Читать книгу Guía práctica de Animación Turística Integral - Paulo Vieyra Rey - Страница 10
Actualmente el rango del Animador Turístico dentro de la empresa es el siguiente:
ОглавлениеJefe de animación
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Director de actividades recreativas y de ocio
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ANIMADOR TURÍSTICO
Nos cuenta la experiencia y aplicación en el sistema europeo, que inicialmente el animador tiene como supervisor directo a un Jefe de Animación o Animador Jefe, quien programa, organiza y dirige todas las actividades. Como responsable máximo del área se encuentra el Director de las Actividades Recreativas y de Ocio, que planifica las diferentes actividades que se van a desarrollar acordes al público al que van dirigidas. El animador desarrolla su actividad en contacto directo con los clientes, tanto adultos como niños, y mantiene contacto con los proveedores de materiales propios de su actividad.
La animación es una actividad que toma relevancia cada vez más en el ámbito turístico. Existen variaciones en su organización dependiendo del establecimiento turístico y el segmento de mercado con el cual se trabaje.
Estas variaciones de las cuales hablamos devienen de la existencia de otras maneras de organización. Todo trabajo profesional que se digne de serlo, presentará esta estructura jerárquica: jefe → director → animador. Cada uno cumpliría un rol determinado y una tarea asignada, y se hará responsable de un determinado sector o actividad. En principio nos encontraríamos con una manera formal –o podemos llamarla empresarial- de organizarse, en la que encontramos abundantes beneficios, ya que es ampliamente aplicable y entendida por todos tanto por sus actores principales como por los “sujetos de animación”. Además, ofrece una amplia seguridad de administración y efectividad, dada su organización piramidal en la que las órdenes “bajan” hasta su ejecución.
Pero, según nuestros estudios y experiencias, esta nueva disciplina que se conforma en la animación va adquiriendo mutaciones. Esto deviene de otras maneras alternativas de desarrollar esta actividad de forma también profesional pero, mucho más efectiva a la hora de alcanzar los objetivos del grupo y del cliente.
Diferentes prototipos han determinado que este sistema bien podría ser cambiado o modificado por uno más ágil, directo y acorde con la actividad. En varios complejos de gran calidad en servicio y atención de España, Centroamérica y Brasil, que venían trabajando con esta modalidad de animación piramidal, se comenzó a aplicar también una organización en la cual todos posean el mismo nivel de responsabilidad sobre los diferentes estadios del trabajo a realizar.
Marcando las diferencias, este sistema contempla la autosuperación individual y grupal, la autoevaluación constante basada en la confianza y cooperativismo. A simple vista, si bien se trataría más bien de un sistema “ideal”, parece también que tiene pocas probabilidades de aplicación. Esto generaría inseguridad organizacional, ¡un caos! Pero veámoslo bien, no es tan así…
Volvamos atrás y recordemos quiénes escogen esta profesión; en general seres particulares únicos y con una amplia capacidad de asimilación y aprendizaje. Esto permite que sea campo fértil para una manera -llamémosla diferente- de organización, en la que no habría un jefe supremo y calificador sino una figura más flexible y cercana al grupo. Una persona próxima a un líder, que usa su experiencia para guiar y colaborar con los demás y, al mismo tiempo, se nutre de sus conocimientos y puede crear una cooperación positiva que los lleve a una evolución constante, real y fluida.
Equipo de animación entrenando
Para aplicar esta nueva manera organizativa no hace falta más que una simple regla: reclutar personas con pensamiento positivo y ganas de crecer y cooperar. Solo restará plantear objetivos comunes y propios del grupo, siempre en contacto directo con los contratistas para no perder de vista sus objetivos y potenciarlos.
Este sistema nos ayudará a entender que potenciar significa indefectiblemente crecer, evolucionar. Naturalmente, hacerlo de manera individual hará que cada uno se desempeñe mejor en su trabajo y se realice no solo en un proyecto sino en los que sigan. Conseguirá esta “cuota esencial” de aprendizaje sin la cual esta actividad -según creemos- estaría condenada a estancarse y con el tiempo ser sustituida o, peor aún, olvidada.
El líder o colaborador principal sentará las bases de estos grupos que llamaremos “operativos” que posteriormente generarán su propio pensamiento, un pensamiento grupal sobre cómo llevar adelante la dinámica de las actividades, sus puntos fuertes y sus defectos y, sobre todo, como meta final, lograr sus tareas con éxito y con menos posibilidades de error.
Así, este será un grupo versátil y capaz de modificarse y reorganizarse; capaz de realizar la práctica de otras disciplinas de manera itinerante para suplir cualquier falta o falla de uno de sus integrantes de manera natural y profesional.
Un líder, muchas veces visto como la cabeza, es que el que no manda, es quien despierta el interés y la motivación necesaria para cumplir los objetivos, lo que conllevará, indefectiblemente, el crecimiento general del grupo.