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Inmunidad celular

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Los antígenos procedentes de los parásitos, como cualquier inmunógeno, son capturados por los macrófagos, allí son procesados y los epítopes son conjugados a proteínas de la clase II del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC, por su sigla en inglés de major histocompatibility complex) para ser presentados luego a las células T. Los macrófagos y las células dendríticas son las células presentadoras que, en la piel, están representadas por las células de Langerhans. Los receptores de células T, en conjunto con los receptores CD3 en la superficie de los linfocitos, reconocen los epítopes conjugados a las moléculas del MHC de clase I en las células ayudadoras (CD4) y de la clase I en las células citotóxicas (CD8).

La respuesta inmune contra los parásitos está dada por los linfocitos CD4, CD8 y por las células asesinas naturales (NK, por su sigla en inglés de natural killer); asimismo, participan los macrófagos mediante la producción de citocinas, que corresponden a proteínas de bajo peso molecular, que influyen sobre las funciones de otras células como los linfocitos T, los linfocitos B, los macrófagos, los endoteliocitos y los fibroblastos. Las citocinas más importantes son las interleuquinas (IL), los interferones, el factor de necrosis tumoral y el factor formador de colonias.21

En las infecciones por protozoos de localización intracelular como Leishmania está claro que el tipo de respuesta inmune es dependiente de la activación selectiva de líneas celulares de los linfocitos T-CD4, las cuales secretan ciertas citoquinas. De los linfocitos CD4 (Th0) se diferencian varias subpoblaciones de células ayudadoras, principalmente Th1 y Th2.22 Las células Th1 están involucradas en la inmunidad celular, que puede manifestarse como hipersensibilidad retardada; en este tipo de inmunidad hay producción de IL-2, interferón gamma (IFN-gamma) y factor de necrosis tumoral (TNF, por su sigla en inglés de tumor necrosis factor) y los macrófagos activados. Los fagocitos están dotados de gránulos lisosomales que contienen una gran variedad de enzimas y otras proteínas como las defensinas, que destruyen los parásitos dentro de los fagosomas mediante varios mecanismos. Uno de ellos es el oxidativo, con la formación del superóxido, que es tóxico para los parásitos. Igualmente, se puede producir óxido nítrico (NO, por su sigla en inglés de nitric oxide) a partir de L-arginina, el cual es tóxico para los parásitos. La susceptibilidad de las células parasitarias a los productos anteriores, depende de la habilidad para neutralizar los radicales. Por el contrario, las células Th2 producen IL-4, IL-5, IL-6 o IL-10, con una buena respuesta de la síntesis de anticuerpos, pero con incapacidad para destruir los parásitos intracelulares.23

En algunas infecciones por protozoos intracelulares, los macrófagos se aglomeran en colonias y células gigantes para formar granulomas en los tejidos como ocurre con las larvas o los huevos de helmintos localizados en los tejidos y con ciertos protozoos como Leishmania.

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