Читать книгу Calle de sentido único - Walter Benjamin - Страница 12
Vivienda de lujo amueblada, de diez habitaciones
ОглавлениеEl estilo mobiliario de la segunda mitad del siglo xix sólo ha sido descrito y analizado satisfactoriamente por cierta clase de novela policíaca en cuyo centro dinámico figura el terror de la vivienda. La disposición de los muebles es a la vez el plano de las trampas mortales, y la sucesión de las estancias dicta a la víctima el trayecto de la huida. Que esta clase de novela policíaca comience precisamente con Poe –es decir, en un momento en que tales residencias ya apenas existían– nada dice en su contra, pues, sin excepción, los grandes escritores practican su juego combinatorio en un mundo que viene después de ellos, tal como las calles parisinas de los poemas de Baudelaire son posteriores a mil novecientos o los personajes de Dostoievski no preceden a éste. El interior burgués de los años sesenta a noventa, con sus gigantescos aparadores profusos en tallas de madera, los rincones sin sol donde está la palmera, el mirador parapetado por la balaustrada y los largos pasillos con la llama cantarina del gas, es una residencia únicamente adecuada al cadáver. «En ese sofá, a la tía sólo pueden asesinarla.» La desangelada opulencia del mobiliario no se vuelve confort de verdad sino ante el cadáver. Mucho más interesante que el Oriente paisajístico de las novelas policíacas es ese exuberante Oriente de sus interiores: la alfombra persa y la otomana, la lámpara colgante y la noble daga del Cáucaso. Tras los pesados y recogidos kilims, el dueño de la casa celebra sus orgías con los títulos de valores, puede sentirse mercader oriental o pachá patrañero en el kanato de la patraña, hasta que una hermosa tarde aquella daga de plateada vaina sobre el diván pone fin a su siesta y a su vida. En este carácter distintivo de la vivienda burguesa, que espera tan estremecida al asesino anónimo como la vieja salaz al amante, penetraron algunos autores que, denominados «escritores policíacos» (quizá también porque en sus obras se configura una parte del pandemónium burgués), no han recibido los honores que les corresponden. Lo que se trata de captar aquí lo exhibieron Conan Doyle, en obras sueltas, y la escritora A. K. Green, en una gran producción, y fue Gaston Leroux quien con El fantasma de la ópera, una de las grandes novelas sobre el siglo xix, llevó el género a la apoteosis.