Читать книгу Yi jin jing - Teresa Menchén Rodríguez - Страница 9
ОглавлениеCapítulo 2
Salud en Oriente frente a salud en Occidente
En el Canon deMedicina del Emperador Amarillo (Hoang Ti NeiJing)aparece, en el capítulo titulado “De los distintos métodos de tratamiento para gente de diferentes regiones geográficas”, una conversación muy interesante entre el Emperador y su médico, Chi-Po.
Emperador Amarillo.– Una misma enfermedad puede ser tratada por los médicos con diferentes métodos, y todos los métodos distintos son igualmente efectivos para curar una enfermedad. ¿A qué se debe?
Chi-Po contestó: Esto se debe a las circunstancias geográficas de las distintas regiones. Dado el clima y la forma de vida de sus habitantes, la aguja de piedra fue inventada oficialmente en el este, la fitoterapia o tratamiento con hierbas en el oeste, la moxibustión en el norte, las agujas finas en el sur, y los ejercicios físicos terapéuticos y el masaje en la región central.
De esta conversación se desprende la idea de que las prácticas físicas de salud, conocidas como Chi-Kung o Qi-Gong, han formado parte de la medicina china desde la más remota antigüedad. En este capítulo se va a profundizar en los parámetros que definen la Medicina Tradicional China (MTC) tomando como referencia las diferencias que se establecen con la medicina occidental.
Antes de comenzar, es conveniente realizar algunas matizaciones. Para acercarse a la MTC, el hombre occidental debe superar algunos patrones mentales y tomar conciencia de la existencia de otras formas culturales de interpretar y explicar la fisiología y la anatomía corporales y de afrontar el concepto de la salud.
Occidente se ha acercado con cierta ambivalencia a la medicina oriental: con desprecio, por considerarla como “curanderismo excéntrico” al no adaptarse al modelo de “medicina moderna científica”; o idealizándola y mitificándola por su filosofía holística, el concepto de energía y su gran antigüedad. Pero independientemente del punto de vista que se adopte, lo cierto es que la MTC ha subsistido durante siglos, no sólo porque sus técnicas producen resultados tangibles, sino también porque encarna una filosofía coherente que integra muchos aspectos de la vida humana.
Cuando se habla de MTC no hay que confundirse y pensar en una medicina exclusiva y única. Lo que se conoce hoy en día como China ha sido una región poblada por numerosas étnias locales, cada una de las cuales disponía de su propia tradición médica, que se habrían influido de vez en cuando entre sí; luego hay muchas fórmulas de MTC, aunque el gobierno actual chino está recopilando todas estas prácticas médicas de forma oficial para conferirles una cierta unicidad.
Unschuld (2004) y Hammer (2002) afirman que antes de 1950 no existía ningún sistema cerrado de teoría y práctica que pudiese recibir el nombre de MTC. Esta denominación aparece por primera vez en 1958 cuando por intereses políticos de la República Popular China se crean las bases, a nivel gubernamental, de lo que se quiere mostrar a Occidente como la Medicina Tradicional China, y alcanza su expansión actual en 1986, cuando se aprueba un programa oficial sobre los planes de estudio en la formación profesional médica.
Las bases de partida que van a diferenciar la medicina oriental de la occidental, según Kuriyama (2005), no sólo se establecen desde planteamientos intelectuales distintos, sino también desde parámetros de percepción y sensación diferentes. Para hacer más clara esta idea, se puede observar simplemente la representación anatómica realizada por ambas tradiciones (figs. 1 y 2).
Como se puede observar, unos centran su atención en el músculo, mientras que los otros ponen el acento en lo sutil, en unas líneas o trayectos energéticos denominados meridianos. Kuriyama formula una pregunta de gran importancia: ¿por qué la tradición china no daba importancia a los músculos?, ¿estaban ciegos?, ¿cómo pudieron pasar por alto uno de los rasgos más visibles y evidentes del cuerpo humano? La respuesta está en que nos enfrentamos a dos formas de percepción diferentes.
La representación del cuerpo en Occidente, centrada en el músculo, quizá tenga sus raíces en la antigua Grecia (sólo hace falta mirar las esculturas de la época para entenderlo), en la importancia de la tradición médica de la disección, que fue más importante que en la cultura china, y en el propio Galeno, uno de los padres de la medicina occidental, que vio en el músculo el medio que nos permite actuar en el mundo físico según los dictados de nuestra conciencia, es decir, que nos permite elegir cuándo, cómo y qué hacemos.
El acento sobre el músculo en nuestra cultura ha influido en el desarrollo de una actividad física referenciada por el ideal del atleta griego de los Juegos Olímpicos, expresado a través del lema “citrus, altius, fortius”. Una actividad que busca lanzar más lejos el disco o la jabalina, que tiene el gimnasio y las pesas como apoyo, y que concede más importancia así a lo que se podría cautelosamente definir como lo externo y la apariencia.
Las raíces de la importancia del mundo sutil en la cultura oriental, que también ha caracterizado su actividad física, hay que buscarlas, entre otros aspectos, en su tradición filosófica y espiritual. Como ejemplo, se puede destacar el desarrollo de las artes marciales externas e internas parte del mundo religioso del budismo y el taoísmo. El primero, conectado con grandes figuras históricas de la talla de Lao Tse o Chuang Tse y las teorías del Tao, el Yin y el Yang, el Chi, los meridianos o el I Ching, y el segundo, con figuras como el monje indio Bodhidharma, la tradición del yoga y el ayurveda.