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PRÓLOGO

Mientras escribo estas líneas para presentar y celebrar lo mejor del periodismo escrito en Chile en 2020, llegan noticias terribles de Bielorrusia: el dictador Alexánder Lukashenko envió un cazabombardero para obligar a un avión de línea a aterrizar en su territorio y así detener a un joven periodista opositor que viajaba a bordo. Al redactar estas líneas, no se conoce el destino de Román Protasévich, fundador y editor jefe del canal de noticias Nexta, que transmite por la red de mensajería Telegram.

Nexta es parte de la vibrante y valiente ola de nuevos medios para un nuevo público. Transmitía en vivo para la juventud bielorrusa lo último de las protestas contra unas elecciones amañadas y la represión feroz de la policía. La amenaza de los líderes autoritarios y corruptos, en cambio, es más vieja que la imprenta de Gutenberg, mucho más vieja que los testimonios de la bielorrusa Svetlana Alexiévich de las madres de los soldados muertos en Afganistán y las viudas de los bomberos achicharrados en Chernóbil.

En América Latina las cosas no están mucho mejor. Decenas de periodistas como Javier Valdés y Miroslava Breach fueron asesinados en estos años por mafias del narco en México, la prensa libre es perseguida por informar sobre los desaparecidos en las revueltas de Colombia, y en Chile, si bien no se llega a esas cotas, el año pasado y este aumentaron los ataques del poder a la credibilidad y veracidad de los periodistas independientes.

También periodistas chilenos fueron vigilados por las fuerzas del orden, como Mauricio Weibel por el Ejército, cuyos negocios estaba investigando. Como el mismo Weibel denunció en televisión, en regiones muchos colegas son vigilados y amenazados, y están más expuestos y menos protegidos.

Muchos periodistas fueron detenidos, golpeados y sus instrumentos de trabajo fueron arrebatados durante el estallido. Un estudio del Observatorio del Derecho a la Comunicación cifra en 69 los casos de detenciones de periodistas en 2020, el mayor número desde la dictadura. Entre estos se encuentran los colegas Paulina Acevedo y Álex Cuadra, quienes fueron detenidos ilegalmente por Carabineros este año.

Un caso grave de ataque a periodistas, cuyos autores todavía no han sido identificados, se produjo contra el equipo de TVN dirigido por el periodista Iván Núñez, en la región de BioBío. Terminó con el camarógrafo Esteban Sánchez herido con cinco impactos de bala, los que lo dejaron con la pérdida de uno de sus ojos.

Todos estos casos nos llevan a estar alerta, denunciar los ataques a la prensa y la libertad de expresión y defender la información libre, que es uno de los valores centrales de un país democrático. Los que crecimos bajo dictadura, ya sea aquí o en países como el mío, Argentina, sabemos cuánto se pierde cuando una sociedad no puede contar con un periodismo libre, veraz, sólido y respetado.

Por eso es tan importante reconocer el trabajo que se logró hacer bajo extenuantes circunstancias, en medio de una triple crisis —de la economía nacional, de los medios y de las condiciones en que debieron trabajar los reporteros y editores—. Entre otras circunstancias, quienes lean este libro en años venideros deben saber que todo lo aquí publicado se investigó, escribió y editó bajo un toque de queda que comenzó en octubre de 2019 y que cuando escribo estas líneas, en mayo de 2021, pasó de ser una respuesta al estallido a intentar contener la pandemia sin pausa, y todavía rige.

Este libro es un reflejo de estos tiempos convulsos y fascinantes. Surgieron nuevos personajes perfilados, entrevistados, denunciados y celebrados en estas páginas: la clase media harta, los movimientos sociales (mujeres, indígenas, jubilados sin jubilación, enfermos sin hospital, trabajadores sin empleo, familias sin hogar, inmigrantes sin futuro). Los trabajadores de la salud y la educación, menospreciados por los millonarios de las finanzas y ahora convertidos en los esenciales.

Los jóvenes sin miedo que nos legaron un concepto nuevo: primera línea.

En estos reportajes, crónicas, entrevistas e informes de investigación se encuentra una vista atrás a los 30 años que colmaron el vaso con los 30 pesos. Una mirada a las instituciones otrora intocables, como los carabineros y los militares. Y nuevos dramas, como el narcotráfico, que se apropia de los barrios humildes y del futuro de los jóvenes sin futuro, como el protagonista del estremecedor texto ganador.

En estos relatos se cuenta cómo se queman iglesias y universidades, arden llantas y bancos de madera, se lastiman ojos, se gasea y balea y se encarcela injustamente a manifestantes, se usan cartuchos de gas lacrimógeno como munición y cómo en casos extremos carabineros ebrios balean a mansalva y otros disfrazados de manifestantes incitan a la violencia.

Autoras y autores denuncian fraudes y robos privados y públicos, lamentan las muertes por coronavirus, celebran el enorme esfuerzo de los profesionales de la salud y cuestionan las cifras oficiales de la pandemia. Investigan un proyecto minero y la pesca ilegal. Viajan con un kawéskar y narran el horror de una mujer maltratada encerrada con su agresor. Como potente ejemplo de investigación de abusos sexuales contra las mujeres, dejan al descubierto el “me too” en el fútbol femenino. Y en las entrevistas, entre tanto protagonista joven en otras secciones, toman la palabra los sabios de la tribu: Claudio Bertoni, Ángela Jeria, Sol Serrano, Marta Cruz-Coke y Patricio Manns.

El periodismo que brilla en estas páginas no solo cuenta y explica con valentía la verdad. Nos ayuda a formar nuevas generaciones de un público ávido de saber, entender y participar con conocimiento de causa.

A las puertas de un proceso refundacional con la nueva constitución, lo más valioso del buen periodismo son sus lectores, oyentes, televidentes, usuarios activos. Es para ellos que tantos colegas se

juegan la salud y hasta la vida día a día en las calles y en las redacciones. Y también en las aulas: este año el premio universitario tuvo más postulantes que nunca, y de más universidades de todo el país.

¿Qué podrá encontrar un historiador del futuro en este libro sobre el periodismo de este año que comenzó en pleno estallido, siguió con una inesperada pandemia y terminó con un ilusionante referéndum para cambiar la constitución y soñar con un nuevo país?

Quienes organizamos el premio, el fervoroso ejército de prejurados y jurados, los autores y autoras de estos textos y sus editores, los fotógrafos, diseñadores e infografistas y el gremio entero pueden mirarse en el espejo de estos trabajos y sentir que falta mucho para construir el país deseado, pero que también hay mucho terreno ganado: calidad, rigor, ética, investigación acuciosa, preguntas punzantes, conclusiones sólidas, estilo que vuela y emociona.

Estas cosas, la mayoría dolorosas, injustas y repudiables, pasaron en 2020. Pero, con limitaciones y dificultades inimaginables unos meses antes, la cofradía de profesionales de la palabra pudo hacer excelente periodismo.

Roberto Herrscher

Director del Premio Periodismo de Excelencia

Universidad Alberto Hurtado

El mejor periodismo chileno. Premio Periodismo de Excelencia 2020

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