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La palabra 58

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Si ha habido tiempos en que se ha puesto en duda la objetividad histórica de Tácito, especialmente en su tratamiento de Tiberio en los Anales , nadie ha entrado en disputas sobre la maestría de nuestro autor en el uso de la lengua latina, que comienza precisamente por la selección de las palabras (delectus verborum) . Los teóricos clásicos mantenían que en el vocabulario hay tres elementos que realzan y adornan el discurso narrativo (Cicerón, Sobre el orador III 152: tria sunt igitur in verbo simplici, quae orator afferat ad illustrandam atque exornandam orationem) : las palabras desusadas o arcaísmos (inusitatum verbum) , los términos nuevos o neologismos (novatum verbum) y la metáfora (verbum translatum) .

Los historiadores latinos se valieron con mucha frecuencia de arcaísmos. Y tal elección no es patrimonio únicamente de Tácito, sino que también se encuentra en Catón el Viejo (234-149 a. C.), Salustio, Tito Livio y Quinto Curcio Rufo (siglo I d. C.). Con los arcaísmos los historiadores pretendían insuflar la dignidad de los tiempos antiguos a sus escritos. Así, por ejemplo, Tácito emplea apiscor por adipiscor, claritudo por claritas, cunctus en lugar de omnis, deum por deorum, duint por dent, gliscere en vez de crescere, metuere por timere, tempestas por tempus o torpedo por torpor 59 .

Los neologismos son más propios de la poesía que de la prosa, pero no faltan en Tácito, como criminator, condemnator, grates, intectus, intutus, praegracilis, peramoenus . Pero más que crear neologismos lo que hace Tácito es evitar los términos vulgares (verba sordida) . Si comparamos la narración del final de Vitelio en Suetonio y Tácito, observaremos cómo Tácito (III 84, 4) transforma una vulgar historia (Suetonio, Vitelio XVI) en un drama descrito en términos poéticos que evocan a Virgilio (Eneida VI 265: loca nocte tacentia late ; 269: perque domos Ditis vacuas et inania regna) en su memorable terret solitudo et tacentes loci, temptat clausa, inhorrescit vacuis .

El uso del lenguaje metafórico, más amplio que en Salustio y Livio, es uno de los hechos que más destacan en la lengua de Tácito. La metáfora puede aparecer en un solo término (plus praedae ac sanguinis Caecina hausit , I 67, 1; fides fluitasse , II 93, 2; omnis exercitus flammaverat , II 74, 1; pandere aciem , IV 33, 1; proelia serebant , V 11, 1) o en una sucesión de imágenes entrelazadas entre sí (sobre un edificio en II 76, 1 his pavoribus nutantem et alii legati amicique firmabant) 60 .

Tácito tiende a colorear su lenguaje de poeticismos (poeticus color) y Virgilio ha sido su principal valedor 61 . Unas veces son escenas enteras inspiradas en la poesía, como la tormenta en la costa de Germania (Anales , II 23, 4), todo un tópico épico 62 , o el asalto al campamento viteliano por parte de las fuerzas flavianas (Historias III 84, 1-3) que está inspirado en el de los troyanos en el libro II de la Eneida 63 . Otras veces aparecen reminiscencias que corresponden a frases virgilianas, como varia pereuntium forma et omni imagine mortium (Historias II 28), una paráfrasis de luctus ubique pavor et plurima mortis imago (Eneida II 369), o la frase, citada antes, terret solitudo et tacentes loci (Historias III 84, 4), modelada sobre la virgiliana loca nocte tacentia late (Eneida VI 265). Y las más consisten en el uso de términos propios de la poesía, como senecta por senectus, sonor por sonitus, remeare por redire , entre otros muchos.

Historias. Libros I-II

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