Читать книгу Mujeres asombrosas - Saida Ortiz Sedano - Страница 10

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Manuela fue una mujer revolucionaria.

SOCORRO, 1724

“¡Viva el rey y muera el mal gobierno!” fue el grito que se generalizó después de que Manuela rompiera el edicto del Ayuntamiento del Socorro. En ese papel, el virreinato de la Nueva Granada ponía más impuestos. Con este acto, Manuela cambió la historia de Colombia. Aunque fue tan discreta que se conocen pocos detalles de su vida, se sabe que creció en una modesta familia que manufacturaba tabacos y, a sus 57 años, desató una revolución sin precedentes, la rebelión de Los Comuneros.

A lo largo del país, los ánimos estaban caldeados. El 16 de marzo de 1781, más de dos mil manifestantes se habían congregado en la plaza de mercado y se dirigían a la casa del alcalde para expresar su descontento. A las tensiones se sumaba la prohibición de sembrar tabaco como estrategia para promover la producción de los españoles. Esto afectaba los bolsillos de todas las clases sociales, pero golpeaba especialmente a las más pobres.

En medio del agite, Manuela, una vendedora de la plaza, se abrió paso entre la multitud para llegar a la puerta de la alcaldía, arrancó el edicto y lo rompió frente a la gente. Su acción encendió la chispa y desató una rebelión general. Miembros de distintas clases sociales e indígenas se incorporaron al movimiento y se gestaron todo tipo de alianzas. El levantamiento se propagó. El pueblo eligió a Juan Francisco de Berbeo como general de los insurrectos, se creó la Junta Revolucionaria del Común, de donde provino el nombre de comuneros, y emprendieron la marcha hacia Santafé.

El rastro de Manuela se perdió después de la revolución, sin embargo, es símbolo del nacionalismo prerrevolucionario y la primera heroína de la lucha emancipadora.

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