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II. CÓMO DEBERÍA SER UNA BIOGRAFÍA CIENTÍFICA SOBRE UNA PERSONA DEL OPUS DEI

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Una biografía científica se planteará, lógicamente, como un trabajo de investigación, no de divulgación. Los requisitos que la rijan, por tanto, deben ser los propios de la investigación científica en el ámbito de la historia. Siguiendo a Javier Tusell, María Gloria Pérez Núñez los compendia en tres: conocimiento exhaustivo de la bibliografía relacionada con el personaje biografiado, consulta de fuentes documentales originales y, como consecuencia de lo anterior, aportación de algo nuevo a lo que ya se conocía sobre el hombre o la mujer que es objeto de estudio6.

Es necesario, en primer lugar, partir de un buen conocimiento de la bibliografía existente sobre la persona de la que se quiere escribir una biografía y sobre su contexto vital: más aún, un conocimiento exhaustivo, si nada lo impide. Así, por ejemplo, si en la biografía de una persona hay que referirse a la guerra civil española, no se puede ignorar el conjunto de lo que se ha investigado sobre ella, aunque naturalmente es imposible dar cuenta de todo. Es preciso darse cuenta, entre otras cosas, de que la guerra civil es una tragedia que no solo ha afectado a esa persona, sino a prácticamente todos los españoles: a unos de una manera y a otros de la contraria. Esto ayudará a no ser unilateral: a no tomar, por ejemplo, solo la información de uno de los bandos. En general, en temas conflictivos conviene ser muy comedido. Lo mejor es citar bibliografía plural, evitando los extremos, pero no omitiendo a quienes son referencia obligada sobre el tema en cuestión y, por tanto, un historiador debe conocer bien. Por ejemplo, volviendo al caso de la guerra de España, ni citaría solo a Vicente Cárcel Ortí ni solo a Ángel Viñas. Otra posibilidad es referir los hechos de modo resumido pero completo –y no tendencioso− y no citar bibliografía, sobre todo en relación con hechos sobre los que se presume que todo lector tiene ya una opinión propia. Es mejor, a mi modo de ver, no citar a nadie que citar unilateralmente.

Por lo que respecta a la documentación inédita con que toda biografía científica de un miembro del Opus Dei debería contar, no hay que pensar que el Archivo General de la Prelatura del Opus Dei, que algún día se abrirá a los historiadores (de momento el acceso es muy restringido, pues buena parte de sus fondos están aún sin clasificar), puede aportar mucho. Yo he encontrado en él mucha documentación sobre Salvador Canals al trabajar en su biografía, pero el de Canals es un caso muy especial, porque durante muchos años su vida discurrió en relación directa con el aparato de gobierno del Opus Dei. En la mayoría de las personas del Opus Dei esta situación no se da, y de ellas lo que se puede encontrar en el AGP es muy poco. Lo normal es que sea en el archivo de la familia del interesado, o de las instituciones para las que ha trabajado, donde se conserven las fuentes documentales que permitan seguir el rastro de su historia. Se supone que alguien de quien se escribe una biografía habrá tenido alguna relevancia, por lo que es lógico que se conserven de él algunos papeles personales. Entre los papeles de Rafael Calvo Serer, por ejemplo, Onésimo Díaz, autor de la biografía más completa que de él se ha publicado, ha encontrado, en el CSIC y también en otros sitios, datos de gran interés.

Además, habrá que recoger los testimonios de quienes han conocido al biografiado, si todavía viven, sabiendo, de todos modos, que con los años la memoria borra o confunde muchas cosas. También habrá que tener en cuenta que con frecuencia las evocaciones post mortem, sobre todo cuando proceden de parientes o amigos del difunto, raramente contienen apreciaciones peyorativas sobre él. Al contrario, suelen ser extremadamente encomiásticas. Aun así, esos recuerdos, orales o puestos por escrito, son útiles y hay que conocerlos, porque no solo contienen admiración y alabanza, sino también datos objetivos que quizá no se van a encontrar en ningún otro sitio. El reto está en utilizar ese material de modo que se evite que las apreciaciones subjetivas contaminen los hechos objetivos.

El tercer requisito es aportar algo nuevo. En efecto, si después de haber consultado toda la literatura y todos los archivos en relación con un personaje no se dice nada que no se haya dicho ya antes..., el esfuerzo, claramente, no ha valido la pena. Se entiende que la aportación ha de tener cierta relevancia: si solo aparece una factura de la luz, mejor dejarlo estar. Pero algo siempre se encuentra, ya sea porque se da con un documento revelador de un hecho significativo o porque, a partir de los datos que se reúnen, se ofrece una nueva interpretación o composición de lugar sobre algún tema que sea, directa o indirectamente, objeto de estudio. Por ejemplo, pienso modestamente que en la biografía de Salvador Canals he puesto de relieve la existencia de lo que se puede llamar la “generación de 1940”: un grupo muy homogéneo de miembros del Opus Dei, decisivos en la expansión de la organización fuera de España al término de la Segunda Guerra Mundial, que nacen en torno a 1920, se adhieren al Opus Dei en torno a 1940 y, en muchos casos, en torno a 1950 se ordenan sacerdotes. La circunscripción italiana del Opus Dei, por ejemplo, contó en sus inicios con siete sacerdotes españoles de este grupo (y dejo aparte los laicos). En el libro en el que estoy trabajando ahora sobre Tomás Alvira, el primer miembro casado del Opus Dei, espero poder mostrar, aunque solo sea como hipótesis, que hay un momento importante en la configuración de la actividad pastoral del Opus Dei, en los años sesenta, en que la tarea formativa con jóvenes, sin excluir su ámbito tradicional, que es el de los estudiantes universitarios, empieza a desplazar su eje, poco a poco, al de los alumnos de enseñanza media, por presión, en parte, de algunos padres de familia.

Por último, habría que decir algo también sobre la objetividad del escritor de biografías y, más en general, de quien hace investigación histórica. La exigencia de objetividad, de distancia, de independencia, invocada por alguien como yo, que forma parte del Instituto Histórico san Josemaría Escrivá, el ente oficialmente encargado del estudio de la historia del Opus Dei, quizá parezca a algunos inauténtica. Diré, en primer lugar, que la independencia intelectual no está reñida con la dependencia orgánica. Por ejemplo, tantas veces ha de ser el Estado quien patrocine la investigación histórica, y eso no significa que el investigador vaya a ser parcial en favor del Estado. Por lo demás, yo ahora estoy hablando de las biografías de miembros del Opus Dei en general, no solo de las que pueda publicar el Instituto Histórico san Josemaría Escrivá. Sería de desear que también en muchos otros ámbitos se publicaran biografías científicas de numerarios, agregados y supernumerarios. Por ejemplo, a mí me ha parecido bastante interesante una biografía de 700 páginas de Álvaro d’Ors, el eminente especialista en Derecho Romano, que ha salido en España en 2020, escrita por su yerno Gabriel Pérez Gómez.

En el caso de las biografías de gente del Opus Dei, la independencia con respecto al Opus Dei se manifiesta, en primer lugar, en tener muy claro algo obvio: que no existe solo el Opus Dei, sino también la experiencia individual del Opus Dei, irreductible a esquemas fijos y distinta en cada caso. Por ejemplo, Ranke definía la biografía como el encuentro entre una personalidad con sus cualidades innatas y las condiciones en que nace y se desenvuelve7, y ante esto el historiador puede plantearse: ¿la vocación al Opus Dei pertenece a lo innato o a lo ambiental? Teológicamente, diríase que pertenece a lo innato: siempre se ha dicho que estamos en la mente de Dios desde antes de nacer, que Dios escoge a sus elegidos desde antes de la constitución del mundo, etc. Pero históricamente no se pueden considerar las cosas de modo tan apriorístico: el Opus Dei se presenta siempre al biografiado como un dato externo con el que va a interactuar, antes de reconocerlo dentro de sí.

En relación con esto, ser independiente significa también no caer en la tentación de pensar que la vida de un miembro del Opus Dei es solo “vida en el Opus Dei”. Es muchas otras cosas: una determinada carrera profesional, una determinada presencia en el espacio público, una determinada familia, etc. Cuando escribí la biografía de Salvador Canals, un sacerdote del Opus Dei que fue juez de la Rota Romana, le puse un título quizá demasiado retórico: “El envés de la toga. Vida de Salvador Canals”. En la editorial no gustó, y a cambio propusieron: “Salvador Canals. Una vida en el Opus Dei”. Me opuse, y no conseguí recuperar “El envés de la toga”, pero sí conseguí, al menos, evitar “Una vida en el Opus Dei”. En la vida de Salvador Canals, ciertamente, el desempeño de funciones de responsabilidad en la marcha institucional del Opus Dei juega un papel muy importante, como he dicho antes, pero ni siquiera en este caso su vida es solo el Opus Dei. En algunas biografías, el Opus Dei estará más presente, en otras menos (en la de Álvaro d’Ors, por ejemplo, aparece poco), pero, si no se quiere dar una imagen deformada del biografiado, nunca será la única circunstancia vital de este.

Un último apunte acerca de lo que, en mi opinión, debería ser una biografía: no basta la exposición de los hechos, es decir, también ha de haber análisis. El relato meramente descriptivo, aunque teóricamente pueda parecer una garantía de imparcialidad, de hecho, no es nunca un relato imparcial y objetivo. Más bien lleva a confusión, pues se acaba optando por disponer los hechos en sucesión cronológica y es inevitable que se dé la impresión de que el hecho anterior da lugar al posterior, cuando tantas veces entre lo que uno hace cuando tiene veinte años y cuando tiene veintiuno, entre lo que hizo ayer y lo que hace hoy, no hay relación alguna o, si la hay, es muy débil. Es necesario ayudar al lector a entender las relaciones que puede haber entre unos hechos y otros y a situarlos en contexto, y esto requiere reflexión, análisis, discernimiento y explicación. Las explicaciones pueden ser causales (yendo del efecto a la causa) o finales. Las explicaciones finales son difíciles de establecer, pero naturalmente existen: detrás de toda acción humana siempre hay un propósito, con independencia de que se alcance o no se alcance, y a pesar de las incoherencias y pasos en falso que puedan darse, que el biógrafo honesto no deberá escamotear.

El Opus Dei. Metodología, mujeres y relatos

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