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Por otra parte, así como los dos hijos de Isaac, Esaú y Jacob, ofrecieron la imagen de los dos pueblos en los judíos y los cristianos (aunque, en lo que se refiere a la propagación de la carne, ni los judíos procedían de la estirpe de Esaú, sino los Idumeos, ni las naciones cristianas de Jacob, sino más bien los judíos. En realidad, respecto a esta cuestión la figura solo ha tenido valor en lo que se dijo: el mayor servirá al menor)234. Así ha sucedido también en los dos hijos de José; pues el mayor representó la figura de los judíos y el menor la de los cristianos. Al bendecirlos Jacob, colocando la mano derecha sobre el menor, al que tenía a su izquierda, la izquierda sobre el mayor, al que tenía a su derecha, a su padre le pareció inaceptable, y avisó al padre como corrigiendo su error y mostrando cuál de ellos era el mayor. Pero él no quiso cambiar sus manos, sino que dijo: Lo sé, hijo, lo sé. También este se convertirá en un pueblo y será ensalzado; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia dará lugar a una multitud de pueblos235. Aquí también muestra las dos promesas. Aquel, en efecto, en un pueblo, este en una multitud de pueblos. ¿Qué es más evidente que en estas dos promesas está contenido el pueblo de los israelitas y el orbe de la tierra en la descendencia de Abraham, aquel según la carne, este según la fe?

La ciudad de Dios. Libros XVI-XXII

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