Читать книгу Peones de hacienda - Ramiro Castillo Mancilla - Страница 2

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Prólogo

La novela relata la vida de los peones en los tiempos gloriosos de la hacienda del Pozo del Carmen como una mirada a su pobre vida; “todo lo que hay debajo del cielo en este lugar es del amo.” Vaya manera de vida.

El lenguaje coloquial en el que está escrita hace que se saboree mucho más, palabras que ya no se utilizan o que siguen vigentes en las comunidades rurales, algunas de ellas las traduce el autor a manera de glosario al final de la novela, para que el lector las contextualice.

Ramiro [el autor] escribe sobre la vida de los empleados de la hacienda, de los peones, de las trabajadoras domésticas, del mayordomo y los caporales, y lo hace con mucho sabor, nos enseña sus costumbres y formas de vida.

Temas como el castigo, la confesión, el hacendado, los indígenas de la zona, la dotación de maíz, la tienda de raya, la pepena, el temporal, las yuntas, el capataz, los peones, la venta de la hacienda y el ahogado, son algunos de los títulos de los capítulos, relacionados directamente con la vida y el trabajo en el campo; nos enseña cómo se vivía y trabajaba en esas grandes extensiones de tierra conocidas con el nombre de haciendas.

El autor nos lleva por las milpas y su producción del maíz; nos hace sentir el granizo y ver el manantial —que fue el origen de la hacienda— y su caja distribuidora del agua, junto con los canales y túneles; los paisajes y su belleza; la venta de la hacienda y el sistema de producción y administración que implementó el nuevo propietario.

Retrata muy bien a los personajes como don Tano, Epigmenia, Celedonio, Isauro, Basilio, don Ciro, Eulogia, Arturo, Fidela, Mica, Lichita, Mago, Polino, Melesio, Nato, Gume, Irineo, Sebastián, Abundio, Ceferino, Altagracia y a don Rafael “el patrón” que dan vida a la novela.

Se hace mención de la indumentaria de los protagonistas: el paliacate, el delantal, el rebozo y los huaraches; habla de los enseres domésticos: el petate, los jarros, los cántaros, las ollas de barro y el colote; de los utensilios de labranza: el arado y el yugo; las plantas medicinales: la ruda y la yerbabuena; de los productos del campo: el frijol, el maíz, el chile y la calabaza; de los animales: las vacas de ordeña, los bueyes, los caballos, los burros y las gallinas, que recuerdan la vida en el campo.

La figura que tiene el cura en la comunidad es de suma importancia, sobre todo en la confesión, en la capilla de la hacienda, que investiga la vida privada de los empleados para beneficio y control del hacendado.

Señala los lugares de la hacienda en donde se desarrollan las historias, como la Noria de Gámez; el panteón, la Sierra del Durazno, el Cerro de la Cantera; el Tanque de Zamarripa en Tierra Blanca y las milpas del Palo Blanco; el Paso del Águila, el templo con su retablo barroco y las anécdotas que tenían lugar en ellos, los que hacen de esta novela una delicia para el lector.

Sobresalen los temas de la llegada del amo a la hacienda, la novia depositada, la venta de la hacienda, la pepena y las yuntas, que convierten la novela en un rico registro novelado de la historia de estos latifundios, que fueron unidades productivas en el campo.

Felicito al autor, por su capacidad de retención de datos y su espléndida exposición.

Doctor Jesús Victoriano Villar Rubio

Director general del Patrimonio Cultural

Secretaría de Cultura,

Gobierno del estado de San Luis Potosí

Dedicatoria

A Víctor Manuel Flores Guajardo

porque en tu bonita hacienda me nació la idea de hacer esta humilde novela.

Que el cielo azul de nuestra amistad sea cada día más luminoso.

A usted, don Chevito Méndez, del Pozo del Carmen mi eterno agradecimiento, donde quiera que se encuentre.

Peones de hacienda

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