Читать книгу Laberintario - Sebastián Rodríguez Cárdenas - Страница 10
ОглавлениеLABERINTO 1
¡Ah!, el placer de leer juntos, es casi el mismo placer que leer solos, solo que acompañados, solos, solo. Obvio. Solo o sólo. Leíamos juntos a Joyce: A sugarsticky girl, God wants blood victim. Base barreltone voice1… Después se volvía y preguntaba ¿en qué puede trabajar una mujer violada? Muy pocos buses. No tengo ni idea de cómo encontrarla, podría pasar en cualquier momento. Demasiados buses. Da igual… subirse y esperar. Ella siempre me miraba un poco extraño. Olor a bus con conductor. Noche de concierto y ni una sola idea. El viento tiene un sabor a arroz. Pupilas pequeñas, párpados pesados. Distorsionado, como perdido. ¿Y si quisiera matarme? «No, no creo», decía ella al otro lado del mundo. Cómo saber si los capullos florecen cuando nadie los ve. Unos senos gigantescos: los llamarían turgentes y he ahí un tópico. Ideas de concierto. Risas. «Ya, cálmate». Imperativo. Dolorde muela en la sien, como una perforación en la nada. Llueve un poco afuera, mejor tomar un taxi. ¿Bajas? No, bajo. Alicia en el violín, como Chopin en el piano. Una mujer violada podría trabajar de músico, no, claro que no, claro que sí, claro que no; demasiada compasión, es como ver a un sordo tocando… pero Beethoven… Beethoven no cuenta. Joyce no se lee solito. Lo ojos como un yunque, dos yunques. Un perfume a cal y azufre, silencio, nocturno por favor. Cómo te van fallando las aptitudes de psicópata! Enloqueces, nadie es mejor psicópata que yo. Vaya premio. Catafalco. Allá en frente hay siempre un catafalco, como el licor de uva, no de vid. Es como aprender a quitarse a la vez el pantalón y las medias. Falta protocolo, falta tiempo. Es un arte, hay que ser disciplinado, pero normalmente lo aprecian. 12:10. Tienes que aprender a escribir de día. Tú, usted, riqueza literaria. Hablando de rameras. Poetizas de fin de semana, deberían matarlas a todas! Te faltan signos de exclamación. No estoy tan alterado como parezco. Nunca te ha pasado que escribes algo y quieres firmarlo con un nombre completamente distinto al tuyo. No, nunca, pero hay gente así, es como un fetichismo por el pseudónimo. Ah claro, no es que a mí me pase. No, claro que no. Estoy en la región de Arica, siempre hemos estado tan cerca. ¿A qué horas se puede tomar el té? Con todos los signos, más riqueza literaria, la riqueza está en las formas o en las apariencias. Un esclavo ¿Por qué corres? Con toda libertad. Huir siempre es regresar. Tan fácil como leer o montar en bicicleta, la ironía de los iletrados ¿Se dice iletrados o analfabetas? Se dice infantes. Infantes son los escritores con pseudónimo. Pero hay que esconderse. ¿Le tienen miedo a la verdad? No, le tienen miedo a la mentira sobre su desaparición. Desaparecer es pronominal. Por supuesto que no, desaparecer es un acto político, siempre requiere de los demás.
* * *
Notas
1 Fragmentos del episodio 8 del Ulysses de James Joyce: Una niña azúcarpegajosa (…) Dios quiere víctima de sangre (…) Voz de bajo barríltono.