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III. LAS CUALIDADES DE UN BUEN ABOGADO DESDE LA PERSPECTIVA DEL INTERROGATORIO DEL PERITO

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Megargee Brown, autor de “El arte del interrogatorio”1) definió de forma sencilla al abogado litigante en el contexto del interrogatorio, enunciación que contiene una serie de notas características verdaderamente llamativas, pues, ciertamente, el autor sintetiza magistralmente las cualidades imprescindibles que configuran la excelencia de un abogado litigante al interrogar.

Si bien en la definición de Brown no se explican dichas cualidades, hoy me gustaría rescatarlas con una breve explicación del sentido que, en mi opinión, estas alcanzarían en el contexto forense.

Estas cualidades nos ayudarán a reflexionar sobre aquellas habilidades que se pueden adquirir, mejorar o fortalecer a la hora de interrogar.

1.º Profunda compresión de la naturaleza humana

El abogado interroga a personas con características muy diferentes, personas que se encuentran motivadas y condicionadas por múltiples factores que, de uno u otro modo, van a salir a relucir durante la declaración. Por ello, si el abogado comprende la naturaleza del ser humano, capacidad a la que está obligado como humanista, más fácil le será evaluar gran parte de los aspectos y facetas del perito que, sin duda, le ayudarán a extraer el máximo partido del interrogatorio.

2.º Claridad de pensamiento y de exposición

Interrogar es todo un arte y, para ponerlo en práctica, el abogado debe disponer de un pensamiento claro y sin interferencias, lo que le permita tomar con inmediatez decisiones y ejecutarlas a través de una exposición ordenada.

3.º Capacidad de comunicar mediante conceptos directos, sencillos y coherentes

La sencillez en la comunicación es patrimonio del buen abogado, y más cuando ejecuta un interrogatorio en el que el proceso de comunicación suele ser muy complejo; de ahí que transmitir su mensaje con claridad, sencillez, orden y coherencia es vital para el éxito de su actividad. De hecho, durante el interrogatorio, debe conseguir que los términos empleados por el perito en sus respuestas sean tan claros y sencillos como sus preguntas, alejando todo riesgo de complejidad técnica.

4.º Capacidad de formarse un criterio acerca de cuanto acontece en el juicio y de valorarlo sobre la marcha para actuar en consecuencia

Aquí se mezclan dos habilidades: por un lado, la atención plena que debe mantener el abogado durante el interrogatorio, de modo que debe estar pendiente no sólo de él mismo, sino igualmente del juez, del abogado contrario y de cualquier detalle a tener en cuenta para su estrategia; por otro lado, se exige una capacidad de reacción prodigiosa para evaluar y, sobre la marcha, tomar la decisión correspondiente.

5.º Autodisciplina

La persistencia y la tenacidad, sean cuales sean los obstáculos, es adorno del abogado, pues interrogar no es sólo acción, sino preparación y planificación exhaustiva, por lo que aquel que sea constante y disciplinado en todas estas tareas podrá lograr los objetivos pretendidos.

6.º Capacidad de transmitir una impresión de autoridad

Especialmente en el contrainterrogatorio, el abogado necesita transmitir autoridad, es decir, respeto a resultas del conocimiento sin fisuras de los hechos debatidos, del perito y del contexto en el que se desarrolla el interrogatorio. De esta forma, estará garantizado el control del desarrollo del interrogatorio del experto.

7.º Maneras siempre dignas y corteses

La autoridad antes expuesta no está reñida con la cordialidad en el trato y en el respeto al perito, regla esta esencial para poder realizar un interrogatorio controlado, en el que el abogado y aquel perito estén centrados en lo que están haciendo.

8.º Personalidad marcada, que ejerza influencia sobre quien entra en contacto con él, o con ella

Relacionada con la autoridad, la personalidad marcada llama la atención y diferencia a las personas de forma favorable, máxime cuando hemos de interactuar con personas a las que hemos de extraer declaraciones que, en ocasiones, no desean colaborar.

9.º Voluntad casi obsesiva de cuidar la preparación hasta el extremo

Un interrogatorio bien realizado exige una preparación meticulosa, lo que obliga a ser muy responsable para alcanzar un conocimiento completo del caso y una preparación y planificación absoluta del interrogatorio.

10.º Renuencia absoluta a usar subterfugios y triquiñuelas

Honestidad y lealtad al interrogar, pues los comportamientos poco éticos y deontológicamente incorrectos sobran en un buen interrogador y, además, generan en el juez una percepción de falta de credibilidad.

Como dice el propio Carofligio, este es un decálogo casi perfecto al que podría añadírsele un undécimo requisito que han de reunir abogados y fiscales y, por supuesto, también los jueces: “ejercitarse con dedicación responsable y tenaz en todo lo relativo a la práctica de la prueba, cultivando al tiempo la tolerancia intelectual y el sentido de los límites”.

El interrogatorio del perito en juicio

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