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Las Religiones

Nuestra conversación continuó al tiempo que nuestro paseo se extendía por el interminable jardín. Todo en este jardín parecía vivo más allá de lo que yo había conocido hasta el momento. Cada planta, cada insecto, todo parecía exuberante de vida.

El Alto Sacerdote me miró con una expresión pícara reflejada en el rostro, como invitándome a decir lo que él ya sabía que yo diría. Me expresé sin reservas.

—¡Entonces el Absoluto sí es Dios! —le dije al anciano, sin poder ocultar la satisfacción de sentir que estaba comprendiendo sus palabras.

—Sí, el Absoluto sí es Dios, pero no el dios que tú conoces a través de las religiones, sino el Dios que esas mismas religiones han perdido. Las religiones han llevado al ser humano a guerras y masacres, todas en el nombre de Dios. Las religiones han llevado al ser humano a vivir en el miedo y el castigo, todo en el nombre de Dios. El ser humano ha usado la religión contra sí mismo, sin darse cuenta que al hacerlo se ha separado cada vez más de Dios, del verdadero Dios, del único Dios.

»La religión debe unir, no separar. Las religiones fueron creadas para reunir al ser humano a Dios, pero al pretender unirlo definían su separación de Él. Las religiones además fueron utilizadas por los sabios dormidos como fuente de poder y medio de control, dejando escapar de ellas la esencia mística que contenían y que era el único lazo que tenían con Dios. Las religiones siempre presentaron a Dios como un gran ente poderoso que rige y dicta sobre la humanidad, y ante quien los seres humanos son impotentes. Por esto, las religiones solo sirvieron para escindir al ser humano de Dios.

»Pero para el despertar final de la humanidad la religión será necesaria. La religión re-ligará al ser humano con el Todo, y así lo acercará por fin a Dios. Cuando eso suceda el ser humano recordará que Dios es el Absoluto manifestándose a través del Amor, y que él mismo es una de las manifestaciones del Absoluto. El ser humano recordará que nunca estuvo separado, que siempre fue El mismo conociéndose a Sí mismo.

—¡Entonces las religiones son algo terrible! —dije lleno de cólera—. ¿Por qué Dios permitió que creáramos algo así?

—Dios no permite ni impide y ya te diré por qué —me respondió el anciano—. Pero primero debes darte cuenta de que no existe nada bueno ni malo. Todo tiene un sentido y un puesto en el esquema global de la vida. Cuando te hablo de religiones, guerrero, te hablo de las estructuras humanas, no de sus esencias. La esencia de las religiones es la misma, y proviene siempre de la Fuente Original. La estructura visible de las religiones proviene del ser humano y es la que aparenta ser diferente. Es importante que sepas diferenciar esto.

»Las religiones han sido un reflejo del estado de consciencia del ser humano, y han sido un paso más en el proceso de su maduración espiritual. Las religiones han servido como espejo, para reflejar los miedos y la impotencia de una consciencia dormida. Pero las religiones además han servido como escuela de aprendizaje para muchos seres humanos, cada uno en su propio nivel. Y finalmente, de manera paradójica, las instituciones mismas que pretendían llevar al ser humano a Dios, y que terminaron por separarlo de Él, sí han llevado a algunos a su autorrealización. En las religiones, en todas y cada una de ellas, desde la más moderna hasta la más primitiva, está el Espíritu de Dios. El problema está en la consciencia dormida del ser humano y no en las religiones.

—¿Pero si yo soy Dios...

—Eres parte de Él. El propósito de tu existencia es el de volver a ÉL, re-conscientizar tu Verdadera Naturaleza, ser parte del Todo. Mientras estés separado, aunque sea por un minúsculo hilo de consciencia dormida, serás como una mano creyéndose que es individual y separada del resto del cuerpo. Cuando la mano despierta y se da cuenta de que en verdad no es un ente separado, sino que es parte de un cuerpo, no deja de ser mano, pero ahora es la expresión de algo mucho mayor. Mientras estés separado eres parte de Dios y Dios está en ti, pero no te puedes expresar con toda la divinidad de Dios. Y esa, hijo mío, es tu gran misión de autorrealización. Lo recuerdes o no, tu búsqueda es la de poder expresar todo el potencial divino de Dios, de ti mismo, en ti mismo y a través de ti mismo.

Los sellos secretos

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