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Mantente alejado de
problemas y chismes

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Los dramas son para la televisión, no para la vida real. No participes en la película de otra persona en la que ella es la única protagonista.

Todos hemos contado chismes alguna vez. A veces, ni siquiera nos damos cuenta de lo que estamos haciendo. Lo peor es que, de hecho, la mayoría de la gente disfruta contándolos; no cree que esté siendo crítica y chismorrear le parece algo inofensivo. Le encanta la emoción de escuchar habladurías escabrosas sobre alguien y contárselas a otros para ver su reacción. ¡Y esto convierte a los chismes en una manera estupenda de bajar tu vibración!

A pesar de eso, nuestro ego se engancha a contar habladurías: lo hacemos para tratar de sentirnos bien con nosotros mismos; para sentirnos por encima de los demás. Las habladurías suelen ser críticas, y en su mayor parte esa crítica proviene del odio, que es un estado de baja vibración que solo te llevará a atraer experiencias desagradables a tu vida.

Como ya hemos visto, cada pensamiento y palabra tiene una vibración poderosa. Cuando hablamos de otros con negatividad, enviamos energía negativa al universo. Esto hace que se reduzca nuestra propia vibración y atrae a nuestra vida situaciones tóxicas que provocan sensaciones negativas. El ayurveda, el antiguo sistema médico indio, dice que las habladurías afectan a algunos de nuestros centros de energía, conocidos como chakras. Esto nos impide ascender a estados vibratorios más elevados.

Los medios de comunicación sacan partido de este gusto por las habladurías publicando los infortunios de otras personas. Afortunadamente para ellos, siempre hay gente que los cree. Por consiguiente, se ha vuelto socialmente aceptable hablar de otros. Sin embargo, todos tenemos claro que no nos gustaría que hablaran sobre nosotros.

De manera que evita participar en las conversaciones sobre los demás, o trata de dirigir la conversación hacia algo más positivo. Notarás que, en la mayoría de las ocasiones, las personas que pasan el tiempo chismorreando son las que más se quejan y parecen regodearse en las desgracias. Si adoptas sus hábitos, poco a poco tú también perderás la esperanza.

Del mismo modo, el hecho de verse envuelto sin necesidad en problemas puede aumentar tanto el estrés como la ansiedad. Esto provoca un bajón emocional que, como ya sabes, se refleja en tu vida de forma negativa. ¿Por qué vas a renunciar a tu alegría?

He aprendido a evitar a toda costa los problemas, porque no me aportan nada. Una vez me encontré con una persona muy conflictiva que quería discutir conmigo sobre una idea que yo había planteado. Lo curioso es que esa idea era que debíamos alejarnos de las peleas porque destruyen nuestra paz, pero él creía que no teníamos que hacerlo. Cuando le expliqué amablemente que respetaba su opinión y que debíamos dar por zanjado el tema, se enojó. Si hubiera pensado que le interesaba mi perspectiva, me habría gustado exponérsela y escuchar la suya. Sin embargo, solo quería discutir, demostrarme que estaba equivocado y pisotearme.

Tenía los oídos cerrados y la boca abierta: no estaba listo para aprender sino únicamente para imponerse. Nuestras creencias eran diferentes y se puso muy exaltado. Según él, yo estaba divulgando una información falsa y creando más sufrimiento en el mundo con mi punto de vista. A este enojo le siguió un ataque personal que me dirigió, sobre todo porque yo no quería participar en su pelea. Tan solo me quedé callado y observando, hasta que pude distanciarme.

No parecía que a esta persona le importara de verdad el bienestar de los demás, o que quisiera evitar el sufrimiento en el mundo. Su comportamiento agresivo contradecía sus puntos de vista. Simplemente necesitaba justificar por qué tenía razón y que su camino era el único camino aceptable. Mis creencias ponían en peligro su creencia de que siempre debíamos devolver los golpes que recibimos, y sin esa creencia, su identidad se veía amenazada.

Este es el trabajo del ego. Tu ego es tu propia imagen creada por el pensamiento. Es tu máscara social, una máscara que constantemente requiere aprobación porque vive con miedo a perder su sentido de identidad. Cuando te sientes mal porque no le gustas a alguien, es tu ego el que está actuando: validas tu existencia basándote en la aprobación de los demás. Cuando te desaprueban, ya no te sientes bien siendo quien eres.

Nuestro ego siempre quiere sentirse importante y adorado. Busca la gratificación inmediata. Quiere sentirse más poderoso que los demás.

Es la razón por la que compramos cosas que no necesitamos: para impresionar a gente que ni siquiera nos importa. Es la razón por la que nos amargamos por el éxito de otros. Es la razón por la que existe la codicia y por la que nos esforzamos constantemente por superar a los demás. Nos impide actuar con amor y ­comprensión.

Por desgracia, muchos nos identificamos durante toda nuestra vida con una cierta imagen que ha sido creada por nuestro ego, y tenemos que seguir manteniéndola y protegiéndola. Si otros no aprueban esa imagen que hemos creado, nuestra identidad se ve amenazada y el ego tendrá miedo y tratará de protegerla, como en este caso. Mis creencias obligaron a esa persona a cuestionar las suyas y, por lo tanto, a cuestionarse su identidad, lo que supuso una amenaza. Por eso se puso inmediatamente a la defensiva y me atacó.

Esto ocurre con mucha frecuencia en la vida a causa del ego. La gente no dice ni pregunta nada por curiosidad; simplemente quiere probar que los demás están equivocados. Quieren que todo el mundo comparta las mismas creencias que ellos, no necesariamente porque les importen los demás, sino porque temen estar equivocados y no saber quiénes son. Hay mucha gente tremendamente conflictiva en el mundo a la que estas situaciones tóxicas parecen fortalecerla.

Trato de mantener una mente abierta y escuchar las perspectivas de los demás. Sin embargo, también he aprendido a no perder el tiempo con quienes no tienen interés en escuchar mi opinión ni mis motivos para expresarla. Asegúrate de no participar involuntariamente en las batallas internas de otros.

Hablar sobre problemas y compartir información está bien siempre que la intención no surja del deseo de sentirte superior a base de menospreciar a los demás. Esto te proporciona una imagen falsa de ti mismo y, por consiguiente, disminuye tu vibración. Hay mejores maneras de pasar el tiempo que chismorreando o metiéndose en líos. En lugar de eso trata de concentrarte en tu propia vida y en intentar mejorarla. El tiempo es precioso y debes invertirlo sabiamente haciendo algo constructivo que engrandezca tu vida.

Vibrar en positivo, vivir en positivo

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