Читать книгу Lo sensorial y lo emocional en la vivencia ética y en la espiritualiad - Ramón Rosal Cortés - Страница 11

Оглавление

6

CONTRIBUCIÓN DE LOS PROCESOS

SENSORIALES Y EMOCIONALES PARA LA VIVENCIA DE LA ACTITUD AGRADECIDA

1 Definición descriptiva de actitud agradecidaComo un ejemplo segundo de valor ético, veamos ahora la actitud agradecida, para la cual ofrezco la siguiente definición de su esencia y contenidos integrantes:Esta actitud implica: 1) desde la capacidad cognitiva, la predisposición a prestar especial atención para percibir los regalos de la vida, los dones recibidos de otras personas, pero también las experiencias gratificantes que nos ha ofrecido el destino, debido a las circunstancias históricas, geográficas, sociológicas, económicas, políticas y espirituales en las que ha transcurrido nuestra existencia; 2) desde la capacidad afectiva, una energía suscitadora de alegría, valoración del donante, y a veces admiración; y 3) desde las motivaciones, la tendencia a la expresión verbal y no verbal del sentimiento de agradecimiento no sólo como una conducta momentánea y convencional, sino como una predisposición a fortalecer el propio vínculo afectivo con el donante, a corresponderle de alguna forma práctica, y a decidir mantener el recuerdo agradecido de lo recibido.Como ya propuse en otra ocasión (Rosal, 2012, pp. 105-110), podemos diferenciar entre: a) agradecimiento a personas, y b) agradecimiento a circunstancias de la propia vida.Respecto a lo primero, hay personas que han sabido cultivar, a lo largo de su vida, su disposición a darse cuenta de que gracias al cuidado amoroso de otros, a su conducta nutricia o a su sentido de responsabilidad en la prestación de sus servicios familiares, profesionales o sociales, han podido tener atendidas necesidades humanas básicas, o deseos de vivencias gratificantes. Su atención profunda a la experiencia de estos dones les hace comprender que gracias a ellos han podido ser liberadas de muchas posibles frustraciones o de variados motivos de sufrimiento.A veces la causa principal de alegría, por parte del agradecido, no la constituirá principalmente la calidad especial del don recibido, o el hecho de que se armonice bien con alguna necesidad o deseo importante del receptor, sino el hecho de constatar el carácter voluntario y amoroso del que ha ofrecido su don.El receptor agradecido con inteligencia emocional sabrá diferenciar la importancia entre un don o regalo ocasional o aislado y aquél otro que lo ofrece alguien como muestra representativa de una actitud nutricia permanente o expresión de una aspiración ilusionada y amorosa de contribuir a la alegría y bienestar del destinatario.Aún en los casos en que los autores de esos dones hayan sido también, en otras etapas de la vida, causantes de vivencias dolorosas del receptor, éste –si cultiva la actitud agradecida– no tendrá concentrada la atención en este tipo de vivencias dolorosas, sino en aquellas otras que le facilitaron reconfortantes momentos de bienestar y alegría.

2 La vivencia del “agradecimiento a personas” en ocasión de la pandemia del coronavirusEl autor de este trabajo se encuentra viviendo durante estas semanas, las consecuencias de la pandemia del coronavirus, que se ha ido propagando por todo el mundo.Quiero ser consciente de las trágicas consecuencias físicas, psicológica, sociales y económicas que ya están afectando a un porcentaje importante de la población, causando profundo sufrimiento. Consecuencias que se irán percibiendo con más claridad y afectarán con más intensidad con el paso del tiempo, y en especial a los sectores de la población con menos recursos y con probabilidad de perder sus puestos de trabajo –si los tienen- o experimentar la quiebra de empresas privadas.En medio de esta situación tan dolorosa, se han podido vivir sentimientos de admiración y alegría ante la comprobación del despertar en muchos ciudadanos de sentimientos de compasión acompañados de actuaciones solidarias generosas. Entre los principales grupos que han ofrecido abundantes testimonios se encuentran los diversos profesionales de la salud – de la Medicina, la Enfermería, etc. -; de la seguridad ciudadana –policía nacional, guardias civiles, mossos d’esquadra (en Cataluña), miembros del ejército-; del transporte (de alimentos, de fármacos, de material sanitario, etc.), incluidos taxistas que han ofrecido traslados gratuitos a hospitales o residencias privadas, los participantes en que no se rompa la cadena de elementos esenciales para la alimentación –desde el lugar de origen hasta el supermercado-; los empleados de los servicios de limpieza indispensables; así como los profesionales de la enseñanza que han tenido que reconvertir su actividad presencial a la telemática, para que nuestros niños y jóvenes se vean perjudicados lo mínimo; sin olvidar a los miembros del gobierno, que se han tenido que enfrentar a unas situaciones totalmente imprevisibles, que les han exigido un aumento notable de trabajo, esfuerzo y tensión. La lista de tipos de profesionales –como también de voluntarios- se podría alargar.Pero aquí quiero especialmente señalar, como motivo de alegría, la espontánea reacción de profundo agradecimiento, que se ha manifestado en gran parte de la población, hacia los profesionales sanitarios (aunque pienso que también merecerían aplausos los otros citados) que están viviendo estos días jornadas agotadoras y arriesgadas. Agradecimiento expresado principalmente a través del multitudinario aplauso, desde balcones en multitud de ciudades y poblaciones, compartido durante unos minutos diariamente a las ocho de la tarde. Es fácil darse cuenta de que previamente a esta práctica multitudinaria de agradecimiento, los que lo llevan a cabo han tenido abundantes oportunidades para vivir experiencias sensoriales –con la mirada, la escucha- y las consiguientes reacciones emocionales. Y su vivencia del agradecimiento habrá podido ser de mayor o menor autenticidad y profundidad, en proporción al grado de atención que hayan prestado en sus percepciones sensoriales –hacia personas concretas cercanas, o lejanas, contempladas por la televisión u otros recursos. Probablemente, en algunos se habrá despertado su actitud agradecida, precisamente tras observar, a través de los aplausos diarios de sus conciudadanos, la importancia de unos testimonios a los que tal vez ellos no habían prestado especial atención. Algunos, probablemente, habrán podido descubrir el valor de tipos de profesionales cuyos posibles servicios al bien común tal vez les habían pasado inadvertidos, como por ejemplo: encargados de la limpieza urbana u hospitalaria.Vivencias emocionales previas al sentimiento de agradecimiento habrán podido ser variadas, según las personas. Probablemente no habrán faltado las de admiración (tanto respecto a la solidaridad como al agradecimiento) y de alegría o paz al sentirse más protegidos. Eso sí, como algunos sanitarios reclaman, no bastan los aplausos agradecidos si no van acompañados por un trato justo a sus condiciones laborales, en términos económicos y de estabilidad laboral.

3 La vivencia del “agradecimiento por circunstancias de la propia vida”

Algunos tendrán la oportunidad de vivirlo, tras darse cuenta de una serie de ventajas que gracias al desarrollo científico, técnico y artístico en que se encuentran actualmente –en comparación con generaciones anteriores- algunas de las consecuencias dolorosas habrán sido mucho menores, y habrá sido mucho más posible sobrellevarlas. Porque, si pensamos en cincuenta años atrás, o todavía más, en cien años, cuando no existía la televisión, ni los móviles, ni los ordenadores con conexión a internet; y nos imaginamos cómo podríamos vivir las circunstancias de esta pandemia sin podernos comunicar, sin apenas poder estar informados de lo que pasaba; sin poder ir recibiendo instrucciones sobre cómo actuar para protegernos recíprocamente de padecer el coronavirus, ¿sabemos ser agradecidos respecto a las personas que contribuyeron con sus logros científicos, técnicos, o artísticos, en que podamos llevar incomparablemente mejor las consecuencias de una pandemia? Para percatarnos mejor de la situación ventajosa con que nos encontramos en la actualidad, en comparación con generaciones anteriores, y poder también por ello cultivar este segundo tipo de agradecimiento, puede ser provechoso dedicar diez o quince minutos a visualizar mentalmente –con ayuda de la imaginación- cómo sería la vivencia nuestra de una pandemia como esta, en aquellas circunstancias del pasado. A través de esta otra forma de percepción sensorial indirecta –con ayuda de la fantasía- seguida de la consiguiente resonancia de emociones dolorosas –por aislamiento, desprotección, incertidumbre, etc.- será posible suscitar nuestro agradecimiento correspondiente.

Lo sensorial y lo emocional en la vivencia ética y en la espiritualiad

Подняться наверх