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IV

Apuntes para una historia del ecumenismo en el Paraguay


Diana Durán1

En este texto se describe la historia del ecumenismo en el Paraguay como una cronología. Introduce el tema con el proceso de apertura de la libertad religiosa desde la Colonia, a través de los diversos ordenamientos jurídicos, hasta el actual ordenamiento constitucional. Luego, a partir de la década de 1960, se describe la articulación del movimiento ecuménico, las formas organizativas y las acciones de ecumenismo-prácticas. Indica, además, que las tensiones históricas que afectaron al movimiento ecuménico en Paraguay están relacionadas con las diversas posturas eclesiales frente a la dictadura, y luego a la realidad económica del país. Finalmente, describe los esfuerzos por volver a construir una unidad de acción a partir de la resistencia a los cambios legislativos en torno a cuestiones de carácter ético.


Libertad religiosa y ecumenismo en el Paraguay

Antes de entrar de lleno en la historia del ecumenismo en el Paraguay, a modo de escenario que permita entender mejor el acontecer de los procesos previos que posibilitaron todo el quehacer ecuménico, señalaremos algunos que han servido de punto de partida en ese camino.

Partiendo de la etapa colonial (1537-1811), cabe recordar que en 1521 el Edicto de Worms colocó a Lutero fuera de la Ley, marcando la división religiosa en Europa. La Iglesia católica invita a Carlos V a tomar precauciones para evitar el viaje a las Indias de todo pasajero no católico2.

Además, en el caso del Paraguay, la distancia existente entre Lima y Asunción fue un impedimento considerable para la investigación del Tribunal Inquisitorial. A pesar de ello, hay documentos que revelan que había sospechas en relación con posibles creencias ajenas a la fe católica, lo que evidencia que a pesar del control para evitar la presencia de no católicos en el nuevo continente, llegaron al Paraguay personas de otros credos. Ya hacia fines del período colonial, el Virrey Marqués de Sobremonte remitió un auto a Lázaro de Rivera — Gobernador del Paraguay— para la presentación de los extranjeros en un plazo determinado para declarar —entre otros datos— su origen y religión. Todos declararon haberse bautizado en la religión católica. Es claro, entonces, que el control ejercido era un formidable obstáculo para todo movimiento religioso no católico3.

En mayo de 1811, vino la independencia del Paraguay y, entre 1814 y 1840, estuvo a cargo del gobierno el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, que era amante de las ideas de la Ilustración. En 1815, emitió un decreto prohibiendo la inquisición.

El documento que oficializó la libertad religiosa en el Paraguay es del 8 de agosto de 1820, y declaraba: “Para poder alistarse en cofradías, hermandades u otras congregaciones de cualquier denominación… deben acreditar previamente un verdadero patriotismo… dependiendo solo del Dios universal”. Y a continuación: “Promulgo la libertad de creencias, suprimo el Tribunal de la Inquisición”, oponiéndose a la intolerancia religiosa propia de aquel tiempo4.

Con la muerte del doctor Francia, en 1841 don Carlos Antonio López asumió el gobierno del Paraguay (junto con Mariano Roque Alonso). En un decreto del 20 de mayo de 1845, afirmará que todo extranjero podía llegar sin restricción alguna al Paraguay: “Ningún extranjero será molestado por causa de religión”5. Es el primer documento que enfatiza la libertad de culto, al ofrecer garantía y posibilidad de disponer de propiedades y protección a personas de cultos no católicos; si bien nunca se autorizó un culto libre para los mismos. Por ello, se celebraban de manera particular.

En la posguerra de la Triple Alianza —en un ambiente de total destrucción— fue promulgada la Constitución de 1870, en la que se estableció la libertad de culto. Si bien los gobiernos mencionados anteriormente habían abierto el camino a la tolerancia religiosa, a partir de 1870 la Carta Magna la introdujo plenamente en el artículo 70 del quinto capítulo6. A partir de entonces se puede hablar de una etapa inicial del protestantismo en el Paraguay, pues los gobiernos de posguerra levantaron las restricciones con el anhelo de contar con la contribución de inmigrantes para la reconstrucción del país. Ese fue el origen del pluralismo en materia de cristianismo no católico y, por lo tanto, de un posterior ecumenismo.

Los pioneros de la evangelización cristiana no católica fueron misioneros de la Iglesia metodista, quienes, invitados por el gobierno paraguayo para una tarea educativa, no se negaron a la misma. En 1886, llegaron a Asunción los pastores Juan Villanueva y Thomas Wood, quienes dieron apertura a escuelas para varones y mujeres, entregando así un valioso aporte a la ciudad. Pero los metodistas concluyeron su misión en 1918 y se retiraron al Uruguay y la Argentina, prosiguiendo con sus obras los Discípulos de Cristo. Luego, a fines del siglo XIX, se establecieron la Iglesia anglicana y la Iglesia evangélica alemana luterana7. Pero dado que no llegaron invitadas por las autoridades, fueron perseguidas con amenazas de distinto tipo. Poco a poco fueron llegando también miembros de las otras iglesias.

Dos constituciones de la República del Paraguay reconocieron como religión del Estado a la religión católica, apostólica, romana, poniendo así en condición de desigualdad a otras iglesias, favoreciendo con ello tanto la intolerancia como la legitimación de una desigualdad, la de 1940 y la de 1967, a pesar de que la primera habla de tolerancia a otros cultos y la segunda habla de libertad religiosa. La Constitución vigente, promulgada en 1992, en el artículo 24 afirma en cambio que: “Se garantizan la independencia y autonomía de las iglesias y confesiones religiosas, sin más limitación que las impuestas en esta Constitución y las leyes. Nadie puede ser molestado, indagado u obligado a declarar por causa de sus creencias o de su ideología”8. El Estado paraguayo se declaró laico, pasando del Patronato Real al patronato local y corta así el nexo con la Iglesia católica, originado en la Colonia y preservado por los gobiernos independientes.

Inicios del movimiento ecuménico en el Paraguay

Durante la Semana Santa de 1967, bajo el influjo del Concilio Vaticano II, se llevaron a cabo jornadas de oración ecuménicas, las que suscitaron el deseo de hallar un espacio institucionalizado para estos encuentros fraternales. Una muestra de ese espíritu fue el manifiesto del 5 de agosto del mismo año, con el cual arranca el movimiento ecuménico en el Paraguay. Estos son los primeros pasos a favor de la unidad de los cristianos, cuyo título definitivo fue Declaración del Movimiento Ecuménico en Paraguay. Los que la redactaron fueron sacerdotes, pastores y laicos de diferentes iglesias, quienes encantados con los lineamientos del Concilio se reunían para lecturas bíblicas, oraciones comunitarias y para dar testimonio de amor recíproco. Participaron las iglesias católica, luterana, metodista, Discípulos de Cristo y el Ejército de Salvación.

En el encabezado el manifiesto expresa entre otras cosas: “Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para que constituyamos un solo cuerpo, y que hay que buscar no amar de palabras ni de lengua, sino en obras y en verdad… solícitos pues, en conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de paz, hemos decidido constituir el movimiento ecuménico en nuestro país”9. Entre sus fines se señalan varios puntos: 1. Promover la unidad entre los cristianos, aunar esfuerzos cuando los valores cristianos se vean amenazados y establecer vínculos con agrupaciones similares de otros países. 2. Cada miembro actúa en nombre propio. 3. Cada uno permanecerá fiel a la doctrina de su propia iglesia, ya que el movimiento nada hará que pueda debilitar la fe de ninguno. 4. Cada miembro puede anunciar el evangelio, pero evitando juicios negativos hacia otras iglesias, acentuando lo que nos une y no lo que nos divide; y respetará la fe de todo cristiano en comunión con su iglesia. Expresaron, además, que eran conscientes de que el camino sería arduo, pero se mostraron “dispuestos a soportar injurias de propios y extraños… y a no resistir al Espíritu, que nos ha llamado a una misma esperanza”10.

En ese contexto, la Conferencia General de Episcopado Latinoamericano en Medellín llega también al movimiento ecuménico en Paraguay. Desde allí el tema social pasó a ser el centro de atención del equipo, pero aquello mismo divide el movimiento, pues algunos pasan a una pedagogía liberadora y otros siguen con retiros de tipo tradicional11.

Primera oficialización y crisis

En un contexto de represiones a la sociedad civil y a miembros de la Iglesia católica por parte de la dictadura stronista de 1954 a 1989, el 21 de agosto de 1970 mons. Ismael Rolón, de Asunción, nombra al Padre Mario Cleva como Director de la Acción Ecuménica de la Arquidiócesis. Este reanudó los encuentros ecuménicos y durante 3 días llevó a cabo un estudio sobre eclesiología comparada dedicando 4 días para abordar el cristianismo y el compromiso social. En un informe de 1972, habla del alejamiento de algunos evangélicos con respecto a la parte católica, y los dividió en 3 grupos: el primero se desarticuló por problemas internos y por roces que no pudieron ser superados; el segundo se trató de alejamiento de pastores y misioneros pentecostales por falta de acuerdo, ya que no todos aprobaban la apertura ecuménica; y el tercero trataba la disminución en número de los que seguían trabajando con ese enfoque socioreligioso, aunque la línea del grupo era “perfectamente aceptable”12.

Por otro lado, se señala que algunos grupos evangélicos contaban con el apoyo del Gobierno, que apreciaba la predicación de un cristianismo sin política. Allí asistían las autoridades locales y los apoyaban económicamente. Se afirma que esos grupos actuaban sobre todo en la franja fronteriza del Río Paraná y en el Chaco, a orillas del Río Paraguay. Se habla de una contrapredicación en el campo social13.

En el archivo de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) hay documentos que revelan “la campaña de algunos protestantes en el país y la reticencia de estos con respecto al movimiento ecuménico”, y a continuación, se recomienda la formación de agentes pastorales en cuanto a la “recta inteligencia de los documentos conciliares sobre el tema”. Además, se encuentra una investigación sobre sectas en el Paraguay con una síntesis de cada doctrina y se sugiere trabajar coordinadamente con los departamentos de comunicación y catequesis para programar actividades comunes14.

Luego de 2 años de silencio —porque no se publican documentos en 1975 y 1976— la Jornada Mundial por la Paz del año 1977 impulsó a la iglesia —e incluso al Estado— en el camino ecuménico. Se llevó a cabo del 6 al 9 de enero de 1977, y en el mensaje navideño de 1976, el presidente de la república había anunciado la realización de la Jornada, dándole así un carácter nacional.

Dos años más tarde, la secretaría de la Acción Ecuménica estuvo a cargo de una laica, la señora Serafina Ferreira,, y el obispo responsable era mons. Claudio Silvero. El equipo encargado de la tarea ecuménica estaba compuesto por 8 personas, de las cuales tres eran laicas. El plan de trabajo era amplio y ambicioso, pues contemplaba la formación en ecumenismo, estudios sobre iglesias cristianas y no cristianas, el fomento del diálogo ecuménico, madurar la fe del pueblo cristiano para evitar supersticiones, realizar estudios sobre sociedades secretas y sobre no creyentes, organización de un archivo con documentos locales y publicaciones foráneas, organización de una biblioteca, vínculos con otros centros ecuménicos nacionales y extranjeros, entre otras actividades15. Pero en esos mismos años 70, en un clima de fuertes represiones, con campesinos presos, algunos muertos y otros desaparecidos, con torturas y el establecimiento de la Cárcel de Emboscada como campo de concentración, aparece también una acción ecuménica diferente. En paralelo al equipo nacional de ecumenismo en franca recesión por lo ya expuesto, en 1976 surge el Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia (Cipae), en el que la defensa de los derechos humanos se torna fundamental. Lo forman la Iglesia católica y dos iglesias cristianas no católicas16.

Red ecuménica de comercialización

Entre 1979 y 1981, las actividades ecuménicas siguieron en la misma línea. En cambio, entre 1982 y 1984, con mons. Juan Bockwinkel como responsable del ecumenismo, el equipo entra en relación con el Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia. Se nombra secretario al Padre Roberto Howood, de nacionalidad estadounidense, quien inicia contactos con la Unión de Cristianos para la Evangelización en América Latina (Ucelam)17.

En el plano de actividades concretas, son dos las más relevantes: la programación anual de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en el ambiente católico, la que fue difundida por la prensa asuncena diariamente; y la creación de la Fundación para Ayuda de Artesanos Paraguayos a través del Mercado (Fapam). Mediante esta red ecuménica, una importante cantidad de artesanía paraguaya pasó al mercado exterior (y también interior) para beneficio de pequeños productores del país18.

Hubo también otros aspectos resaltantes en los años 80, como los que a continuación mencionamos. Contactos regionales con el Celam y con otros organismos para encuentros ecuménicos sobre sectas tanto en Salta, Argentina, en 1985 y en Ecuador en 1987. Oraciones ecuménicas en la Iglesia Luterana del Río de la Plata, en la Catedral de Asunción y en la Asociación Cristiana de Jóvenes (ASO)19. Por otra parte, la Iglesia católica, debido a ciertos desacuerdos con los demás representantes evangélicos del Cipae, abandona la institución en 198520. Con todo, se estrecharon lazos entre varios pastores de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y obispos católicos para concretar el proyecto denominado Diálogo Nacional. Este fue propiciado por la misma Iglesia católica ante la creciente tensión en los últimos años de la dictadura stronista como medio para analizar la situación y hallar soluciones, apelando al diálogo entre diversos sectores. Se trabajó en forma conjunta sobre un cuestionario matriz para tal diálogo21. Igualmente, se tomó contacto con las Sociedades Bíblicas y con los monjes de Taizè para la realización de un taller ecuménico y con la Misión de Intercesión del Espíritu Santo para la realización de encuentros y oración en común. Digno de ser resaltado en lo social fue que la Fapam organizó a fines de 1986 dos grandes ferias, con buenas ganancias para los artesanos paraguayos, en la Parroquia Perpetuo Socorro y en el Colegio Americano22.

Monseñor Mario Melanio Medina, quien asumió la responsabilidad del equipo, afirmaba que el proyecto principal era “realizar actividades pastorales y sobre todo de compromiso social, por ejemplo, con los pobres, obras sociales, etc. ”; que en segundo lugar estaba la reflexión teológica y, por último, la celebración litúrgica. También informa de contactos regulares con los Discípulos de Cristo y con la Iglesia Evangélica del Río de la Plata. Al referirse a las dificultades externas, señala que para la venida del papa al Paraguay (mayo 1988), de 28 iglesias (la mayoría muy pequeñas), se invitó a 8, pero solo acudió la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

Al cierre del año 1988, y no obstante su visión un tanto pesimista, el padre Valpuesta habla de relaciones cordiales con el Comité de Iglesias, con las ya mencionadas iglesias regulares, la Asociación Cristiana de Jóvenes, las Sociedades Bíblicas y la Iglesia anglicana23.

En 1989, mons. Agustín van Aaken —responsable ahora del ecumenismo— informa las siguientes actividades: experiencias de oraciones ecuménicas, encuentros de formación sobre sectas, encuentros bíblicos en las Sociedades Bíblicas del Paraguay y encuentros sobre inserción social y laboral de desplazados con participación de ecumenistas de Argentina, Chile, Uruguay en la Asociación Cristiana de Jóvenes en Asunción. En cuanto a la difusión, se publicaron entrevistas en la Revista Acción y en el semanario Sendero (1987) y hubo algunas entrevistas en Radio Cáritas sobre el tema ecuménico (1989). La Fapam continuó con sus contactos ecuménicos, exposiciones y ventas para promocionar a humildes artesanos24.

Años 90

Inaugurando la denominada “etapa de transición democrática”, el nuevo gobierno planteó la elaboración de una nueva Carta Magna para el país y la convocación de una Asamblea Nacional Constituyente. Por ese motivo se conformó una comisión intereclesial para recibir propuestas concretas para la nueva Constitución. Las iglesias que la integraron fueron la Anglicana, Discípulos de Cristo, Asambleas de Dios, Adventista, Cristianos Unidos, Menonita, Bautista, Hermanos Libres, Evangélica del Río de la Plata y la Católica25. En esos años prosiguen los encuentros de oración en común con algunas iglesias y los encuentros formativos tanto en locales católicos como evangélicos de modo alterno.

En el año 1992, lo más relevante fue la participación de modo intereclesial en la Asamblea Nacional Constituyente. A cargo del ecumenismo estuvo mons. Carlos Milciades Villalba. El secretario Valpuesta pide ese año ser relevado para dar lugar a otras personas. Entre los nueve miembros del equipo hay cuatro laicos y cinco entre clero y religiosas. El 20 de noviembre de ese año se convocó a una conferencia de prensa para resaltar los principios que había que tener en cuenta para la nueva Constitución. Se habló del perfil del constituyente que sería portavoz del grupo. En los meses posteriores, ante la redacción confusa sobre la defensa de la vida, se realizan reuniones para clarificar la postura de las iglesias frente al aborto. Dichas gestiones tuvieron un resultado positivo, pues la nueva Carta Magna incluyó la defensa de la vida desde la concepción en su artículo cuarto. Finalmente, continúan las actividades en colaboración con algunas iglesias y con el Cipae, tanto en programas ecológicos como en grupos juveniles26. Y una novedad de relevancia en esa década fue que la diócesis católica de Benjamín Aceval se une al Cipae en 1994, luego de varios años de ausencia de representación de dicha iglesia en el comité27.

Probablemente por la renuncia del Padre Valpuesta, al año siguiente se resolvió encargar la tarea ecuménica a la Secretaría General de la CEP, no habiendo un equipo encargado hasta 1998, es decir, durante cinco años. Ahí se rearma el equipo católico para el trabajo ecuménico, con el Padre Bernardino Cáceres como secretario. Ese año hay dos cuestiones de relevancia: la conformación de una comisión ecuménica e interreligiosa, en unidad con Sociedades Bíblicas, para la traducción de la Biblia en guaraní y los encuentros ecuménicos para estudiar la objeción de conciencia para el cumplimiento del servicio militar28.

El nuevo milenio

Entre los años 2000 y 2005 se estrecharon los lazos con la Iglesia luterana, al punto de una celebración conjunta sobre la justificación el año 2000. Lamentablemente según el responsable, el Padre Bernardino Cáceres, a partir de ese año no hubo equipo a cargo de ecumenismo. En cambio, dos diócesis de la Iglesia católica (Concepción y Misiones) se incorporan al Cipae. Además, se realizaron celebraciones ecuménicas, programas radiales y oraciones conjuntas para las Fiestas Patrias. Asimismo, se organizaron encuentros para elaborar un documento, para ser presentado en el Parlamento, sobre la defensa de la vida, la familia y otros semejantes. Todo ello condujo a una oración ecuménica para la promulgación de leyes favorables a la familia29. Otro tema que reunió a católicos y no católicos fue la elaboración de una propuesta conjunta sobre la ley de adecuación fiscal ante el gobierno y una oración ecuménica por el éxito de tal propuesta.

En el año 2006 no se presentó informe alguno y a partir del año siguiente comenzó a funcionar el actual equipo de ecumenismo de la CEP. En julio del 2007, se conformó dicho equipo con mons. Claudio Giménez como responsable y con la participación de laicos y laicas de diversos movimientos. La secretaría ejecutiva estuvo a cargo de la autora de este artículo hasta noviembre del 2011. La primera estrategia para ir consolidando el grupo fue la realización de algunos encuentros formativos, desde los Documentos del Concilio Vaticano II sobre Ecumenismo, a fin de conocerlos y llevar la tarea ecuménica adecuadamente. A inicios del 2008 se resolvió invitar a una primera reunión a varios pastores para intercambiar ideas. Asistieron pocos, pero hicieron de puente para posteriores encuentros en los que el grupo católico presentó dos temas: 1. El Documento de Aparecida en el capítulo relativo al Ecumenismo; y 2. La economía solidaria desde el punto de vista teórico y práctico. De cara al futuro se planteó como desafío establecer una coordinadora católica para llevar adelante el ecumenismo a nivel nacional. Por tal motivo se solicitó a obispos, en cuyas diócesis había personas de otras denominaciones cristianas, el envío de uno o dos representantes para tal conformación.

Empezado el año 2009, nos tocó presentar en Quito el mismo Documento de Aparecida ante obispos y laicos responsables de ecumenismo y compartir las experiencias en el camino ecuménico. El resumen presentado, relativo a los dos años de vida del equipo, señala entre otras actividades: encuentros con pastores de nueve denominaciones diferentes para tratar los recién mencionados temas, oración ecuménica con asistencia de setenta personas y un retiro de formación e intercambio de experiencias. Las iglesias con las que se trabajó ese año fueron las siguientes: Evangélica del Río de la Plata, Luterana, Menonita, Discípulos de Cristo, Bautista, Anglicana, Presbiteriana, Pentecostal y Comunidades Cristianas.

Durante el gobierno de Fernando Lugo (2008-2012), desde el Ministerio de Educación y Culto se convocó a una mesa de diálogo ecuménico e interreligioso para intercambiar ideas y establecer estrategias para realizar actividades tendientes al bien común. Como novedades resaltantes del año 2010 está la participación de tres ortodoxos en la celebración ecuménica del año y la constitución de un grupo de jóvenes de tres movimientos para formarlos y dar así continuidad a la tarea ecuménica. Esto último estuvo a cargo de dos miembros del equipo de la CEP. Un religioso y una religiosa se unieron al mismo, pero por situaciones diversas no pudieron permanecer30. Además, se estableció un frente común con la Federación por la Vida y la Familia (Fedavifa) y la Asociación de Pastores Evangélicos del Paraguay (APEP) para realizar manifestaciones a favor del matrimonio entre varón y mujer. Y de nuevo se cierra el año manifestando que el hallazgo de un frente en el cual trabajar concretamente con regularidad por el bien común había sido un desafío no logrado, así como tampoco la conformación del equipo nacional para el ecumenismo.

Para expandir la formación al interior del país, el equipo resolvió realizar viajes y así ayudar a integrar a otras personas con miras a la coordinadora nacional antes señalada. Así, en julio del 2011, algunos miembros se desplazaron a Filadelfia —Chaco paraguayo— a 470 km de Asunción, en donde se presentó a un grupo de jóvenes una breve historia del ecumenismo en el Paraguay y el Documento de Aparecida. Otro lugar al que fueron algunos miembros del equipo fue a Encarnación, ciudad sureña a 371 km de la capital, en donde se realizó un encuentro con laicos. A fin de año se recibió una invitación del Foro Cristiano Mundial para un congreso ecuménico en Costa Rica. Allí, en el compartir de las experiencias se señaló lo positivo que había resultado el dar participación al laicado en la tarea ecuménica en el Paraguay. A nivel regional se puso en evidencia que el argumento en el que la actividad ecuménica halló un espacio común de trabajo a favor de la sociedad fue la opción preferencial por los pobres y se instó a retomar ese compromiso31.

El año 2012, la secretaría estuvo a cargo del señor Aparicio Pereira. En el informe del año 2013 se señala que hubo poca concurrencia de los pastores a las convocatorias de la parte católica, motivo por el cual se resolvió proponer a los párrocos de la Arquidiócesis el envío de 2 personas para formarlas como agentes de pastoral ecuménica. Para ese efecto tuvo lugar una reunión a inicios de noviembre. Pero las dos personas convocadas para iniciar ese trabajo no se adhirieron a él por considerarlo demasiado esforzado. Se cerró el año el 27 de octubre con la oración por la paz organizada por la familia franciscana. Durante el año siguiente se mencionan actividades como el estudio por parte del equipo católico de la carta del papa a las familias, una conferencia organizada en forma conjunta en la Universidad Evangélica y reuniones quincenales con miembros de varias iglesias. También se mencionan las reuniones con el Canciller Nacional, Eladio Loizaga, y miembros de la Organización de Estados Americanos para armar un frente de defensa de la vida con motivo de la celebración de la reunión de la OEA en Asunción para tratar, entre otros, el tema de la legalización del aborto. Se realizaron manifestaciones multitudinarias en aquella ocasión (se estima que acudieron unas 40 000 personas). Entre las dificultades se señalan el escaso tiempo para la formación en temas ecuménicos y la distancia entre las diócesis, lo que imposibilita la participación de agentes pastorales del interior del país en los eventos formativos, celebrativos, etc. Y como desafíos se mencionan el lograr la adhesión de jóvenes y laicado en general a la tarea ecuménica y que las pastorales parroquiales incluyan el ecumenismo, involucrando en el mismo a grupos juveniles y movimientos eclesiales32.

Desde el 2015, durante la secretaría de la señora María Celia Taboada, se menciona como un logro importante la reunión del equipo católico para ecumenismo con miembros de las Asociaciones Evangélicas del Paraguay (Asiep) y la Asociación de Pastores Evangélicos del Paraguay (APEP) para elaborar un comunicado a la sociedad paraguaya en repudio al secuestro de Abrahán Fehr y Edelio Morínigo33. Esa reunión se llevó a cabo en la Parroquia Evangélica del Río de la Plata, en donde además se realizó una oración comunitaria. El comunicado expresaba la solidaridad con los secuestrados y se les solicitaba a las autoridades los esfuerzos necesarios para la liberación de estos, así como también la expansión de una cadena de oración para una convivencia pacífica, justa y libre en el Paraguay. Entre los desafíos para el trienio se menciona el seguimiento de la formación del equipo, la realización de encuentros y celebraciones ecuménicas, una mayor adhesión del laicado a la tarea ecuménica y el establecimiento de objetivos comunes para beneficiar a la sociedad paraguaya.

El año 2016 se inició con el cambio del obispo responsable del ecumenismo, pues mons. Claudio Giménez fue destinado a otras tareas. Asumió mons. Adalberto Martínez. La característica resaltante de ese año fue la participación de los miembros del equipo en encuentros formativos en el campo ecuménico tanto en Paraguay como en Argentina. También se realizaron oraciones ecuménicas con la participación de varios pastores, público en general y la familia franciscana, conmemorando con eso el encuentro de Juan Pablo II en Asís. No obstante, entre las dificultades se mencionan la falta de formación adecuada para el ecumenismo tanto en la pastoral en general como en el laicado en particular. Los desafíos señalados son la realización de reuniones formativas, encuentros ecuménicos para el conocimiento recíproco y el establecimiento de objetivos comunes para beneficiar a la sociedad, celebraciones ecuménicas y el hallazgo de referentes en otras diócesis para expandir la tarea ecuménica. Para esto se efectuaron visitas a Encarnación, Ciudad del Este y San Lorenzo34.

Conclusiones

Luego de la intolerancia religiosa propia de la Colonia, con la independencia nacional desde 1811 los primeros gobiernos promulgaron leyes que flexibilizaron esa postura. Pero fue la Constitución de 1870 la que introdujo la libertad de culto, razón por la cual los hermanos separados sitúan el comienzo del protestantismo en el Paraguay con esa Constitución. Entre los primeros misioneros estuvieron los miembros de las iglesias metodista, anglicana y luterana.

Por su parte, el movimiento ecuménico nace en el Paraguay por influjo del Concilio Vaticano II y se desarrolla durante los primeros años mediante retiros en común que propiciaron la estima recíproca. Pero con el clamor de Medellín en relación con la opción por los pobres, de a poco surgieron posturas encontradas en torno a ella y el grupo se dividió. Esto fue potenciado también por algunas acciones gubernamentales concretas que alentaron a grupos no católicos a realizar una predicación exenta de toda denuncia ante los abusos cometidos contra los derechos humanos. Con todo, en medio de tal situación nace en 1976 el Cipae, con el fin de velar por los derechos humanos, y en los años 80 el Fapam, para lograr una comercialización justa para humildes artesanos del Paraguay.

En esos primeros años las actividades ecuménicas más frecuentes son las oraciones en común, los encuentros de formación del equipo católico y algunos de formación conjunta sobre temas sociales. En cambio, el año 1992 reunió a católicos y no católicos en torno a propuestas para la nueva Constitución que sería promulgada, sobre todo con relación a la defensa de la vida desde la concepción, acción que resultó en que el tema se introdujo en el capítulo 4º de la nueva Carta Magna. Así se cerró el primer cuarto de siglo del ecumenismo en el Paraguay.

En cambio, en los últimos 25 años abundan actividades celebrativas y formativas, pero no se llevaron a cabo acciones sociales conjuntas promovidas por el equipo ecuménico dependiente de la CEP relacionadas con la opción preferencial por los pobres, puesta de relieve nuevamente en los últimos años en la Iglesia católica. Los temas que aglutinaron el frente común ecuménico fueron los relativos a la moral, tales como la defensa de los derechos del no nacido y el matrimonio entre varón y mujer.

Sin embargo, luego de una pausa, en relación con la participación de la Iglesia católica en el Cipae, en 1994, una diócesis católica pasa a integrar parte del Comité y a partir del 2000 lo integran también otras diócesis para acciones ecuménicas en beneficio de la sociedad. Esto ha sido un logro importante en lo que a compromiso social se refiere.

En el ámbito del ecumenismo promovido por la CEP, entre los principales logros del último cuarto de siglo hay que señalar la traducción de la Biblia al guaraní, la ley a favor de la objeción de conciencia frente al servicio militar, la ley de adecuación fiscal favorable a las iglesias y la estima recíproca entre las iglesias que poseen una relación regular y predisposición para la mutua colaboración.

Los desafíos señalados para adelante son, entre otros, la necesidad de expandir a nivel nacional el espíritu ecuménico, la adhesión al ecumenismo de parte de jóvenes y laicado en general, la participación de los miembros de la Confederación de Religiosos del Paraguay (Conferpar) para fortalecimiento de su tarea y el hallazgo de espacios en los cuales el compromiso social apunte a la opción preferencial por los pobres.

Todavía existen estos dos espacios ecuménicos paralelos, que caminan sin vinculación alguna en sus programas y acciones: el Equipo de Ecumenismo de la CEP y el Cipae. La pregunta que surge al ver este panorama y mirando la historia del ecumenismo en Paraguay es si la opción preferencial por los pobres seguirá dividiendo a los cristianos en el ámbito ecuménico como 50 años atrás cuando surgió el clamor de Medellín. ¿No estaremos perdiendo el tiempo y las fuerzas al no unirnos en torno a ese clamor que todavía hoy es una urgencia? El gran desafío es hallar puntos de encuentro en que cada equipo pueda aportar sus fortalezas. La CEP posee ricas experiencias en celebraciones litúrgicas, reflexiones espirituales y en acciones, sobre todo a favor de la moral. En cambio, el Cipae posee una importante tradición en el compromiso social concreto. Una vez obtenido el enriquecimiento mutuo, el siguiente paso sería extender el ecumenismo fuera de las cúpulas para contribuir cada vez más a la unidad de los cristianos.

La historia nos reclama. Tenemos dos opciones: o seguimos los signos de los tiempos y luchamos unidos por una sociedad más justa y fraterna, o seguimos en compartimientos estancos, faltando así a una crucial cita con la sociedad.

Notas:

1 Investigadora y docente de la Universidad Católica de Asunción, Paraguay, y secretaria de ecumenismo de la Conferencia Episcopal Paraguaya desde 2007 a 2011.

2 R. Plett, El Protestantismo en el Paraguay. Su aporte cultural, económico y espiritual, Facultad Latinoamericana de Estudios Teológicos, Asunción 1987, 10 y ss.

3 M. Durán, La Evangelización en Crónica Histórica Ilustrada del Paraguay, Quevedo, Asunción 1997, 228.

4 A. Seiferheld, Los judíos en el Paraguay, Intercontinental, Asunción 1981, 15 y ss.

5 Archivo Nacional de Asunción, vol. 272, Sección Historia.

6 Constitución de la República del Paraguay, 1992.

7 T. Goslin, Los evangélicos en América Latina, La Aurora, Buenos Aires 1970, 20 y ss.

8 Constitución de la República del Paraguay.

9 J. Valpuesta, El ecumenismo en el Paraguay, Paraquaria Teológica, Asunción 1987, 7 y ss.

10 Ibid.

11 Ibid., 10 y ss.

12 Ibid., 12.

13 Ibid., 12 y ss.

14 Archivo Conferencia Episcopal Paraguaya, Alberdi 782, Asunción, Paraguay (Acep), Informe de Ecumenismo 1970 y ss.

15 Acep, Informe de ecumenismo 1970 y ss.

16 J. Valpuesta, El ecumenismo en el Paraguay, 12 y ss.

17 Ibid.,15.

18 Ibid., 15 y ss.

19 Acep, Informe de Ecumenismo 1980 y ss.

20 R. Acosta, Ecumenismo y Espacio Público, Manuscrito Inédito, Asunción 2017, 4 y ss.

21 Acep, Informe de Ecumenismo 1980 y ss.

22 Ibid.

23 Ibid.

24 Ibid.

25 Acep, Informe de Ecumenismo 1991.

26 Acep, Informe de Ecumenismo 1992.

27 R. Acosta, Ecumenismo y Espacio Público, 7 y ss.

28 Acep, Informe de Ecumenismo 1998.

29 Acep, Informe de Ecumenismo 2000 y ss.

30 La Hermana Teresa Ferreira, Teresiana, fue enviada a Chile por su Congregación al poco tiempo de haber ingresado al equipo. Y el Padre Guido Acosta OMI atendía una parroquia en Filadelfia, a casi 500 kilómetros de Asunción, lo que dificultaba seguir con regularidad las actividades de dicho equipo.

31 Acep, Informe de Ecumenismo (D. Durán) 2008-2011.

32 Acep, Informe de Ecumenismo (A. Pereira) 2012-2014.

33 Abrahán Fehr, colono menonita de 36 años, fue secuestrado por el grupo armado EPP —Ejército del Pueblo Paraguayo— en la zona de Río Verde en agosto del 2015. Y Edelio Morínigo, agente policial de 31 años, en julio del 2014, por el mismo grupo. Fehr fue hallado sin vida dos años más tarde; y Morínigo sigue desaparecido.

34 Acep, Informe de Ecumenismo (M. C. Taboada) 2015-2017.

Ecumenismo

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