Читать книгу Memoria, historia y ruralidad - Sebastián Alejandro González Montero - Страница 8

§2. Métodos

Оглавление

“Las nuevas miradas de la comprensión de la historia y la memoria” de Robert Ojeda Pérez expone la tesis de que al revisar la historiografía se pueden apreciar los distintos enfoques con los cuales se ha divulgado y enseñado la historia en este país. Tanto la investigación como la enseñanza de la historia requieren de una ética en la que se presente la intención discursiva del emisor y del investigador. Ojeda hace énfasis en la importancia de la intención política de la historia al querer promulgar la memoria de una sociedad. El autor defiende la idea de promover que a la hora de investigar y de enseñar la historia se tengan en cuenta a los distintos participantes de una comunidad con el objetivo de poder construir nuevas dinámicas de ciudadanía participativa desde un lugar común de convivencia.

En “Utilidad de una hermenéutica del testimonio y consideraciones metodológicas de la atestación”, la profesora María Cristina Sánchez León esboza la idea según la cual, problemas como la narrativa y la reconstrucción de la memoria histórica son motivaciones fundamentales para elaborar una reflexión conceptual que debería poder salvar la fortaleza metodológica de la hermenéutica del testimonio y la presencia de la atestación. Su hipótesis es el camino que dicha hermenéutica debería dejar ver, el tránsito desde una criteriología del símbolo a una filosofía reflexiva que garantiza, en la acción de testimoniar, la novedad radical e innovadora de quien aparece como testigo. La narración se muestra así como una capacidad histórica que pone en acción la confianza y la fiabilidad como señales de una voluntad absoluta del testigo.

En “Devenir e historia: sobre cómo considerar el comienzo de una vida nueva”, la idea central es que la hipótesis del cambio social sencillamente orienta hacia el problema general de las resistencias difusas. El profesor Sebastián Alejandro González sostiene que abordar la cuestión de cómo cambian y se transforman las sociedades depende de acotar el terreno de la investigación más allá de los fenómenos de rechazo, inconformidad y divergencia colectiva. Desde ese punto de vista, el reto por enfrentar es el saber diferenciar entre 1) las campañas, cuyo esfuerzo colectivo se traslada a la reivindicación política; 2) las coaliciones en las reuniones públicas, los mítines, las manifestaciones, peticiones o declaraciones, procesiones solemnes y vigilias; y 3) los fenómenos de innovación social. Se trata de mostrar que se pueden considerar los movimientos sociales en el contexto de situaciones decisivas de la transformación radical de la experiencia social, ganando en una definición que excede la cuestión del activismo popular y la lucha por la transformación política del Estado. Al final, se reafirma la hipótesis filosófica sobre el hecho de que considerar el comienzo de una vida nueva sirve de orientación sociológica general en el terreno de la investigación práctica.

En el capítulo “Nueva ruralidad”, Iván Rodríguez defiende la tesis según la cual, durante el siglo XX el campo solo fue concebido como la negación del desarrollo urbano, esto es, siempre ha estado asociado con nociones de pobreza, abandono, situaciones de trabajo insoportables, poca atención de salud y mala calidad de educación, y en el mejor de los casos, como un mero abastecedor de los insumos para el progreso de los centros urbanos. Según Rodríguez, esta concepción dio un giro con la ampliación de los intereses macroeconómicos, lo que incluyó al campo en el espectro del desarrollo (nueva ruralidad). Existe una tercera concepción de la ruralidad que se denomina nueva ruralidad, aunque se diferencia de la “nueva ruralidad” de perspectiva económico-productiva. Es una reflexión que se hace desde los mismos campesinos al estilo de los ejercicios de neocolonialismo (mediante ejercicios de reivindicación étnica, por ejemplo) donde intentan pensarse a sí mismos y entran como interlocutores válidos en diálogos sobre desarrollo sustentable o modos de producción. Todo esto en el marco de lo que podría denominarse la crítica a la modernidad radical o a la tardomodernidad (Beck). En el capítulo “Nueva ruralidad”, el profesor Iván Rodríguez se propone investigar esos ejercicios que en el horizonte reflexivo y emancipatorio mencionado se han realizado en los llanos del Casanare.

Cerramos con “Paisajes, voces y músicas: lo sonoro como aproximación a la construcción de memoria” de Carlos Román. En este capítulo se dice que los sonidos, considerados como objetos inmediatos de percepción auditiva, se configuran en diversos planos interpretativos como punto de simultaneidad de lo sensorial y lo cognitivo, lo que representa la transición del mundo físico al campo de lo perceptivo, y de allí a un contexto de comprensión y entendimiento. Considerar el sonido como punto de partida para aproximarse a una específica región y lograr caracterizarla en diversos aspectos socioculturales implica pues, un ejercicio de concentrarse en lo audible antes que en lo inteligible. Este trabajo abarca diferentes unidades conceptuales relacionadas con la dimensión sonora. En primera instancia, Román plantea la idea de la ecología acústica como esfera envolvente que singulariza las relaciones de los individuos con su entorno. Luego, analiza la voz y sus diferentes dimensiones como elemento generador de identidad y expresión, como génesis de las narrativas (considerando el habla y la escucha como actos generadores de testimonio) y como prácticas base de cualquier proceso comunicativo. Finalmente, Román analiza la música como fenómeno sonoro y su posible rol en procesos de consolidación de las comunidades.

Sebastián Alejandro González Montero

Editor

Memoria, historia y ruralidad

Подняться наверх