Читать книгу Economic corridors in Asia : paradigm of integration? A reflection for Latin America - Varios autores - Страница 25
5. ALGUNAS CONSIDERACIONES CONCLUSIVAS SOBRE LA PROYECCIÓN INTERNACIONAL DE CHINA Y SU IMPACTO EN LATINOAMÉRICA Y COLOMBIA
ОглавлениеDesde 2013, China muestra una postura más activa en el escenario internacional y una estrategia de largo plazo que parte de la importancia del Estado nacional y que amalgama sus propósitos nacionales a una retórica globalista por parte de sus autoridades, para aprovechar la actual coyuntura en favor de una diplomacia afincada en los principios de coexistencia pacífica, pero remozada por el nuevo pensamiento sintetizado en el “Sueño chino”.
Este capítulo ha pretendido mostrar que el ascenso chino tiene bases que se remontan a las reformas modernizadoras de finales de los años setenta; describe la manera en que Beijing pretende integrar África, Asia y Europa consolidando su conectividad e infraestructura, y usar en su beneficio la importancia logística y estratégica de Asia central. Propósito que, como se mostró, no está exento de obstáculos tanto económicos como políticos. De esta manera, Obor se constituye hoy en la principal guía de inserción externa de China con claros objetivos de orden doméstico, articulados a su proyección geoeconómica y geopolítica que es lo que genera recelo y conflictos con terceros países, como sucede con la India.
Hoy el gigante asiático tiene la voluntad y las capacidades materiales para concretar su going abroad, buscando internacionalizar sus empresas públicas y privadas; crear una demanda externa para sus enormes excedentes industriales, tecnológicos y de capital; fomentar mercados en regiones como Asia central. Cuatro décadas de sólido crecimiento le permiten jugar en varios niveles, desde impulsar Obor con sus corredores terrestres y ruta de navegación conectando el nordeste de su territorio hasta Holanda, pasando por oriente medio y el oriente de África; afianzar su peso político con la integración de Eurasia; crear nuevos mecanismos de financiamiento internacional y regional encabezados por instituciones como AIIB, CDB y el NDB, todo esto acompañado de un fortalecimiento y modernización de su marina para desarrollar un despliegue en el mar de China y el océano Índico a través del dispositivo militar del “collar de perlas”, garantizando seguridad a su comercio y flujo de recursos energéticos desde Hainán hasta el cuerno de África.
Todo lo anterior, se orienta no a substituir súbitamente a Estados Unidos como primera potencia mundial, sino a consolidar su hegemonía en el este de Asia, tarea nada fácil considerando la presencia estadounidense y los intereses de Japón, Corea del Sur, Australia e India.
En este contexto, cobra especial importancia la invitación del presidente chino a los países latinoamericanos para sumarse a Obor; propuesta que no solo se promueve como mutuamente beneficiosa en términos, por ejemplo, de la interconectividad de infraestructuras, desarrollando líneas de transporte que articularían los litorales chinos con las costas suramericanas. Invitación que ya ha sido aceptada por Panamá, Antigua y Barbuda, Trinidad y Tobago, Guyana y Bolivia, esta última con la expectativa de un corredor bioceánico que pasaría por su territorio (Lissardy, 2018).
En el caso de Colombia y como plantean Cepero y Moreno (2013), las relaciones comerciales han mostrado un reciente dinamismo lo cual se traduce en un intercambio que alcanza los 12,9 miles de millones de dólares (Embajada de Colombia en China, 2019); que, sin embargo, coexiste con una balanza comercial desfavorable y una oferta exportadora limitada al petróleo y el carbón (Clavijo, 2018).
Este dinamismo tiene ejemplos palpables como el caso de “convergencia cultural” de la multinacional Mansarovar Energy (integrada por Sinopec de China y ONGC Videsh de India), la quinta compañía más importante del sector, con proyecciones de triplicar su producción petrolera en el país llegando a 130 mil barriles diarios en 2020 (Pinto, 2016; Portafolio, 2015).
Paralelamente, Colombia podría beneficiarse con inversiones chinas actuando como plataforma exportadora del país asiático hacia Estados Unidos con cero arancel y menores costos de transporte en sectores como calzado, productos metalmecánicos, manufacturas plásticas, artículos de cuero, utensilios de cocina, papel, autopartes y muebles (Portafolio, 2012).
Así mismo, en el marco de la Alianza Pacífico, y en el plano bilateral, puede buscar desde dinamizar y equilibrar su comercio, hasta acceder a capital y tecnología para desarrollar la pobre infraestructura del Pacífico, lo que incluye desarrollar la logística del transporte multimodal. De esta manera, a través de una política exterior más asertiva y diversificada, Colombia podría posicionar su interés nacional en el marco de la estrategia compleja y parsimoniosa con que China viene posicionándose en el este asiático y transformando el juego de poder internacional.