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II. CATÓN

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Marco Porcio Catón, apodado el Mayor (para diferenciarlo de su biznieto Catón el Joven o el de Útica) o el Censor por el cargo que ocupó, vivió aproximadamente entre los años 234 a 149 a. C. Es la época de la Segunda Guerra Púnica (218-201 a. C.), en la que Aníbal invadió Italia y estuvo a punto de acabar con Roma, de las victorias romanas sobre Filipo V de Macedonia (Cinoscéfalas, año 197 a. C.), sobre Antíoco III de Siria (Magnesia, 190 a. C.) y, en fin, sobre Perseo de Macedonia (Pidna, 168 a. C.), sin que faltaran tampoco otras luchas en Hispania o en la frontera con la Galia. Todo ello va a suponer el despegue del imperialismo romano en Occidente, fuera de las fronteras de Italia, y la creación de zonas de seguridad en el Mediterráneo Oriental.

Plutarco ha utilizado al comienzo de su obra, esta vez sí, la caracterización física para iniciar el retrato del personaje de Catón, el hombre de cuerpo y espíritu «casi de hierro», según la descripción que de él hace Tito Livio. Así describe sus primeros años en los campos sabinos que heredó de su familia, trabajando con sus propias manos, con una túnica corta en invierno, desnudo en verano, comiendo el mismo pan y bebiendo el mismo vino que sus servidores. Su fuerte constitución, acrecentada con este modo de vida y que mantendrá hasta una muy dilatada ancianidad, pronto va a probarse en los combates, ya que muy pronto (él mismo dirá que tenía 17 años cuando consiguió su primera distinción militar) participará en la lucha contra Aníbal, formando en el ejército que bajo las órdenes de Fabio Máximo recuperará Tarento (año 209 a. C.). Italia, España y Grecia serán los escenarios en los que desarrollará una carrera militar brillante, aunque lejos de los grandes triunfos de sus coetáneos, entre los que se encontraban algunos de los generales más capaces del momento (Fabio Máximo, Paulo Emilio, los Escipiones, etc.)

La actividad oratoria, iniciada también por Catón en su juventud en procesos de poca importancia, le llevará a desarrollar una carrera política en Roma que culminará con el consulado y, poco después, con la censura, en la que su estricta y muchas veces cruel actitud hará que sea conocido con el sobrenombre de Censor que siempre le acompañará. No descuida Plutarco mencionar su obra literaria, de la que su principal referencia, además de breves alusiones al tratado De Agri Cultura , serán los dos capítulos que dedica (8 y 9) a recoger frases memorables de Catón, que proceden de sus Sentencias , muchas de ellas tomadas de los griegos, según nos indica el autor, que las llama con el nombre de Apophthegmata .

Destaca también Plutarco la feliz vida privada de Catón y su elección de una esposa más noble que rica; resulta conmovedor el interés que pone en la crianza de su primer hijo, sin faltar jamás a su baño, salvo que se lo impidera algún negocio público. E, igualmente, su cariñoso cuidado en su educación, escribiendo con grandes caracteres, para que el niño pudiera leer, una Historia que le permitiera conocer las tradiciones de Roma. También fue para su hijo instructor físico, enseñándole todos los ejercicios necesarios para su futura actividad militar y reduciendo, cuando se vio que el muchacho no tenía la misma fortaleza física del padre, la dureza de los entrenamientos.

Y junto a estas buenas cualidades, se mencionan, sin ambages, las negativas: envidioso de la rancia nobleza romana, como típico homo novus , perseguirá sin descanso a los Escipiones; pagado de sí mismo, no vacilará en autoalabarse constantemente; censor implacable, expulsará del senado a un hombre por haber besado a su esposa a pleno día y delante de su hija; avaricioso y mezquino, recomendará librarse de los esclavos y los animales viejos (lo que da ocasión a Plutarco a contrastar esta conducta contando la anécdota, probablemente falsa, del buen trato que dieron los atenienses a las mulas que llevaron los materiales para construir el Partenón) o empleará su dinero, a través de un testaferro, en el préstamo marítimo, considerado el más usurario de todos, o en la compraventa de esclavos; en su casa, ante su hijo recién casado, no tendrá empacho en mantener relaciones con una esclava descarada ni, más tarde, en contraer un matrimonio indigno de su dignidad y edad . Y la que debe haber parecido, sin duda, la peor a Plutarco: su desprecio y odio hacia la cultura griega y hacia uno de sus hombres más ilustres como Sócrates.

Con todo, Plutarco intentará templar estos juicios negativos (al fin y al cabo, está contando, en Roma, la vida de uno de sus grandes hombres). Para ello, a veces deja al juicio del lector si fue grandeza de espíritu o mezquindad, p. ej., el haber dejado en Hispania el caballo del que se sirvió durante toda su campaña allí, con el fin de ahorrar al Estado romano el coste de su transporte. Y, especialmente, utilizará el diálogo Sobre la vejez de Cicerón para presentar una imagen amable del anciano Catón que alaba al joven Escipión Emiliano y le pronostica grandes triunfos ¡con un verso de Homero!

Ha usado, pues, Plutarco, la obra mencionada como una de sus fuentes; otra ha sido, sin duda, Tito Livio, al que menciona y con el que presenta discrepancias, como se indica en las notas correspondientes. Lo mismo cabe decir de Polibio, del que también hace una cita, además de relatarnos la peripecia de los ancianos rehenes de la batalla de Pidna, uno de los cuales era, precisamente, el historiador griego. Se ha pensado que Plutarco ha utilizado también la biografía que de Catón hizo Cornelio Nepote, ya que las primeras líneas de las obras de ambos coinciden tan exactamente que las palabras de Plutarco parecen traducción de las de Nepote, aunque ambos pudieron usar una fuente común perdida para nosotros.

El esquema de la obra es el siguiente:

1) Orígenes de Catón y sus primeros años, 1.

2) Carácter del personaje; comienzo de su carrera militar y de su formación, 2.

3) Amistad con Valerio Flaco que lo llevará a Roma. Empieza la rivalidad con Escipión Africano, del que es cuestor en Sicilia, 3.

4) Rasgos de su carácter: sobriedad o mezquindad, 4-6.

5) Elocuencia de Catón, 7

6) Sentencias y frases memorables, 8-9.

7) Consulado de Catón. La campaña en España. Continúan sus diferencias con Escipión, 10-11.

8) Legado en el Danubio. Tribuno militar en Grecia. La campaña contra Antíoco, 12-14.

9) Actividad judicial: ataques contra Escipión y su hermano Lucio. Censura de Catón, 15-19.

10) Vida privada. Su primer matrimonio y su actividad como hombre de negocios, 20-21.

11) Su hostilidad hacia la cultura griega. Su segundo matrimonio, 22-24.

12) Últimos años. Su embajada a Cartago y su decisión de destruirla. Descendencia de Catón, 25-27.

Vidas paralelas IV

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