esto son antiguos Iniciados: alquimistas, magos, cabalistas que vienen a realizar en la materia todo lo que era ya conocido y realizado en el plano espiritual. Si estos fenómenos no existieran ya en el plano espiritual, no habría ningún medio de descubrir cualquier fenómeno en el plano físico. Todo lo que está abajo es como lo que está arriba: así pues, todo lo que está arriba en el plano psíquico, debe ser concretizado abajo en el plano físico.
Creando el símbolo de Mercurio, los Iniciados quisieron enseñar a las generaciones futuras a trabajar con la fuerza sexual mediante la voluntad y la imaginación para obtener los poderes mágicos. Porque la verdadera “fuerza fuerte de todas las fuerzas” de la que habla Hermes Trismegisto es el amor. Sólo el amor da la vida, y no hay nada por encima de la vida, ella está en el origen de todo. Dios nos ha dado esta fuerza del amor para que nosotros aprendamos a sublimarla en vida, en vida intensa, con el fin de obtener los poderes mágicos, la omnipotencia. Os dije que el símbolo de Mercurio está formado por el Sol, la Luna y la Tierra. Pero si se saca la Luna, resulta el símbolo de Venus R, el amor. Todos estos aspectos contenidos en el símbolo de Mercurio, se reencuentran en las funciones del dios Hermes de quien la varita mágica, el caduceo, era el símbolo de los poderes que él poseía en todos los aspectos.
En el signo de Mercurio, la Luna, que representa la imaginación, aparece aquí como un recipiente lleno de agua, ya que la Luna, principio femenino, está unida al agua. Debajo se encuentra el Sol, el fuego, que calienta la imaginación en una dirección especial. Y aún más abajo, la Tierra, símbolo de la realización en el plano material. Cuando un Iniciado llega a comprender este símbolo, puede crear, puede ayudar a los demás, iluminarles, vivificarles, protegerles, tiene todos los poderes. Si se le dan condiciones, es capaz de trastornar la tierra, porque ha comprendido lo esencial: el trabajo con la voluntad sobre la imaginación. Al igual que la mujer tiene la posibilidad de condensar la vida en su seno, la Luna posee el poder de concretizar, de materializar las cosas, de transformarlas en tierra, es decir de realizarlas en el plano físico. Ya lo veis, hay que hacer hablar a los símbolos, hay que tomarlos por el cuello diciéndoles “¡La bolsa o la vida!”, y os revelarán todos los secretos. Pero ¡hay que guardarlos muy cuidadosamente!...
El discípulo debe decidirse a derribar al toro, es decir a dominar esta fuerza salvaje, brutal, violenta de la sensualidad, a fin de extraer fuerzas. Derribar el toro, no quiere decir matarlo; si se le mata, no se puede extraer fuerzas. Hay que tomar el toro por los cuernos, es decir, comenzar a dominar la Luna, la imaginación, que es inseparable de la sensualidad, excepto precisamente en aquellos que han tomado el toro por los cuernos, como los sabios, los filósofos, los artistas, los Iniciados, que dan otra dirección a su imaginación y que crean, hacen descubrimientos, iluminan a los demás. Todos aquellos que no han logrado tomar el toro por los cuernos, dejan galopar por todas partes su imaginación que se vuelve exactamente como una prostituta que se acuesta con cualquiera y trae al mundo seres grotescos, monstruos. Debemos esforzarnos en dar a la imaginación un trabajo determinado para que pueda siempre producir las creaciones más bellas, las más luminosas, las más nobles. Un discípulo no debe dejar a su mujer pasearse y acostarse con cualquiera, conserva a su mujer para él. Sí, mis queridos hermanos y hermanas, nuestra imaginación es nuestra mujer y ella trae hijos al mundo.
Si se profundiza más en la interpretación del caduceo de Hermes, se descubrirá que es un resumen del ser humano. Las dos serpientes entrelazadas representan las dos corrientes que descienden del cerebro: a partir del hemisferio derecho y del hemisferio izquierdo, se cruzan al nivel de la nuca, pasan por los pulmones izquierdo y derecho, se cruzan de nuevo en el plexo solar,9 pasan por el hígado y el bazo, se cruzan en el ombligo, pasando por los riñones izquierdo y derecho, se cruzan en el centro Hara,10 y pasan finalmente por las glándulas sexuales en el hombre y los ovarios en la mujer.
El bastón en el centro, es la columna vertebral, en cuya base, los Iniciados de la India dicen que dormita la fuerza Kundalini que debe ser despertada.11 A partir del chacra Muladhara, la fuerza Kundalini se eleva por el canal central de la columna vertebral llamado Suschuma; se activa gracias a la respiración por dos corrientes, Ida y Pingala, situadas a ambos lados de Suschuma y se eleva hasta el loto de los mil pétalos, el chacra Sahasrara.
Así pues, los Iniciados, los yoghis que logran hacer este trabajo mediante el Sol (la corriente positiva, Pingala) y la Luna (corriente negativa, Ida), despiertan la fuerza Kundalini y la hacen subir hasta la cima. Aquí encontraremos de nuevo el fenómeno del láser. El ser humano es un láser viviente. Aquellos que logran hacer funcionar este láser en ellos mismos, obtienen la fuerza fuerte de todas las fuerzas, el agente mágico universal.
Retened de estas palabras que debéis aprender a trabajar con la Luna, la imaginación, pero manteniéndola en la pureza (por otro lado, la Luna, en su verdadero sentido espiritual, está unida a la pureza de la imaginación) con la luz, el fuego del Sol, con el amor desinteresado de Venus, y finalmente con la justicia de la cruz, de la tierra, para obtener la realización perfecta. Mercurio es el símbolo del ser perfecto en el que la circulación de las dos corrientes se efectúa con tal equilibrio, con tal armonía, que nada en la paz, y se convierte en un centro radiante capaz de arrastrar las criaturas hacia el bien.
Cuando la Luna no está dirigida por Marte y el Sol, empuja a los humanos a encontrar los medios para no hacer nada, a depender de aparatos y máquinas que les liberen de realizar cualquier esfuerzo. El símbolo de Mercurio nos enseña, al contrario, que la actividad, los esfuerzos son absolutamente indispensables. No es malo tener aparatos y máquinas, pero a condición de que liberen al hombre de las tareas materiales para permitirle una actividad nueva, espiritual, un trabajo gigantesco, con la voluntad y la imaginación, a fin de crear obras divinas. Desgraciadamente, por el momento, no es con esta finalidad para la que los hombres trabajan; quieren eliminar el Sol y Marte, es decir, la actividad, el esfuerzo que son esenciales y quedarse solamente con la Luna y Venus. No saben que es el mejor medio para degenerar.
Me parece que aún no os he dicho nada, aunque en realidad os lo he dicho todo. Estáis ante el océano, estáis ante el Cielo, estáis colmados, y si seguís siempre siendo los mismos, es porque no se puede recibir más de lo que se ha evolucionado, nada más, es esto lo triste. Pero cuando os alimentáis de este ambiente, de este amor, de estos cantos, de esta luz, de estos conocimientos, evolucionáis, y un día seréis capaces de emprender realizaciones fantásticas. Aunque no entendáis nada, continuad, porque siempre hay algo luminoso que se inscribe en vosotros.
Sevres, 27 de diciembre de 1970
II
Interiormente, psíquica y espiritualmente, hay muy pocos seres que saben en qué, cómo, y porqué motivo deben trabajar. Nos ocupamos en dar a los humanos toda clase de conocimientos para que puedan ejercer todas las profesiones que existen en la tierra, van a las escuelas, aprenden oficios... pero ellos mismos, interiormente, quedan sin fuerza, sin poder, y al menor problema, a la mínima dificultad, se derrumban.
Bien sé que en la actualidad se están introduciendo en Occidente toda clase de prácticas orientales: yoga, zen, etc., y muchos se lanzan a estas prácticas, porque sienten precisamente que deben hacer algo en el ámbito de la voluntad, de la concentración, de la meditación, para adquirir poderes psíquicos. No tengo nada en contra de ello, y puede que para algunos esto les de buenos resultados, pero para la mayoría, lo dudo, porque estos son unos métodos muy antiguos que fueron buenos en el pasado, y para los Orientales. Los Occidentales necesitan otros métodos que estén adaptados a su mentalidad, a su estilo de vida, y estos métodos precisamente son los de la Enseñanza de la Fraternidad Blanca Universal. Los Occidentales que se lanzan inconscientemente, sin un verdadero guía, a las prácticas orientales, corren graves peligros. Los Orientales se ejercitan siempre bajo la dirección de un guía, de un Maestro que los vigila, como lo hacen aquí los médicos con algunos enfermos a los cuales han dado un tratamiento y observan en ellos el efecto de este tratamiento modificándolo si es necesario. Pero los seres abandonados a sí mismos con sus conocimientos y sus posibilidades tan insuficientes, sólo pueden decaer. Entonces, cada vez más, los humanos se darán cuenta de que deben explorar el terreno interior, pero que deben también desconfiar de todos esos métodos que se propagan por aquí y por allá y que a menudo son peligrosos.
El trabajo iniciático con el Sol y la Luna, es decir con la voluntad y la imaginación, que conocen los Iniciados, es válido para la eternidad porque la voluntad y la imaginación son dos principios fundamentales en el hombre. Por esto, en los libros de alquimia, se encuentra, a menudo, estas imágenes: el Sol y la Luna, el rey y la reina... Bajo todas las formas, no hay más que esto: el Sol y la Luna, el hombre y la mujer que producen un hijo real, la piedra filosofal, el elixir de la vida inmortal, la panacea universal, la varita mágica, el caduceo de Hermes...12
La misión del hombre es realizar el Cielo en la tierra, parecerse a su Padre Celestial, el Creador. Pero para realizar el esplendor de esta misión venidera que no puede cumplir de una sola vez, debe conocer los factores indispensables para este trabajo: los dos principios activo y pasivo, emisivo y receptivo, masculino y femenino, el Sol y la Luna, la voluntad y la imaginación, para trasmitir a la Luna todo lo que el Sol contiene de noble y de luminoso, a fin que pueda reflejar y propagar las cualidades del Sol. La Luna es accesible a cualquier influencia, no elige, cualquiera puede manifestarse a través de ella, es como el agua que toma la forma del recipiente en el cual se vierte. El agua, la Luna, la imaginación, son más o menos la misma cosa. Si el Sol no se ocupa de la Luna, la imaginación, ésta puede incluso reflejar el Infierno. Por esto los Iniciados vigilan que la Luna, es decir, su imaginación, su “mujer”, no vagabundee por cualquier parte, sino que, gracias al Sol, reciba un elemento de luz y de eternidad. En ese momento sí, la Luna se convierte en una mujer extraordinaria, adorable, y otras leyes, las divinas, intervienen para realizar en el plano material lo que se forma en la imaginación. Esto es lo que simboliza la cruz colocada en la base del signo de Mercurio. La cruz, es la piedra cúbica que es la expresión de la tierra. Para los alquimistas, la cruz, la piedra cúbica, era la tierra virgen gracias a la cual debían construir el edificio.13
Cada día el discípulo debe fijarse los proyectos más nobles, más grandiosos, para poder realizarlos sobre la tierra. Así pues, primero trabaja con la imaginación, después con el corazón y la voluntad, haciendo posible que lo que ha imaginado se convierta en realidad. No se contenta con soñar, con flotar, sintiéndose orgulloso de tener bellos proyectos en su cabeza, porque eso no es suficiente; sus proyectos debe realizarlos con su comportamiento, con sus actos, en el plano físico, para que el mundo entero pueda ver que lo que ha creado en lo alto ha descendido y ha arraigado en la tierra.
Que nuestro espíritu trabaje sobre nuestra alma o nuestra voluntad sobre la imaginación, que el Sol fertilice la Luna o que el hombre fertilice la mujer, el resultado será siempre la creación de un hijo. Y ¿qué es este hijo? Cuando vosotros ponéis fuego bajo una cacerola llena de agua (aquí, la cacerola, ¡es la Luna!) el agua se transforma en vapor. La fuerza fuerte de todas las fuerzas, es este vapor, este agua destilada. Por lo tanto, de este trabajo de la voluntad sobre la imaginación, del espíritu sobre el alma, del Sol sobre la Luna, del hombre sobre la mujer, nace una fuerza que es el hijo, Mercurio, que tiene la posibilidad de emprender realizaciones formidables. El Sol o la Luna separadamente no pueden realizar gran cosa. Separados el uno del otro, el fuego quema y el agua inunda; pero los dos unidos producen una fuerza capaz de todas la realizaciones: la piedra filosofal que tiene el poder de transformar todos los metales en oro. De esta fuerza se dice en la Tabla de Esmeralda: “El sol es su padre, la luna es su madre, el viento lo ha llevado en su vientre (el vientre de la luna) y la tierra es su nodriza...” La tierra, es decir la cruz, la piedra cúbica.
Está escrito: “Creced y multiplicaos...” Pero los humanos han comprendido este mandamiento solamente en el plano físico y ahí, evidentemente, eso trae muchas complicaciones: ya no queda más espacio ni alimentos para todos, y están obligados a masacrarse. Este mandamiento termina pues siendo nocivo. No es que lo corrija, no, sino digo que fue válido para una época; los humanos han querido eternizar este mandamiento, y ahora ya no da buenos resultados. Es necesario de ahora en adelante comprender su sentido simbólico que siempre es válido.14
El discípulo debe pensar en el trabajo que hace con su voluntad sobre su imaginación, y este trabajo concierne tanto al hombre como a la mujer. Es en el plano espiritual en el que el discípulo debe fertilizar a su propia mujer y tener hijos, miles de hijos angelicales que irán por el espacio para trabajar para él. Sabéis cómo terminan los cuentos: “Vivieron felices y tuvieron muchos hijos...” Tener muchos hijos, no solamente implica al plano físico. ¿Qué es un Iniciado? Es un padre de familia que tiene muchos hijos que caminan cerca de él, tirando de sus ropas, hurgando en sus bolsillos, pero estos hijos sienten un amor tan grande por él que nunca se siente importunado por ellos. Cuando tiene necesidad, llama a sus hijos y les dice: “Tu, vete a casa de aquél y llévale regalos... Tu, ve a tirar de las orejas de aquel otro...” y lo hacen. Son hijos sacados de su propia carne, de su propia sangre. Mientras que un hombre ordinario es un solitario sin hijos: se siente triste y desdichado porque debe trabajar solo, nadie le echa una mano. He ahí un terreno desconocido para algunos, pero conocido y vivido por otros.
Durante las fiestas de Navidad, os hablé del nacimiento del Niño-Cristo.15 El Niño-Cristo, es Mercurio. Se sabe que hace dos mil años Jesús nació en Palestina, pero debemos comprender el significado de esta fiesta; en realidad, tiene dimensiones cósmicas, universales. Este nacimiento también debe tener lugar en nosotros. El Niño-Cristo es esta fuerza que dormita en nosotros y que debemos despertar.
Antes de descender a la tierra, el hombre trabajó con su cuerpo físico, y como ya os he explicado, el cuerpo físico sólo es el caduceo de Hermes con las corrientes que descienden de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro, y que se cruzan al nivel de los órganos. El hombre es pues el producto del trabajo de la voluntad y de la imaginación, del espíritu y del alma materializados en el plano físico. En tanto que caduceo de Hermes, puede crear en los tres mundos. Por el momento sólo crea en el plano físico, pero debe aprender a crear en otros mundos.
El caduceo de Hermes es la fuerza fuerte de todas las fuerzas; la vida en su grado superior de manifestación. Entonces, cuando el hombre logra desarrollar en él mismo el caduceo de Hermes, la vida circula y se difunde por todas las criaturas hasta las estrellas. Este grado superior de la vida es la verdadera fuerza, esta vida que brota y que no es únicamente la vitalidad. La vitalidad, precisamente es Tauro... Todos los hombres tienen vida, por supuesto, pero en la mayoría se manifiesta como una fuerza que destruye. Cuando tiene demasiada vitalidad, la gente no puede dominarse, engulle, viola, asesina... Esta vitalidad debe ser dirigida, intensificada, espiritualizada para ser transformada en vida divina.
Por eso, desead día y noche espiritualizar vuestra vida para poder darla con el fin que vaya por todas partes en el universo a vivificar e iluminar las criaturas. Esta idea es la que está contenida en la imagen que los antiguos daban de Hermes, con alas en los pies. Los pies por otra parte poseen centros muy importantes que, si lográis desarrollarlos, os darán la posibilidad de desplazaros en el espacio espiritualmente e incluso físicamente.
La vida sublime, es eso el caduceo de Hermes. Cuando irradiáis esta vida, poseéis fuerzas formidables. Si vuestra vida no va más allá de algunos centímetros alrededor de vuestro cuerpo, sois débiles, no podéis actuar. Pero si vuestro resplandor se extiende kilómetros, entonces ahí, podéis actuar sobre las criaturas. Así pues, cuánto más intenso sea lo que emana de vosotros y más lejos se propague, más poderes tenéis.
Yo os explico la importancia de este trabajo, tomadlo en serio y dejad de lado muchas otras ocupaciones inútiles que no os aportan nada, excepto sufrimientos. Trabajad sobre vosotros mismos hasta que la fuerza fuerte de todas las fuerzas comience a manifestarse en vosotros.
Sevres, 3 de enero de 1971
6 Lenguaje simbólico, lenguaje de la naturaleza, Obras completas, t. 8, cap. V: “El primer día de primavera”.
7 La piedra filosofal – de los Evangelios a los tratados alquímicos, Col. Izvor n° 241, cap. X: “La piedra filosofal, fruto de una unión mística”.
8 La luz, espíritu vivo, Col. Izvor n° 212, cap. IX: “El rayo láser en la vida espiritual”.
9 Centros y cuerpos sutiles, Col. Izvor n° 219, cap. III: “El plexo solar”.
10 Ibid., cap. IV: “El centro Hara”.
11 Ibid., cap. V: “La fuerza Kundalini”, y cap. VI: “Los chacras”.
12 Del hombre a Dios – sefirot y jerarquías angélicas, Col. Izvor n° 236, cap. V: “Los sefirot del pilar central”.
13 La piedra filosofal – de los Evangelios a los tratados alquímicos, Col. Izvor n° 241, cap. XI: “La regeneración de la materia: la cruz y el crisol”.
14 La semilla de mostaza, Obras completas, t. 4, cap. XII: “Creced y multiplicaos”.
15 Navidad y el misterio del nacimiento de Cristo, Folleto n° 321.