Читать книгу La vida instantánea - Sergio C. Fanjul - Страница 47

5 de junio de 2017 · 110 likes

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Usera, barrio de enigmático dragón y trenza afrolatina, paraíso ribereño de ladrillo visto y toldo verde botella. Usera, barrio de cadera ancha y sabrosura, laberinto de plazas de trap bachatero, con bitches y con gunis, y outfit de mercadillo. Las gitanas venden cerezas en la esquina, los currelas crepusculares se aprietan cubalibres en infinitos grasabares de delirio. Aquí no hay rollitos primavera, aquí reside la Verdad más gastronómica del Oriente más lejano. Usera, tus muros se cubren de grafitis malos y pósters arrancados de fiestas caribeñas. Oh, döner kebab lujurioso, oh, fósil de orgullo obrero, oh, ciudad de los currantes, introdúcete en mis céntricas entrañas.

Nosotros, Los Peligro, siempre hemos sido mucho de ir a patearnos los barrios periféricos, a ver si así nos proletarizábamos un poco, como aquellos jóvenes comunistas del antifranquismo que se venían por aquí y se metían en las fábricas a ver si encendían un foco de revuelta bolchevique. Ahora, decíamos ayer, nos hemos venido a vivir unos días, a cuidar al chucho, y la experiencia usereña cobra nuevas dimensiones, no por esperadas menos sugerentes.

Es cierto que los centralinos nos venimos del centro a los barrios obreros un poco como los viajeros románticos ingleses se iban a Andalucía, en busca del prodigio exótico y populachero, como gentrificadores con contrato temporal, y vaya si lo encontramos, porque en estas calles hay alegría, aires aventureros, abuelas icónicas apostadas como francotiradores en Sarajevo, color colorido, basura, litrona, porro y buenrollismo. Hay para ver lo que queremos ver. La humilde paz.

Además, ahora lo de los barrios como que está de moda: el amable Ayuntamiento anda con el asunto del reequilibrio territorial entre centro y periferia, tanto en lo económico como en lo cultural, la descentralización del mondongo, y diversos colectivos artísticos, arquitectónicos y así andan desarrollando iniciativas barriales. Curiosamente, casi toda la gente interesada en estas cosas que conozco no vive en los barrios destartalados del sur sino en las zonas turistificadas del centro (como nosotros mismos). Y no queremos mudarnos aquí y coger metros mañaneros.

Pero a mí me flipa la historia de las asociaciones de vecinos de estos distritos sureños que durante el desarrollismo franquista y la Transi lucharon heroicamente para adecentar estos sitios cuando eran barrizales de chabolas sin agua corriente ni luz eléctrica en plena Edad de Oro del capitalismo socialdemócrata. Y lo consiguieron. Sin embargo, nada es lo que era: yo he entrevistado a la gente de estas asociaciones de solera y de bravío y siguen siendo los de antes, pero ya viejitos: la juventud y la inmigración que ya conoció cierto bienestar decidió pasar de todo, como es natural en tiempos individualistas y conformes.

Por lo que merece la pena venirse a Usera, y a Villaverde, y a Carabanchel, y a la profunda Vallecas, es para comprobar que existe la injusticia económica y social (la gente que vive aquí tiene salarios menores y mayor desempleo, paradójicamente, también peores servicios públicos), y que no vivimos en un supuesto mundo sin clases tan de Fin de la Historia. Que toda esa mierda neoliberal del mérito y la igualdad de oportunidades es precisamente eso, una mierda.

La vida instantánea

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