Читать книгу ¿De qué Guayaquil? - Pedro Mujica - Страница 20

Оглавление

2.2. Para un concepto de ciencia ficción:

La ciencia ficción, se contemplan algunos rasgos o principios básicos como parte de la personalidad misma del género. Isaac Asimov (1981) divide el universo conceptual de la teoría de la ciencia ficción en dos grupos: los exclusionistas extremos, como aquellos que pretenden una ciencia ficción pura y dura, y; los inclusionistas extremos, que consideran que todo entra dentro del concepto de ciencia ficción, aunque el mismo autor aboga por un concepto intermedio. El propio Asimov propone una concepción base “La ciencia ficción es la rama de la literatura que trata sobre las respuestas humanas a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología” (1981, p. 14). Teniendo este término que caracteriza a la ciencia ficción hard, donde la ciencia y tecnología son los elementos esenciales del relato, Asimov no toma en cuenta las dimensiones sociales y humanas del concepto.

En principio varios autores consideran que dentro de la ciencia ficción existen muchos tipos de subgéneros, con muchas o pocas cosas en común, pero que comparten su mirada especulativa sobre la ciencia y la tecnología. Vega (2015) considera que la ciencia ficción no es un género sino una fuente que se nutre de otras fuentes.

Entonces la ciencia ficción es un marco movedizo que alberga posibilidades reflexivas de cada uno de los tiempos posibles, desde relatos fronterizos. Barceló (2015) revela que el problema de una definición propia de la ciencia ficción como género, es la variedad de límites para definirla, tanto en temáticas como enfoques. Sus narraciones pueden tratar desde el futuro, el presente, el pasado o en tiempos alternativos como la ucronía, o universos paralelos. Tampoco tiene limitaciones en el entorno espacial o en sus geografías reales o imaginarias.

Tenemos diferentes aproximaciones al concepto de ciencia ficción. Para Barceló (2015), es una narrativa que comparte lo especulativo con las nuevas alternativas en el mundo de las ideas, que añade el llamado “sentido de lo maravilloso”, permite el pacto ficcional con el lector ante los nuevos mundos, personajes y sociedades que se propone, pero la palabra ciencia involucra la reflexión sobre analizar las consecuencias que los cambios, descubrimientos científicos y tecnológicos están produciendo y pueden llegar a producir en la sociedad.

Según Suvin (1984) la ciencia ficción se distingue de otros géneros por la hegemonía de lo nuevo, o el novum ya que éste determina la lógica del relato, incluso en sus hibridaciones o, como el propio autor llamaría, las impurezas que pudiera presentar el género. Por lo tanto, una de las características claves de la ciencia ficción, es el novum comprendido como lo innovador, como un dispositivo literario que no solo se limita al hecho tecnológico -posible- que todavía no existe y basado en el mundo empírico para ser comprendido, también coloca sus posibilidades en las ciencias humanas y sociales. Lo que permite ser un concepto versátil en relación a una lógica transversal de los diferentes subgéneros de la ciencia ficción.

Cárdenas-Leroy aporta la idea en la ciencia ficción de la existencia del condicional contrafáctico que, según él, significa “… literalmente, contrario a los hechos. Según los psicólogos cognitivos, los pensamientos contrafácticos son representaciones mentales de alternativas a eventos que tuvieron lugar en el pasado, los cuales producen consecuencias que son al mismo tiempo aversivas y benéficas para el individuo” (2019, p. 386). Lo que lleva a comprender una primera premisa que según Barceló (2015) es un denominador común que la mejor ciencia ficción es aquella que responde a la pregunta, ¿qué sucedería si…?, como hipótesis extraordinaria propia de imaginar posibilidades proyectivas sobre las sociedades.

Tomando en cuenta que el condicional contrafáctico, crea posibilidades o alternativas sobre el presente o el pasado, y que, según Adam Roberts (2018), el modo dominante en la ciencia ficción no es la profecía sino la nostalgia, por lo tanto y aunque pareciera contradictorio a la ciencia ficción le interesa el pasado, “un pasado cuyos posibles futuros dejaron hace tiempo de existir como posibilidades y se convirtieron en un presente árido y desprovisto de la promesa que un día alojó el pretérito.” (2015 citado por Alemán, p. XIII).

Como un concepto que viene del pensamiento filosófico existe el principio de la esperanza, como eje en la conceptualización de los géneros más recurrentes en la literatura de ciencia ficción como lo son las utopías, las ucronías e incluso las distopías. Bajo el axioma de “¡Que los sueños soñados despierto se hagan más intensos!” (Ernst Bloch, 2004, p. 2), se erige una construcción de la posibilidad del futuro, que es concebida por Ernst Bloch como:

(…) el contenido del acto de la esperanza … la función utópica positiva; el contenido histórico de la esperanza, representado primeramente en imágenes, indagado enciclopédicamente en juicios reales, es la cultura humana referida a su horizonte utópico concreto. En este conocimiento labora, como efecto de la espera en la ratio y como ratio en el afecto de la espera, el complejo docta spes. Y en este complejo ya no predomina la consideración tan solo de lo llegado a ser. (2004, p. 109).

¿De qué Guayaquil?

Подняться наверх