Читать книгу Redes peligrosas - Vik Arrieta - Страница 9
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—Anita, no digas boludeces, esto no es normal.
—Lu, te digo que la mamá de Vicky me lo dijo súper claro: “Vicky y Clari se fueron juntas a Rosario para un desfile”. Se fueron en una combi con otras chicas, la mamá de Clari y la mamá de Vicky las fueron a despedir. Piru seguro se engripó, cuando vuelva a casa la llamo, no jodas.¿Estás viendo muchas pelis de terror vos? ¿Qué te agarró? ¿La psicosis?
—No, Ani, pero de repente empieza a faltar una por día. Hasta a los profesores les parece raro.
—Bueno, que llamen a sus padres. Yo la llamaría a Piru ahora mismo, pero gracias a que la IDIOTA DE MARÍA MARTA –Anita alzó la voz para que resonara en todo el aula y llegara especialmente a oídos de la acusada, que se encogió en su asiento y miró rápidamente hacia la ventana– ...logró que prohibieran el uso de celulares en el colegio, no puedo. Vas a ver que mañana están todas de vuelta.
Lucila asintió con un gesto cansado. Ojalá mañana todo vuelva a la normalidad, pensó.
—Está todo bien, Lu, todas te queremos. Yo, al menos yo –Anita revoloteó sus pestañas en un gesto histriónico muy característico de ella– ...yo te quiero, aunque seas una pesada. Más pesada que María Marta, con eso te digo todo.
Lucila sonrió. Anita tenía razón. Tenía que estar contenta por sus amigas. No todos los días las chicas lograban que algún sueño se hiciera realidad. Pensó que, en cuanto volviera a casa, iba a agarrar la laptop y postear las buenas noticias en el Facebook.
Esa tarde Lucila tenía dentista y después inglés. Volvió a su casa después de las 8, se bañó, comió y, rendida, se tiró en el sillón a ver tele con su hermana y su papá, mientras repasaba de reojo para el parcial de Matemática. De repente se sentía aliviada, como si el huracán hubiese pasado. Sumergida en sus apuntes, la vida parecía recuperar su orden natural. Cuando recostó la cabeza sobre la almohada, sonreía.