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Un breve comentario sobre la dieta

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Nuestra propia insensatez nos ha mantenido atrapados en una dimensión en la que la aparente solidez de lo material no nos permite ver la Luz. En otras palabras, la Luz es bloqueada por la densidad y la oscuridad reinante nos mantiene asustados. Pero todo esto puede cambiar en un instante si considerásemos adoptar algunas de las técnicas sugeridas en el presente texto.

La rigidez de nuestros pensamientos se debe en gran parte a nuestra dieta. Si pudiéramos aunque sea considerar introducir unos cambios básicos en nuestra forma de alimentarnos, podríamos tener acceso a todas las dimensiones que se nos han negado hasta ahora. El miedo a intentar algo nuevo es lo que nos impide dar el gran salto hacia la grandeza, lisa y llanamente.

Cuando hablo sobre dieta, me refiero por supuesto a todo lo que consumimos, ya sea comestible, líquido, sonoro o visual. Participar de rumores mal intencionados es elegir una mala dieta. Los groseros sonidos provenientes de máquinas, de automóviles, de guerras, etc. nos atacan en todo momento y llevan nuestros niveles de estrés a alturas inimaginables. La violencia sin sentido, la que podemos ver en programas de televisión y en muchas películas ofrecidas a la humanidad a diario, nos acostumbra a la idea de que el maltrato a otros seres es algo aceptable, siempre y cuando nos asegurásemos de evitar pagar el precio estipulado por la sociedad para tales crímenes. Pero, aunque pudiéramos escapar de la ley de los hombres, nada nos liberará de la ley del Karma.

La lista podría continuar, pero cualquiera puede encontrar ejemplos claros de las consecuencias que acarrea el darles a nuestros hijos la oportunidad de participar de toda esta agresión. Los ruidos fuertes nos hacen perder el equilibrio y nos impiden pensar. Los resultados de todo esto están a la vista de quien quiera verlos.

Mi conclusión es simple: mientras continuemos maltratándonos de esta forma, las cosas seguirán igual de complicadas y será más difícil encontrar el correcto camino a seguir.

Cada día, leemos o escuchamos comentarios de gente que se queja de su sufrimiento o que expresa su disconformidad o que siente pena por aquellos que son víctimas de la angustia que les causan sus enfermedades totalmente evitables. De así quererlo, podemos lograr que esa realidad desaparezca en un instante. Depende de nosotros. Solo tenemos que abrir nuestras mentes a las alternativas que el Universo nos ofrece, aquellas simples elecciones que sustituirán al dolor y a la injusticia.

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