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INTRODUCCIÓN

Se abre este tratado con un verso del poeta trágico Queremón, a quien por cierto Plutarco no menciona, que es tomado como punto de partida polémico para defender la mayor importancia en la vida del hombre de otras virtudes y fuerzas que no sean las de la fortuna, arrancando el razonamiento de una serie de ejemplos históricos, que nos sitúan desde un primer momento en las maneras típicas del estilo de composición plutarqueo. A lo largo del breve espacio que ocupa esta obra, Plutarco 1 nos ofrece su idea sobre el poder de la fortuna, que había dividido las escuelas filosóficas desde Teofrasto, oponiendo a esa fuerza invisible los poderes que posee el hombre por el uso de su inteligencia, como son la previsión, la sensatez, la discreción, etc., y que lo convierten en un ser superior a todos los animales que, sin embargo, sí le aventajan en otros dones debidos a la sola fortuna en su mismo nacimiento, como son la velocidad, la fuerza, etc.

El carácter retórico del tratado parece desprenderse de este mismo enfrentamiento entre dos formas de explicar los acontecimientos y los éxitos humanos, y su estilo sitúa posiblemente la fecha de su composición en la época de juventud de Plutarco 2 . La reflexión filosófica que domina en todo él lo diferencia, sin embargo, de los tratados meramente retóricos 3 .

La polémica entre la fortuna y los poderes que el hombre puede oponerle a partir de su inteligencia, tema de este tratado, parece arrancar, en efecto, de Teofrasto, discípulo y sucesor de Aristóteles en el Perípato. Fue este peripatético quien, al alabar el verso de Queremón 4 con el que comienza Plutarco este tratado hizo surgir la polémica al reaccionar en contra de este elogio las otras escuelas filosóficas. Con éstas se alinea nuestro autor, a pesar de que en algunos de sus tratados de corte más retórico y escolar siga la doctrina peripatética 5 .

La mayoría de los estudiosos que han intentado descubrir las fuentes de esta pequeña obra han coincidido en señalar como fuente principal al pensamiento estoico 6 . La doctrina estoica, en efecto, deriva, como lo hace aquí Plutarco, las demás virtudes (aretaí) del hombre de su inteligencia (phrónēsis) y piensa que es por ella por la que el hombre puede dominar a los otros animales 7 , a pesar de su aparente inferioridad. Otra cosa es el intento realizado por algunos autores por buscar un solo autor entre los filósofos estoicos como fuente única de este tratado. K. Ziegler 8 , que critica esta pretensión y piensa que se trata de un esfuerzo inútil, debido a la gran cantidad de obras sobre este tema que se han perdido en el largo camino de la transmisión de los textos clásicos, dice que por esta circunstancia las opiniones a este respecto han sido muy varias. Así, unos 9 creen que la fuente única sería el estoico Aristón de Quíos, otros 10 , en cambio, señalan hacia su maestro Zenón de Citio, mientras que algún estudioso 11 aboga por Crisipo, sucesor de Cleantes al frente de la Estoa. Por último, G. Siefert 12 sólo cree descubrir influencias estoicas, rechazando la posibilidad de nombrar a un autor concreto. Últimamente, A. A. Buriks 13 ha señalado a Esfero, discípulo de Zenón y Cleantes, como posible fuente de este tratado.

Como en otros tratados el problema debe quedar abierto, incluso las solas influencias estoicas en esta obra, como ha señalado en su libro D. Babut 14 . Temas como el aquí tratado no fueron de exclusiva preocupación estoica; también se encuentra en los escritos de otras escuelas filosóficas que no se creen tributarias, por eso, de la Estoa. Las mismas diferencias sobre el tema en la obra de Plutarco apuntarían en esa dirección.

Este tratado no aparece en el «Catálogo de Lamprias».


1 Plutarco se ha ocupado también de la fortuna y sus poderes en sus tratados De fortuna Romanorum y De Alexandri Magni fortuna aut virtute , aunque el tratamiento en éstas es distinto al que encontramos en el Sobre la fortuna; en aquéllos nos hallamos más ante ejercicios de retórica escolar. Cf. A. SCHLEMM , De fontibus Plutarchi commentationum De audiendis poetis et De fortuna , tesis doct., Gotinga, 1893, pág. 90. En ellos Plutarco seguiría a los peripatéticos, cf. n. 3.

2 Cf. K. ZIEGLER , en RE , s. u. Plutarchos , col. 724.

3 Cf. SCHLEMM , De fontibus Plutarchi …, pág. 90, y D. BABUT , Plutarque et le Stoïcisme , París, 1969, págs. 84-85.

4 SCHLEMM , op. cit ., pág. 90, cita el párrafo de las Tusculanas de CICERÓN (V 9, 25) en que el orador latino dice que Teofrasto es atacado por las demás escuelas filosóficas porque en su libro Calístenes (o Perì Pénthous) , en el que se queja de la muerte desgraciada de su amigo y del poder de la fortuna en los asuntos de los hombres, alaba aquella frase según la cual la fortuna y no la sabiduría rige la vida: «vexatur idem Theophrastus et libris et scholis omnium philosophorum quod in Callisthene suo laudarit illam sententiam ‘vitam regit fortuna, non sapientia’», idea que parece haber seguido Demetrio Falereo en su libro Perì týchēs y, en general, el Perípato.

5 Frente a autores como Schlemm y Ziegler, BABUT , Plutarque …, página 82, piensa que este tratado es, igualmente, un ejercicio retórico que emplea lugares comunes.

6 SCHLEMM , De fontibus Plutarchi …, págs. 83, 94, 95, etc., y ZIEGLER , Plutarchos , col. 725. Sin embargo, cf. BABUT , Plutarque …, páginas 83 y sigs., que no cree en esta fuente estoica única.

7 Cf. SCHLEMM , op. cit ., pág. 91.

8 Plutarchos , col. 725.

9 A. ELTER , De gnomolog. Graec. historia atque origine , Bonn, 1893, págs. 97 y sigs., y A. GIESECKE , De philosoph. veterum quae ad exilium spectant sententiis , tesis doct., Leipzig, 1891, págs. 104 y sigs., que siguen la opinión de DÜEMMLER , Akademika , Giessen, 1889, págs. 211 y sigs.

10 Principalmente SCHLEMM , De fontibus Plutarchi …, págs. 85-110, que no cree que sean ciertas las razones esgrimidas por Düemmler y Giesecke para proponer a Aristón como fuente única de esta obra de Plutarco. Él, en cambio, piensa descubrir en la obra de Zenón el verdadero modelo de Plutarco: «Plutarchum in hac commentatione conscribenda Zenonis philosophiam secutum esse apparet».

11 H. HOBEIN , De Maximo Tyrio quaestiones philologae selectae , tesis doct., Gotinga, 1895, págs. 74 y sigs.

12 De aliquot Plutarchi scriptorum moralium compositione atque indole (Comm. philol. Jen. VI 1), 1896, págs. 97 y sigs.

13 «The source of Plutarch’s Perì týchēs», Phoenix 4 (1950), 59-69.

14 Plutarque …, págs. 79-83.

Obras morales y de costumbres (Moralia) II

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