Читать книгу Ecumenismo - Sandra Arenas - Страница 12

Оглавление

III

El camino del ecumenismo en la Argentina


Norberto Padilla1

El autor hace un recorrido por la historia del movimiento ecuménico en Argentina, centrándose en los esfuerzos realizados por la Iglesia católica desde la década de 1960 con la creación del Departamento de Ecumenismo del Celam hasta la institucionalización de los esfuerzos ecuménicos de las diversas iglesias de la Argentina. Presenta el desarrollo de las instituciones ecuménicas, las acciones y los esfuerzos de encuentro que se han realizado hasta la fecha, acentuando el ecumenismo práctico y el ecumenismo espiritual, que han configurado la dinámica del ecumenismo en Argentina.


Los comienzos

La historia del movimiento ecuménico en la Argentina comienza con el presbítero Jorge Mejía, biblista, que publicaba quincenalmente en la revista Criterio sus experiencias en el Concilio, en el cual participaba como perito. A partir de 1966, en la sección “Crónicas” ayudó a conocer, amar y hacer propio lo que el Espíritu decía a la Iglesia.

En octubre de 1966, la 10ª Asamblea Ordinaria del Celam resolvió crear un Departamento de Ecumenismo con sede en la Argentina y, al año siguiente, eligió presidente a mons. Antonio Quarracino, entonces obispo de Nueve de Julio, con Mejía como secretario ejecutivo. Otro biblista y profesor de la Facultad de Teología, el presbítero Luis Heriberto Rivas, fue designado para la relación con el judaísmo, en la que sigue siendo una figura de referencia. Fue particularmente fecunda esa etapa inicial del ahora Departamento de Comunión y Diálogo que, con avatares a lo largo del tiempo, presta apoyo a la labor ecuménica e interreligiosa en el continente. Merece recordarse la publicación del Documento de Malta de 1972 titulado El Evangelio y la Iglesia, el primero del diálogo teológico católico-luterano2.

La decisión del Celam determinó el mismo año 1967 que el arzobispo coadjutor de Buenos Aires mons. Juan Carlos Aramburu encargara a Mejía formar una comisión arquidiocesana de ecumenismo. Sacerdotes, religiosos y laicos fuimos convocados como signo de que la unidad de los cristianos es un compromiso de todo el Pueblo de Dios y no solamente de su jerarquía.

En la 24ª Asamblea de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), entre el 22 y el 27 de noviembre de 1971, se creó el Secretariado Nacional de Ecumenismo. Mons. Quarracino asumió como director, con Jorge Mejía, Osvaldo Santagada y José M. Arancibia, fray Martín de Elizalde OSB, y María Luisa Luna, a quienes bien podemos caracterizar como pioneros católicos del ecumenismo en la Argentina. En esa misma oportunidad mons. Quarracino tuvo el aval de la CEA como Observador ante la Federación Argentina de Iglesias Evangélicas, ya entonces uno de los primeros y más importantes interlocutores.

A poco de instalado el Secretariado, se incorporaron Norberto Padilla, Angélica Arias y Orfilia Bedacarratz CDM, quien tomó los primeros contactos con los bautistas. Desde el año 2003 el nombre ha sido Comisión Episcopal de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones (Ceerjir) y está integrada por cuatro obispos con un secretario ejecutivo, una secretaria adjunta y un perito3. En una primera etapa, era más bien un ecumenismo de las jerarquías, en que el rico intercambio de personas e instituciones hacía crecer la confianza y el espíritu fraterno. Surgieron iniciativas de diálogo ecuménico, y al mismo tiempo una tarea ad intra de difusión y formación. Tuvo decisivo impacto la Encíclica Ut unum sint (1995), ya que la palabra papal, y la visita del cardenal Edward Cassidy, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, dieron renovada fuerza a la tarea.

Centralidad del ecumenismo espiritual

Un eje central de la labor del Secretariado era la oración por la unidad de los cristianos. Año tras año se preparaba en conjunto la Semana de Oración, trasladada en la Argentina entre pentecostés y la Santísima Trinidad. Cabe consignar que el material sobre la Semana de 1979 fue encargado al Secretariado de Ecumenismo argentino por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y el Consejo Mundial de Iglesias, que constituyó un grupo con otros referentes cristianos, el cual eligió el lema: “Estad al servicio los unos de los otros para gloria de Dios (1 Pe 4, 7-11)”4.

Como parte de ese gran “monasterio invisible” de que hablaron los precursores del ecumenismo, la Abadía Trapense de Nuestra Señora de los Ángeles y el Monasterio Madre de Cristo de religiosas trapenses en la provincia de Buenos Aires se constituyeron en centros anuales de celebración y diálogo entre católicos y evangélicos de la zona e invitados especiales de las diversas confesiones. El Secretariado encaró dos aspectos íntimamente vinculados entre sí, la relación ad extra con los hermanos separados (como se decía entonces) y ad intra para crear conciencia entre los católicos sobre la necesidad de la oración, la formación catequística y de divulgación e iniciativas de cooperación ecuménicas5.

En 1978, mons. Quarracino fue elegido secretario general del Celam, reemplazándolo mons. Mario José Serra, obispo auxiliar de Buenos Aires. De gran bondad, afectuoso, sencillo y cercano en el trato, asumió con gran dedicación la tarea dejada por su predecesor6. Los colaboradores fueron confirmados, Elizalde pasó a ser consultor. Además de los antes nombrados, debemos destacar las sucesivas designaciones del presbítero Juan Carlos Leardi, Andrés Baqué MIC y de Remigio Paramio OSA. Las revistas Criterio y Actualidad Pastoral, dirigidas, respectivamente, por Jorge Mejía y mons. Vicente Vetrano, acogían en sus páginas artículos de figuras relevantes en la materia, así como crónicas y noticias sobre el ecumenismo en la Argentina.

Los llamados años de plomo que vivió la Argentina, en particular durante el régimen militar entre 1976 y 1983, no tuvieron repercusión visible en este nivel de la relación, aunque hubo deseos del lado evangélico de que la Iglesia católica adoptara algo similar a la Vicaría de la Solidaridad chilena. Pero primó el temor a manipulaciones de grupos comprometidos con la violencia y la convicción de que las tratativas discretas y directas con autoridades y jefes militares daban mejor resultado que la confrontación pública. Las iglesias históricas conformaron el Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos (MEDH) en el que participaron, a título personal, los obispos Jaime María de Nevares y Jorge Novak. La actuación de la Iglesia católica en ese período excede las posibilidades específicas de este trabajo. Con motivo del conflicto de Malvinas, en 1982, mons. Serra, el obispo anglicano Richard Stanley Cutts y el metodista Federico Pagura expresaron en conjunto su anhelo de que los dos países desechasen toda acción bélica, asegurando que sus iglesias “orarán y trabajarán sin descanso… por una solución pacífica, justa y permanente del litigio”7. El Gobierno, pese a las gestiones de los antes nombrados, no permitió la visita de una delegación del Consejo Británico de Iglesias. El sábado 12 de junio, el papa Juan Pablo II quiso viajar a la Argentina debido a la visita dos semanas antes a Gran Bretaña, prevista antes del conflicto austral. El papa, entre los diversos actos, celebró misa en el parque de Palermo, a la que fueron invitados y presentados al Pontífice los miembros de las iglesias no católicas.

Diálogo y encuentro

En cuanto a la actividad ad extra, el diálogo fue dándose de ambas partes, lo que no era siempre comprendido ni en algunos medios católicos centrados en el avance de las sectas, como tampoco en grupos evangélicos. En lo positivo, en 1973, el encuentro sobre “Eucaristía y Matrimonio”; en 1976, sobre “El Espíritu Santo en la vida de la Iglesia” y en 1978, con ortodoxos sobre la unificación de la fecha de pascua8. En 1981, el Patriarcado de Moscú invitó a mons. Mario J. Serra y a integrantes del Secretariado a una peregrinación y privilegiada inmersión en la vida y espiritualidad de la Iglesia ortodoxa Rusa en la entonces Unión Soviética9. Cuando en 1983 la Comisión Mixta Luterano-Católica, publicó el documento Martín Lutero, testigo de Jesucristo, a los 500 años de su nacimiento, tuvo difusión y repercusión en la Argentina. Un obispo argentino, disconforme con el documento, planteó a la Congregación para la Doctrina de la Fe un cuestionamiento (dubium) sobre el contenido.

Entre el 28 de julio y el 12 de agosto de 1985, tuvo lugar en Buenos Aires la reunión del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias. La preparación local acercó a ortodoxos y evangélicos que, hasta entonces, no habían tenido actuación en común más allá de las celebraciones de la Semana de Oración por la Unidad y la vinculación a través de la parte católica. El Pontificio Consejo designó al Subsecretario mons. Basil Meeking10 y a Norberto Padilla. En muchos momentos, representantes de las iglesias evangélicas tuvieron palabras críticas sobre la postura de la Iglesia católica durante la dictadura militar, así como respecto a las sanciones a Leonardo Boff, lo que obligó a mons. Meeking a pedir, de manera firme pero cordial, que se respetara la autonomía de la Iglesia católica. El Documento de Lima Bautismo, Eucaristía, Ministerio (BEM), que la revista Criterio publicó íntegramente, suscitó reuniones conjuntas de estudio y respuestas de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina y del Isedet (Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos de Argentina).

El diálogo luterano-católico

En todo este tiempo hubo fructuosas reuniones entre miembros del Secretariado, de la Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU) y de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), originalmente la iglesia de la colectividad alemana. A raíz de la promulgación del Código de Derecho Canónico en 1983, se trataron en conjunto los cánones sobre matrimonios mixtos, entre ellos, los referidos a la dispensa de forma. El intercambio se reflejó en la Guía de la CEA para la preparación del expediente matrimonial. En 1984, se formó una comisión inicialmente titulada “antepreparatoria” para el diálogo, repitiendo la experiencia de la Federación Luterana Mundial (FLM) y la Santa Sede. Aunque el Bautismo en nombre de la Trinidad y con agua era reconocido como válido, había que decirlo juntos y fundamentarlo. En 1987, la Comisión para el diálogo católico-luterano en la Argentina elevó a las autoridades de sus respectivas confesiones un proyecto de Declaración Conjunta de Reconocimiento Mutuo del Sacramento del Bautismo. Los firmantes fueron los pastores David J. Calvo, Augusto Fernández Arlt y Ricardo Pietrantonio11; el presbítero Juan Carlos Maccarone, decano de la Facultad de Teología, el presbítero Osvaldo Santagada, Remigio Paramio OSA y Norberto Padilla. Aprobada por las máximas autoridades católicas de la CEA, de la IELU y de la IERP, la Declaración se firmó en un acto de oración el 30 de marzo de 1990, quedando como uno de los pocos documentos de naturaleza doctrinal ecuménica en América Latina. Posteriormente, la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA) adhirió a la Declaración, pero debe lamentarse que otras denominaciones en el país no lo hayan hecho también.

El siguiente tema fue el de la eucaristía, plasmado en otro documento del 15 de marzo de 1993, con importante trabajo de mons. Santagada en la redacción, como había ocurrido en el documento de Bautismo. Fue aprobado por la Comisión de Fe y Cultura de la CEA y las otras dos iglesias participantes con el alcance de instrumento útil para proseguir el diálogo doctrinal12. Durante un tiempo más las reuniones prosiguieron, pero pronto llegaron a su término. Fui el único laico y, para más, no teólogo, y puedo dar fe de la experiencia fascinante y de honda huella espiritual de ese intercambio realmente ejemplar de diálogo ecuménico, cristiano y humano.

Un hecho memorable, al menos para quienes tomamos parte, fue la visita del Presidente de la FLM, obispo Christian Krause, mientras se llevaba a cabo el proceso de aceptación, por las autoridades católicas y luteranas, de la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación firmada en 1999. El obispo Krause fue recibido por la cúpula del Episcopado, el 20 de abril de 1998, a cuyo frente estaba mons. Estanislao Karlic, y los integrantes de la Comisión Episcopal de Ecumenismo y colaboradores. El vicepresidente, mons. Jorge Bergoglio, había asistido a la santa cena, en la sede de la IELU, presidida por el obispo Krause con motivo de la celebración de su sínodo y de sus 50 años como iglesia nacional. Fue, como escribí en la revista Criterio, una hora por reloj de intensa comunión: “La reunión fue de verdadero diálogo y de encuentro fraterno, lejos del simple protocolo” —dije en mi crónica— “el compromiso ecuménico que nuestro Episcopado ha asumido en los últimos tiempos con decisión”13.

Juan Pablo II en la Argentina

La segunda y extensa visita pastoral de San Juan Pablo II tuvo como característica en la Argentina, con relación a Chile y Uruguay, incluidos en el viaje papal, tres reuniones en la Nunciatura Apostólica: con miembros de las comunidades musulmana y judía y la última, el Domingo de Ramos de 1987, con los cristianos no católicos14. En algunas de las declaraciones evangélicas de los días precedentes se echaba de menos la posibilidad de un diálogo más extenso con el Pontífice, temiéndose una reunión meramente protocolar. Llegó el 12 de abril, y antes de la misa de Ramos tuvo lugar el encuentro en el que las dificultades quedaron atrás. El papa aludió a “todos los esfuerzos que se llevan a cabo —también en la Argentina— en el campo del diálogo teológico, de la colaboración en tantas facetas de la vida eclesial, del testimonio común en lo que ya estamos unidos y, sobre todo, nuestra confiada plegaria”15. Luego saludó a uno por uno y antes de partir se detuvo a escuchar un canto litúrgico entonado por el arzobispo ortodoxo del Patriarcado de Antioquía. Un párrafo de la declaración del Consejo Consultivo de Iglesias Evangélicas entregada al papa pidió una relación más fluida de diálogo y consulta mutua entre nuestras iglesias y la CEA, sobre todo cuando se trata de problemas importantes para el país16.

El ecumenismo toma una dimensión nacional

A partir de 1982, el presidente del Secretariado de Ecumenismo y los obispos y pastores que preparaban la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos comenzaron a reunirse periódicamente. Fue así como surgió la idea de conformar una “Comisión Ecuménica”, que de acuerdo con el Directorio de Ecumenismo de 1967-1970 podía componerse de los líderes de las respectivas iglesias o sus delegados.

El 13 de septiembre de 1988, tras varios años de conversaciones, se aprobó el reglamento de funcionamiento de la Comisión Ecuménica de las Iglesias Cristianas en la Argentina (Ceica) con el obispo católico como presidente. El sucesor de mons. Serra, mons. Juan José Iriarte, arzobispo de Resistencia, se negó a ser reelegido; le escuché explicar sus razones: “Si este es un grupo ecuménico, el presidente no puede ser siempre de una misma confesión”17. Fue esta una actitud de gran significado, sin perjuicio de aclarar que encabezar la Ceica nunca fue una exigencia católica. Pero obligó a los demás, de muy buen grado unos, resignados los otros, a elegir a un no católico. El obispo anglicano David Leak18 se convirtió así en presidente de Ceica, sucediéndose otros integrantes hasta la actualidad. Pasado más de un cuarto de siglo, es el único foro católico-ortodoxo-evangélico de encuentro y diálogo, y que como tal participa en las reuniones con dirigentes de confesiones cristianas que visitan el país19.

Mons. Iriarte propulsó que el ecumenismo tomara una dimensión que incluyera a las diócesis a través de delegados, para lo que movilizó la respuesta de sus hermanos obispos. Comenzaron así a realizarse anualmente los Encuentros Nacionales de Delegados de Ecumenismo, con un número variable de diócesis, con el objetivo de fomentar la formación y compartir los informes a la Comisión Episcopal. Con el tiempo, los encuentros de delegados pasaron a reflejar también una alentadora y a veces sorprendente actividad de relación con el judaísmo y con el islam en la capital y en el interior del país20. Cuando nos acercábamos al Tercer Milenio, se dio un fenómeno bifronte, relacionado con la relación que tenía la Iglesia católica con los otros cristianos. Por un lado, las iglesias originalmente interlocutoras tuvieron una presencia más acotada y contactos menos fluidos que en décadas anteriores, salvo en la Ceica, también, por el retiro de algunas figuras de relevante participación hasta entonces y la disminución de su feligresía.

Había prevenciones recíprocas que tenían mucho que ver con el alineamiento de las iglesias históricas, o al menos de sus dirigencias, con posiciones próximas a la teología de la liberación, así como con lo que sucedía en Nicaragua con el intento de una “iglesia popular”. Cuando se sancionaron leyes de educación sexual y reproductiva, el matrimonio “igualitario” y proyectos sobre aborto, las dirigencias de iglesias evangélicas históricas les dieron su apoyo, sin prestar atención o en contraposición expresa con las posiciones católicas sobre familia y sexualidad.

Pero más allá de las dificultades, nunca se afectó sustancialmente la relación. Un ejemplo de esto ocurrió en octubre del 2000 cuando la Arquidiócesis de Buenos Aires y diócesis sufragáneas e iglesias no católicas organizaron un “encuentro cristiano” con motivo del Gran Jubileo. Pero en la víspera, la FAIE, aunque dejando en libertad de acción a sus miembros, se retiró de la organización del acto debido a que la Declaración Dominus Iesus, siguiendo el decreto de Ecumenismo, distingue a las confesiones cristianas entre “iglesias” (las antiguas orientales y las ortodoxas) y “comunidades eclesiales” (las vinculadas a la Reforma)21. La IELU y la IERP asistieron, en tanto que la IEMA no lo hizo. Unas 4 000 personas —un número más bien escaso— se reunieron a rezar y escuchar la palabra de Dios así como las predicaciones del obispo anglicano Leake, del arzobispo armenio Muradián y de mons. Bergoglio, para quien se estaba ante un “pequeño pasito hacia la unidad, en puntas de pie”, con el Verbo hecho carne de compañero de camino “hasta el final”22. Aunque bregando con los que tenían una visión englobante y simplista de las llamadas sectas, había que asumir el crecimiento del fenómeno evangélico, pentecostal y neopentecostal particularmente en los lugares menos favorecidos de la sociedad. Además de la expresión de pastores mediáticos, cabe señalar la actuación de un grupo nacido en Brasil, la Iglesia Universal del Reino de Dios, que instaló sus lugares de reunión en antiguos locales cinematográficos y en otros que permitieran una numerosa concurrencia.

En 1995, se llevó a cabo la asamblea de la Alianza Mundial Bautista, en la que participó un delegado fraterno venido de Roma. Si bien ya en 1985 comenzó el diálogo entre católicos y bautistas en Roma y los EE. UU., en la Argentina no había conciencia de ello. A partir de ahí, a nivel local se produciría de alguna manera un descubrimiento recíproco y un “cambio de mirada”. En el año 2001, el cardenal Walter Kasper, acompañado por mons. Marc Ouellet y el secretario de la Alianza Bautista Mundial, Dr. Denton Lotz, presidieron en el Seminario Internacional Bautista en Buenos Aires la sesión de diálogo entre ambas confesiones realizada por primera vez en América Latina. El cardenal, en el curso del culto de oración, hizo una reflexión sobre el evangelio de Juan 13, 3-5, en la que señaló que ambas confesiones habían estado separadas y en conflicto entre sí durante siglos, que ahora podían reunirse de una nueva forma y mantener conversaciones serias, pero que es una relación que recién está comenzando, con un largo camino por recorrer, con necesidad de pedir perdón a Dios y los unos a los otros. Denton Lotz en una entrevista de prensa expresó: “A católicos y bautistas nos une el reconocimiento de Cristo, nuestro Señor, que murió crucificado, resucitó y tendrá una segunda venida. Tenemos intereses sociales comunes: la unidad de la familia, la oposición al aborto, a la corrupción de los gobiernos, el apoyo a la justicia (la social en particular) y la reconciliación en un mundo dividido”. Y agregó que, sin desconocer lo que nos separa, “el conflicto no es entre nosotros, sino frente al secularismo que dice que el hombre puede vivir sin Dios”23. Las palabras transcriptas son elocuentes en cuanto a la correspondencia con las posturas católicas y la afinidad que a partir de allí se sentía. Naturalmente, esto no fue exclusivo con los bautistas, sino también con otras de evangélicos libres.

En octubre de 2007, se llevó a cabo el seminario “La búsqueda de la unidad de los cristianos en la actualidad”, organizado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Conferencia Episcopal Argentina. Participaron obispos argentinos y de los países del Cono Sur: teólogos, agentes de pastoral, delegados diocesanos de ecumenismo, miembros de movimientos eclesiales, sacerdotes, laicos y laicas, consagrados y consagradas con la presencia del cardenal Walter Kasper y de mons. Juan Usma Gómez, que también había estado en el país en oportunidades anteriores24. El cardenal se refirió a los nuevos desafíos del ecumenismo, caracterizó el concepto de sectas más como cualitativo que cuantitativo, y pasó al movimiento pentecostal, en rigor el eje del seminario.

Desde el año 2004 se celebraron en el estadio del Luna Park, en la Ciudad de Buenos Aires, los encuentros de Creces (Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo), que reúne a católicos, bautistas y pentecostales. El cardenal Bergoglio asistía a los primeros encuentros de Creces como uno más, pero en el de 2006 fue invitado a pasar al frente y a hablar. Sucedió, entonces, lo que nadie esperaba: se puso de rodillas y todos extendieron sus manos sobre él en bendición mientras un pastor hacía la oración en voz alta25. En el encuentro de 2012, las oraciones fueron para que se demorase la aceptación de su renuncia, presentada con motivo de cumplir 75 años. Pocos meses después, varios de los pastores estaban reunidos con Jorge Bergoglio, ya no arzobispo de Buenos Aires sino obispo de Roma. Por último, porque habría mucho más que decir sobre esto que ocurre hoy, señalamos los retiros para sacerdotes y pastores, con unos 100 participantes en el año 2012.

Decíamos más arriba que entre la Iglesia católica en la Argentina, como en el mundo, la relación con las iglesias históricas ha sufrido por la comprensión distinta y hasta opuesta en temas sensibles en torno a la vida y la familia. Inversamente, la similar concepción de las iglesias evangélicas bautistas, libres y pentecostales ha contribuido al acercamiento con ellas26. Así ocurrió con el “Compromiso por la vida” firmado el 15 de septiembre de 2011 por los representantes católicos, bautistas, pentecostales, iglesias libres, menonitas, presbiterianos, en una de sus ramas, y ortodoxos y orientales. Otros adhirieron posteriormente, entre ellos Aciera, la importante federación de iglesias evangélicas congregacionales27. Cuando en 2018 el Congreso debatió un proyecto de ley de aborto, las iglesias evangélicas libres, congregacionales y pentecostales, organizaron un acto en torno al Obelisco, en la Ciudad de Buenos Aires. Fue multitudinario, con nutrida participación de católicos.

Al concluir este trabajo surge el interrogante sobre cuál es el camino mismo del ecumenismo a más de medio siglo del Decreto Unitatis redintegratio hacia donde nos guiará el Espíritu Santo. El diálogo teológico continúa, aunque no en la Argentina, pero su importancia para el ecumenismo es relativizada en comparación con el pasado28. Caben algunas preguntas: ¿La unidad plena se entiende hoy como cuando estos diálogos comenzaron, o más bien la misma expresión aparece con menor frecuencia? ¿Hubo demasiados diálogos que quedaron en vía muerta? Los nuevos interlocutores tienen una eclesiología que en muchos aspectos se diferencia de la católica y de la ortodoxa. Lo vivencial, la experiencia, la unidad ya existente a partir de la fe en Cristo surge de muchas expresiones, incluso católicas, como una suerte de unidad ya realizada, en donde las diferencias, que sin negarse que existan, son más productos circunstanciales que de fondo. En el interés público y, aun, en medios religiosos, atrae más hoy el diálogo interreligioso que el ecumenismo, quizás porque en el medio siglo transcurrido se ha hecho camino al andar y es menos noticia que la relación entre las tres grandes religiones monoteístas.

En esta reseña de más de cincuenta años de ecumenismo en la Argentina, inserta en el contexto universal, se percibe la continuidad y crecimiento del compromiso en la oración, el diálogo, el testimonio y la misión. Confiados en el Espíritu Santo, seguimos comprometidos en la búsqueda de lograr lo que Jesús pidió al Padre en la última cena: “Que todos sean uno para que el mundo crea” (Jn 17,21).

Notas:

1 Abogado, profesor emérito de la Universidad Católica Argentina y Presidente del Consorcio Latinoamericano de Libertad Religiosa. Se trata de una publicación póstuma. Producto de una enfermedad, el profesor Padilla falleció en junio de 2020.

2 Il Vangelo e la Chiesa. “Rapporto di Malta” 1972, en J. Voicu - G. Cereti (eds.), en Enchiridion Oecumenicum. 1. Dialoghi Internazionali 1931-1984, Edizione Dehoniane Bologna, 1986, 555.

3 F. Ballarini, “El camino ecuménico en la Argentina”, en Ecumenismo y Diálogo Interreligioso en la Argentina. Desafíos y esperanzas para el Tercer Milenio, G. Garlatti [et al.], Buenos Aires, San Pablo 2000, 29-45. Cf. E. Costemalle - C. Dubois - M. Uriburu, Caminos de unidad - Para entender y vivir el ecumenismo, Claretiana, Buenos Aires, 2003.

4 http://www. christianunity.va/content/unitacristiani/it/settimana-di-preghiera-per-l-unita.html. Ver: 1979: Al servizio gli uni degli altri, per la gloria di Dio (1 Pietro 4, 7-11).

5 El boletín periódico que se distribuía como anexo al boletín de noticias de la Agencia de Información Católica Argentina (AICA) se prepara juntamente con la Comisión de Ecumenismo de Buenos Aires. Dejó de hacerse en papel y se envía por Internet a un amplio y variado espectro de cerca de mil personas e instituciones. Pueden consultarse en la colección de AICA y, en línea, a partir del nº 50 (en 2005) http://www. ceerjircea. org. ar/Boletines. htm, y, desde 2015, con el nombre de Ecudiálogo, que dirige la Lic. Gloria Williams de Padilla, secretaria adjunta de Ceerjir http://www. ceerjircea. org. ar/Ecudialogo. htm.

6 En sus exequias escuché por primera vez una expresión que ha tomado dimensión universal: el arzobispo Bergoglio, de quien fue vicario general, lo definió como “un pastor con olor a oveja”, ya que estuvo “inmerso en el rebaño, que acoge en brazos a la oveja cansada, herida o extraviada y conoce a todas por su nombre”. Ver N. Padilla, “El ecumenismo del corazón. Homenaje a Mons. Mario J. Serra”, en Criterio 2307 (2005) 446-447.

7 “Declaraciones por el Conflicto Austral 1 Telegrama” en Boletín del Secretariado de Ecumenismo N° 15, 1982, 4.

8 En esa oportunidad, y luego a través de la amistad con el pbro. Mejía, el pastor Juan Carlos Ortiz fue un precursor de la relación católico-pentecostal, para lo que buscaba formar una asociación “Juan, 17,11”. Partió a los EE. UU. donde levantó la Catedral de Cristal, en Garden Grove, California, de la que es pastor principal emérito. http://www. sigueme. net/autores/59-juan-carlos-orti/

9 N. Padilla, “Impresiones de un viaje a Rusia”, en Criterio 1869 (1981) 603-606. En años posteriores traté en esta revista aspectos de la ortodoxia rusa y de la relación con la Iglesia católica.

10 Nacido en 1929, es obispo emérito de Christchurch, en Nueva Zelanda.

11 Ricardo Pietrantonio fue decano de Isedet y obtuvo el doctorado por la Pontificia Universidad Católica Argentina, en cuya Facultad de Teología fue profesor invitado.

12 Ambos documentos publicados en http://www. ceerjircea. org. ar/Docdialecum-argentina. htm Ver también Ceerjir, “El Sacramento del Bautismo en la relación de la Iglesia católica con las demás iglesias y comunidades eclesiales”, Buenos Aires, 3-2008 http://www. ceerjircea. org. ar/Bautismo. htm

13 N. Padilla, “Luteranos y Católicos – El Presidente de la Federación Luterana Mundial en Buenos Aires”, en Criterio 2216 (1998) 207-208.

14 N. Padilla, “El ecumenismo en la Argentina. Un nuevo punto de partida”, en Criterio 1896 (1987) 244-245.

15 Juan Pablo II. Encuentro Ecuménico en la Nunciatura (Buenos Aires, 12 de abril de 1987). http://www. vatican. va/content/john-paul-ii/es/travels/1987/travels/documents/trav_uruguay-cile-argentina. html.

16 Este Consejo Consultivo estaba integrado entonces por representantes de las iglesias de la Reforma.

17 M. López, “Argentina: 25 años de ecumenismo”, en https://periodistas-es. com/argentina-25-anos-de-ecumenismo-16123.

18 David Leake nació en 1935 en la Provincia de Formosa, de padres misioneros, por lo que su primer idioma fue el toba. Fue obispo de la diócesis del norte argentino, donde la comunidad es de mayoría aborigen, y luego de la diócesis con sede en Buenos Aires. Tras el conflicto de Malvinas fue invitado a un acto de oración en la Catedral de San Pablo, Londres, por los caídos de ambas partes. Eligió, traducido al inglés, el poema alusivo de Jorge Luis Borges “Juan López y John Ward”. Condecorado por la reina Isabel II, vive retirado en Inglaterra.

19 F. Ballarini, “El camino ecuménico en la Argentina. Recuerdo de Mons. Juan José Iriarte”, en G. Garlatti [et al.], Ecumenismo y Diálogo Interreligioso en la Argentina, Editorial San Pablo, Buenos Aires, 2000, 85-88.

20 En 2018, el Encuentro Nacional se desarrolló en Reconquista, Provincia de Santa Fe, de la que mons. Iriarte fue el primer obispo. En 2019, fue en El Solaz de María, Movimiento de Schönstatt, en Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires. En esa oportunidad se celebró una misa y oración ante la tumba del primer obispo de Quilmes, mons. Jorge Novak, firme defensor de los derechos humanos durante el período militar de 1976-1983, con una impronta ecuménica. Su causa de beatificación está en marcha.

21 Declaración “Dominus Iesus sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia” (6-8-2000) n.º 17. Disponible en: http://www. vatican. va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_ 20000806_dominus-iesus_sp. html [acceso el 11 de mayo de 2020].

22 Washington Uranga, “Un pasito importante para la causa ecuménica”, en Diario Página 12 (octubre 2000) 24. Disponible en: https://www. pagina12. com. ar/2000/00-10/00-10-29/pag24. htm.

23 J. Rouillon, “Diálogo entre católicos y bautistas”, en La Nación 11. 12. 2000. Disponible en: https://www. lanacion. com. ar/cultura/dialogo-entre-catolicos-y-bautistas-nid358375. “Participación de los bautistas venezolanos en el ecumenismo con la Iglesia católica romana”, en El Aguijón Bautista I, donde se encuentra la lista completa de los participantes. Disponible en: http://lalenguadehacha. blogspot. com/2015/04/participacion-de-los-bautistas. html Uno de los participantes argentinos, el pastor Tomás Mackey, fue elegido en 2019 presidente de la Alianza Mundial Bautista.

24 El cardenal W. Kasper estuvo en el año 2004 para la reunión del “International Council for Christians and Jews”. A su término, participó del encuentro de delegados de diálogo ecuménico e interreligioso, con invalorables disertaciones e intercambios, juntamente con mons. Michael Fitzgerald, actualmente cardenal, entonces presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.

25 Disponible en: https://www. youtube. com/watch?v=NnMsXm9DMK8.

26 Cuando se discutió en la Cámara de Diputados en el año 2010 el proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, fue relevante la intervención adversa de la diputada Cinthia Hotton, bautista.

27 Disponible en: http://www. ceerjircea. org. ar/COMPROMISOPORLAVIDA. pdf La repercusión en la prensa de este compromiso fue mayor que la del documento previo del propio Episcopado.

28 W. Kasper, Cosechar los frutos. Aspectos básicos de la fe en el diálogo ecuménico. Presencia Teológica, Sal Terrae, Santander, 2010.

Ecumenismo

Подняться наверх