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Richard Alan White
ОглавлениеEl libro que usted, lector, tiene en sus manos, es el producto de cinco años de laboriosas investigaciones en repositorios documentales de Argentina, Brasil, España y Paraguay. Su autor, un distinguido estudioso norteamericano, ha producido el más completo y desapasionado estudio hasta hoy publicado sobre el Paraguay gobernado por José Gaspar Rodríguez de Francia.
Gran parte de la historiografía disponible toma posición en contra o a favor de Francia, con profusión de adjetivos que acarrean denigración o elogio. A muchos años de desaparecido, el personaje continúa despertando pasiones que no comulgan con una elemental objetividad. Richard ha tenido que introducirse en un verdadero campo minado y lo ha hecho con las mejores artes del historiador, dando voz y elaborando una multitud de documentos pacientemente recogidos, transcribiendo y elaborando cuadros, estadísticas y todo aquello que eche luces más objetivas sobre un tiempo fundacional del país guaraní.
La historia del Paraguay no es ajena al interés de los argentinos preocupados por entender su propio país, al que el Paraguay estuvo y sigue estando vinculado, hoy en los marcos del Mercosur. Ejemplo de nuestro interés pueden ser las razones de las derrotas sufridas por el general Belgrano en los días inaugurales del proceso independentista de las colonias españolas, y el cambio de actitud del prócer cuando entró en contacto con aquella realidad, así como el temprano autonomismo del país guaraní y la tragedia conocida como la Guerra del Paraguay o de la Triple Alianza. Este acontecimiento, que condujo al casi exterminio del pueblo paraguayo, canceló brutalmente la revolución francista mediante una drástica reformulación en todas las estructuras del país. Esa que llamaré de revolución negativa, proyecta sus resonancias hasta los días actuales, y está estrechamente vinculada a un momento capital de la historia argentina, como lo fue la formación del Estado nacional.
No son escasos los motivos para leer atentamente este libro, ya que pone en escena la gestación y el desarrollo de una autonomía, notable singularidad en el marco de un ex imperio en el que la norma fue lo opuesto, y porque sugiere una serie de problemas de notable relevancia para el estudioso y para el público que aspira a algo más sustancioso que un mero relato de hechos acontecidos.
Partiendo de la herencia colonial, el Paraguay gobernado por Francia sufrió una revolucionaria reformulación en todos los ámbitos de la economía, de la estructura social, de la política y de la cultura. El que Francia haya encabezado ese conjunto de transformaciones radicales supone el encuentro de un complejo de condiciones objetivas y subjetivas –en términos populares– aun no lo suficientemente esclarecidas, con el talento, la voluntad política y el ideario de un personaje memorable.
La revolución que surge del libro de Richard no es un mero cambio cosmético de gobierno o una de las divulgadas acepciones utilizadas por dictaduras, que bastardean el significado de la palabra. La revolución paraguaya, radicalmente transformadora como la francesa y la rusa, fue muy distinta de aquellas. Y es en lo distinto –que no me apresuro a calificar de burgués o algo por el estilo– donde radica lo que considero un apasionante problema histórico.
A diferencia de las citadas, con la salvedad de lo que puedan revelar ulteriores y más minuciosas investigaciones, la gran transformación se produce en el país guaraní sin una vanguardia revolucionaria, sin una previa teoría o preparación cultural a cargo de una elite intelectual, sin una intensa y ruidosa demanda popular. El que un individuo haya podido realizar lo que relata Richard, a favor de condiciones sin duda existentes que deberán ser puntualmente estudiadas, más las que su acción previa y durante el proceso revolucionario supieron potenciar, desafía las imágenes de revolución que nos han legado las arriba mencionadas.
Agréguese la absoluta y celosa voluntad autonómica –otra relevante singularidad– en relación con las potencias rectoras en el orden mundial y los vecinos del que fuera virreinato del Río de la Plata y Brasil. Y en tercer lugar, en congruencia con los rasgos anteriores, otro elemento distintivo de aquella historia es la construcción de un Estado nacional basado en la identidad histórica y cultural del pueblo; construcción absolutamente original por las fuerzas actuantes, por la ausencia de una clase burguesa presente en mayor o menor medida en los procesos europeos.
Acrecentaré que aquel Estado asumió un papel protagónico en todos los órdenes de la vida del país que el liberalismo de la época consideró una aberración y calificó de barbarie, prefiguración de los denuestos del hoy llamado neoliberalismo.
De lo anterior se sigue que el libro de Richard propone un conjunto de problemas que dignifican la tarea del estudioso y la elevan a un nivel que si no prescinde del conocimiento fáctico, que debe ser ahondado, se eleva cualitativamente. La historia deviene un conjunto de problemas específicos, renuentes a esquemas preconcebidos y a juicios apresurados; quebradero de cabeza, si se quiere, que pide una conceptualización original cuando es comparada con la utilizada –aunque no exenta de reparos– en el estudio de las otras regiones del antiguo imperio español. El abordaje del período de que Richard da cuenta exige desprejuicio e imaginación. Y no en último término, una vasta reflexión sobre la creatividad de los pueblos y su enfrentarse con un linaje de intereses radicalmente antagónicos.
León Pomer