Читать книгу Calle de sentido único - Walter Benjamin - Страница 7

Cuarto de desayuno

Оглавление

Desaconseja cierta tradición popular relatar los sueños en ayunas por la mañana. En efecto, el que acaba de despertar permanece todavía en la esfera mágica del sueño. La ablución no convoca a la luz más que la superficie del organismo y sus visibles funciones motrices, en tanto que en las capas más profundas, también durante el aseo matinal, la gris penumbra onírica persiste o incluso se consolida en la soledad de la primera hora de vigilia. Quien rehúye el contacto con el día, sea por temor a los humanos, sea para íntimo recogimiento, no quiere comer y desprecia el desayuno. De ese modo evita la quiebra entre el mundo nocturno y el diurno. Delicadeza ésta que sólo se justifica por la combustión del sueño en el concentrado trabajo de la mañana, cuando no en el rezo, ya que de otra manera lleva a confundir los ritmos vitales. En ese estado, referir el sueño es fatal, porque la persona, todavía medio confabulada con el mundo onírico, traiciona a éste con sus palabras y por ello ha de contar con su venganza. Dicho en términos más modernos: se traiciona a sí misma. Ha dejado la protección de la ingenuidad soñadora y ha quedado desamparada al rozar sus propias visiones oníricas, sobre las que no tiene dominio, pues sólo desde la orilla contraria, desde la claridad del día, debe abordar el sueño a partir del recuerdo superior. Ese más allá del sueño no puede alcanzarse sino en una purificación, que es análoga al lavado, pero completamente distinta de él. Pasa por el estómago. El ser, en ayunas, habla del sueño como si hablara dormido.

Calle de sentido único

Подняться наверх