Читать книгу Tecnología y nuevos modelos de negocio para la paz - Víctor Moctezuma Aguirre - Страница 9

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Una de las referencias más explotadas como imagen de inspiración es el proceso que hizo realidad la misión del Apolo 11. Desde las historias de ficción de Julio Verne, hasta los que con esa inspiración diseñaron la tecnología necesaria para llevar al hombre a caminar por primera vez a la luna. Fue la suma de miles de acciones que se enfocaron en un propósito superior.

Esa capacidad de visualizar lo impensable y de hacerlo posible es a lo que se le denomina moonshot. Es una visión que se transforma en acciones en secuencia, en procesos que aseguran su cumplimiento y hacen posible alcanzar el objetivo en su totalidad. Es mucho más que solo ideas en un plan: se trata de una cultura que moviliza los recursos, concentra los talentos y enfoca las decisiones.

Aquí caben tanto los pragmáticos como los idealistas y rebeldes, siempre y cuando haya claridad en que el objetivo, y cumplirlo, es lo único importante. Es desde distintas miradas que el ensamble de oportunidades realmente originales se constituye. En este tipo de proyectos el plazo es complejo, los recursos se deben inventar y la ambición se traduce en conseguir resolver desde el propósito de alcanzar un ideal o bien común.

Los desafíos que enfrentamos como sociedad nos demandan una imaginación orientada a proponer soluciones no convencionales para los retos ambientales, demográficos y socioeconómicos; a ser capaces de encontrar el equilibrio entre la eficiencia y el costo de oportunidad, de salvaguardar el largo plazo de un desarrollo ético y participativo construyéndolo desde ahora. Necesitamos prepararnos para encontrar las respuestas a problemas de los que hoy solo anticipamos algunas de las consecuencias.

Los que operan bajo esta premisa buscan que su visión confronte el estatus de normalidad, estudian y se activan para demostrar el «cómo sí»; analizan, difunden y convencen con resultados más que con propuestas aisladas. Coordinan talentos, forman en otros un nuevo paradigma en el que los retos sean compartidos y trabajan con una serie de premisas que definen sus acciones, como por ejemplo:

 Se enfocan en responder preguntas y situaciones que son analizadas como una meta a cumplir.

 No esperan a que se les diga qué hacer sino que investigan, concretan y resuelven.

 Deciden con base en información, datos, análisis y discuten con otros para conocer y entender.

 Se atreven a proponer hacia una nueva dirección.

 Toman riesgos —la mayoría calculados— y en sus decisiones involucran activamente a todos los que puedan intervenir para hacer del objetivo algo específico y tangible; además, experimentan y aprenden porque desde ahí crean la innovación.

 Buscan la simplicidad al aplicar el criterio común antes de complicar una decisión.

 Trabajan pequeñas (y múltiples) acciones que, a su vez, se ensamblan con elementos que forman parte de un plan más complejo y de largo plazo.

Recientemente, el término moonshot cobró nuevamente fuerza debido a programas y proyectos impulsados por Google, Singularity University o las compañías espaciales Blue Origin o SpaceX. Estas empresas buscan resolver cuestiones que no solo resulten en oportunidades de negocio, sino que tengan la ambición de mitigar problemas con consecuencias sociales: comunicación, ciudades inteligentes, prevención de riesgos de salud, educación universal accesible, etc.

La exdirectora ejecutiva de Yahoo, Marissa Mayer, predecía que los moonshots debían estar «en cada teléfono inteligente, en cada tableta, todos los días, para cada usuario de Internet» (Scott y Johnson, 2013) y con ello se refería a que los resultados de esas visiones a realizar se concluyeran en la siguiente generación de tecnologías y que fueran accesibles para todos.

La visión moviliza la acción

Los creadores de soluciones de alto impacto aplican este enfoque para concretar una visión de cambio desde la que es posible establecer objetivos como llegar a la luna, unir a la humanidad a través de metas comunes o desarrollar tecnología que sirva de base a nuevos productos. Esta visión desde el futuro y hacia el presente genera consensos. No se trata de planificación de escenarios —donde se considera una gama de posibilidades—, sino de una apuesta ambiciosa que especifica cómo debe verse el resultado y los moonshots que intentarán resolverlo.

Su puesta en marcha tiene tres propósitos fundamentales:

1 Inspirar. Casi todos han escuchado el discurso del presidente John F. Kennedy respecto al viaje a la luna. La visión moviliza a la acción.

2 Ser creíble. Es fácil asumir que un moonshot es solo una idea visionaria, un reto con todas sus complejidades, y para el que no se tiene aún una forma concreta de resolverlo. Kennedy hizo que el vicepresidente Lyndon B. Johnson hiciera una evaluación detallada de las tendencias tecnológicas para garantizar que el objetivo tuviera una posibilidad razonable de éxito.

3 Ser imaginativa. No es una extrapolación de lo que está sucediendo hoy (que para Kennedy simplemente habría sido volar más lejos en el espacio), sino algo que ofrece una ruptura significativa con el pasado.

Retos impensables de lograr en plazos imposibles de conseguir; un idealismo que puede ser conectado con todos en el mundo; ideas aparentemente imposibles que pueden cambiarlo todo; la combinación de un gran problema, una solución radical y la tecnología que podría hacerlo realidad.

Puede parecer más ficción que ciencia porque no sabemos cómo hacerlo, no se tienen los recursos y solo se conoce que el problema existe y debe ser resuelto. Es algo ambicioso, pero no egoísta.

Una nueva generación de innovadores, emprendedores y gente con sentido de comunidad está surgiendo, con voces activas al diseñar y al hacer accesibles productos y servicios apoyados por todo aquello que permite la hiperconectividad y la tecnología. Sin necesidad de ser expertos en un tema, sin una carrera de años, y algunos, sin el cobijo de la inversión, la experiencia o el prestigio.

Muchos de los nuevos actores en el campo de la innovación trabajan por intuición, se hacen de habilidades al revisar tutoriales en YouTube, colaborando con otros de forma remota en plataformas e interactuando directamente con los problemas en distintas partes del mundo. Son emprendedores que van más allá de evaluar posibilidades, retos y oportunidades; son quienes logran que la creatividad emerja para explorar sus posibilidades de aplicación.

Referencias citadas

Scott, D. A. y Johnson, M. (2013, May 14). «What a Good Moonshot Is Really For». Harvard Business Review. https://hbr.org/2013/05/what-a-good-moonshot-is-really-2

Tecnología y nuevos modelos de negocio para la paz

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