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Caníbales

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La mitología del lugar cruel, escenario propicio para la realización de sacrificios humanos, y la figura amenazante del guerrero degollador precolombino imponiendo su cuota de sangre en el triunfo, abren líneas imaginarias de asociación del nombre del Perú con el mal. El canibalismo, práctica nefanda para el imaginario de occidente, es señalado como natural de los pueblos amazónicos en varios títulos del cine internacional.

Pervivencia del estereotipo que construye a las “razas monstruosas”, la mitología del caníbal amazónico es de larga data. Peter Burke analiza una xilografía de origen portugués que representa escenas de canibalismo y “que circulaba por Alemania unos seis años después de que los portugueses desembarcaran por primera vez en Brasil en 1500” (2001, p. 161). La popularidad de ese grabado ayuda a:

… definir como caníbales a los habitantes de todo un continente. En este sentido contribuyó a la creación de lo que ha dado en llamarse el ‘mito del caníbal’, esto es, el proceso en virtud del cual una cultura (no siempre la occidental) deshumaniza a otra afirmando que sus miembros se comen a la gente. (Burke, 2001, p. 161)

Para el cine internacional, algunos habitantes de la Amazonía peruana, para decirlo como Burke, han “comido” a mucha gente.

*Milagro en la selva (*Terror in the Jungle, 1968), dirigida por los estadounidenses Andy Janzack (responsable de la dirección de las secuencias que transcurren en jungla), Tom DeSimone (responsable de las secuencias que transcurren en el avión) y Alex Graton (responsable de la escena del templo), es una producción del empresario peruano Enrique Torres Tudela, autor del guion. La cinta se filma en el Perú, con un reparto encabezado por Jimmy Angle (Henry Clayton, Jr.), Robert Burns, Fawn Silver, Joan Addis, y los peruanos Cholita Suray, Fernando Larrañaga, entre otros. El rodaje se hace al amparo del régimen legal dictado por el presidente Manuel Prado en 1962, que decreta exoneraciones tributarias para las empresas de cine extranjeras que, asociadas con otras de capitales peruanos, filmen en el territorio peruano.

Enrique Torres Tudela, el productor y guionista de la película, peruano residente en Estados Unidos, dedicado a la producción de cintas de muy bajo presupuesto para la televisión, había actuado en algunas cintas de serie B con el nombre de Ricky Torres y grabado como cantante un disco de larga duración, acompañado por Les Baxter, músico de las películas que produjo en el Perú (Yrigoyen y Torres Rotondo, 2014).

Creado por el novelista Johnston McCulley, el personaje de El Zorro, hijo de una rica familia de California, es una figura legendaria17. Enmascarado y justiciero, se convierte en presencia fílmica desde los tiempos del cine silente gracias a los esfuerzos acrobáticos del actor Douglas Fairbanks, que le presta su fisonomía inicial. Desde entonces, actores tan diversos como Tyrone Power, John Carroll, Guy Williams y hasta el comediante mexicano Germán Valdés, “Tin Tan” han llevado sus misteriosos atuendos, procurando perpetuar el aire latino del seductor (Mérida, 1997, 16).

En *La máscara del zorro (*The Mask of Zorro, 1998), de Martin Campbell, Alejandro Murrieta, conocido como El Zorro, encarnado por el español Antonio Banderas, emblema del latin lover en el Hollywood de los años noventa, es informado acerca de los hábitos culinarios de cierta tribu “salvaje” del Perú.

—¿Sabía que los indios Campa, del centro del Perú, solían devorar a sus enemigos muertos para adquirir su poder?

Siguiendo la más ortodoxa tradición del filme de vampiros aclimatada a los tiempos digitales, Bella (Kristen Stewart), protagonista de *Crepúsculo (*Twilight, 2008), de Catherine Hardwicke, inquieta por el comportamiento y los poderes de Edward Cullen (Robert Pattinson), un pálido y melancólico compañero de clases por el que se siente atraída, decide iniciar una pesquisa. Revisa textos que describen los rasgos esenciales de personajes siniestros que forman parte del legado mitológico de antiguas culturas. Con ayuda de Google, su búsqueda de seres malignos se detiene en la figura de “El despiadado” (Apotamkin, “The Cold One”) y de los ritos para conjurarlo, repasa imágenes de horror y canibalismo en China, India, Egipto y el Perú.

Un clic sobre el link del nombre del país la conduce a la historia del “desmembramiento del demonio”, ilustrado con un grabado que representa la escena de la tortura de un hombre al que se descoyunta y mutila para ahuyentar al espíritu maligno. Aunque no se mencione la ingesta posterior del cuerpo, *Crepúsculo deja establecido que los antiguos peruanos se afilian, en línea ascendiente, a las prácticas ancestrales de vampirismo que disimula el enigmático Edward Cullen.

*Caníbales (*The Green Inferno, 2014), de Eli Roth, se filma en las inmediaciones de Tarapoto, en la región San Martín, ubicada en el nororiente peruano. Hasta ahí llega un grupo de jóvenes universitarios neoyorquinos impulsados por el deseo de proteger a una comunidad nativa de la tala ilegal de árboles emprendida por una pérfida multinacional.

Pero las buenas intenciones no los protegen de los peligros que identifican a ese lugar. Justine (Lorenza Izzo), la protagonista, persiste en realizar un viaje desaconsejado por su padre (Richard Burgi), que le advierte que el “Perú es peligroso”:

Padre: —Perú es peligroso. No puedes invadir un país solo porque ves que se hacen cosas inmorales.

A lo que Justine responde:

Justine: —Lo sé. Pero debemos hacer algo para proteger los bosques.

Al llegar al Perú, los jóvenes descubren las manipulaciones de los ambientalistas que los condujeron a la misión amazónica y sufren un accidente de aviación. La aeronave cae en plena selva y los supervivientes son cautivos de una comunidad de caníbales.

Eli Roth, el realizador de Hostel y su secuela, cintas que consolidan la tendencia del torture porn18 en el cine estadounidense mainstream, refiere aquí al cine italiano de explotación de los años setenta y a títulos como Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980) de Ruggero Deodato, o El país del sexo salvaje (Il paese del sesso selvaggio, 1972) de Umberto Lenzi.

Y como en esos filmes de antropofagia (que la película menciona en una videografía esencial del subgénero inserta en los créditos finales), en *Caníbales el componente gore se instala sin ambages, con la representación gráfica de actos violentos, como descuartizamientos e ingestas destinadas a crear repulsión, tal como ocurre en los modelos italianos. Dado el destino de sus protagonistas, condenados a morir, la película se entronca con el llamado splatter film, subgénero pródigo en la representación de cuerpos humanos eviscerados (McCarty, 1989).

La violencia se atempera con el humor y la sátira. Es irrisoria la ingenua vocación de esos ciudadanos estadounidenses llegando a los confines de un mundo que desconocen, representado como una suma de esterotipos. Aquí, en medio de la selva peruana, la buena conciencia occidental de los viajeros coloniales, pletórica de discursos humanitarios y caritativos, se enfrenta a la barbarie monda y lironda, al engaño intencionado de ambientalistas “tercermundistas”, y a la voracidad de la tribu de caníbales que contradice, con cada uno de sus actos, la leyenda del buen salvaje, pletórica de nativos generosos, en comunición cabal con lo natural e incapaces de ejercer violencia alguna. Ver “Aventuras (amazónicas)”.

El Perú imaginado

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