Читать книгу Flush - Virgina Woolf, Pato Segovia - Страница 6

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Un amigo de la familia había ofrecido una fortuna por Flush. Miss Mitford necesitaba el dinero, pero vender a Flush era inconcebible. Flush no tenía nada que ver con el dinero; pertenecía a ese reducido número de cosas que no son comerciables, y de las que solo es posible desprenderse como un símbolo de amistad.


Esa era la duda de Miss Mitford: ¿Debía ceder al impulso egoísta de conservar a Flush o debía regalárselo a su mejor amiga, la brillante y desdichada poeta Elizabeth Barrett? Miss Mitford no terminaba de decidirse, pero cada vez se planteaba el dilema con mayor frecuencia, tanto al mirar a Flush retozando al sol como cuando estaba junto a su amiga en su oscuro cuarto de Londres.

Era un gran sacrificio, pero tenía que hacerlo: Flush era digno de Miss Barrett, Miss Barrett era digna de Flush.

Flush

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