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Introducción


Una vida sin examinar es una vida que no merece ser vivida”. Sócrates.

Los seres humanos somos una especie compleja (que no es lo mismo que ser complicado), pues la vida se compone de elementos diversos que deben relacionarse entre sí para vivir en armonía. Y aun así, muchas veces nos contentamos con respuestas simples a problemas que requieren de un mayor análisis. A esto se suma que también nos habituamos fácilmente a la comodidad de lo sencillo, de lo que está dado. Ese es el caso del tema que nos ocupa. Conocer y descubrir nuestra relación con el propósito requiere de mucha reflexión y autoconocimiento, pues comprenderlo a cabalidad implica necesariamente indagar en nuestra complejidad humana. Se trata de un proceso que comienza desde lo más íntimo y personal para luego abrirse al mundo y desplegar todo su esplendor en él.


Mientras elegía el título de este libro, pensé varias veces en ponerle así: ¿Qué carajo es el propósito? Pero, probablemente, no era lo más adecuado. Si bien el propósito es un concepto muy utilizado por las personas, empresas e instituciones, lo que me intrigaba era la variedad de significados que se le daban al concepto. De hecho, hay tantos significados como fuentes consultadas y todos son de carácter más bien enunciativo, ninguno de ellos conceptualiza este tema y presentan puntos de vistas más bien parciales.

Partamos por lo primero que hace uno cuando no sabe algo: Google. Ahí encontraremos una serie de conceptos, como por ejemplo:

- El propósito del ser humano es el sentido que otorga a su vida.

- El propósito responde a preguntas existenciales como “por qué” y “para qué”.

- El propósito es avanzar hacia una meta o proyecto que queremos alcanzar.

Estas definiciones no me eran suficientes para explicar lo que me estaba pasando. Encontraba solo eso y necesitaba saber más. Si bien el propósito suena como un concepto relativamente sencillo, sentía que era algo difícil de explicar holísticamente.

Debo reconocer que resulta sorprendente la capacidad que tenemos los seres humanos de hablar sobre cosas que no entendemos. Yo hablaba de propósito con todo el mundo, pero en realidad ahora me doy cuenta de que estaba lejos de comprender de porqué hablaba realmente. Mientras estaba escribiendo este libro, le pregunté a distintos “expertos” en la materia qué significaba para ellos o cómo lo definían. Solo uno de ellos logró esbozar un concepto más allá de una breve definición. Ni les cuento lo que pasó cuando pregunté cómo definirían una empresa con propósito. Ahí no obtuve ni una sola respuesta coherente o clara, aunque este es otro tema que será, espero, objeto de un próximo libro.

Existen varios autores que han aventurado una definición. La gran mayoría de ellos concuerda en que el propósito es importante porque:

1. Nos brinda dirección.

2. Nos permite encontrar el sentido de nuestra vida.

3. Nos invita a trascender al contribuir a algo más grande que nosotros mismos.

Esta información ya era un buen comienzo, pero sentía que aún era insuficiente. ¿Qué significa cada una de estas aseveraciones?

También me encontré con autores, artículos y blogs en internet que acercaban el propósito a otros conceptos como la pasión, la vocación, esa chispa, o un llamado en la vida, lo que se conoce habitualmente en los países anglosajones como calling. Me preguntaba si estas ideas eran distintas entre ellas o tan solo diferentes formas de referirse a lo mismo. Justamente, la escritura de este libro me ha permitido darme cuenta hasta qué punto el propósito es un concepto que sobrepasa, en riqueza y complejidad, todas las ideas anteriores.

Por otro lado, en el proceso me encontraba con personas que me desalentaban. Para muchos, estos temas son del primer mundo y no aplican a países en desarrollo o en vías de desarrollo, como los latinoamericanos. Pero basta con mirar a nuestro alrededor para descubrir que nos hemos transformado en víctimas de nuestro propio ego. Ese que nos lleva a construir una falsa imagen de nosotros mismos para protegernos ante las agresiones del mundo. Y víctimas ante la voracidad de éxito. Los problemas de salud mental relacionados al estrés, desórdenes de ansiedad y los casos de depresión, se han ido por las nubes en los últimos treinta años, a pesar de que el PIB per cápita ha ido en aumento. Si bien no podemos negar que aún existen carencias materiales que saciar, la crisis que estamos presenciando no es de tal naturaleza, sino que es existencial, espiritual.

Comprendo la resistencia, pero tengo certeza de que la gran barrera para avanzar en esta línea es conocer realmente de qué hablamos cuando hablamos de propósito. Después de mucho buscar, me di cuenta de que la única manera de poder desarrollar y comprender a cabalidad el concepto era indagando en distintas disciplinas o ciencias. Las respuestas no estaban enteramente en la psicología positiva, sociología, antropología, filosofía, teología o neurociencia, sino parcialmente en todas ellas.

En ese momento comenzó un gran desafío. Empezar a estudiar ya no lo que estaba disponible para el público en general, sino que toda la literatura especializada que podía encontrar al respecto, tesis doctorales, artículos científicos y libros filosóficos, entre otros. Entonces, tuve que aprender a desaprender todo lo que había leído y escuchado hasta el momento y ponerme a estudiar esto en serio. Me guiaba un solo norte: tener una visión holística de qué es el propósito para lograr culminar esa transformación que estaba viviendo y que me permitiera descubrir cuál era mi propio propósito en la vida, si es que lo había. El resultado de esta búsqueda es lo que quiero compartir en este libro con ustedes.

Todo conocimiento que busques meramente para enriquecer tu propio saber y acumular tesoros personales, te desviará del camino. Pero todo conocimiento que busques para madurar en la tarea del ennoblecimiento humano y de la evolución cósmica, te hará adelantar un paso más”.

Rudolf Steiner.

El propósito no era lo que yo creía

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